martes, 27 de marzo de 2018

SANGRE DE CRISTO


-¡Qué barbaridad, una verdadera salvajada! Ya hay que ser fanático para llegar a autolesionarse de esa manera. Estos musulmanes no hay quién los saque de la Edad Media. ¡Y lo peor es que también llevan a los niños a ver cómo se mutilan los mayores hasta que empiezan a sangrar! ¡Cuánta irracionalidad!

-¿Musulmanes? Pero si son penitentes cristianos en la Procesión de los Picaos de San Vicente de la Sonsierra en La Rioja.

-¡Ah! Pues entonces qué preciosa manifestación de fervor religioso por parte de un pueblo que ha conservado a lo largo de los siglos una de las tradiciones más originales de las que todavía hoy en día, gracias a Dios, pueden disfrutar nuestros pequeños... ¡Viva Cristo Rey!

KORPUSEKOA



-Esangotzuet gauza bat: ez dot ulerketan Andaluziako Aste Santuko prozesioena.

-Ze ba?

-Dana begitanketan xat teatro hutsa, demaseko komeria, hainbeste kexu, negar eta batezbe "saeta" aspergarrixok. Beti exajerazinotan, andaluzak diran modukoa. Ezin dittut soportau.


-Igoal gurago dittuzue Gaztelakoak, Zamorakoa kasuko.

-Ixilpekoa? Tira, tira, hura ikaragarri tetrikoa da, bilur emutekoa. Gaztelauak diran modukoa, bai horixe.

-Bai, egixa esanda Korpusekoa lez ez dao mundu osoan.

-Ez, eztao, geuria oso bestelakoa da. Euskaldunok... ze hostia, txantxikuak garan modukoa da; ederra besteko neurrizkoa, serio-serioa eta batez be elegantia, oso elegantia.

-Hori da, hori. Eta zueik, "zeingozue" bakaziñotan.

-Ni preparaiten nabil Ehorzketa Santuaren Prozesiorako.

-Zeeeer?

-Entierrokua.

-Ahhhh!

-Ni Jakara fango naiz urtero lez.

-Ba ni Andaluzia aldera noia...

IDAZLEA ETA AMAGINARREBA



Sasi-idazleak Milan Kunderaren 'Izatearen arintasun jasanezina" euskarara itzultzeko asmoa zuen; baina, itzulita bazegoela asmatu eta bere ezkon-senitartekoekin bazkaldutakoan, bertsio berri bat idazteari ekin zion: "Amaginarrebarekin bazkaltzearen astuntasun jasanezina". Behin idatzi eta gero editoreak genero nobela zela esan zion: beldurrezkoa.

CASCAJARES WINE FESTIVAL


El Antón y el Manolo eran los dos únicos viticultores de Cascajares de la Sierra. Elaboraban un vino del año más que aceptable, el cual se consumía en toda la comarca de la Sierra de la Pena. Un día al Antón y al Manolo se les ocurrió organizar una fiesta del vino para poder sacar así el excedente de todos los años. Entonces el concejal de cultura del pueblo tuvo una gran idea: ¿Por qué limitarse a Cascajares y su comarca, por qué no promocionar los vinos del Antón y el Manolo a escala mundial? Así decidió denominar a la fiesta del vino, que se celebraría todos los años por primavera, la Cascajares Wine Festival. El éxito fue rotundo en opinión del Antón y el Manolo, gracias a la idea de poner el nombre en inglés habían conseguido que la noticia de la fiesta del vino de Cascajares de la Sierra saliera en todos los medios de la comarca y hasta en un reportaje a doble página en el periódico de mayor tirada de la provincia. "Es lo que tiene el inglés, que te da a conocer en todo el mundo", observó el Antón. Por su parte, el Manolo empezó a decir desde aquel día a todo el que se le ponía a tiro que él, que nunca había salido de Cascajares más que para hacer gestiones en la capital de la provincia, era un agricultor "cosmopolita". Al concejal de cultura lo destituyeron de su cargo y expulsaron del partido, no ya por gilipollas, sino porque con la excusa de promocionar los vinos de Cascajares se había dado la vuelta al mundo sin reparar en gastos y siempre a cargo del ayuntamiento; parece ser que nunca quiso compartir viaje con ninguno de sus compañeros de la corporación, que antes prefería llevarse a la querida (en Cascajares los hombres siguen teniendo "querida"...). Todavía hoy en día se celebra anualmente la "Kaskajares Guainfestibal".
 

viernes, 23 de marzo de 2018

NOSOTROS LOS BORDES



Suele reprocharme mi compañera cierta bordería en el trato. Yo no lo niego porque sé que puedo serlo, pero también es cierto que ni de lejos todo lo que me gustaría o de lo que podría ser capaz. A decir verdad, considero que ser borde es de obligado cumplimento según con quién y en qué situaciones. Por eso admiraba tanto el sarcasmo con el que mi padre daba rienda suelta a su bordería para con todas aquellas personas que se le acercaban con el único propósito de meter el hocico en sus asuntos, esto es, con ánimo de fiscalizarle la existencia, decirle lo que tenía o no que hacer, enmendarle la plana por lo que fuera no teniendo autoridad alguna sobre él, o, ya en lo que mi juicio es el mayor acto de soberbia que se puede concebir, a darle muestras de afectos sin mediar un vínculo lo suficientemente íntimo con él, vamos, abrazos, besos, palmaditas en la espalda y demás mierdas de esas con las que se prodigan algunas personas en la convicción de que así demuestran lo cariñosas, cercanas o "cálidas" que son obviando que el respeto hacia el otro, máxime si no te une a él un lazo lo suficientemente íntimo, reside en su mayor parte en saber mantener las distancias; casi me caen peor que los veganos. Pues a mí me pasa tres cuartos de lo mismo, sólo que, y aunque algunos de los que me conocen no se lo crean, la mayoría de las veces me aguanto, digamos que mi umbral de la paciencia es premeditamente más alto que el de mi progenitor. Yo diría que hasta me siento un tanto domesticado por un sentido de la urbanidad demasiado generoso, amplio, para mi gusto. Ya con la edad voy cambiando, esto es, observando como cada vez asumo con menos reparos ciertas mañas de mi padre que en el pasado hasta me abochornaban y que ahora me parecen visos de una sabiduría tan ruda como ancestral. Y lo hago porque también tengo cada vez más claro que hay gente que con sólo verla venir de lejos ya te entran ganas de mandarlas a tomar por culo sin necesitad alguna de que medie ni media palabra. Y lo más curioso la mala fama que tienen los bordes, se entiende que entre los que los/nos padecen, o lo que es lo mismo, el innúmero de fisgones y pesados siempre al acecho. Ahora, en mi opinión la siguiente anécdota explica y justifica a la perfección el noble arte de la "bordería".

"Johannes Brams tuvo que acceder en cierta ocasión a recibir la visita de una cantante a la que él consideraba bastante mediocre.

La intención de la joven intérprete era que el genial músico le cediera una de sus composiciones para poder adjuntarla en su repertorio.

-En estos momentos ninguna de las que tengo escritas es apropiada para usted, por lo que deberá esperar un poco.

Ante la insistencia de si tendría que esperar mucho tiempo, Brahms contestó:

-No se lo puedo decir, pero las únicas canciones que le prestaría son mis canciones póstumas. Así tendré la seguridad de no oírselas cantar."

TUMBUCTÚ, CIUDAD LITERARIA

Otro artículo de un servidor para la revista cultural Zubyah de Punica Granatum, S.C, sobre las ciudades literarias, vamos, Tumbuctú y así. https://punica.es/tumbuctu-ciudad-literaria/
  

Para los que nos apasiona la literatura de viajes hay ciudades míticas que son todo un género en sí. Ciudades cuyo solo nombre provoca un aluvión inmediato de referencias y citas literarias, que transporta a latitudes siempre lejanas y exóticas de necesidad. Se trata de ciudades no especialmente significativas en la Historia de la humanidad, ciudades incluso al margen de ésta, recónditas, inaccesibles en muchos casos, a veces incluso simples reclamos para turistas por mor de una leyenda tan agrandada como explotada a conciencia por los profesionales del ramo. De ahí que su fama se deba no tanto a lo que se sabe de ellas, poco y casi siempre en boca de viajeros que exageraban sus méritos y con ello también los propios, como a lo que se presumía sobre ellas, que eran inconmensurablemente ricas, habitadas por seres extraños o maravillosos, siempre más cultos y civilizados que la masa anónima y salvaje que los rodeaba al otro lado de sus murallas, verdaderos islotes de lo excelso en medio de desiertos o al borde de las grandes rutas comerciales.
Uno de esos nombres es Tumbuctú. Su fonética ya ayudaba lo suyo, su localización al borde del desierto del Sahara, entre éste y el Sahel, a medio camino de la famosa ruta de la sal que comunicaba en Magreb con el África negra, apuntalaba la leyenda. De ella se sabía que era un crisol de etnias y culturas, fundada por Tuaregs para ser luego convertida en la capital o niña mimada de los famosos imperios negros de Malí y Shongai, conquistada más tarde por los marroquíes y ya definitivamente por los franceses.
Su fama, en cambio, se debe sobre todo a su carácter de ciudad sagrada del Islám cuyo acceso estaba prohibido a los no musulmanes. Motivo, por otro lado, que suscitaba todo tipo de especulaciones acerca de las supuestas riquezas y maravillas que albergaba. Siendo así, no es de extrañar que los primeros europeos que se aventuraron en ella lo hicieran a escondidas, todavía menos aún que a la vuelta procuraran adornar su hazaña con todo tipo de exageraciones, también entonces sabían venderse. De ese modo, la literatura de viajes relacionada con Tumbuctú y otras ciudades de igual calado es casi el relato de las expediciones de tipos como el escocés Alexander Gordon Laing o los franceses René Caillé o Paul Jubert. Todos ellos llegaron a su destino con grandes sacrificios y resultados desiguales: Caillé, que llegó a Tumbuctú disfrazado de árabe, regresó a su país donde publicó un libro con el relato de su aventura, el cual lo convirtió en una celebridad; en cambio, Jubert fue apresado y vendido como esclavo para acabar sus días en el norte de África.
Así y todo, el eco que alcanzaron en su época estos expedicionarios no fue sino el enésimo ejemplo del eurocentrismo con el que se escribe la Historia. El hecho es que se les considera los pioneros en llegar a la ciudad santa, pero es mentira, antes que ellos ya habían llegado otros europeos, solo que éstos también eran musulmanes. Me refiero tanto al primero de ellos, el primer europeo conocido en llegar a Tumbuctú, el granadino León el Africano, esto es, Hasan bin Muhammed al-Wazzan al-Fasi, cuya azarosa vida dio a conocer el célebre escritor libanés en lengua francesa, Amin Maalouf, como a ese otro morisco español que, al mando de una expedición integrada en su mayoría por otros moriscos de origen español, conquistó la ciudad para el rey de Marruecos: Yuder Pacha.
De Yuder Pacha dice la leyenda, a saber hasta cuánto de apócrifa, que su nombre derivaba de la costumbre de éste de intercalar la expresión castellana ¡joder! cuando hablaba árabe. Su vida es una verdadera de aventura al igual que la de León el Africano, una vida de huidas, éxitos y fracasos; pero, lo verdaderamente maravilloso de la historia de Yuder Pacha es la herencia que él y los suyos dejaron en Tumbuctú, ya que la mayoría de los integrantes de la expedición morisca permanecieron en la ciudad y se fundieron con la población local, dando lugar a una etnia aparte dentro de las ya numerosas que habitaban la ciudad, la cual recibió el nombre de los Arma, ni más ni menos que por las armas de fuego que portaban la mayoría de ellos y que fueron la causa de la derrota de los anteriores dueños de Tumbuctú. Lo curioso es que su rastro haya llegado a nuestros días, tal y como leí en su momento al reportero y escritor Chema Rodriguez en la crónica de su viaje a la ciudad santa, A Orillas del Niger, y en el cual, además de recordarnos la historia de Yuder Pachá, también nos habla de su entrevista con el actual líder de los arma, Kalil Turé y de cómo éste le contó que hubo un tiempo en que a la ciudad la llamaron la Granada del Niger por la impronta andalusí que los arma le habían dado a la ciudad; parece ser que al líder de los arma le gustaba cantar canciones de Julio Iglesias en francés. También le contó que la situación actual de Tumbuctú no podía ser más dramática, que a consecuencia de las sequías los tuareg habían abandonado el desierto para concentrarse a las afueras de la ciudad, los pastores nómadas del Sahel se metían en las casas de las tierras de los agricultores y los conflictos se multiplicaban por todas partes. Por si fuera poco, el gran río había dejado de llegar a la ciudad y por el ello el avance del desierto era imparable, con lo cual temía que éste acabaría comiéndose la ciudad con todo su patrimonio arquitectónico.
Pues bien, a saber cuánto queda hoy en día del mito tras haber sido liberada apenas hace unos pocos años de las garras de los talibanes de la zona, una facción tuareg seguidora del islamismo radical de inspiración talibán a la que le dio por destruir parte de ese patrimonio histórico-artístico que hacía única a Tumbuctú, y más en concreto la tumba de la famosa dinastía de emperadores negros Askia, los mausoleos de los santones islámicos tan comunes en el Islam norteafricano y la famosa puerta de la mezquita de Sidi Yeyia, todo patrimonio de la humanidad declarado por la Unesco.
En cualquier caso, el enésimo ejemplo de la sinrazón de los fanáticos de turno, como ya ocurrió en su momento en Afganistán con los budas gigantes de Bamiyan, como era la regla general en la España de la Reconquista y de la cual la mezquita de Córdoba, la Alhambra y otros monumentos musulmanes apenas es la excepción que escapó al furor destructivo de los “reconquistadores” cristianos, sólo que en este caso se trata de musulmanes destruyendo monumentos de otros musulmanes. ¿Por qué? Porque, al contrario de lo que viene a ser el prejuicio generalizado, el lugar común a fuerza de coger la parte por el todo, la tendencia al simplismo resultante de la ignorancia autosatisfecha, no es tanto la propia religión la que induce a la intransigencia como la interpretación que hacen algunos de ésta. Por eso, y no es cuestión de extenderse en la historia interna de la cristiandad con la cruzada contra los cátaros, al Inquisición martillo de herejes y demás hitos de la intolerancia, merece la pena recordar que las principales víctimas del fanatismo islamista, las principales sobre todo por número y por la saña con la que se emplean los integristas contra ellos, son precisamente otros musulmanes, aquellos que no hacen una interpretación rigorista de las escrituras, que no se toman todo al pie de la letra, que se saben adaptar a los tiempos, que supeditan su fe a la razón, que por lo menos intentan adecuar ésta a los tiempos modernos, a los valores universales. Haberlos haylos, claro que sí, y no de ahora, como que toda la propia tradición islámica de Tumbuctú es un ejemplo de ese Islam de apertura, amante de las artes, de la literatura, las ciencias o de la medicina, la ciudad de las cien bibliotecas, de otras tantas escuelas y mezquitas, de la convivencia entre etnias y ramas diferentes de la misma fe. Puede que solo sea el mito sobre una realidad no tan ideal como nos la pintan ahora, claro que sí, pero estos mitos no surgen de la nada, al menos no en ciudades que en el pasado se caracterizaron por todo lo contrario de lo que hablamos. Dicho de otro modo, Atenas representa la Grecia clásica en todo su esplendor, Esparta todo lo contrario. De hecho, de Esparta ya solo se acuerdan los neonazis y por el estilo como modelo de su sociedad perfecta, supongo que no muy distinta de esa otra de los talibanes y demás cabezas huecas.

(c) Txema Arinas

ERREMENTARIKO EUSKARA ARROTZ ETA EZINEZKOA



Oharra: euskal “filologiakeriek” aspertzen bazaituztete hobe duzue honako hau ez irakurtzea.
Errementari filmeko ustezko Arabako euskarari buruz galduta zera erantzun zuen Paul Urkijo zuzendariak pelikulan erabiltzen diren adizkien kontura:
"Nire zalantzak agertu nizkion, batez ere aditzari zegozkionak (Gamizen aditzak urriak ziren, ni logikaz hasi nintzen hutsuneak betetzen, Olaztiko aditzekin osatzen, asmatzen… txapuza samar)."
Bai, txapuza ikaragarria eta batez ere ulergaitza.

1.-Olaztiko aditzak erabili Arabako euskararen traza filmekoari ematearren -edo Koldo Zuazok honen kontura azaldu bezala gertuko Urdiaingoak? Nongo euskara da Burundakoa? Luis Luziano Bonaparte printzearen uste okerretan Gipuzkeraren aldaera bitxi bat. Zuazoren euskalkien banaketa berriaren arabera nahaste-borraste bat. Baina Araban egiten zenak ba al du zerikusirik Burundakoarekin, Ez, Araba osokoa mendebaldeko euskara da, baita Burunda ondoko Arabaren ekialdeko herrietan egiten zena, Araian sortua zen Julian Garcia de Albeniz abadearen izkribuan ondo asko antzematen denez, non adizki gehienak mendebaldekoak diren: "dot, deuztala. , dauzen, deutzat" (naiz eta textuan orokorrak edo ekialdekoak behintzat diren beste adizki batzuk ere agertu: "dut","zera", "diozu", "dichdala"...) Are zehatzagorik, Araiakoaren euskara horrek Oñatikoaren traza du, eta gaur egungoko Oñatikoarena baino gehiago 1805 urtean Manuel Umerezek erabilitakoarena: "apelaiten dot, etregaitera noa, acabaiten nau, zeben, barcaquetaco, zazun... Araia Arabako ekialdearen ertzean dago, hau da, Burundaren ondo-ondoan. Baina Araia hiriburu deneko Asparren udalerri osoan toponimia gehienak ondo asko erakusten du bertan ez oso aspaldi egiten zen euskara mendebaldekoa zela: Urisoro, Etxabarri, Mentoste, Askartza, Solabarri eta abar eta abar. Burundako euskal toponimia osoa ekialdeko da ordea bertako euskarak mendebaldekoaren eragin handia izanagatik. Bestalde, badago ezaugarri oso berezi bat Arabako ekialdearen ertz horretan, esan genezake hizkera hain mendebaldekoa ez zela, hau da, mendebaldeko euskararen bustidura eza, edo bestela esanda, zonalde honetan "naz, atx, aretx, elexa eta abar" topatu beharrean orokorrak edo gutxienez ekialdekoak diren "naiz, (h)aitz, (h)aritz, eliza eta abar ditugu, Lazarragaren euskaran ez bezala, baina bai ordea atzo eta gaurko Oñatikoan. Zergatik orduan Burundako euskarara jo aspaldiko Arabako ekialdean antzina egiten zen euskararen adizkiak asmatzeko eta ez Araban egiten zenarekin lotura zuzen eta ukaezinak, aspaldiko hainbat testutan zein gaur egun arabarren euskal jatorrizko hitz askotan ere, zituen/dituen Oñatiko euskarara jo beharrean.

Bestalde, pelikula Arabako Mendialdean kokatuta dago, baina bertan oso zonalde "txipi" batean baizik ez da suertatzen Lautadan bertan, hots, Aguraindik Nafarroako mugaraino hedatzen den "bustidura eza": Arana haranean. Gainerako mendialdean, eta Arabako ipar eta erdialdean bezala, hitzen bustidura nagusi da, baita pelikulan azaltzen den Korres herriko (Santa Cruz de Campezo antzinatik erromantzaturik omen dago, beraz, ia ez dago euskal toponimiarik) toponimian ere: “Atxarte”, “Elexoste”, “Aranbaltza”, “Ullibarri” eta abar.

Halaber, Urkijo zuzendariak mendialdeko Sabando herriskan/ergoienean jaiotako Bautista de Gamiz Ruiz de Oteo abadearen poemetan ere oinarritu direla dio. Gamiz Iruñean bizi zen aspalditik, bere olerkietan ondotxo antzematen dezakegu Iruñerriko euskararen kutsua hainbat hitzetan: “nauzute”, “naizla“, “carricatic”, “guciac”, “fite”, “”vecala” (bezala), “chiquiain”. Halere, testuan nagusi dira bere sorterriko mendebaldeko euskararen aztarnak adizkietan zein hitzetan: “ifini”, “nauco”, “uleac”, “duztazu”, “dust”, “bategas”, “espadagos”, “alcarregas” eta abar. Eta egon badaude ere Arabako beste antzinako hainbat testuetan baino azaldu ez diren beste bitxikeria batzuk “zaode”, “daode”, Laduncchiok XVI mendean Gasteizen bildutako hiztegian bezala, edota “du”, “duzu”, “due” adizkiak, Landucchion hiztegian, Arabako Zigoitian bailaran, Errioxako San Millaneko glosetan eta Garcia de Albenizen idatzian zein Lazarragarenean behin edo birritan azaldu bezala, mendebaldeko euskararen eremuko lekukoak izanda ere. Edozelan ere, Arabako lekuko idatzi guztietan inon agertzen ez direnak –eta beti aintzat hartuta Martin Portalen olerkiaren euskara Nafarroako Amezkoa inguruetakoa omen dela, eta ez Arabako Peñacerrada-Urizaharra aldekoa, Endrike Knorrek aspaldi proposatu bezala- Burunda aldeko adizki benetan bitxiak dira, esaterako: “derot”, “dea”, “duka”, “zoon”, “dezubei” eta abar.”

Gauzak horrela, galdera bertsua edo berbera: Zer dela eta mendebaldeko euskarari muzin egin diote? Edo are zehatzagorik esanda: Zergatik Lazarragaren euskera, hau da, Arabako erdialdeko eta euskara, eta seguru asko gaur egun Debagoienean egiten denaren sorburua, bazter utzi duten ia hutsetik euskalki guztiz arrotz eta ezinezko bat asmatze aldera? Ulertuko nukeen antzerako pelikula bat Erronkariko “üskaz” edo Arabako Zigoitiko “eskueraz” errodatzea nolabait ukitu exotikoa emate aldera; baina ia ezerezetatik eta gainera okerreko abiaburuez, ez du ez buru, ez buztanik. Hortaz, txapuza galanta, bai. Edonola ere, funtsezko, ganorazko galderak honakoak dira; hau guztiau premiazkoa al zen? Zergatik ez al dute Arabako gaur egungo egiazko euskaraz egin, hau da, ikastoletako batueraz zein benetako hiri hizkeraz? Zergatik ahozko batuera landu edo duindu beharrean, aspaldi Goenkale telesaioan egiten saiatu ziren bezala, hau da, nazio edo gutxienez kultura hizkera bat sendotze aldera, kontrako bideari ekiten diote hainbat eta hainbat euskal sortzailek edozein euskalki berez eta guztiz jatorragoa, autentikoagoa, delakoan, hutsetik asmatuta baldin bada ere?

martes, 20 de marzo de 2018

Regreso al origen. Reseña de “La Edad de Hierro”, de J. M. Coetzee

Una reseña para la revista cultural ZUBYAH sobre Coetzee y su La Edad de Hierro, sobre la relectura, la escritura antes y después del éxito, de cambiar de aires y temas, de literatura y militancia, esas cosas: https://punica.es/regreso-al-origen-resena-de-la-edad-de-hierro-de-j-m-coetzee/?utm_source=sharefb


He acabado de leer La edad de Hierro (Age of Iron) de J. M. Coetzee. Cosa rara porque soy un ferviente seguidor de su obra desde que ganó el Nobel, y desde entonces he procurado leer todo lo que había publicado antes  y después de la concesión del premio hasta nuestros días. Más raro todavía si tenemos en cuenta que La Edad de Hierro es una de sus novelas más celebrada. Se trata en concreto de una de esas novelas de su primera etapa de escritor, aquella en la que su Sudáfrica natal es el escenario de la mayoría de sus historias y la particular y muy conflictiva situación política del país, inmerso en la lucha contra el Apartheid, el principal factor que condiciona la vida de sus ciudadanos de alguna u otra manera, y ello por muy al margen que pretendan mantenerse del conflicto en su día a día. La edad de hierro, publicada originalmente en 1990, cuenta la historia de la señora Curren, una profesora universitaria de Ciudad del Cabo de origen afrikáner, la cual, arrostrando un terrible cáncer de huesos en fase terminal, escribe una larga carta a la hija que dejó su convulso país para encontrar la paz en Estados Unidos. La señora Curren es una afrikáner que ha renegado siempre del apartheid sin comprometerse en nada. Los últimos acontecimientos -el incendio de un barrio negro, el asesinato del hijo de su sirvienta, el de un adolescente negro que encuentra refugio en su casa y es detenido por la policía- la sumen en un desconcierto con su vida pendiente de un hilo. Es entonces cuando la vieja profesora conoce a un vagabundo negro y alcoholizado que se refugia en su cobertizo. Poco a poco ese negro extraño y sospechoso se convertirá en una compañía imprescindible para la señora Curren.
Como en tantas otras de las novelas de la primera etapa, o la etapa sudafricana, de Coetzee, La Edad de Hierro tiene un más que evidente trasfondo alegórico, esto es, con el cáncer terminal de la protagonista como una parábola de ese otro que llevaba padeciendo desde hace mucho tiempo la sociedad sudafricana durante la época del Apartheid. La Edad de Hierro  nos ofrece todos los ingredientes al uso de las primeras novelas del autor, esto es, una interpretación mítica de la realidad, la crítica sin fisuras a la segregación racista, una rígida mirada moral sobre las violentas consecuencias que tiene esta sobre el comportamiento de las gentes, y, sobre todo, un relato más del interior de los personajes que de sus actos. Se trata, pues, de una de esas primeras novelas de Coetzee en las que el mundo literario de éste parece tener como principal fuente de inspiración la crítica al estado de cosas de un país sumido en una guerra civil latente desde hace décadas por culpa del pecado original que el Apartheid supuso para la sociedad sudafricana. Todas las primeras novelas de Coetzee tratan de analizar desde diferentes perspectivas las perversas consecuencias que el apartheid origina en el día a día de los habitantes de Sudáfrica, hasta qué punto este afecta a la convivencia diaria incluso entre aquellos que, conscientemente o no, procuran mantenerse al margen de los funestos acontecimientos que suceden a su alrededor. Es por eso que las novelas de esta primera etapa de Coetzee parecen carecer del aliento decididamente combativo que tienen las de otros escritores sudafricanos blancos (en el caso de escritores negros como Njabulo Ndebele o Zeka Mda el compromiso contra el sistema que precisamente los silenciaba casi se supone por defecto) como la también premio Nobel de Literatura Nadine Gordimer o André Brink. Las novelas sudafricanas de Coetzee no son tanto de relatar los males del Apartheid como de intentar indagar esas consecuencias morales a las que me refería antes. En general, Coetzee nos habla más de los debates morales e íntimos de los personajes, en especial en el caso de los blancos, pues el autor no obvia que su mirada es las de un afrikáner al margen de su comunidad de origen, pero un afrikáner a pesar de todo, de sus dudas y miedos ante acontecimientos que ven a su alrededor, que de las injusticias del Apartheid.
Ese es el Coetzee en su primera etapa, nada o poco que ver con ese otro tras recibir el Nobel y, sobre todo, después de trasladarse a vivir a Australia y que, coincidiendo con el fin del Apartheid, comienza con El Maestro de San Petersburgo (1994), donde se ve una clara intención de alejarse de lo que ha sido hasta el momento su territorio narrativo. Ese alejamiento de Sudáfrica continuará en el resto de sus posteriores novelas escritas hasta la fecha. La única excepción será Desgracia (1999), la historia del profesor universitario acusado de abusos sexuales transcurrirá con la Sudáfrica del postapartheid de fondo y donde la violencia y la inseguridad reinan por doquier. Ya entonces se ve a las claras que los dilemas que interesan a Coetzee ya no tienen que ver tanto con el presente o futuro del país y sus gentes, si bien el relato que hace el autor de las inquietudes del sudafricano blanco ante el futuro que les espera en la nueva Sudáfrica controlada por la mayoría negra es bastante elocuente en su crudeza y cierto pesimismo, como con la delgada línea que define lo que es moral o no, y más en concreto su ética animalista y su amor hacia los animales en contraposición con el rechazo que le ocasionan los actos o maneras de ser de muchos humanos.
Con todo, será a partir de Elizabeth Costello (2003) cuando el animalismo de Coetzee se convierta en una de los temas recurrentes de su literatura junto a esa preocupación acerca de los límites de la moral. Aun más, en las siguientes novelas de Coetzee, Hombre Lento (2005), Diario de un mal año (2007), La Infancia de Jesús (2913) Los días de Jesús en la escuela (2016), habrá mucha introspección moral y ética, mucha metaliteratura o discurso sobre el oficio del escritor, y, cómo no, también ese simbolismo de sus primeras obras, el cual ahora reaparece en la serie dedicada al personaje del enigmático y por lo general ausente Jesús, apenas una excusa para recrear una sociedad utópica, la cual vendría a ser, cómo no, la que su autor nos propone como un modelo a seguir.
En cualquier caso, el territorio literario actual de Coetzee ya es muy diferente al de su primera etapa, mucho más personal y yo me atrevería a decir, y ello a sabiendas de la enormidad que supone, que hasta más militante a favor de la causa animalista de lo que lo fue contra el apartheid en su momento. A decir vedad, y sobre todo a tenor de sus últimas novelas, podríamos decir que Coetzee se nos ha convertido en un escritor esencialmente moralista y con una preocupación acaso excesiva por lo metaliterario; un escritor de obsesiones. Muchos críticos señalan que este alejarse de los grandes temas de la literatura para centrarse en el ombligo de uno mismo es lugar común entre los escritores de cierta edad que creen haberlo dado ya todo en el terreno narrativo y que, aun así, siguen empeñados en el oficio de escribir porque su fama les permite seguir vendiendo libros en los que ahora centras esas obsesiones a las que me refería antes. Dicho de otra manera, a cierta edad el escritor de renombre se aprovecha de este para vendernos su discurso sin preocuparse en exceso del envoltorio. Por eso resulta muy curioso emprender la lectura de una de sus obras principales de su primera etapa, o etapa sudafricana, donde el lector, por muy interesantes o cercanos que sean los temas que Coetzee aborda en sus últimas novelas, se reencuentra con el escritor en su momento más fértil, siquiera en aquel en el que lo que le rodeaba le obligaba a un compromiso, cuanto poco literario, más sincero y eficaz con el lector. Me refiero, claro está, a ese pujo por crear la obra redonda que haga llegar el mensaje de la novela dentro del envoltorio estético más atractivo posible.
Eso es precisamente lo que servidor cree haber recuperado con la lectura de La Edad de Hierro, el Coetzee que todavía creaba mundos de carne y hueso, mundos reconocibles por muy duros o desquiciados que fueran, y sobre todo por muy alegóricos que fueran, o acaso por eso mismo. Historias de verdad y no simples fábulas morales o ambientes en los que sólo importa lo esencial, el mensaje, y no tanto los detalles de la construcción de tal o cual personaje o escenario, fábulas cada vez más despojadas de lo literario. Dicho de otra manera, siquiera de un modo definitivamente crudo, La Edad de Hierro ha conseguido reconciliarme con el Coetzee literato, novelista, aquel cuyas primeras novelas releo de vez en cuando y sé que seguiré haciéndolo en un futuro, aquellas en las que encuentro todo lo que satisface mi deseo de literatura, siquiera en su forma más clásica, puede que hasta previsible. Porque lo otro, para qué andarme con media tintas, y siempre con las debidas excepciones como en el caso de sus dos últimas entregas autobiográficas donde vuelve a destacar la narración sobre el mensaje y sobre todo la ambición de darle varias vueltas a esta, cada vez se me antojan más simples y puros panfletos en los que el autor predica sus diferentes inquietudes morales o éticas. Eso sí, panfletos de lujo porque Coetzee sigue siendo uno de los mejores escritores vivos y eso se nota hasta en lo más soporíficamente panfletario de sus textos.

(c) Txema Arinas

viernes, 16 de marzo de 2018

HITZONTZIAK - XABIER MONTOIA


Eta zer esango dut Montoiaren azkenari buruz. Zergatik irakurtzen dut Montoiaren hitzontzikeria zinez nekagarria? Hitzontziak liburuari buruz zera nabarmendu behar, batik bat ohore egiten diola bere izenburuari: Haren aurreko hainbat liburutan bezala, "Denboraren Izerdia" eta "Azken afaria" besteak beste, inor ez da Xabier Montoia bezain "garbia", "konsekuentea", "azkarra", batez ere behiala iraultzaren alde zeudenak eta denbora joan ahala burgesatu eta euren aspaldiko ideiei eutsi ez zieten koldarrak eta traidoreak. Montoiak oso gustuko du aspaldiko polimiliak eta "gorrak" larrutzea, berak bere aurreiritzi ideologikoen arabera eraikitako talaia moral batetik seinalatzea, gauza guztiz zaharra eta benetan aspergarria, oso gertutik bizi izandako edo pairatutakoa, herriko edo auzoko "iraultzaile" zintzoen begietara denak traidoreak, urtetan "herriaren abangoardia iraultzaileak" haiek ez bezala pentsatzen zutenei, edo haiek bezain konprometituak ez zirenei etengabe leporatutakoa mesprezu eta irainez gainezka. 




Holaxe ekiten dio Montoiak bere pertsonaien deskripenari, aurreiritziz beteta, epaile gisa komisario gorri bai balitz. Montoia ez da gauza inolako enpatiarik erakusteko berak bezala pentsatzen ez duten edo bizi ez diren pertsonaiak taularatzekoan. Montoia da ortodoxoetan ortodoxoena. Noizbait izan bazen, ustez edo, euskal literaturaren idazle berria, gure gezurrezko Salinger gasteiztarra, niri begitantzen zait euskal literaturaren joera itxurazalearen eredu garbia, euskal ortodoxia sasi-abertzale-iraultzaile bati atxikia idazten duena, asko eta askok bizian, gizartean, egunerokoan, bizi edo nozitu behar izan dugun diskurtso faltsu eta errotik atzerakoi baten bozeramaile. 





Orduan, zergatik leitzen duzu Montoia? Auskalo, herabetan Atxaga, Saizarbitoria, Lertxundi eta gainerako ikur sakratu agurgarri euskoñazoen aldean benetan iraultzailea begitandu zitzaidalako Emakume biboteduna eta Euskal Hiria bezalako ipuin liburuei esker, eta batez ere ni bezalako euskaldun hiritar/kaletar gazte bati benetan gertukoak edo gustokoak zitzaizkion gauzei buruz idazten zituelako? Akaso bere Gasteizko Hondartzak gure hiriari buruz inoiz idatzitako libururik onena delakoan diraudalako? Ez dakit ba, baina urteak joan ahala Montoiaren egoskorkeria ideologiko-literarioak gero eta gehiago aspertzen/atsekatzen nau. Izan ere, haren ipuin edo nobeletan larrutzea hain gustuko dituen euskotar eta batik bat gasteiztar atzerakoi edo tradiziozale porrokatu horietako bat begitanduko balitzait bezala. Tira ba, nork bere ortodoxia. Eta ez, ez zait batere harrigarria Xabier Montoiak euskal irakurleen artean duen arrakasta, zer nolako predikamentua bere berritsukeriak. Sintoma bat da duda zipitzik gabe.

LA TORNA




Llego corriendo a la piscina a recoger al canijo. Sale a las siete y yo llego tres o cuatro minutos tarde. El enano me espera donde siempre, a los pies de la escalera que lleva a la piscina, en bañador, la toalla al hombro, gorro con las gafas de nadar encima, los brazos cruzados y el ceño fruncido:

-Llegas tarde.



-¡Ni cinco minutos!



-No me hables, me has hecho esperar.




Yo casi le pido perdón. No es la primera vez que me abronca delante de todo el mundo y por cualquier pijada; el día que me olvide de ir a recogerlo al cole porque se me ha ido el santo al cielo escribiendo en feisbuk chorradas como ésta no sé qué va a pasar... Pero entonces pienso que si yo hubiera abochornado a mi padre en público por una nadería del estilo, de la hostia que me habría dado hubiera vuelto a la piscina volando y encima habría hecho un par de largos más del susto.

SERIOAK



Kontuz serioekin, kontuz esaten edo egiten duzun orori muzin egiten diotenekin, kontuz portaera edo inteligentzia ziurtageriak barra-barra banatzen dituztenekin, kontuz inoiz barre egiten ez dutenekin denbora alperrik galtzea delakoan, kontuz euren musuetan irri zuriak marrazten dituztenak okerrenak baitira, faltsu-faltsuak, ez dute esaten, ez, baina etengabe edozein huskeriagatik epaitzen zaituzte. Kontuz bizitza atseginagoa egiten ez dizuten guztiokin, izorratu baino ez dizute eta.

lunes, 12 de marzo de 2018

DEL TRATO CON EL PRÓJIMO



Creo que a partir de cierta edad, cuando alguien te pregunta qué tal te va la vida, sobre todo si el que lo hace es un conocido al que hace tiempo no ves y del que tú también sabes poco o nada, se impone dar cuanto menos información mucho mejor. Si dices que bien, puede parecer que te ufanas en exceso pecando de falta de pudor ante alguien al que le podrían estar yendo mal las cosas. Si respondes que mal, entonces también puedes pecar de agonías, plasta, alguien que aprovecha la minina para contarle sus penas al prójimo. Pero, sobre todo, lo que no hay que hacer nunca es satisfacer la curiosidad de otros, y en especial los antes citados, porque ésta es siempre malsana, ya sea para juzgarte o para hurgar impunemente en tu intimidad con a saber qué oscuro motivo. Para eso tenemos en castellano la expresión "bien, tirando" o "no me puedo quejar", supongo que también otras que ahora no recuerdo. En euskera, sin embargo, utilizamos para el caso " hainbestean" o "ondo esan beharko" , esta última, literalmente "habrá que decir que bien" siempre me ha parecido muy definitoria de cierta manera, entre el sarcasmo y la bordería", del modo de tratarnos, esto es, como diciendo "¿A ti qué cojones te importa de verdad cómo me va la vida, con saber que bien ya vas más que listo, no me vas a sacar más..." Y esa castellana de "no me puedo quejar" también tiene su miga, también. Pero tiene tanta que mejor dejarlo ya aquí, porque no me quiero tirar toda la noche escribiendo sentado sobre el inodoro, ya dice mi señora que paso mucho tiempo encerrado con el móvil en el baño, que no sabe cómo no me han salido todavía almorranas.

ZORIONTASUN PRINTZAK


Gure amaren ajeen berri izatea bertatik bertara, goiz eguerdian eta aspaldiko partez, bi semeak amonarenean lagata, zure bikotearekin hiri erdialdean zehar pote zein pintxotan ibiltzea zenbait aspadiko lagunekin topo egin bitartean, aratsaldean potrojorran gauera arte adiskide batzuekin afalorduaren zain, afalaurreko poteoa, beste behin ere estimatzen dituzun zenbaitzuekin hitz aspertuetan, afari goxo eta atsegina, ohiko eta ezinbesteko txantxak eta barre karkailak, biharamunean biziro, gupidagabeki, izorratzen zaituzten kubatak; goizeko ajea zure amaren egunerokoekin lehian, zure bi ilobatxo umeekin jolasean, Oviedora bueltan bihotzerrea eragingo dizun arkume errea prestatzea, familia bazkaria eta zure anaia eta kuinatak zure urtebetzea astebete lehenago ospatzeko asmoz erositako esnegain eta kremaz egindako tarta goxoaz ia oka egitea, kotxera sartu Oviedo alderantz ziztu bizian irteteko... hau ez baldin bada zoriontsu egiten zaituena oso antzerakoa omen da. Edonola ere, bizitza goxatzeko propio asmaturiko plazer xumeen erreskada paregabekoa. Eta gainerako guztia hutsaren hurrengoa, edo hori da behintzat sinestea gustatuko litzaizukeena.

DOAZELA PIKUTARA!


Gasteiza bueltatzen ari naizen azkenekoetan txikitako ikaskide zahar dexentearekin tril egin dut ustebakean. Gogoratzen ditut hainbat urtetan koxkortu naizen gehienak, bai, eta asko ere estimatzen ditut, banan-banan behintzat. Halere, erruz gorrotatzen dut nire ikastetxe zaharra. Argi eta garbi diot. Ez ninduten kaleratu, ni kaleratzeko alaleginetan jardun nintzen gogotik. Azken urtean batez ere buru belarri. Abade eskola zen/da, bertan erlijioa ardatz zen. Nire etxean ez ziren fededunak, ez eta nire gurasoen bi familietan ere. Halere bertara eroan ninduten umetan, Gasteizko klase behe-ertaineko hainbat kume bezala eta beti lehian goikoarekin edozein huskeria zela medio, betiere klaseen arteko aldeak, mugak, oso nabarmenduta, etengabeko norgehiagoka nagusiek akuilaturik, bertan orduko publikoan baino hezkuntza jasoago bat emango zigutelakoan. Ez nuen sekula ikastetxeko filosofiarekin bat egin. Alderantziz, nire nortasuna bertan jasotako hezkuntzaren kontra eraiki dudala uste dut hein handi batean. Esan bezala, nire familia giro/inguruak ez zuen zerikusirik ikastetxe hartan irakatsi nahi.zizkiguten ikus/pentsamolde txit atzerakoi eta batik bat klasistekin. Izan ere, gure etxekoek ikastetxeko hainbat ohitura eta batez ere erlijiorarekiko ekimenari muzin egiten zieten; baina bai, gogoko zuten hure hirian behintzat ikastetxe hark zuen oneriritzi edo estimu handia, edo bestela esanda, eskaintzen zituen ustezko balizko aukera onak edo abaintalak. Nik ordea ezin nituen pairatu bertako itxurakeria eta entengabe aldarrikatzen zituzten balore sano gogait/okaztagarriak.
Gauzak hotrela, pozik eta harro nago bertatik kanporatu izanaz. Eta gogoratu ere egiten dut nire buruari zin egin niola oso mutiletan betiko gorrotatuko nuela hainbat urtetan espetxe bat begitandu zitzaidan ikadtetxe horrekin zerikusirik izango zuen oro. Izan ere, zerbaitetan banderizoa baldin banaiz hori da orduko ikaskideak erdibitzerakoan, alde batetik bertan geratu eta gaur egun ere ikastetxea estimatu egiten dutenak, bestaldetik ni bezala ihes egin eta ezta burutik egonda ere beren seme-alabak bertara bidaliko ez zituztenak. Horrenbestez, ikaskide ohien topaketa batera gonbidatzen nautenetan betozkoa jarri, akaso irri maltzur bat ere bai, eta nik Maroto, Oiarzabal, Urtaran eta enparatuko jendilajearekin zer dudan nik elkarbide galdetu ohi dut, besteak beste nigan dagoen sektarioak mundua oso aspaldi banatu egin zuelako bi talde oso zehatz eta elkar konponezinetan.

LA NEGRA PROVINCIA DE LOS COJONES



Del regreso reiterado a la negra provincia de cada cual para volver a otra que más de lo mismo, sólo se saca la convicción de que la única manera sana y hasta digna de estar en el mundo es hacerlo como si estuvieras siempre de paso en cualquier lado. Todo lo demás nostalgia y mugre autocomplaciente a raudales. El único lugar en el mundo que merece habitarse es el intramuros que levantamos alrededor de nosotros mismos. Extramuros solo hay molestias y malentendidos del trato con el prójimo, eso y banderizos agitando banderas contra otros banderizos. Vamos, gente reprochando al resto que sean diferentes de ellos, reprochando cuentos del pasado, que si ya no eres esto o lo otro, que si has hecho o dejado de hacer. Eso y la murria que te entra a cada paso sobre los escenarios de tu pasado, que siempre las cosas pudieron haber sido mejores, siempre un recuerdo ingrato, una mirada otro tanto, la constancia de que muchas de ellas te las has ganado con ganas, que la gente no olvida, no perdona los desplantes o se los guarda para siempre, así que cada cual a su trinchera, de donde la mayoría no ha salido. Y tener siempre presente que la ciudad en la que has nacido y crecido nunca será una de paso por mucho que dilates el tiempo en volver ella, siempre transitarás por ello entre las trincheras que tú y otros escavasteis en su momento, puede que ahora no caiga fuego de artillería, que hasta se pueda asomar la cabeza a ver quién anda por la de enfrente, pasarse un rato incluso a saludar, quién sabe si a echar un partido de fútbol como en aquella película de la Primera Guerra; pero, no te engañes, la sigue en uniforme de campaña, lo estará toda la vida.

MEAR EN EL CAMPO NOS HARÁ LIBRES




Una de las cosas que más me gustan de estar en casa de mis padres a las afueras de Vitoria, es poder levantarme muy de mañana para salir al jardín a echar un meo entre los matorrales o al lado de los manzanos. Es sin lugar a duda uno de los desahogos más placenteros y sencillos del ser humano, un saludo mañanero a la madre naturaleza recién levantada, un reencuentro con ese austrolopiteco que todos llevamos dentro, creo que hasta un homenaje a mi difunto padre porque también me acuerdo de él en ese momento con el miembro entre las manos y el chisporrotear del chorro urinario sobre las hojas muertas alrededor, me acuerdo, cómo no, de aquellas meadas reparadoras de mi progenitor al borde de carreteras secundarias o terciarias, la cara de felicidad con la que regresaba al coche tras haber recuperado por unos minutos ese gusto por las cosas sencillas, primarias, del campo en el que había crecido.

Mi mujer no lo entiende y lo tacha de cochinada, una más. Es entonces cuando podría aludir a la manida brecha cultural entre géneros, esa obsesión de ellas por una higiene exclusivamente formal, adocenada, de inodoro reluciente como los chorros de oro y jabones varios. Pero no, seria el enesimo cliché sexista de aquellos con los que nos manejamos para teorizar acerca de nuestra mutua incomprensión. Yo ya sé que a ellas tambien les gusta mear al aire libre. Lo sé porque cada vez que vamos de excursión al campo y a ella le entran ganas de descargar, y aunque entiendo el fastidio que en un principio le supone por la engorrosa y yo añadiría que hasta poco glamurosa manera con la que ellas deben proceder a la evacuación, no puedo sino percibir su cara de felicidad al volver de tan grato y liberador momento. Otra cosa es que lo reconozca porque ahí, como en tantas otras cosas, el heteropatriarcado ha impuesto su concepción utilitaria de las féminas como seres impolutos que deben esconder o disimular su condición humana más primitiva en la convicción de que disfrutar sin tapujos de una buena meada al aire libre hace que el individuo tome conciencia de cuán a mano tiene la libertad a poco que empiece a disfrutar de los placeres verdaderamente sencillos de la vida. Y por eso, por eso mismo, siempre que me pregunta por qué tengo que ser tan cochino, se entiende que incapaz de quitarse de encima toda esa estructura mental que condiciona su anquilosada percepción de las cosas más allá de lo establecido, yo le suelo responder a voz en grito: "¡Mear en el campo nos hará libres!"

GENTE QUE SOLO QUIERE VER SU PROPIO REFLEJO EN EL ESPEJO


¿Es o no es entrañable que alguien te diga que te estima "aunque haya cosas en las que no estoy de acuerdo contigo"? Joder, suena como si te perdonara la vida, como si te dijera "a pesar de no ser mi reflejo en el espejo... creo que puedo hacer un esfuerzo y perdonártelo." De verdad, no te tomes tanta molestia, no pierdas el tiempo, ahórrate tamaño acto de generosidad hacia mi persona. Entre otras cosas porque yo, en el fondo y no tanto, soy un puto crío tocahuevos y basta que me des la razón en algo para llevarte la contraria, aunque luego esté de acuerdo contigo en mi fuero interno, y ello sólo para tener un motivo por el que discutir o tomarte el pelo. Hasta creo que es precisamente por eso por lo que discuto tanto con mis amigos de verdad. Y es que lo contrario sería muy aburrido, cuando dos están de acuerdo en todo eso es porque uno piensa por el otro, un horror.

SOLIDARIDAD




-¿Por qué tendría yo que apoyar las movilizaciones contra el racismo? Nadie de mi familia fue esclavizado jamás, ocupo puestos de responsabilidad en mi sociedad, mis hijos tienen el futuro asegurado, puedo acceder adonde me dé la gana gracias a mi patrimonio y mis estudios. En realidad nunca me he sentido discriminado por ser negro... en mi país de negros. ¿Por qué debería yo estar en contra del racismo?

ARDI BELTZARENAK




Beti izan naiz nire artaldeko ardi betza.
Inoiz ez nintzen izan nire familiakoak ziren besteko harroa.
Inoiz ez nintzen izan nire herrikoek nahi besteko abertzalea.
Inoiz ez nintzen izan nire kideek eskatu besteko ezkerrekoa.
Inoiz ez nintzen izan nire koadrilakoak ziren besteko parrandazalea.
Inoiz ez nintzen izan gizarteak behar zuen besteko solidarioa.
Inoiz ez nintzen izan nire gurasoek exijitu besteko esanekoa.
Inoiz ez nintzen izan nire seme-alabek nahi besteko esku zabala.
Inoiz ez nintzen izan nire maiteak espero besteko perfektua.
Inoiz ez naiz izan behar bezain artaldekoa

EL SOLDADO DE PORCELANA - HORACIO VÁZQUER RIAL


¿No debería existir una ley que prohibiese las novelas de más de 900 páginas sin una razón de peso, y valga la contradicción? Y no es que la novela esté mal, tiene una estructura narrativa muy clásica y que funciona muy bien, además la historia del músico y militar republicano Gustavo Durán merece la novela, si no ésta cualquier otra. Pero, también suena todo el rato a ya leído, a Arturo Barea y su trilogía, a Azcárate, Max Aub, a tantos otros... Narrar tal cual, con oficio, pero escaso estilo propio, más bien clásico, mucho, y durante tantas páginas... Y encima todo ello sobre un campo ya trillado, donde, quieras o no aparecen, los mismos personajes y situaciones leídas mil veces antes. Al final la parte más interesante, con su cuota de folletín y todo, es la de la primera novela, porque en realidad son tres en una, la de la familia Durán y sus circunstancias, porque la de la Guerra ya lo he dicho, y lo del exilio con el espionaje para la CIA y Cuba, Argentina y Hemingway de por medio, no llega a novela de espías y tampoco a retrato de una gente, un ambiente o un momento histórico. Todo se me antoja como muy de corrido. Pero claro que entretiene el el más stricto sensu, puede que demasiado. Y no vale entreverar informes o cartas en las novelas, las alargan innecesariamente y la información que aportan bien las podría haber esbozado el autor en un par de líneas. Escribir novelas de más de quinientas páginas tenía su razón de hacer cuando se publicaban por entregas; hoy en día en una insolencia, una imprudencia literaria, un imposible, casi una provocación; de no querer que vaya directamente para best seller y así, claro.

8 DE MARZO



Pues pese a lo que pese a los Arcadis Espada, monseñor Munilla y por el estilo, yo también creo que hay motivos para una huelga como la de mañana cuando todavía hay tíos que dicen eso de que ayudan en casa en vez de compartir tareas, gente de ambos géneros que te dice muy ufanamente que qué morro tienes porque es tu mujer la que conduce y no tú, conduce el que le gusta hacerlo, asumiendo que ese, como tantas otros actos de la vida diaria, son propios del macho y no de las féminas, cuando todavía son mayoría los que esperan que en una relación sea el macho alfa el que tenga la última palabra dado que eso de consensuar las cosas en pareja será muy moderno y todo lo que tú quieras, pero, a la hora de la verdad el hombre comme il faut..., y si no pon la oreja a tu alrededor cuando se trata de ver quién manda de veras, porque siempre se que alguien tiene que mandar sí o sí y nunca ambos dos, ponla, que la gente por los bajines dice con toda la brutal sinceridad de sus atavismos inculcados desde la cuna lo que no se atreve decir en alto por miedo al que dirán, esto es, la tiranía de lo que se supone supuestamente correcto, el del pensamiento hegemónico de la izquierda resentida y utópica que diría un Arcadi o un Munilla. Pues eso, ponla y verás con qué desprecio dicen eso de que "ella es la que manda en casa." Cuando todavía son legión los idiotas que si te dicen eso creen que frunces el ceño porque te sientes ofendido en tu masculinidad y no en tu inteligencia. Motivos de sobra porque eso de la brecha salarial, de los techos de cristal, de la invisibilidad en ciertos sectores, es una verdad como la copa de un pino. Mi mujer me lo explica muy bien tirando de su experiencia profesional en diferentes sectores; puede que la brecha salarial no se note tanto en los puestos de menor responsabilidad, pero cuando más aumenta ésta más escasea la presencia femenina porque en más de un sector a los que ya están no les interesan tanto los mejor preparados para un puesto como colegas con los que poder irse luego de copas a echar unas risas después del curro y si se tercia también de putas. Y llegados a este punto, estoy seguro de que los que se tienen tanto por finos como por serios ya habrán fruncido el ceño, "eso no pasa en mi trabajo, eso es una leyenda urbana, purita demagogia, pues en mi empresa hay una directiva que es siempre la primera en acercarse a la barra..."; lo que tú quieras, majo, maja, pero no son pocos los sectores, y no voy a tirar de tópico apuntando el dedo hacia el ladrillo y sus concomitancias, ni mentar el nombre de multinacionales de los refrescos mundialmente conocidas, donde la excelencia de ellas es casi un lastre porque lo que peta es la testosterona, lo que da confianza, lo que se estila y se espera que siga haciéndolo para no joder el tinglado. Y luego está lo de la violencia de género, que por mucho que le guste también pensar a los señoritos, para lo de seguir creyéndose siempre mejores que el resto, no es un asunto exclusivo del pueblo llano y por ende salvaje e iletrado, creen ellos, no, afecta al conjunto de la sociedad porque tienen razón las feministas cuando lo explican como la expresión más cruda de ese heteropatriarcado ancestral que lo mismo les suelta una hostia en todos los morros por pedirle cuentas a su macho alfa, beta o gama por lo que sea, que menta al diablo porque ellas quieren cobrar lo mismo que ellos, o que explica con tono pedagógico y paternal el carácter veleidoso y revoltoso de su hija en función, dice él, de que piensa más en la bragueta de los hombres que le gustan que en ella misma.