martes, 30 de abril de 2019

UNA VENTANA AL PATIO

Inicio una serie de relatos breves para la revista cultural TIPEALIA:




El escritor abrió la ventana de su rincón de trabajo en la segunda planta del dúplex en el que vivía. La música del piano se filtró irremediablemente por el hueco de la ventana que daba al patio trasero de su comunidad. No le costó reconocer la melodía del llamado poeta del piano. Era Chopin con uno de sus conciertos para piano. El escritor dejó lo que tenía entre manos, hacía ya rato que le apetecía hacerlo, y se recostó sobre su silla giratoria. Andante Spianatto y Gran Polonesa Brillante desde el piano de un desconocido al otro lado de la ventana, se diría que las notas llegaban a su estudio con un añadido de frescura y lejanía producto del anonimato. Al día siguiente y a la misma hora, en realidad a partir del primer día a cualquier hora y casi siempre de improviso, las gymnopedias del inconfundible y a ratos excesivamente monótono Satie. Con todo, igual de gozoso que el día anterior y mucho más intenso incluso que habiéndolas escuchado directamente de uno de sus discos. El resto de los días más de lo mismo, si bien al vecino pianista le dio un día por tocar la Bagatela nº 25, WoO 59, también conocida como «Para Elisa», y ahí ya el escritor frunció el ceño. No sabría explicar por qué, pero esa pieza le sacaba especialmente de quicio; manías, quién no las tiene, los escritores a cientos. Por suerte, aquel pequeño contratiempo con el programa musical que acudía a su estudio a diario a través de la ventana se vio compensado con creces con el segundo movimiento de «Margarita» de la Sinfonía Fausto y el primer Mephisto Waltz también conocido como Liebesträume n.º 3 del genial Franz Listz. En ese momento el escritor no tuvo más remedio que rendirse a la evidencia; «alguien que toca a Listz ya son palabras mayores, estamos hablando de un Artista con mayúscula.» Con todo, y como el escritor en realidad no era un melómano sino más bien un simple diletante de la música como de tantas otras cosas (más bien sentía una profunda aversión hacia éstos, y en especial a aquellos que en los conciertos no dejan de criticar la ejecución de los músicos con todo tipo de reparos técnicos, de señalar sus fallos e incluso se atreven a juzgar el grado de compromiso del músico para con la partitura), lo que de verdad le acabó convenciendo de la suerte infinita que había tenido de contar de entre sus ignotos vecinos a un artista del piano no fue sino la ejecución completa de la Kreisleriana (op. 16) de su amado Schumman, sin lugar a dudas el autor cuya música al piano escuchaba más a menudo y del que poseía casi toda su discografía.
El escritor empezó a trabajar de buena mañana con la mayor diligencia posible para rellenar sus cuatro hojas diarias a fin de poder así dedicar el resto del tiempo a recostarse sobre su silla giratoria y disfrutar en la soledad de su estudio de la música que se filtraba por el hueco de la ventana que daba al patio interior de su edificio. El escritor creyó que se le venía el mundo encima el día que dejó de sonar el piano al otro lado de su ventana. Tanta dicha no podía ser posible, eterna, algún día tenía que acabarse como todo lo bueno en este continuo tío vivo que es la vida. Luego ya se enteró por una vecina, la cotilla oficial de su escalera, que otra vecina había denunciado a la pianista del quinto por haberle causado con su música una lesión psíquica consistente en un trastorno adaptativo con síntomas de ansiedad reactivo al estrés ambiental de tipo auditivo”, lo que hizo que tuviera síntomas como alteración del sueño, nerviosismo, ansiedad, episodios de pánico e incluso problemas de gestación en los últimos meses del embarazo de su hijo. El escritor no pudo reprimir su furia expresada en un alarido, y eso a pesar de que tenia por norma intercambiar el menor número de palabras posibles con sus vecinos para que estos pudieran tener así motivos de sobra para criticarle a sus espaldas por borde y arrogante: «¿Quién, la concejala de cultura?»

LOS VERDES CAMPOS - TXEMA ARINAS

Este relatico que me publica SOLO NOVELA NEGRA me hace mucha "ilu" porque es algo así como un homenaje a un conspicuo y avezado escritor de Llodio...: https://punica.es/los-verdes-campos-por-txema-arinas/



¿Cómo puede desaparecer una persona durante seis años sin tener noticias de ella y que al cabo de ese tiempo se encuentren sus restos dentro de un coche aparentemente accidentado en una hondonada a los pies del llamado Pico de la Monja o Mojaburu? Esa era la pregunta con la que el ertzaina Aitor Gómez Ugarte parecía haber alterado la plácida cotidianidad de los vecinos de la pequeña localidad ayalesa de Etxaurren.
—Mire, usted, ni puñetera idea.
Esa era la respuesta que el ertzaina Gómez Ugarte había obtenido del último lugareño al que había interrogado, en concreto en un caserío ya a las afueras del pueblo y tras haberlo hecho previa y prácticamente a cada uno de los vecinos que vivían en las poco más de una docena de casas que formaban el pequeño núcleo de Etxaurren.
—Eso viene a ser lo mismo que nos han contestado antes todos sus vecinos –el agente Gómez Ugarte hablaba en plural como si el rostro de infinito fastidio de su compañero de patrulla no reflejara a las claras que el motivo del interrogatorio era un empeño exclusivo del primero.
—¿Y qué más quieres que te diga este caballero si el resto ya te ha confirmado que nadie conoce ni vio nunca al finado? –el compañero de Aitor no puede evitar intervenir con el único propósito de dar por finalizada una pesquisa que iba a ser meramente protocolaria a las órdenes del superior inmediato de ambos, por si los aldeanos recordaban haber visto algo sospechoso seis meses antes.
—Hay algo que me escama y mucho —responde el agente Gómez Ugarte a su compañero ya dentro del patrullero que han aparcado a pocos metros de caserío aislado en medio de uno de los verdes campos que se extienden por doquier formando en su mayoría suaves lomas bajo la ladera del macizo calcáreo que a modo de muro defensivo, abrupto y tajante parece aislar el valle del resto del mundo.
—¿El qué, que nadie del pueblo sepa de un tipo que desapareció de su domicilio hace seis años para despeñarse desde el alto de una sima por vete a saber qué motivo que ya se encargarán de dilucidar los de la Central? Probablemente ni pasó por el pueblo. De hecho no tenía por qué hacerlo, debió subir hasta la rasa que hay en lo alto de la sierra por la carretera por la que asciende todo el mundo antes de llegar a Etxaurren, sobre todo viniendo de Bilbao como venía él –explica el compañero de Aitor lo más convincentemente que puede con el único propósito de zanjar el asunto lo antes posible para poder volver a la comisaría y que sean otros, sin ir más lejos el subinspector al mando que les encargó bajar hasta Etxaurren a interrogar a los paisanos, los que se encarguen del asunto.
—¿No te ha mosqueado la poca sorpresa, yo diría que casi indiferencia, que han manifestado los paisanos cuando les hemos preguntado por la persona y el vehículo encontrado a los pies de la montaña que tienen a las espaldas?, eso y lo rápido y categóricos que han sido en casi todas las respuestas, todas del tipo: “Mire usted, ni puñetera idea”. Ni siquiera se tomaban la molestia de hacer memoria, casi como si tuvieran preparada la respuesta de antemano e incluso desde hacía ya tiempo.
—¿En serio, me lo estás diciendo en serio? —el compañero del agente Gómez Ugarte empieza ya a refunfuñar sin reparo alguno.
—Lo normal es primero manifestar perplejidad por el hallazgo y luego, si eso, compasión por el fallecido. Ni una cosa ni otra, como si quisieran quitarse el muerto de encima lo más rápido posible y nunca mejor dicho.
—¿De verdad me vas a decir que crees que han sido los del pueblo los que subieron al fallecido en su coche hasta la cima y que luego, una vez allí, lo despeñaron? —el compañero se remueve en su asiento del copiloto—. ¿Y se puede saber cuál sería el móvil del crimen?
—¿No te parece raro que nadie, sobre todo ningún vecino del pueblo de los que suben al monte a pastar ovejas o a buscar setas y que conocen cada rincón al dedillo, no viera nada raro en seis años?
—La hondonada donde hemos encontrado el coche era prácticamente inaccesible y el excursionista que dio la alarma dio con él prácticamente por casualidad, porque según él andaba perdido.
—¿Y quién podía saber que ese rincón de la montaña era prácticamente inaccesible sino alguien del pueblo?
—¿Pero qué móvil podía haber tenido nadie del pueblo para cagarse a un forastero? –el compañero de Aitor se descubre la gorra para intentar que le entre aire por la cocorota a ver si así ventila y consigue ahuyentar la sensación de sufrir un ictus de un momento a otro.
—Y yo qué sé, eso es lo que tendríamos que averiguar en cuanto sepamos quién era el fallecido y con qué motivo salió de su domicilio el día de su desaparición para dirigirse hasta la zona.
—Me parece muy bien. Pero que lo investigue si quiere el subinspector Urrutia que para algo es él quien se ocupa de estas cosas. Porque nosotros, te quiero recordar por si se te había olvidado, somos unos simples patrulleros.
—¿Y el instinto policial?
—Para ti que por algo llevas años estudiando para subinspector y me tocas los cojones cada vez que salimos de patrulla a la menor incidencia.
—¿Tampoco has leído Perros de Paja de Gordon Willians?
—Yo sólo leo El Marca y porque lo pillo en la cafetería.
—De la película ni hablamos.
—¿La protagonizaba Bruce Willis?
—Pues yo presiento que aquí hay gato encerrado.
—Sí, un tío que quería tirarse por un barranco porque tenía un compañero en el trabajo que le sacaba de sus casillas todos los días.
—Tú ríete, pero no sería la primera vez que detrás de una estampa bucólica de verdes campos como esta se esconde algo turbio, mucho.
—Lo que tú digas. Venga, arranca ya por lo que más quieras, huyamos al asfalto antes de que des definitivamente en loco.

Relato: © Txema Arinas, 2019.

viernes, 26 de abril de 2019

LITERATURA INTERACTIVA

Relato para la III edición de TRIBUTOS NEGROS de la revista SOLO NOVELA NEGRA en homenaje a Manuel Vázquez Montalbán: https://punica.es/literatura-interactiva-sombras-oscuras/



Después de más de media vida escribiendo novelas negras que iban directamente al cajón porque nadie se interesaba de verdad por el género, Urbina pensó que había llegado su momento con el boom que éste había experimentado gracias al tan inopinado como llamativo éxito editorial de la novela negra escandinava. De repente todo el mundo se interesaba por la novela negra. Al principio los lectores, se supone que encandilados por el exotismo de unas sociedades tan ricas, cultas e igualitarias donde todo parecía perfecto, pedían más autores escandinavos sin importar incluso su calidad literaria, bastaba la rotunda sonoridad de un apellido vikingo para saciar dicha curiosidad. Más tarde, más o menos cuando se agotó la vena de los escritores escandinavos de novela negra de un nivel cuanto menos aceptable y algunos listillos empezaron a ofrecer gato por liebre. De ese modo empezaron a llegar autores de novela negra de países como Estonia, Letonia y Lituania e incluso polacos, para no alejarse demasiado del Báltico. Luego volvieron su mirada hacia latitudes más lejanas y sociedades mucho más complejas, hacia el exotismo puro y duro de toda la vida. De ese modo no era extraño encontrar en los escaparates de las librerías una novela negra de un autor mongol con su comisario policial al uso y una trama clásica de asesinatos en serio cometidos dentro de las yurtas de los nómadas, o la biografía de un camello de origen maorí que descubría al respetable los bajos fondos de la también apariencia próspera y tranquila sociedad neozelandesa.
Entonces alguien se paró en seco y preguntó dónde estaba la novela negra española. Fue el momento de recuperar a los grandes, y sin embargo desconocidos o medio olvidados por el gran público, como Manuel Vázquez Montalbán, Alicia Jiménez Bartlett, Francisco González Ledesma, Juan Madrid, Andreu Martín entre tantos otros. También es la ocasión para nuevos valores que en seguida despuntan por sus propios méritos al estilo de Carlos Zanón, Rosa Ribas, Alexis Ravelo, Domingo Villar y también tantos otros.
Urbina cree que es su momento. El público está ya cansado, si no desengañado, de leer siempre la misma pero en un escenario diferente y más o menos exótico. Ahora se interesan por los que ocurre en su casa, descubren mundos que desconocían aunque los tenían al lado, fantasean a todas horas con tramas negras en su propia escalera, todo es susceptible de acabar en una novela negra. De ese modo aparecen novelas negras por doquier, se diría que cada provincia tiene su escritor de culto, que cualquier periodista o policía retirado tiene una historia que contar echando mano de su experiencia profesional, algunos incluso comienzan a mezclar géneros sin reparos y de ello resulta el boom de la novela negra con elementos exotéricos, mitológicos y hasta micológicos o enológicos, también la novela negra a lo guía turísticas, esto es, asesinos en serie que al tiempo que van cargándose gente te van enseñando los monumentos, costumbres y arqueologías de la ciudad, villa o aldea de mala muerte en la montaña donde ambientan la historia.
Hay tanta oferta de novela negra escrita en castellano que resulta ya imposible, no sólo despuntar, sino incluso vender más de cien ejemplares entre familiares, amigos y conocidos. Los medios no dan abasto para escoger entre las pilas de libros que les llegan a la redacción, así que se decantan por reseñar ya sólo a los consagrados y al de algún personaje público de mayor o menor relumbrón por cuya novela apuesta con toda la fuerza al uso el departamento de marketing de un gran grupo editorial.
Llegados a este punto, Urbina comprueba desconsolado que si antes era por desinterés que nadie quería publicar sus novelas, ahora es por todo lo contrario: hay demasiada oferta y para que una novela negra consiga atraer la atención del gran público ya no basta con que esté bien escrita y la trama atrape al lector desde un primer momento. Ahora debe concurrir un tercer factor, el cual además varía de una novela a otra porque resulta que, en cuanto una triunfa por mezclar, verbigracia, los asesinatos en serie con la mitología vasca, en seguida aparecen otras tantas del mismo estilo como hongos en otoño. Urbina incluso tiene que asistir a cómo figurones de los medios, de la farándula y hasta de la alta cocina, si es que ya no viene a ser lo mismo, ambientan tramas de chichinabo, planas en su inmensa mayoría, con inesperado éxito. No puede ser de otra manera, porque ahora solo triunfa la novela negra que se distingue de todas las demás por algo que poco o nada tiene que ver con el género en sí mismo. Dar con la tecla del éxito de una novela negra es como buscar una aguja en un pajar; puedes pasarte toda la vida puliendo tu estilo hasta escribir incluso mejor que el propio Vázquez Montalbán, recrear un territorio literario propio donde ubicar tus historias que no desmerezca en nada a las brumas galaicas de Villar, construir personajes lo más peculiares, o ya directamente patibularios, que uno pueda imaginar a lo Zanón, introducir elementos en principio extraños al género como podrían ser un equipo de baloncesto o un grupo de danzas asturianas, que nunca sabes cuándo y cómo caerás en gracia al gran público hasta acabar firmando ejemplares en grandes almacenes.
Así pues, Urbina asiste, tan perplejo como indignado, a cómo se le escapa la que creía la gran oportunidad de su vida para hacerse un hueco como autor de novela negra por culpa de una legión de diletantes a los que no se les ocurre otra cosa que mandar su novelita negra a las editoriales con las tramas más peregrinas y estrambóticas que uno pueda imaginar. Pero claro, tampoco las editoriales saben muy bien cómo dar con ese éxito comercial que, por muy escasa que sea la calidad literaria del libro, contribuya a cuadrar sus balances contables algo más que satisfactoriamente. De ese modo, las editoriales no dudan en echar al estanque todo tipo de cebo esperando que pique el lector por muy infame que sea éste.
Llegados a este punto, no es de extrañar que Urbina exclame a veces, cada vez más a menudo, que si fuera por él se cargaba con sus propias manos a todos los “paracaidistas” a los que, según él, les publican su primera novela negra única y exclusivamente porque son famosillos o tienen contactos en los medios. Para empezar, no dudaría en echarle la mano al cuello a ese locutor de radio que escribió, o al que le escribieron, una novelita, basada muy por encima en aquel asesino en serie al que llamaban el “Sacamantecas” y que tuvo aterrizada a su ciudad natal a principios del  siglo pasado. Hacía ya décadas que Urbina había escrito una novela basada en el mismo personaje. Una novela que siempre recibía la misma respuesta de las editoriales a las que había sido enviada: “…muy bien escrita y una trama muy trabada que no deja indiferente al autor. Sin embargo, juzgamos que sobran datos y que se recrea en exceso en las escenas truculentas, demasiado para el gusto del lector medio.” Urbina, por supuesto, se había negado en redondo a retocar su novela tal y como le habían pedido algunos editores interesados de verdad en su “El Rebañatripas”. Él se consideraba un escritor serio, y los escritores serios sólo escriben al dictado de su conciencia.
Su rabia hacia el locutor de radio era tanto que no encontró otro modo de aplacarla que escribir un relato en el que se contaba como un escritor resentido le rebañaba las tripas al autor de éxito en venganza por haberle arrebatado la idea de su novela. El relato lo público en un perfil falso de Facebook con el nombre de, cómo no, “El Rebañatripas”. Dos semanas más tarde la policía encontraba en un descampado el cadáver abierto en canal  y con todas las tripas al aire del locutor de radio y escritor de superventas. Urbina cerró de inmediato su perfil de Facebook.
Sin embargo, apenas un par de semanas más tarde, en una conocida ciudad costera próxima a la de Urbina y famosa en todo el mundo por su extraordinaria oferta gastronómica, apareció otro cadáver en similares circunstancias. Se trataba del famoso cocinero donostiarra Mikel Etxarri, al que le habían sacado todas sus tripas, se las habían cocinado, la policía supone que con un soplete, y se las habían servido en un plato colocado al lado del cadáver. La policía no tardó en descubrir que toda la macabra escena de lo sucedido a Etxarri, claro que, y al igual que en el relato anterior, siempre sin citar nunca su nombre ni ofrecer otro dato sobre la víctima que el de “un cocinero que escribe libros”, había sido descrita  con todo lujo de detalles en un relato aparecido en otro perfil falso de Facebook con el nombre de “La Cocina del Rebañatripas” La tercera víctima apareció varios meses más tarde flotando con todas sus tripas alrededor en la piscina de su residencia marbellí. Se trataba de una colaboradora de un programa de cotilleo que había hecho de su palmarés como corredora de alcobas de cierta alcurnia farandulera un inagotable filón televisivo y que, aprovechando sus altas cotas de popularidad, había sido convencida por uno de los grandes grupos editoriales del país para que rubricara con su nombre una novela ambientada en Marbella y en la que el negro de turno metería todo lo relacionado con la famosa localidad costera, desde los chanchullos urbanísticos de la época de Jesús Gil como alcalde y los de su sucesor al mando con la Pantoja de por medio, el tráfico de armas y blancas con varios jeques árabes implicados, a la vida a todo trapo y los patéticos empeños por parte de antiguas estrellas del cine y de la canción, por lo general retiradas o ya sólo de capa caída, por seguir copando a toda costa portadas de las revistas del corazón. Un libro que fue el más vendido del año a las pocas semanas de su aparición, y eso a pesar de las dudas más que razonables acerca de la autoría del mismo a la vista de que la oratoria de la susodicha colaboradora televisiva apenas merecía otro adjetivo que el de procaz.  
Y como en las anteriores ocasiones, Urbina también anunció en un relato publicado en un perfil falso de Facebook la muerte en circunstancias similares de una famosa anónima cuya descripción coincidía en casi todo con la víctima de la piscina. Sin embargo, en esta ocasión la brigada especializada en delitos informáticos de la Guardia Civil no tardó en identificar al responsable del falso perfil y relacionarlo con el asesinato de Marbella. Urbina fue detenido, juzgado y condenado a prisión permanente revisable. Al mismo tiempo, el mismo grupo editorial al que nos hemos referido antes publicó el libro de relatos sórdidos de Urbina, donde se incluían tanto los tres ya publicados en Facebook como media docena más pendientes de llevar a cabo. Y lo hizo con tal éxito, al cual, todo hay que decirlo, contribuyó en buena parte su promesa de completar su proyecto de literatura interactiva en cuanto un juez benevolente tuviera a bien concederle el tercer grado, que aquel año el libro de Urbina copó todos los rankings de ventas editoriales. Un éxito fulgurante y largamente ansiado que Urbina pudo disfrutar desde su retiro penitenciario, así lo denominaba él, hasta que su condena fue por fin revisada y pudo salir a la calle tras cumplir poco más de cinco años de cárcel; no por nada el éxito editorial vino acompañado de un sustancioso cheque y con éste también los servicios del mejor despacho de abogados de lo penal del país. Fue entonces cuando, a la pregunta de uno de los periodistas que le esperaba a la salida del talego, “¿Qué le llevó a escribir su libro?”, Urbina contestó, recordando al gran maestro: “Es preferible que la pobreza sea sórdida y no mediocre”.
Texto: © Txema Arinas, 2018.

EUSKAL IJITOAK: EGAXUOK ETA BUHAMEAK

Hitzen Uberan.eko Komunitatea sailean argitaratutako artikulutxoa: http://www.uberan.eus/?komunitatea/Txema/item/euskal-ijitoak-egaxuok-eta-buhameak



Euskal ijitoei buruzko gaiaren kontura murgildu egin naiz sarean berri bila eta hona hemen hor nonbait topatu dudana euskal ijito edo "buhameen" kontura ("motxale" be esaten zotzien aspaldi mendebaldeko euskeraz euren jardun edo lanbide ezagunena edo ardixen ulie moztia zalako geixenbat), benetan interesagarria, iturria Argia aldizkaria dut:
Egaxuek edo payoek ez ulertzeko moduko hizkera, erromintxela, sortu zuten ijito euskaldunek Euskal Herrira iritsi zirenean. Duela bost bat mende izan zen hori. Historialariek diotenez, ijito edo zingaroek XI. mendean utzi zuten beren herrialdea, gaur egungo India ingurua, eta mendebalderantz jo zuten.  Motxaile, kito, zito, kitano, xito... euskaraz modu askotara deitu izan zaie ijitoei. Frantsesez ere gitan esaten zaie, gaztelaniaz gitano, ingelesez gipsy... Dirudienez, Egipto Txikitik (garai hartan Asia Txikiko eta Greziako eskualde sorta bat) edo Egiptotik zetozelako deitzen zitzaien horrela. Euskal Herrian, ordea, buhame izenez ere deitzen zaie, beharbada, hona iritsi ziren lehenengo ijitoak Bohemia aldetik etorri zirelako.  Iparraldetik sartu eta Euskal Herri osora zabaldu ziren erromintxelak. Gaur egun, Lapurdiko kostan eta Zuberoako mendi inguruetan, Nafarroan, Gipuzkoan eta Bizkaian bizirik diraute. Ezagunak dira Hernaniko Manuel Etxeberria zena, Ortzaizko Maria Pipa eta beste zenbait. Hizkera oso berezia dute eta hizkuntzalari nahiz historialari ugariren jakinmina piztu du urteetan. Erromintxela aipatzen den lehenengo ikerketa 1855ean, besteak beste, Cenac-Moncautek hasi zuena da. Hark erromintxela, bereziki, Euskal Herrian kokatzen zuen. Iparraldea erromintxel familia askoren bizitoki bihurtu zen, eta, gerora, Iparraldeko autoreen eskutik jaso dira haiei buruzko lehenengo aipamenak, hitz-zerrendak, ezaugarriak eta abar. Berraondo eta Oyarbide izan ziren erromintxela aztertzen hasi ziren lehenengo euskaldunak, 1921ean. Beranduago Hegoaldeko hizkuntzalariek ere egin dituzte ikerketak. 
Honek erakusten digu ezin hobeto noiztik eta zer nolako errotuak dauden ijitoak geure herrian, noraino gainera euskara ere berenganatu zuten euren garaian, zein neurritan -eta bai, azken hau ikaragarri bitxia eta txalogarria omen da EHn euskararen atzerakada historiko handia kontuan hartuta, batez ere gaur egun EHra etorritako etorkin askoren euskararekiko jarrera ezkorra edo ardurabakoa kontuan hartuta; baina aldi berean guztiz ulergarria kanpotik datorrenak gizartean ahalik eta azkarren integratzeko hizkuntza ikasten baitu, beraz, eta Ondarru, Mutriku, Ataun eta antzerako beste euskaldun herri peto-peto batzuk kenduta, gainerakoetan euskara integraziorako inondik inora premiazkoa ez dela aitortu beharrean gaude eta horrekin batera gure hizkuntza errealitateari aurre egin behar ere-. Eta hau guztiau gutxi bailitzan, eta batez ere indentitateen asuntoa, gakoa, zer nolako gai korapilatsua edo argilunekoa den adierazte aldera, nik uste dut honako lerro hauek oso gogoetagarriak zaizkigula:
Baina euskaldunek ez ezik, ijito kaloek ere ez dute ulertzen erromintxela. Muñozek esan digunez, behin, kalologoekin elkartu zen Valentzian eta txundituta utzi zituen. "Ez zuten hizkera ulertzen eta hasieran uste zuten euskara zela, baina erromintxela zen; kaloarekin ez zuen zerikusirik. Gainera, haiek asko jota ehun bat hitz jaso dituzte, baina erromintxelarenak bostehun bat lortu ditugu guk. Hizkera oso portzentaia handian gorde da; laurogei urteko erromintxelek inolako arazorik gabe hitz egin dezakete erromintxelez erabat, beraiek bezain beste dakien beste batekin". Hori kaloarekin, gaur egun, ezinezkoa dela argitu digu.  

Kanpokoak ala bertakoak, hurrengoan, hots, norbaiti entzudakoan "alde egin dezatela hemendik" edo antzeko zerbait, ausnarrean egin behar eta auskako zer nolako ondorioak aterako:

 Josune Muñozek, berriz, Bilboko San Frantzisko auzoan ezagutu zuen bere ikerketan lagundu zion erromintxelik zaharrena; 84 urteko gizona. Gaztetan mundu zabalean ibili zen eta alfabetatu gabea izan arren, euskaraz, gaztelaniaz, kaloeraz eta frantsesez hitz egiten zekien.  Hark esanda dakigu mundu guztiko ijitoek lehenengo ijito kontsideratzen dutela beren burua, baina erromintxelek ez, oso-oso euskaldunak dira; lehenengo euskaldunak, gero erromintxelak eta gero ijitoak direla zioen.  Bertsozale eta pilotazale amorratuak dira. Euskaldun peto-petoak. Bigarren belaunaldiko erromintxel batekin ere -Otxarkoan bizi da bera- egon zen Muñoz. Hark zertxobait irakurtzen bazekien eta irakurtzeko erosi zuen lehenengo gauza bertso-paperak izan zirela zioen, Zarautza joaten omen zen bertso-paperak erostera.  Dena dela, erromintxelak ere ijitoen artean daudenean, beste ezer baino lehen ijitoak dira. Baina beren artean badira bereizteko joerak; erromintxelek esaterako, hankagorri deitzen diete kaloei. 
Bukatze aldera, badago Gasteizen oso famatua, eta batez ere oso ospe txarrekoa, den ijito familia bat; Bartolotarrak. Ez dago ezelako dudarik haietariko asko gaizkile hutsak direla eurrez erakutsi baitute, horra hor argibide etengabeko liskerrak eta epaiak . Dena dela, sarritan ere entzun dakioke zenbait gasteiztar prestu eta asaldaturi "que los echen de aquí, que se vuelvan por donde han venido?" Eta nik galdetzen diot nire buruari ea nora kanporatu edo erbesteratu nahi dituzten, batez ere kontuan hartuta Bartolotarren amandrea, Benita Pargaray Garcia, benetako VTV (bizi osoko gazteiztarra, hiriko ohiko zilborkoi handiustekoen esanetan) dela, hau da, El Correok berak aspaldi ondo asko azaldu  zuen bezala:
Entonces vivía en la calle Herrería y era el símbolo de un pueblo perseguido y marginado que llegó a Álava hace 600 años. La 'faraona' de los gitanos incluso parió alguna vez debajo de un puente. Tuvo 7 hijos, 44 nietos, unos 60 biznietos y un número incontable de tataranietos. Quién le iba a decir que uno de sus chavales, sangre de su sangre, iba a poner nombre al clan más polémico de Vitoria: Los 'Bartolos'.
Adierazgarria ere, barregarria ez esatearren, klan honen buruak oraintsu esandakoa, ez zutela inolako asmorik Agirrelanda aldeko kanpamendura bizi izatera joateko, bertan errumaniar ijito pila zegoelako, eta haiek, jakina, ez dute ezer amankomunean "halako jendilajearekin"... 
*Buhame" hitza, portzierto, "bohemio"tik dator, ez al da ederra zein duingarria?
**Argazkian agertzen direnak ijitoak edo buhameak dira, aspaldikoak bai, euren janzkera orduko baserritar euskaldunen antzerakoa zen ia-ia orotan. Txistulariak Iruñako jaietan joka ari dira, mundu osoko ijito gehienen ohiturari jarraituz musika ogibide bilakatuta tokian tokiko usadioen arabera.
Txema Arinas
Berroztin, 2019/04/22



jueves, 25 de abril de 2019

DE CORSARIOS Y PIRATAS VASCOS

La revista iberoamericana LETRALIA me publica este texto sobre piratas y corsarios vascos: https://letralia.com/articulos-y-reportajes/2019/04/25/de-corsarios-y-piratas-vascos/

Jean Lafitte

Su soberbia que, habiendo reunido en las partes de Flandes una inmensa escuadra,
tripulada de gente armada, no solamente se jactan de destruir del todo nuestros navíos
y dominar el mar anglicano, sino también de invadir nuestro Reino”.

Viendo el tercer capítulo de la segunda temporada de Black Sails, una magnífica serie que se presenta como una precuela, veinte años antes, de La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson, y que, con los mismos personajes imaginarios del libro y otros reales como la mítica Anne Bonny o el capitán Charles Vane, recrea la Edad de Oro de la piratería en las Antillas, no pude evitar relacionar el tema de la piratería con la noticia sobre la supresión, casi que de broma, de la ley islandesa que permitía asesinar vascos, y que tiene su origen en un oscuro episodio ocurrido en el año 1615, cuando el sheriff de la zona de fiordos al oeste del pequeño país nórdico dio orden de pasar por las armas a una treintena de balleneros guipuzcoanos que habían aparecido en sus dominios tras hundirse su barco. Al parecer, los vecinos de la zona temían que los náufragos fueran en realidad invasores que pretendían robarles la pesca y tras algunas escaramuzas menores, por lo que Ari Magnússon, que así se llamaba el mandamás de la zona, decidió acabar la disputa asesinando a aquellos 32 marineros vascos perdidos a miles de kilómetros de casa.
Explicado tal cual parecería un tremendo error, acaso un arrebato de locura por parte de los islandeses llevados por un miedo ciego e irracional, e incluso, como ya he leído por ahí, una conspiración por parte del tal Magnússon para zanjar a saber qué cuenta pendiente con los marineros vascos. Sin embargo, a poco que tiremos de erudición histórica en seguida descubrimos que no hay motivo para desestimar el miedo de los islandeses a ser atacados por unos marineros vascos, sino más bien todo lo contrario, pues si por algo eran conocidos los vascos en aquella época a lo largo y ancho del Atlántico era precisamente por su fama de piratas.
Se trata de un hecho histórico poco conocido fuera del País Vasco, yo diría que hoy en día incluso no más allá de la zona costera, pero a poco que uno rastree en los libros y documentos de la época que hacen mención a las cosas de la mar, la fama de los marineros vascos como corsarios o piratas aparece por doquier. Evidentemente no se trata de un hecho aislado; ya fuera el “corso” o incluso la piratería tal cual, era una actividad “comercial” del todo corriente en la mayoría de los puertos guipuzcoanos y labortanos con capacidad suficiente para albergar barcos y tripulaciones que en tiempo de guerra se dedicaban a abordar los barcos supuestamente enemigos de la bandera bajo la cual actuaban como corsarios, ya fuera ésta española o francesa; esto es, según de qué lado de la muga, frontera, fueran los vascos en cuestión. Empero, en los tiempos de paz tampoco solían hacer ascos al abordaje bajo la bandera negra. Por si fuera poco, en el caso vasco, tanto el desarrollo de la industria naval como la pericia adquirida por los marineros durante sus largas travesías persiguiendo ballenas y otras presas hasta territorios tan alejados como Terranova o la propia Islandia, a lo que habría que añadir cierta complicidad de las autoridades e inversores locales para los que, de acuerdo con la mentalidad de la época, el corso no dejaba de ser una empresa comercial como cualquier otra, fueron probablemente motivos suficientes para que prosperara dicha actividad hasta el extremo de que muchos de esos piratas y corsarios vascos acabaran convirtiéndose en personajes de leyenda al igual que lo fueron en el Caribe el capitán Kidd, Barbanegra, Drake y demás ralea popularizada por la literatura y el cine esencialmente anglosajones. Me refiero a nombres como Jean Lafitte, Ixtebe Pellot o el famoso Michel Etchegorria, apodado Michel le Basque, un pirata vasco-francés que sembró el terror en las costas del Caribe a mediados del siglo XVII —según cuentan, tenía por costumbre arrancar el corazón de sus víctimas y comérselo cuando aún palpitaban— o Pedro de Larraondo, un mercader bilbaíno reconvertido a corsario, el cual, tras haber sido víctima de los saqueos de los catalanes, decidió hacerse pirata y ser el terror de quienes le habían acosado. La lista en realidad es interminable; de hecho los historiadores como Pierre Rectoran, Philip Gosse, José Antonio Azpiazu y otros nos refieren testimonios como el siguiente: “Según Enrique Otero Lana, entre los siglos XVII y XVIII los vascos fueron hegemónicos en las actividades corsarias, contando el señorío de Vizcaya con 77 buques corsarios. Se tiene noticia de que el pirata Martín de Irízar apresó en tiempos de Carlos V al bucanero francés Jean Florin. Se conocen los nombres de los donostiarras Francisco de Illareta y Pedro Arin, del pasaitarra Miguel de Iturain y también Domingo de Albistur, Juan de Erauso, Juan de Lizarza, Pedro de Mondragón y Antón de Garay, varios de ellos apellidos de cierto lustre en la ciudad, es decir, ejemplo de que no se trataba precisamente de una actividad propia del lumpen de entonces. En el siglo XVIII renace la piratería vasca bajo la forma del corso, con figuras como la del marino de Rentería Vicente Antonio de Icuza y su lugarteniente Joaquín Mendizábal, que obtuvieron la patente de corso en 1765”. Aún más, parece ser que dicha actividad corsaria o pirata de los vascos se dio a ambos lados de la frontera, actuando como corsarios los unos bajo pabellón español y los otros bajo el francés, y como piratas siempre sin distinción. Tal es así que los corsarios de la región vasco-francesa de Lapurdi alcanzaron fama internacional, dando ocasión a que se le haya dado una etimología popular a su nombre (lapur-di: lugar de ladrones).
Una historia apasionante, sí, tanto o más que la ya clásica de los piratas antillanos y que, como decía al principio, no me extrañaría que hubiera sido el verdadero motivo que llevó a los islandeses a querer eliminar de su territorio a unos marineros sobre los que, a pesar de lo pacífico de su actividad pesquera en aquella isla, puede que pendiera también la sospecha de piratería, tal era la fama de los de su “nación”, que decían entonces.

Txema Arinas

martes, 23 de abril de 2019

BIZITZAREN ALDEA ETA IRUNTZIA





Bizitzaren aldea eta iruntzia. Gaur eguerdian oso pozik nengoen duela aste batzuk landatutako perrexila moztu eta gaurko bazkarirako, potxak bakailau eta almejekin, prestatzeko erabili ditudalako; baina, batez ere perrexila usain freskoa izugarri goxatzen ari nintzelako. Gero arratsaldean, oraintsu, euri zaparrada itzela zela eta, tomateak landu nitueneko terrazako landare-ontzia urez gainezka zegoela ikusi eta ura kentzeko asmoz makurtu dudanean dena pikutara joan zait, lur osoa nahikotxo koskortuta zeuden tomateen sustrai eta ostotxoekin batera, delako plastikozko landare-ontzia malguegia zelako edo. Dena bildu dut segituan, noski, lurra zein landaretxo puskak, zorua ere garbitu dut mangeraz eta guzti, dena euripean; baina, hala eta guztiz ere atsekaturik geratu naiz, lur jota, ozta-ozta nire bizitzaren metafora baten aurrean banengo bezala. Eta horrexegatik ere, bihar bertan tomate hazi berriak erosi eta beste behin landatuko ditut, gainera gure amak oraindio garaiz nagoela esan dit segapototik, holakoetan nik beti gure amarengana zuzen-zuzen jotzen dut eta. Ez naiz erraz amore ematekoa, ez horixe. Eta hau guztiau gutxi ez bailitzan oraintxe bertan atertu du... metafora garbi-garbia.


lunes, 22 de abril de 2019

EL HACEDOR DE VOCES

 Un articulico sobre Antonio Lobo Antunes, El Hacedor de Voces que le digo yo: https://punica.es/antonio-lobo-antunes-el-hacedor-de-voces/?fbclid=IwAR04mbj2KE3kXU7K1A4HzPXoklX2LAx5pe2DXBtmw52s4WHkW4vrey-ZMls



Sirvan estas líneas de homenaje al autor de verdaderas joyas literarias, monumentos de la palabra escrita, que se dice así a lo rimbombante, como Os cus de Judas (1979), Conhecimento do inferno (1981), Auto dos danados (1985), As naus (1988). Tratado das paixőes da alma (1990), A morte de Carlos Gardel (1994), Manual dos inquisidores (1996), O esplendor de Portugal (1997), Exortação aos crocodilos (1999), Não entres tão depressa nessa noite escura (2000)Que farei quando tudo arte (2001), Eu hei-de amar uma pedra (2004), que son los que he leído de entre una extensa obra novelística y cronística, lo cual no deja de ser una verdadera gozada a sabiendas de todo lo que todavía me queda por meterme en vena a tenor de lo prolífico de un tipo que a sus setenta y muchos todavía dice necesitar escribir todavía unas cuentas horas para sentirse a gusto consigo mismo.
En fin, me temo que estas líneas van a pecar de encomiásticas en demasía, así que procuraré hacerlas lo más honestas que pueda. A.L.A es un tipo con injustificada fama de huraño debida a sus salidas de tono en más de una entrevista de esas que ahora van a parar irremediablemente a la red de redes, el cual, sin embargo, también demuestra en más de una ocasión su lado esencialmente irónico, sumamente ingenioso y, algo verdaderamente escaso entre la mayoría de los escritores de hoy en día, una inusitada capacidad lírica para observar las cosas. Siendo así, no se me ocurre otra cosa para el homenaje en cuestión que transcribir algunos párrafos de sus novelas más destacadas, aquellos que, a mi juicio, pudieran ayudar a atisbar el sabio burlón y ante todo poético que se adivina en todas y cada una de sus novelas, todas ellas cargadas de un lirismo tranquilo, comedido, limpio, producto de una mirada tan humana como exquisita, una finísima ironía a medio camino entre la saudade y la más pura socarronería. Eso y, muy en especial, una complejidad técnica y conceptual que sólo puede maravillar al lector que busque algo más que una historia más o menos bien contada, por muy cuesta arriba que pueda hacerse a veces su lectura, esto es, por muchas veces que haya que escalar esas cimas literarias que construye con tanta maestría como desuello. Verbigracia:
“…e imaginé a otro hombre con las falanges rozando el suelo y respirando por medio de agallas eléctricas que le insuflaban aire en los pulmones muertos.
Una mujer desgastada por cincuenta años de desilusiones ya ni siquiera menstruando, ya ni siquiera mujer, que desistiera de defenderse de la edad con cremas y pintura.
(El amigo de la infancia que triunfa, consciente de su papel de amigo de la infancia que triunfa).
…irritada contigo porque eras incapaz de vislumbrar que era a ti a quien necesitaba, que estar con ellas era una forma de serte fiel, de gritarte -Te amo.
…y en medio de violonchelos y pianos Carlos Gardel cantando, en la buhardilla de Benfica, Lejana Tierra Mía, con una voz que hería como un cuchillo cavando un surco entre tendones y músculos, entre huesos pulidos y cartilagos que chascaban. 
La muerte de Carlos Gardel (1994)

” Recordaba una figura de tamaño natural, llamada Madame Dolores, a la que se le metía una moneda en el ombligo y soltaba una tarjeta con el futuro impreso, todos los futuros idénticos, una enfermedad grave pero curable, la boda con un caballero bondadoso, un viaje en barco, una herencia inesperada, y de hecho la figura acertaba porque realmente los futuros eran todos iguales.
(…)
Cuando me aplican el suero en el hospital, la sala del tratamiento es un acuario de peces acostados que lanzan al techo burbujas de palabras, verduscos, transparentes, sin pelo, desfigurados por la delgadez, extendidos en la arena de las sábanas con el líquido que cura el cáncer bajando hacia el brazo y los dientes y la lengua moviéndose siempre.”
Exhortación a los cocodrilos,  1999

Y por qué no otra cita en su lengua original, al fin y al cabo tan cercana y casi que imprescindible para internar aprehender la bella y siempre evocadora sonoridad del portugués que encontramos en su obra.
“Pode apagar a luz: já não preciso dela. Quando penso na Isabel cesso de ter receio do escuro, uma claridade ambarina reveste os objectos da serenidade cúmplice das manhãs de julho, que se me afiguraram sempre disporem diante de mim, com o seu sol infantil, os materiais necessários para construir algo de inefavelmente agradável que eu não lograria jamais elucidar. A Isabel que substituía aos meus sonhos paralisados o seu pragmatismo docemente implacável, consertavas as fissuras da minha existência com o rápido arame de duas ou três decisões de que a simplicidade me assombrava, e depois, de súbito menina, se deitava sobre mim, me segurava a cara com as mãos, e me pedia Deixa-me beijar-te, numa vozinha minúscula cuja súplica me transtornava. Acho que a perdi como perco tudo, que a sacudi de mim com o meu humor variável, as minhas cóleras inesperadas, as minhas exigências absurdas, esta angustiada sede de ternura que repele o afecto, e permanece a latejar, dorida, no mudo apelo cheio de espinhos de uma hostilidade sem razão. E lembro-me, comovido e suspenso, da casa do Algarve rodeada de ralos e figueiras, do céu morno da noite tingido pelo halo longínquo do mar, da cal das paredes quase fosforescente no escuro, e da violenta e informulada paixão das minhas carícias que pareciam deter-se, irresolutas, a centímetros do rosto dela, e se dissolviam por fim num afago indefinido. Penso na Isabel, e uma espécie de maré, tensa de amor, indomada e vigorosa, sobe-me das pernas para o sexo, endurece-me os testículos em crispações de desejo, alarga-se-me.”
Os Cus de Judas, 1979 

Apenas tres bocados mínimos de una obra que el propio Antonio Lobo Antunes ha ido superando, dejando atrás incluso, a medida que su curiosidad y su arrojo le llevaban por caminos literarios en los que ningún otro escritor se había adentrado antes y que han acabado convirtiéndolo en un verdadero hacedor de voces, pues es con estas con las que construye casi que en exclusiva sus últimas novelas, voces que salen de cualquier parte, que se entrecruzan, se contradicen, se repiten hasta la saciedad, hasta llegan a confundirse dando como resultado más una sinfonía dodecafónica que una historia al uso. Novelas de su última etapa que, es verdad, requieren una atención más grande de lo normal para cualquier lector, casi un continuo volver sobre lo ya leído; pero, así y todo, también son el resultado de una desmedida ambición o presunción literaria que, de tener suerte y saber hallarle el punto, recompensa y con creces el esfuerzo.
“Não gosto do apartamento porque não me encontro, pequeno, a brincar na marquise, alugámo-lo ao casar e o resultado estes filhos, a tua asma, sobretudo eu tão desajeitado, tão fraco, em solteiro a minha mãe protegia-me não do meu pai que nem me via, das minhas irmãs e do meu irmão, gabava-me às visitas 
   – Tira os óculos para a dona Adelaide reparar nesses olhos azuis 
     o mundo uma névoa difusa, a dona Adelaide surpreendida 
     – Quem havia de dizer que são lindos? 
     e logo a seguir com dó 
     – Que pena tantas dioptrias 
     não gosto do apartamento nem dos móveis, a água da jarra mais murcha que as flores, gritos de obrancelhas rápidas na janela a que chamam andorinhas, a minha mãe de súbito nova 
     – Primavera miúdo
     como se a primavera se visse, talvez um tinir de faiança nas folhas ou mais raparigas lá fora e eu inexistente para elas, as sobrancelhas do professor subiam do caderno até à minha cara sumindo-se a desprezarem-me nos telhados 
     – Em cada frase três asneiras” 
Caminho como una casa en chamas, 2014

© Txema Arinas. 2019

lunes, 15 de abril de 2019

HAUSTURAK - JOKIN MUÑOZ

Jokin Muñozen nondik norakoez galdezka Hitzen Ubera.ko Komunitatea sailean:





Bost liburu izugarri onak idatzi ditu eta nire uste apal zein guztiz subjetiboan euskarazko idazlerik onenetariko bat omen dugu Jokin Muñoz. Subjetiboa bai, badakit nik Saizarbitoria apartekoa dela, Linazasoro izugarri estimatzen dut, Urretabizkaia ezinbesteko ahotsa zait eta Atxaga dugu ikur, noski; baina, subjetiboan naizen aldetik Muñozena bai dela taiuzko obra bat, bada idatzizko ahots peto-peto bat, edo beharbada bazuena, aspalditik Muñozen berririk ez baitago. Zer dela eta? Auskalo! Areago, 2004ko Euskadi Saria Bizia Lo ipuin sorta benetan zoragarriarengatik edota 2008ko Premio Nacional de la Crítica Antzararen Bidean nobela mardul eta txit mamitsuarengatik jasoak ere, nik uste dut Muñoz ez dela euskalgintzako intelligentsiak behar bezainbeste goraipatua edo gutxienez estimatua izan gure artean, eta beldur naiz heteredoxoegia izateagatik izan den. Agian euskal letrena oso esparru txikia eta pribatua delako, hots, gure Jokin nolabaiteko euskal kanon batekin bat ez datorrelako, hau da Bernardo eta Kirmenen kanon hain estimatu, hedatu eta batez ere hedabideek etengabe sustatuarekin batez ere. Zein kanonetaz ari naiz? Bada, euskaldun idazle ustez abertzale baina aldi berean ere ez oso sutsuarena, lantzean behin euskal gauzekin apurtxo bat kritikoa, baina ez gehiegi eta batez ere inoiz ez gordin, baina betiere eta nolabati euskal kulturaren bozeramailearena egiteko prest, hots, haren abertzale/euskaltasunarengatik atzerrian/Espainian gaitzestua/errefusatua izateko ez bezainbeste behintzat, edo bestela esanda ere, Susakoekedo Txalapartakoek sustatzen dituztenak baino abertzale txepel edo makalagoak. Aurreiritziak aurreiritzi, baietz ba, baditudala, aitortzen dut, Jokinen Izurkiz Bernardoren Obaba baino hamaika bider atseginago, aberatsago, ausartago dut, batez ere ezeren eredu edo ikurrik izan nahi ez duen aldetik. Badirudi Jokin Muñozen obrak bere bide propioa egin duela euskal literaturaren estereotipo guztien kontra, hau da, idazle peto-petoa dela eta bere literatura behar bezain bakarra. Izan ere, Muñoz dugu handinahi handiko idazlea zentzurik onenean, hau da, hori euskal letretan posible baldin bada delako kanonaren ezaugarri jator eta “euskonanistak” jorratzeke. Gauzak horela, eta haren azken liburua,Antzararen Bidean, 208ko urtekoa dela aintzat hartuta, nola ez galdetu gure buruari zer dela eta ez duen hain aspalditik libururik argiratu, idazteari behin betiko utzi al dion, beharbada bere idazteko gogoa 2008ko krisiadiaren erruz pikutara edo joan zen argitaletxearekin batera ere joan zitzaiolako, arazo pertsonalik ote, baita, eta bai, berez maltzurra den galdera, euskal literaturan bera bezalako idazle benetan heterodoxo eta batik bat saiatu batentzat lekurik dagoen ere, hori edo euskaraz idaztea zinez merezi ote zaion bere lana hain aparta, eskerga, ausarta izanda, euskaraz gero eta gutxiago irakurtzen duten/dioten lau katuendako.
"TRENAK, burdinbideen hedatze-plan berriak medio, jende asko ekarri zuen Izurkiza hogeiko hamarrurtekoan, gerora gerra bezperan -eta gerra ondorenean- eramango zituen beste kasik. Batzuk behin-behineko eraman zituen, betiko bestetzuk, iparraldetik etorritako Don Mariano apaiz hura kasu.
Ez zen bakarra izan, haatik.
Julian eta bere familia gerra hautsi berritan etorri ziren herrira, giro gatazkatsuagatik jada apalduxea zegoen lan-eskaintzak erakarrita baino areago, liskarrek eragindako korromio eta gorrotoetatik ihesi. Apaizaz galdetu, eta, artean, horrelakorik ez zegoela, baina luze gabe bat bidalia izango zela entzun zutenean, beranduegi izan zen gauzak jaso eta arriskutsua zeritzaien herri hartatik, etorri bezala, alde egiteko. Asteko nekea senide baten terreatze ankerraren oroipena baino erabakiorragoa izan zen, antza, ordu arteko ibilbideari Izurkizen planto ematekotan.
Hegoaldetik zetozen, gerra garai hartan herioa bezala. Trenbideko langileek egin zuten grebarekin eman zitzaion hasiera beren herrian gatazka odoltsu hari, denboraz labur baina oinazez jori gertatu zena.
Alvaro zena."
HAUSTURAK (1995) – Jokin Muñoz

 TXEMA ARINAS
Oviedo, 2019/04/15