viernes, 26 de junio de 2020

NAHIAGO DUT


Ekaizteko poematxo bat Hitzen Uberan.eko Komunitatea sailerako: http://www.uberan.eus/?komunitatea/Txema/item/nahiago-dut


Inoiz egingo ez didaten deiaren zain
egon beharrean
Nahiago dut nire seme txikerrarekin
egon jolasean.

Inoiz gauzatzen ez diren planak
asmatu beharrean
Nahiago dut nire seme nagusiarekin
egon solasean.

Inoiz argitara aterako ez diren lanak
etengabe zuzendu beharrean
Nahiago dut nire laztanarekin
egin larrutan.

Inoiz egiatan estimatuko ez nautenokin
denbora alperrik galdu beharrean
Nahiago dut nire bizi osoko adiskideekin
egin eztabaidan.

Inoiz beteko ez diren ametsak
faltan sumatu beharrean
Nahiago dut nire buruarekin
galdu noraezean.

LO DE LA SEMANA


Estoy seguro de que si no hubiera sido por el pasado confinamiento no me habría fijado nunca en los vecinos de enfrente. Pero, entre los aplausos de las ocho y las llamadas telefónicas a mi madre por las tardes dando vueltas alrededor de la terraza, la verdad es que, no solo los he descubierto, sino que algunos hasta se me han hecho entrañablemente familiares.
La que más de todos, creo, la rusa rubia -y aquí dudo de si acabo de hacer un pleonasmo- que vive justo delante de la ventana de la cocina. Ya no es solo que la escuchara hablar por teléfono a gritos todas las tardes en la lengua de Dostoievsky, poco antes de que empezara la tanda de aplausos para los sanitarios. En ese momento, es de entender que tras la correspondiente ingesta de lo que fuera, la rusa aprovechaba para asomarse a la terraza colocando su pequeño chucho blanco lanudo al borde del precipicio sobre las patitas traseras al tiempo que le cogía de las delanteras para que aplaudiera al ritmo de los aplausos del vecindario. No solo entonces, esta semana además la he tenido que ver las tetas al mediodía desde el pasado domingo coincidiendo con la ola de calor. Me explico, no se me alteren. Resulta que esta semana, cada vez que me he puesto a fregar los platos de la comida hacia eso de las cuatro de la tarde, sobre el fregadero debajo de la ventana, no he podido desviar la mirada de esa otra que tengo justo enfrente coincidiendo con el momento exacto en el que aparecía la vecina y se quitaba el sujetador para tumbarse sobre la hamaca que tiene en la terraza aprovechando las altas temperaturas. Juro que no me recreaba y que enseguida apartaba la mirada por la cosa del pudor y así. Luego ya me volvía a mis quehaceres frente al ordenador hasta las siete, momento que aprovechaba para acercarme de nuevo hasta el fregadero con el fin de pegar un trago de agua fresca antes de salir con los críos a pasear. Entonces veía a la rusa apoyada el la repisa de la terraza con la bata puesta, siempre un generoso cubata de vete a saber qué en una mano y el móvil en la otra. A la vuelta de nuestro paseo vespertino me tocaba llamar a mi madre como todas las tardes; pero, como ya he adquirido la costumbre de hacerlo mientras recorro la terraza de un extremo a otro y así de paso miro las cuatro cosas que he plantado en las jardineras, siempre he tenido que esperar un rato a que las voces que la rusa pegaba a su interlocutor amainaran lo suficiente para poder comunicarme con la mujer que me dio la vida.
Así pues, cómo no dejarse llevar por la imaginación desbocada que lo acogota a uno más de lo me gustaría, cómo no fantasear con un Dimitri, Nikolai, Mijhail o por el estilo, siempre ausente que tiene a su señora apalancada en un piso de una ciudad del norte de España mientras él se ocupa de los negocios sucios de su clan en la Costa de Sol, y ya más en concreto del de la trata de blancas que tantos réditos parece que da a los suyos en lo que solo se puede calificar de total impunidad. E incluso, porque tal que así queda como muy de estereotipo de género y toca ya desmontarlos, en una dona de la mafia rusa. Nada que ver una antigua madame ni nada por el estilo, sino más bien una ex colega de Putin reconvertida al sector privado, que previamente ha traicionado a su clan a cambio de entrar a formar parte de un programa de protección a testigos que la ha llevado hasta aquí. Como que se me dispara tanto la imaginación que me digo que si eso mejor me saco un relato en condiciones para que luego me lo publiquen en SOLO NOVELA NEGRA, que no es cuestión desperdiciar las posibilidades que me ofrece la vecina rusa que se mama todas las tardes sola delante de mi ventana mientras grita a su smartphone palabras incompresibles, pero que siempre suenan a amenaza.
En cualquier caso, es entonces, en cuanto la rusa cuelga su teléfono y deja de recitar a Alexánder Pushkin en su lengua original, que empieza mi perfomance de todas las tardes hablando con mi madre a cientos de kilómetros de distancia. Suelo empezar con bastante buen humor, usando un tono por lo general sereno, bajo, que va subiendo el tono a medida que mi progenitora me cuenta las nimiedades de su cotidianidad consistentes en procurar hacer todo lo contrario de lo que recomiendan las autoridades sanitarias. A esto hay que añadir las discusiones a cuenta de la siempre muy particular interpretación de las noticias que hace mi madre después de escucharlas por tele o en la radio. Así pues, ríete tú de la rusa berreando reproches a su Vladimir o amenazas al funcionario al cargo de su programa de testigos, lo mío sí que son chillidos en toda regla y a todo volumen aderezados con raciales juramentos en los que la escatología sacra destaca sobre los de cualquier otro tipo.
Así que como para quejarme del espectáculo de todas las tardes que tan generosamente nos ofrece la vecinita rusa. Aquí, como en todo, que el que esté libre de culpa tire la primera piedra. Yo desde luego no, qué se le va a hacer. Suerte para todos, para los vecinos muy en especial, de que, si las cosas no se tuercen de un día para otro, a partir de mañana ya podré discutir con mi señora madre en persona. Ya tengo ganas, ya.

"...un ambiente de burguesía profesional, laica y progresista, con sus prontos y esquemas radicales, pero conservadores en los sentimientos más profundos."

UN HOMBRE EN LA RAYA - José Jiméne Lozano

Exquisita y sobre todo escueta descripción de una clase social de la que, en efecto, destaca esa hipocresía del progresismo más o menos de puertas afuera, acaso poco más que un signo de distinción de otro tipo de burguesía entre la que, por lo general, se han criado, pero cuyos esquemas mentales aborrecen porque ellos están más leídos y mejor educados; pero, ya luego de puertas adentro, pues todos los prejuicios típicos de la clase a la que de verdad pertenecen y entre los que destacan el mirar siempre por encima del hombro a los que no son de su entorno, el juicio permanente y sobre todo condescendiente a todo cristo en función de donde procede, a qué se dedica y, ya muy en especial, de lo que piensa o deja de pensar, el pujo de dar consejos no pedidos a todas horas y por cualquier cosa en la convicción de que su estatus les obliga a ello, y ya muy especial, esa otra de que lo que vale para los demás, y sobre todo para decorar su discurso, dentro de su casa ya es otra cosa, no nos vayamos a volver locos, a pecar de ser más papistas que el Papa. Como que a la hora de la verdad los usos y costumbres de los suyos, la estricta y rancia moral de los genealógicamente bien nutridos, los prejuicios de clase tan a flor de piel en su subconsciente, tampoco están tan mal y ellos los asumen casi sin darse cuenta, de un modo natura que, eso sí, jamás reconocerían.

En cualquier caso, apenas un apunte de una gran novela, UN HOMBRE EN LA RAYA, y sobre todo de un grandísimo autor recientemente fallecido, José Jiménez Lozano. Alguien del que ya pude disfrutar su magnifico Los Lobeznos, así como las novelas Ronda de noche, Las señoras, Las sandalias de plata, y ensayos como Castilla y León inolvidable, El narrador y sus historias, Contra el Olvido. Con todo, autor de una extensa obra donde hay todavía de sobra a lo que echarle el diente y que, una vez más, me da que no es tan conocida como debiera ser si de verdad se apreciara al escritor de raza, el de los mundos literarios propios, con su propio compromiso y camino a pesar de las modas del momento y toda la mandanga al uso, y me temo que, así y todo, también en desuso.

En fin, ya estoy pecando de prolijo una vez más, así que todo que me queda por decir sobre José Jiménez Lozano me lo reservaré para un artículo más o menos denso que espero me publiquen en su momento. Solo decir que me ha sorprendido en Un hombre de la Raya, no tanto el leísmo que acaso sea la reivindicación de una seña de identidad castellana, a saber, ni idea, sino también el laísmo, tampoco sé a cuento de qué.



Terribles todas esas vidas carcelarias de puertas adentro, da igual si de buena o mala gana, y en las que solo se consigue la libertad a partir de la muerte del otro. Demasiado conocidas, corrientes, consuetudinarias incluso.

"Mon mari, jusqu'au dernier jour de sa vie, m'avait ímposé ses horaires, son affection, ses soucis, ses projets, ses craintes C'est incroyable quand j'y songe: j'ai aussitôt adoré être vevue. Je n'avait pas prévu une seconde que j' apprécierais à ce point la solitude."

LES SOLIDARITÉS MYSTERIEUSES - Pascal Quignard




Entre el apego lógico, esto es, básicamente sentimental y hasta instintivo por tu terruño, tu patria chica o mínima, o lo que es lo mismo, por tus gentes, paisajes, recuerdos, etc., y el chovinismo municipal por el que algunos creen añadir a sus virtudes el hecho siempre fortuito de haber nacido o residir en tal o cual rincón del mundo, asunto que incluso hace que muchos de estos se sientan mejores que los del pueblo de al lado y no digamos ya de los del de más allá, la verdad es que media, ya no un trecho, sino un auténtico abismo.

De hecho, el mejor ejemplo de lo que hablo son la multitud de páginas digitales, de FB, blogs o lo que sea, que son encabezadas con una expresión ya de entrada harto vomitiva: "No eres de X, si no..." Solo hay que asomarse un rato corto a dichas páginas para percatarse de que, en general, suelen ser frecuentadas por lo más rancio de cada lugar, esto es, gente que parece no tener otro horizonte vital que regodearse en las nimiedades de su agujero en el mundo, convencida de ser guardianes de unas casi siempre ridículas y discutibles esencias de las que se sirven para otorgar carnés de casticismo como si eso fuera el súmmum de a lo que uno puede aspirar en la vida. Y no me refiero, claro que no, a la labor del cronista local que rescata o significa aspectos de la Historia, cultura o simple sociología de cada lugar. Esa es una labor que a mí también me interesa y que concibo, de alguna manera, como la historiografía de cercanías. Lo otro es algo muy distinto, de hecho pocas veces tiene que ver con la Historia, cultura o cualquier aspecto sociológico de la localidad en cuestión, sino más bien con el cotilleo intrascendente o ya directamente malicioso, el comentario por lo general repulsivamente provinciano, tribal, xenófobo incluso, o el regodeo en la ñoñería más empalagosa a cuenta de una nostalgia que destaca por su incapacidad, y por lo general también desinterés, en ubicar las cosas en su verdadero contexto histórico, sino más bien por la reivindicación reaccionaria y para de contar: "¡Aquellos tiempos sí que..., entonces sí que había respeto..., pena que no vuelva el látigo...!

En resumen, dosis ingentes de estomagante ombliguismo, lugares comunes a tutiplén y una filosofía de la vida como de señora asomada toda la mañana a la calle con los codos apoyados en la repisa de su ventana, o de señor viendo la vida pasar sentado sobre un taburete junto a la barra de la tasca de su barrio con el correspondiente carajillo entre las manos (y sí, claro que aquí caigo en el estereotipo de género, a conciencia además). A decir verdad, y para no andarnos con remilgos, demasiado capullo vertiendo su inanidad existencial en las redes -sí, ya, como la inmensa mayoría de nosotros-, pero estos a cuenta de lo que pasa en la plaza de su pueblo en exclusiva y con un tufo a patio de vecinos a rebosar de tontos del pueblo que espanta.


-Puta "playa dinámica"...

-Tú calla y corre.

-¿Seguro que así también nos vamos a poner morenos?

-Morenos no sé; pero cachas...

-Mierda de verano nos espera.

-Por favor, respeta la distancia de seguridad.

-¡Pero si hemos pasado el "confi" juntos!

-Ya, pero te acercas demasiado y ya sabes que las manos van al pan...

-Qué harta me tienes, Iñaki, pero qué harta. 

jueves, 25 de junio de 2020

ASTEKOAK


Badakit mitologia Historia baino maiteago dutenek Alberto Santanaren Baskoniako historia bat batere atsegin ez dutela, batik bat ez dutela historiagilea askotxo estimatzen. Ez da harritzekoa oraingoan euskal matriarkatuaren mito hutsa argi eta garbi erakutsi baitio argibide oro telebistatik baino jasotzen ez duen publiko handiari. Erakutsi egin du atzo eta gaurko aditu gehienek ezin hobeto azaldu dutena, Euskal Herrian sekula egon ez dela emakumezkoen nagusigorik edo gutxienez oinarrizkorik, noizbaiten gizonezkoeek deuseztu zutena. Egia da, emakumezkoen papera oso garrantzizkoa izan dela euskal gizartean, batez ere beste herrialde batzuetakoen aldean; baina betiere ere tokian tokiko zein sasoian sasoiko betebehar sozioekonomikoen arabera (beharrezkoa al da gogoratzea zer dela eta kostaldeko emakumezkoak beti eta printzipioz libreagoak bezain sasoitsuagoak izan diren, munduko edozein kostatan, alegia?), Historian zehar emakumezko batzuk beste batzuk libreagoak edo baztertuagoak izan baitira baldintza horiek zirela medio. Mitoak ordea oso bestelako ikusmolde bat hedatu nahi du zenbaitzuen gogo zein helburu ideologiko oso zehatz bat limurtzearren. Halere, mitoa ez da inoiz premiazkoa gogo eta helburu guztiz zuzen bat aurrera eramateko, gauzatzeko, duintzeko berezkoa baldin bada (Berdin-berdin mendebaldeko EHren euskalduntze berantiarra ukatzen duen mitoarekin, gure mendebaldean euskara betierekoa dela dioenarekin; ezta beharrezkoa euskara zein euskal kultura babestu zein suspertzearren). Baskoniako historia bat primeran taxuturik, bada aspaldi-aspalditik telebistaratutako saiorik duinena, jasoena, txukunena, eta agian horrexegatik ere gure mitozaleek gorrotoen dutena, gehienetan aparteko argudio sendorik eskaintzeke, ez baldin badira "ad nominen" edo irain garbiak, besteak beste Alberto Santana Euskal Herria gorrotatzen duen euskal abertzalea bilakatu egin duena, edo antzeko zerbait, auskalo. Edozelare, heterodoxiaren enegarren ajea ortodoxoen herrian.



Zarauzko Salbatore Mitxelena ikastolako sarraskia, Aguraingo liskar mozkor zoroa, Beasaingo sasi sorginen dantza, kultura zinegotzia barne, eta beste antzerako hainbat bidegabekeria hor nonnahi, hau guztiau Pandemia hutsaren hurrengoa balitz bezala, auskalo non edo nori aditutako egiazko gezur bat dela, betiere gizakiak kontrolpean edukitzeko asmotan, ontzat emango balute bezala, euren nagusien bizitzak bost axola balie bezala Baina bai, badakit gazteak gaitzestea ez dela batere popularra, gaizki ikusita dagoela agure uzkur ipurterre bat bilakatzen zaituelako nahitaez; baina, zer nahi duzue nik esatea, batez ere nire nerabearen eguneroko jokabide ergelari erreparatuta, nire iritzia oso bestelakoa da...



-Maitia, gaur lehenengo egunean bezala bihotza gori-gori dut zure amodioagatik.

-Laga txorakeriak alde batera. Salto egingo al duzu ala zer?

-Zertarako? Koronabirusa dela eta ez da inor suteak ikustera etorri.

-Ez eta nigatik ere?

-Berdur naiz.

-Bai, urtero bezala.

-Aurten gainera ziurtasun distantzia kosta ahala kosta mantendu behar da. Eta nik garretatik zenbat eta urrunago, orduan...

-Nire amodioagatik erreko zinatekeela agindu zenidan.

-Erre bai, kiskaldu ordea...

-Hara, herriko azken erromantikoa...

viernes, 19 de junio de 2020

LIBERACIÓN O MUERTE - TXEMA ARINAS


Como ya dije aquí mismo en su momento, mi ultima novelica, más gamberra que negra a mi entender, LIBERACIÓN O MUERTE, fue publicada justo a los pocos días de desatarse toda esta pesadilla que hemos vivido en los últimos meses, de modo que no he tenido noticia de mis editores de Salamanca hasta hace dos días. Una llamada del editor al mando para avisarme que no se habían olvidado de la novela y que esta seguía vivita y coleando a pesar de mis temores de que también ella hubiera pasado a peor vida con la pandemia. Eso y para asegurarme que a partir de septiembre, si hay suerte y la cosa está ya mucho más estabilizada, empezarán a mandar los libros a las librerías, a organizar la cosa esa terri... maravillosa de las presentaciones, el mendigar por los medios para conseguir una mínima mención a la escala que sea, y, así en general, todo lo relacionado con el coñazo ese desesperante y por lo general inútil de procurar vender siquiera los cuatro libros de rigor. Así que avisaré cuando llegue el momento, que no teman los estirados de rigor que no habrá más autopromoción hasta entonces. O sí, vete a saber, prometer prometo lo justo. Y por si hay alguien que no pueda reprimirse las ganas de echar mano al libro, que necesite de veras un poco de asueto para llenar su vida con risas durante unas horicas del verano que viene, incluso para mosquearse con un servidor por tratar del modo como trato ciertos temas supuestamente tan controvertidos, de los cuales algunos van ya para verdaderos tabúes de nuestra época, recuerdo que se puede adquirir el libro en la página web de la editorial sin gastos de envío y, por lo que me cuentan los que ya lo han hecho, nada que envidiar en eficacia y prontitud a esa gran empresa cuyo nombre innombrable se inspira en un gran río sudamericano: https://editorialamarante.es/libros/alamar-libros/liberacion-o-muerte?fbclid=IwAR2s3FW20yHXa2TVzUZNDUBBS8QLC54MMUcZbhhF9zQG843CZgMe2F7zU5s

INON EZ, INOIZ EZ - IBAN ZALDUA


Iban Zalduaren "Inon ez, inoiz ez" ipuin bildumari buruzko zenbait hitz: http://uberan.eus/?komunitatea/Txema/item/inon-ez-inoiz-ez-iban-zaldua

"Orduan helduak ginen Mikelen herrira; ilunabarra hurbil zegoen. Mikel bi aldiz tronpatu zen mendi-pista hartzean, eta berandu iritsi ginen errautsen haizatzea burutzen ari ziren zelaira. Pinudi baten babespean aparkatu genuen autoa; bildutakoen bizkarrak ikusten genituen, zirkuluerdi bat osatuz, eta haien aurrean beherantz jaisten zen bailara txiki bat, baserri batzuk eta, azkenik, herri industrial zatarraren itzala. Motorra itzali eta leihoak zabaldu zituen Mikelek. Une hartan jendeak ukabilak altxatu zituen eta "Euskal Gudariak" kantatzen hasi. Ile urdineko emakume bat -Mikelen ama behar zuen- aurreratu, belarrean zabaldutako ikurrinaren gainetik kutxa hartu, eta errautsak zabaldu zituen, kementsu.

"Ez al duk joan behar", galdetu nion Mikeli, baina isilik geratu zen, zirkinik egin gabe. Ni autotik jaitsi nintzen, eta urrats batzuk eman nituen zelairantz, baina beherala gelditu bahar izan nuen, takoiak tinko itsasita geratzen ari zitzaizkidalako lokatzetan"

LAGUNDUKO AL NAUN? - Iban Zaldua (INON EZ, INOIZ EZ)

Bart bukatu nuen Iban Zalduaren INON EZ, INOIZ EZ ipuin liburua. Pena handia hartu nuen, noski, jakin banekielako leitzen hasi aurretik izugarri gozatuko nuela lehengoekin bezala. Horrenbestez, ipuinok ezari-ezarian irakurri ditut, gauero binaka edo hirunaka, goxo-goxo. Eta asebete egin naute erabat betiko lez, bai noski, Zalduarena baita euskaraz atseginen dudan literatur lanetarikoa, edo gutxienez gehien indentifikatzen naizenarekin haren proposamen literarioarekin ia orotan bat natorren aldetik. Zer dela eta? Egia esan, euskaraz gutxitan, oso, nire kultura, politika, musika, gizarte edo umore kezka zein gustuak nolabait, eta beti bere ikuspegi propiotik noski, jorratzen dituen idazle batekin topo egiten dudalako. Alde horretatik aparteko, egundoko gozamena begitantzen zait nire eguneroko gauzetaz hitz egiten didaten ipuin batzuk irakuri ahal izatea, baita errutinarekin zerikusirik dutenak zein metaliteratura edo beste hainbat metagauza aintzat hartzen dutenak ere. Gero gerokoa, jakina, ipuin batzuk beste batzuk gogokoagoak edo asegarriagoak suertatu zaizkit, beti eta agian behar bezala ere. Nik nabarmenduko nituzke gehien asebete nautenetariko "Twitter Bidezko Heriotza, Literatura Autobiografikoaren Arriskuak, Gaurkoan esan egingo diot, Zaizu gaurkoa egun historikoa, Spam, Bulebarreko Erlojua"... ez dakit, beharbada honek ez du buru buztanik, guztiz subjetiboa baita, gainera Zalduaren ipuin liburuak bizpahiru bider irakurri ohi ditut betiere zerbait berria, azpimarragarria, harrigarria asmatzen baitut lehen ihes egin zidana edo. Edonola ere, oso intesgarria da, ipuin liburu honek euskaraz irakurtzen gozatzeko eskaintzen digun aukera aparta borobiltzearren, liburuaren azken orrialdeetako"Nobela Nazioak, Ipuin Herrialdeak" testuak proposatzen digun gogoetagaia. Izan ere, zer nolako premiazkoa, ezinbestekoa bilakatu den Iban Zaldua euskal literaturarekin zein batik bat modu guztiz naturalean, jatorran, kaletarra, urbanoa, guztiz garaikidea den euskal ikuspegi zehatz eta berezi batekin beste behin berradiskidetzeko.
Txema Arinas
Oviedon, 2020/06/19

TIEMPO DE SINVERGÜENZAS



TIEMPO DE SINVERGÜENZAS, un relato negro muy de actualidad por un tal Txema Arinas para la revista SOLO NOVELA NEGRA: https://www.solonovelanegra.es/tiempo-de-sinverguenzas-por-txema-arinas/?fbclid=IwAR2xsbczKtbvi1WX8PMkPjjpJFi1R1UshDpt9oHn_MeSqgY0JH1qWG2fy28

La policía llevaba ya un tiempo detrás de su pista. El narco más escurridizo de la ciudad sin lugar a dudas. Cómo no, si todo lo que lo rodeaba era aparentemente legal. Un honrado empresario dedicado a la importación y exportación de todo lo que tuviera una salida rápida y sobre todo más lucrativa de lo normal, esto es, lo que vulgarmente se llaman chanchullos al por mayor. Decían que vivía del chivatazo del producto de ocasión, esto es, que alguien siempre les filtraba la información necesaria para saber lo que tenían que comprar, y probablemente también dónde o a quién, antes que nadie. Por lo general gente que trabajaba en las instituciones públicas y que, previamente bien untados, corrían a avisarle de que se iban a necesitar tal o cual material imprescindible en cuanto se aprobara la ley o norma de esto o de lo otro. De ese modo, siempre solía ser el primero en ofrecer la mercancía necesaria de todos los importadores con los que trabajaban las instituciones. Y nadie se preguntaba el cómo o el por qué. Para qué si eso, y no otra cosa, era lo que los gerifaltes de la administración de turno llamaban eficacia. A veces, incluso, el mismo funcionario que le había dado el chivatazo, se colgaba también las medallas por haber hecho la compra el primero de todos y al mejor precio posible. Todos salían ganando.
No obstante, el que parecía no estar lo suficientemente a gusto con lo que ganaba era él. Eso fue lo que empezaron a sospechar en la Brigada Central de Estupefacientes cuando comprobaron que el origen de una de las remesas de cocaína incautadas a una de las bandas de camellos más activas en la ciudad procedía directamente de la Guayana francesa, o al menos como tal la vendían ellos a modo de alternativa al resto de coca de procedencia esencialmente boliviana, colombiana o peruana que se movía en la ciudad. Entonces descubrieron que el único avión de mercancías procedente de aquel país sudamericano en las últimas semanas había sido fletado en su totalidad por la empresa del protagonista de nuestra historia. ¿Pura coincidencia? El jefe de la Brigada lo tenía muy claro: en su trabajo las coincidencias no existían. Con todo, había que seguir tirando del hilo para no dar pasos en falso, sobre todo antes de acusar de nada a un individuo tan bien relacionado con la administración en cualquiera de sus apartados. Así pues, y con la convivencia del juez, los camellos solo fueron procesados por tenencia ilícita de estupefacientes, y no por tráfico, dada la poca cantidad de la cocaína requisada, o al menos eso fue lo que acabó constando en el atestado de la policía. Presumían que los miembros de la banda achacarían su buena suerte en el juzgado a la incompetencia innata de la policía para levantar una acusación lo suficientemente consistente contra ellos tal y como parecía ser su costumbre. Al fin y al cabo, debían pensar también aquellos narcotraficantes de a pie de calle, la policía se había tenido que conformar con su versión de que aquello de “directamente de la Guayana Francesa” era un simple reclamo, “llámalo comercial o como quieras”, para epatar a los cuatro colgados a los que les pasaban la coca de manera completamente “altruista”.
-¡Y una mierda! Si la venden como de la Guayana francesa es que viene de la Guayana francesa–sentenció del jefe de la Brigada.
 El paso siguiente consistía en estar al quite de la llegada del próximo avión fletado por la empresa de nuestro protagonista directamente desde aquel país suramericano.
-Se han enterado los de arriba que estamos investigando a… y me han dicho que paremos –avisó el jefe de la Brigada a sus subordinados.
-¿Cómo? –exclamaron todos al unísono.
-Dicen que si se entera la prensa de que la empresa en cuestión ha estado aprovechando sus contratos con la administración para traer droga camuflada, el escándalo sería de tal magnitud que tendría que dimitir el gobierno en pleno.
-¿Y eso qué nos importa a nosotros? –fue la pregunta que hizo en alto cualquiera de los agentes allí presentes.
-Los mandos los eligen ellos –respondió el jefe de la Brigada.
-Repito: ¿Y eso a nosotros qué nos importa?
Así pues, y tras asegurarse la fidelidad de todos sus agentes, el jefe de la Brigada ordenó mantener la vigilancia sobre la empresa de nuestro protagonista en previsión de que la llegada del siguiente cargamento procedente de la Guayana Francesa fuera la ocasión esperada para demostrar al juez que entre la mercancía encomendada por la institución de turno se encontraba también esa otra que nuestro personaje acostumbraba a introducir en el país debidamente camuflada entre la primera.
-Nos la estamos jugando y mucho –advertía el jefe de la Brigada a los suyo-, hablamos de un tipo que se codea con lo más granado de la sociedad, sobre todo con los políticos al mando y de los cuales pocos habrá que no le deban un favor.
Todo un personaje al que en la Brigada ya se referían como “el chanchullero mayor del reino”. Alguien que, no solamente atestiguaba una veteranía en todo lo relacionado con el tráfico de mercancías, legales o no, que se conocía todos los vericuetos, administrativos y los que no lo eran tanto, para hacer pasar por la aduana cualquier mercancía por muy dudosa que fuera su procedencia o ya poniéndose directamente pasándose por el arco del triunfo la ley de aranceles con la inestimable colaboración de la autoridades, las cuales eran a la postre quienes tenían la facultad para decir cuándo algo era de interés general y cuando no.
-A este le ha ido de perlas mientras han estado los suyos al mando –comentó el jefe de la Brigada Central de Estupefacientes-; ahora que están los otros habría que ver qué tal le va.
-Pues cómo le va a ir –intervino uno cualquiera de los agentes a las órdenes del anterior-, seguro que no tarda en hacer amigos entre los nuevos gerifaltes. No nos engañemos, este tipo de individuos siempre cae de pie.
-No estaría tan seguro –replico el jefe a su subordinado-, nuestro personaje se ha señalado mucho como un acérrimo del gobierno saliente y no creo que los recién llegados se lo vayan a pasar por alto a la hora de hacer negocios con él. Al menos seguro que los nuevos mandamases no serán tan complacientes con él como los anteriores, que ahora le obligarán a cumplir todos los requisitos legales para trabajar con la administración como presentarse a concursos y otras menudencias que a él siempre le trajeron sin cuidado.
Poco más tarde fueron advertidos de la llegada de un avión vía Cayena, la capital de la Guayana Francesa, fletado por la empresa del ya conocido por todos como “el chanchullero mayor del reino”. En la documentación de aduanas constaba oficialmente como una remesa de material sanitario encargado por la administración del ramo para hacer frente a la pandemia del Covid19 que en aquellos días estaba a punto de provocar el colapso del sistema de salud. El jefe de la Brigada Central de Estupefacientes presentó al juez de guardia un informe lo suficientemente concluyente, si bien que fundamentado en su mayor parte en precedentes y testimonios de terceros no del todo contrastados, como para que éste decidiera autorizar la incautación de la mercancía que en ese momento había sido ya expedido desde la aduana del aeropuerto hasta un pabellón a las afueras de la ciudad donde la empresa de nuestro personaje solía almacenar las mercancías que les llegaban antes de destruirlas a sus verdaderos destinatarios.
-¿Han encontrado lo que buscaban? –preguntó el juez al jefe de la Brigada nada más responder a su llamada desde el mismo sitio donde se debía llevar a cabo la incautación.
-Ni rastro de cocaína –respondió este.
-¡No me diga que ha sido un fiasco! ¿Se hace una idea de cómo voy a quedar delante de…?
-Ni un gramo de coca, señoría. Pero hemos descubierto otra cosa.
-¿De qué me estaba hablando?
-El material sanitario encargado por las autoridades, eso es, varios cientos de equipos EPI, ya había sido repartido a los hospitales que los necesitaban. Sin embargo, hemos descubierto un stock de cientos de cajas con mascarillas quirúrgicas que no aparecía en ninguno de los papeles de la aduana.
-¿De contrabando?
-Eso parece.
-Puto especulador. Procedan inmediatamente a su detención –ordenó el magistrado.
-Como usted mande, señoría. Lástima que por esta tontería seguramente estará en la calle a no más tardar –se lamentó el jefe de la Brigada.
-Es más que probable, sí, comandante; pero, tenga en cuenta que en los próximos días el nombre de nuestro personaje aparecerá en todos los medios ligado a un caso de contrabando de material sanitario para especular aprovechando la pandemia, de modo que dudo mucho que a partir de ese momento se le ocurra a nadie de la administración hacer negocios con él. Al menos no a los que están ahora al frente de esta.
Palabras que fueron todo un aliciente para que el jefe de la Brigada Central de Estupefacientes, bien que tras coordinarse con los compañeros de la Unidad de Vigilancia Aduanera, se presentara de inmediato con varias dotaciones policiales en el domicilio que el “chanchullero mayor del reino” tenía en uno de los barrios de renta más alta de la ciudad.
-Los señores no están en casa –contestó la asistenta de dulce acento transoceánico que había abierto la puerta a los agentes.
-¿Y dónde se le puede localizar? –preguntó el jefe de la Brigada adelantándose a su compañero de cuerpo y rango de la Unidad de Vigilancia Aduanera.
-Los señores han acudido a la manifestación para pedir la dimisión del Gobierno en pleno por su gestión de la pandemia.
-¿Cuál, la de las banderitas? –preguntó el de Aduanas por encima del hombro de su compañero de Estupefacientes.
-Esa misma, allá fueron todos los señores de la cuadra.

©Relato: Txema Arinas, 2020.

FEW & STOUT EGUN HAIEK



Gogoa "few & stout" gisara dudala aspaldi ez dakit non argitaratutako istoriotxo hau berreskuratu dut nire irishmina nola edo hala epeltzearren.


"Galwaytik gentozen asteburu pasa Dublin alderantz; baina, errepide zuzenean barrenean egin beharrean Limerickera zihoan bidetik egin genuen Shannon ibaiko hiria ikuste aldera. Ez zitzaigun batere gustatu bidaide eta zerbait gehiago nuen oihartzundar neskato eta bioi, batik bat "esan nau" edo "eman zaitut" bezalako adizkeren bitartez nire belarri ikastoleroa etengabe egurtzen zuen gipuzkoar euskaldunzaharrari. Hiria labezomorroa baino itsusiagoa begitandu zitzaigun. Hiri ilun eta hitsa, etxeetako adreilua eta hormigoia nagusi, kale zimelak, etxe apalak, orubeak edonon, kaleek gogoratzen ziguten XIX mendeko Liverpooleko langile auzoen irudi etsigarria. Hori izan zen, jakina, eliza harroak. Hura izan zen hogei urte inguruko gaztetxo listopasatu batek lehen begiratu batean hartu zuen inpresioa Limerickeko kaleetan barrena. Ez omen zegoen ezagutzeko, bisitatzeko, erakartzen gintuen ezer; ibaiaren inguruko ibilbidea kenduta, halabeharrez. Eta gutxi ez balitz bezala ere, ez dakit nik zegoeneko irakurria banuen Frank McCourten Angela´s Ashes liburua nire zirrada guztiz okerragoa, ilunagoa izen zedin. Handik lehenbailehen ospa egiteko eskatu nion oiartzundar kakanarru kaskagorriari. Hiri ertainekoak garen gazteak gure bezalako hiri ertainez asper-asper egon ohi ginen, guzti-guztiak Frauberten probintzia beltza iruditzen zitzaizkigun eta. Zer esanik ez, beraz, gureak baino txikiagoak ziren hiriei buruz. Ezin genuen gure burua irudikatu Durango, Tolosa edo Miranda de Ebro bezalako hiri txiker batean bizitzen; Gasteiztik ihesi irten ezkero betiere Madril bezalako taxuzko hiri potolo batera edo, gehien jota, gurea baino pitin bat koxkorragoak izaten ziren kostaldeko edozein hiritara. Bilbok balio zigun, noski. Bilbo itsasotik hurren zegoen eta. Dublin hiriak berak Bilboren antz handia zuela esaten ziguten Bizkaiko hiriburua ezagun zuten lagun irlandarrek; guk biok ordea muzin egin ohi genuen behingoan. Edonola ere, Limerick holaxe begitandu zitzaigun, horrenbestez ihes egin genuen berehalaxe.

Haiek izan ziren ordea hogei urte inguruko mutiko baten gogoetak, hau da, edertasuna ohiko tokietan ikusteko baino prest ez zaren adinean. Gaur egun edertasuna edonon dagoela badakit, batez ere gauza xeheetan edota, hobeto esanda, xehetasunetan. Gaur Limerickera itzuliko nintzateke eta ziur nago ederra begitanduko zitzaidakeela, edertasuna nonahi topatzen ikasi baitut hein handi batean, edo hori da behintzat nire ustea."

Hauxe da nolabait gogora eta oharkabean etorri zaidana Dolores O'Riordanen hainbat kantu entzuten ari nintzelarik, baliteke batik bat "When You're Gone." 

TIEMPO DE PANDEMIA



La de esta noche sí que ha sido una pesadilla en toda regla. Resulta que me decía mi mujer que su madre le había pedido que yo la llevara en coche hasta Lisboa para comprar unos libros. Entonces yo le digo que no hace falta que vaya ella, que si eso mejor me acerco yo solo hasta Lisboa y le hago el recado. ¿Siete horas en coche con mi suegra? ¡Vamos, ni loco! Así que comienza el chantaje emocional al uso, que si patatín y patatán. No aguanto más y, prácticamente sin pensarlo dos veces, me tiro por la ventana. Por suerte caigo sobre unos setos de un jardín que no existe debajo de nuestra casa. Ella me grita desde la ventana: "¿No vas a hacer ese favor a mi madre? Con todo lo que te quiere, que nunca te ha puesto una mala cara, nunca te ha dirigido una mala palabra, nunca ha hablado mal de ti a nadie, nunca..." No lo soporto, así que en cuanto me incorporo de los setos a la acera huyo a la carrera. Ya ya luego que no me pregunte nadie cómo o por qué, pero resulta que solo me ocurre esconderme de mi mujer en un club de lectura. ¿Yo en un club de lectura? Vamos, hombre, antes me encuentran depilándome las ingles en un centro de dermoestética. Pero, allí estoy, de modo que me siento procurando no hacerme notar mucho mientras una chavala lee un relato en voz alta. En eso que acaba y se levanta otra para recitar una poesía. Y así un buen rato mientras yo me revuelvo en mi silla de aburrimiento. Pero, estoy tan acojonado por si por fin me encuentra mi mujer y me obliga a viajar con mi suegra hasta Lisboa, que intento reunir fuerzas de donde no tengo para aguantar semejante suplicio.
Entonces descubro que delante de mí está un amigo al que hace siglos que no veo, uno con el que compartí casa en Donosti, que luego fue alcalde de un pueblo de la Llanada y que... El caso es pego un salto de la sorpresa y me dirijo hacía él para abrazarlo.

-¡Hostia, X, cuánto tiempo! ¿Pero qué hostias haces tú aquí?
-Ya ves, quién me lo iba a decir, yo escribiendo poemas. Pero, recuerda que en peores nos hemos visto.
-Ya te digo. Pero si te cuento lo que quería mi mujer que hiciera yo...

Ahí creo que ya me he despertado. Y sí, era una pesadilla. Espero...

* My mother in law de Ch. Heyden

Resulta que desde que comenzó toda esta pesadilla de la Covid19 (ya he asumido la regla de la RAE por la que se sobreentiende que si hablamos de una enfermedad debemos referirnos a ella en femenino) mi canijo no ha salido de casa si no es para ver a sus abuelos de Asturias y que, con alguna que otra excepción, apenas ha tratado con nadie más. Como me cuesta horrores sacarlo de casa, ni siquiera para que me acompañe en mis caminatas, que cuando lo hace lleva la mascarilla puesta todo el rato aunque estemos al aire libre y en pleno campo; al principio ni siquiera me dejaba acercarme a él en la calle y eso después de recordarle casi a gritos que habíamos pasado la cuarentena juntos.

El caso es que en dos semanas como mucho, y eso si al presidente Barbón no le da por seguir siendo más sanchista que Sánchez con tal de sumar tantos ante éste y decide mantener cerrada Asturias hasta diciembre, marcharemos a Gasteiz para quedarnos allí hasta que nos aburramos o lo que toque. Pues bien, como ya allí nos relacionaremos tanto con la parentela como con los amigos, conocidos y lo que surja, como haremos las visitas de rigor y todas las escapadas que se puedan por los alrededores, resulta que tengo al canijo de los nervios con el tema de la distancia de seguridad para evitar el contagio por el coronavirus de marras. Tanto es así que se me ha ocurrido regalarle una mascarilla de las que usan los de VOX con su rojigualda y su verde picoleto. Estoy convencido de que es la manera más práctica de que la gente con la que tratamos habitualmente mantenga la distancia de seguridad, no ya mínima sino incluso sideral, por no hablar de la social, con mi hijo pequeño. Eso sobre todo teniendo en cuenta que nos moveremos de una punta a otra de E.H como suele ser nuestra costumbre por esas fechas. Ahora bien, mucho me temo que de llevarla el primero que vaya a mantener la distancia sideral en cuestión vaya a ser yo. Así que voy a darle un par de vueltas a la idea, no vaya a ser peor el remedio que...



Retiran la estatua de Juan de Oñate en Alburquerque, Nuevo México, EE.UU tras un tiroteo durante las protestas contra el racismo.
Arremeter contra las estatuas de personajes históricos porque en el pasado no fueron inmaculados de acuerdo a los principios éticos de nuestra época es simple y llanamente ridículo. De hecho, demuestra una incapacidad total para contextualizar las personas y los hechos en su momento histórico. En realidad es la enésima manifestación de un puritarismo conceptual muy del estilo de las activistas de la Liga Anti-alcohol que dieron lugar a la Ley Seca de los años 20 del pasado siglo. Tan ridículo como peligroso, pues en cuestión de símbolos el fanático solo repara en los suyos y olvida, consciente o no, que los demás también tienen los suyos. En concreto, la figura de Juan de Oñate claro que es la de un conquistador español que incorporó aquellos territorios a la Corona España tras dominar a sangre y fuego a los nativos; pero, también es uno de los símbolos de la comunidad hispana de EE.UU, el que llevó la lengua y la cultura española antes de que los americanos arrebataran aquellas tierras a México e impusieran el dominio del inglés y su cultura anglosajona sobre la minoría hispana.
Y también es ridículo, y acaso también bastante hipócrita, porque si llevamos esta iconoclastia hasta su extremo: ¿por qué no hacen pilas de billetes de un dolar por todo el país y les prenden fuego como protesta por llevar la imagen de George Washington, un conocido propietario de esclavos -se cuenta que incluso tuvo descendencia de una de sus esclavas negras-? Incluso hasta podrían cambiar el nombre de la capital de EE.UU y el de uno de sus estados por el de Malcolm X o, ya puestos, Spike Lee.
En fin, del mal de cierta izquierda incapaz de separar la paja del grano, esto es, de distinguir entre lo importante y lo accesorio. De hecho, ¿de verdad son estas las prioridades de las verdaderas víctimas del racismo sistemático o más bien de aquellos que no lo sufren directamente pero están por la labor de ganarse el cielo aquí en la tierra como fieles de su credo revisionista? Eso y que no niego que la noticia me atañe en cuanto a que Juan de Oñate y su padre Cristobal son personajes que yo utilicé a mi modo en mi anterior novela, LOS TRES NUDOS, por lo que algo de cariño ya les tengo por muchos defectos que tuvieran. Vamos, como me pasa con cualquier amigo de verdad, incluido uno mismo.


-Parece que ahora te toca a ti.


-Ya ve, majestad, como que me preocupa.



-Va a preocuparnos si el viejo lo dejó todo...



-Atado y bien atado.



-¿Tú has leído u oído algo en la prensa que de verdad importa?



-Ni lo esperaba.



-Este es un gran país.



-Lo suficiente para el tamaño de nuestros huevos.



-Ya te digo, atado y bien atado.



-Le dejo, majestad, que tengo consejo de administración de... La verdad es que ni puta idea.



-Ja, ja, ja. Tenemos que comer un día juntos.



-Si eso en República Dominicana.



-Donde quieras; pagas tú.



-Por decirlo de alguna manera...




Así como pido encarecidamente a todos los lumbreras que han asegurado que el Covid19 es una mentira del gobierno para instaurar una dictadura socialista-bolivariana y que por eso se niegan a llevar mascarilla o a respetar distancia de seguridad alguna, que si enferman no acudan a centro médico alguno y se limiten a quedarse en casa a esperar la muerte y no precisamente de un modo plácido. También sugiero a los defensores de este tal Cañizares, por lo que parece un mandamás de la secta más exitosa y nociva de la Historia de la humanidad, que cuando salga la vacuna del Covid19 no se vacunen y en caso de contagio hagan otro tanto. Consecuencia, queridos idiotas, ser consecuentes con vuestra propia idiocia.



Una de las muchas maneras de volver a casa, esto es, a cualquiera de los escenarios en los que fuiste feliz en algún momento, es mantenerte fiel a ciertas costumbres como la de revisitar todos los años a partir de junio a ciertos amigos como Brendan Behan, Flann O´Brien, James Joyce, Samuel Beckett, Liam O´Flaherty y puede que hasta a Roddy Doyle. Tan distintos entre ellos y tan hermanados en ese humor tan irlandés que diremos "Few & stout". Es también la ocasión propicia para recordar que todavía tienen que caer muchas pintas antes de la derrota final, no por nada solía declamar el propio Flann O´Brien:

When things go wrong and will not come right, Though you do the best you can, When life looks black as the hour of night, A PINT OF PLAIN IS YOUR ONLY MAN.

AT SWIN-TWO-BIRDS Flann O´Brien






De la conspiración del 11M a del 8M, o el modo torticero y desleal de concebir la "res publica" por parte del facherío de los españoles y la rehostia de españoles. Pero, sobre todo, una gente dispuesta a creerse, incluso que necesita creerse, que es capaz de hacerlo con tal de que la realidad, esto es, la juez de turno o las evidencias científicas, no desmienta sus argumentos o cuestione el porqué de su odio sectario, que "los otros" son capaces de hacer enfermar a sabiendas a todo un país. Una concepción de ese otro que lo dice todo de ellos: "la paja en el ojo ajeno." Gente que justifica que se decida sobre la vida y muerte de sus conciudadanos en función de su renta; pero, que luego llama genocida a los demás.


En cualquier caso, gente con la que sabes que la convivencia es prácticamente imposible. Todo lo más la coexistencia sin verse ni rozarse, cuanto más lejos mucho mejor, sobran en tu vida, yo diría que hasta la afean. Como que cualquier discurso buenista sobre lo de entenderse entre diferentes o saber condescender con las convicciones de piedra del otro, hace ya mucho tiempo que ha caído en saco roto. ¿Para qué, para que solo sea una parte la que cede siempre con tal de tener la fiesta en paz, y, sin embargo, luego tener que oír al hijo de tonto de Suarez o a la arquitecta de pega de la Monasterio, todo indignados porque se le retira las condecoraciones a un policía franquista y reconocido torturador?



Por cierto, ¿dónde están ahora todos esos Cayetanos de mierda con sus rojigualdas y sus cánticos robados? Abrir las terrazas y desparecer de las calles ha sido todo uno.




Oye, qué ilusión esta mañana cuando de repente observo que ha vuelto, que estaba en su sitio de siempre antes de que la peña invadiera el parque con la desescalada de marras. No estaba muerto, estaba de parranda o yo qué sé. La verdad es que me llegué a preocupar, porque por lo general es un gato que no se inmuta cuando la gente pasa a su lado, que había hecho de ese rincón del parque su reino y si no era sobre o junto a la mesa, siempre estaba cerca. Pero fue desconfinar a la peña y de repente un aluvión de gente todas las mañanas por el parque, que se notaba que la mayoría iba porque necesitaban estirar las piernas tras semanas de encierro. Luego ya, la verdad sea dicha, a la mayoría se le notaba que lo de andar no era lo suyo. No sé, pequeños detalles, gente que iba pegando berridos al que tenía al lado o con la música a todo volumen, que debía creer que el de enfrente siempre tenía la obligación de apartarse, que si iban en manada y pasaban a tu lado casi te tiraban al ribazo sin contemplaciones. Eso y que les veías andar con el pantalón del chándal recién estrenado que se les metía por el culo y algunos hasta con zapatos castellanos. Pues eso, está visto que, semanas después de que por fin abrieran el redil, la inmensa mayoría ya se ha aburrido de respirar aire puro y sudar la ropa. No sé, me recordaban mucho a esos gilipollas que cuando te los cruzas en el monte no te devuelven el saludo porque van a su puta bola como si estuvieran paseando por la Gran Vía o algo así. Eso si, insisto, no van en manada y de apartarse nada de nada, ellos antes que nadie y por encima de cualquiera. Gente odiosa con una actitud ante la vida que no digo yo que hubiera que hacerla desaparecer en el monte; pero, no sé, un buen susto... En fin, hoy había cuatro gatos en el parque y alrededores, los conejos de la parte alta parecían brincar contentos de no tener que soportar ya la turba de domingueros que los observaba como a los monos en el zoo y encima tirándoles cosas, y, por supuesto, también había vuelto él a su rincón. Y así poco a poco todo vuelve a su cauce, a ver si no tardo yo ya mucho en tomarme una birra o un kalimotxo en mi rincón de San Miguel.