miércoles, 16 de marzo de 2011

CON EL CULO AL AIRE


Esta señora que es ministra de exteriores de España y se llama Trinidad Jiménez declaró al poco de iniciarse las revueltas en varios países árabes que tales no podían afectar a Marruecos porque ya había hecho las reformas pertinentes en su tiempo. Pocas semanas más tarde el rey de Marruecos, el cual controla junto su Madzen, (la camarilla de parientes y amiguitos que detenta el verdadero poder en el país vecino) el 8o% de la economía, el mismo que nombra a su antojo gobiernos, aprueba o deroga leyes otro tanto, anunció una serie de reformas como respuesta a las protestas en la calle de apenas hacía unas semanas. Reformas entre las que destaca la promesa de respetar la decisión de las urnas y que el primer ministro sea el del partido más votado. El rey de Marruecos dejó a la ministra de exteriores española con el culo al aire.

Esta señora que es ministra de exteriores de España también dijo que la colaboración con Marruecos se desarrolla en materias como "la lucha contra el terrorismo internacional de origen islámico", la cooperación "en la lucha contra el tráfico de drogas" y la cooperación "para el control de los grupos inmigratorios". Es decir, lo mismo que alegaba su gobierno junto con el del resto de países europeos para firmar tratados de amistad y colaboración con los derrocados Ben Alí y Mubarak.

Esta señora anunció hace unas semanas que su gobierno rechazaba a Ghadafi por ser un tirano sanguinario, que sus intereses y solidaridad estaban con el pueblo libio machacado por el tirano. Esta señora sale hoy en la prensa porque ayer en Siria, país que está enviando todo tipo de ayuda militar a Ghadafi para que aplaste la revuelta de su pueblo (dos de los aviones derribados por los insurgentes eran pilotados por militares sirios), país que reprime como ninguno todo conato de protesta, país cuyo actual presidente heredó el cargo de su padre, volvió a hacer unas declaraciones en las que aseguraba esta vez cada país sigue su propio ritmo de reformas Vamos, que eso de la libertad y la democracia va por barrios. También se mostró escéptica acerca de la aprobación de una zona de exclusión aérea para impedir que Ghadafi siga usando la aviación contra los rebeldes.

Esta señora que ahora es ministra de exteriores de España y se llama Trinidad Jiménez hace apenas unos meses acudía a las manifestaciones pro saharauis de la guisa que aparece en la fotografía que acompaña esta entrada.

Esta señora ha sido la gran apuesta fracasada de Zapatero para la alcaldía y la comunidad de Madrid, es una de sus personas de mayor confianza y probablemente también la que mejor simboliza el modo de hacer política de su amado presidente.

martes, 15 de marzo de 2011

AMAIGABEKO NAZKA


Antza denez Japonian gertatutakoaz bigarren maila batera igaro da, erdi ezkutaturik edo, agian ere benetako eta ia bat-bateko arrisku nuklearren beldurrez erabat ahazturik gehiengoak. Baina hor darrai Gadhafik bere herriaren kontra oldarrean, agintetik bota nahi zuen oro garbitu nahian. Hor darraite ere haren mertzenariek mendebaltar lagunek saldu armak zein hegazkinak erabiliz libiarrak zapaltzearren. Eta badirudi ere atzenean lortu egin duela bere kontrako matxinada, errebolta, zeharo zapaltzea, herriak banan-banan berreskuratu eta gero Bengashi hiri hanndi eta matximatuen burutik gero eta gertuago baitaude bere txakur odolgosetiak

Zer egin du nazioartekoak Ghadafi geldiarazteko? Ezer ez, hain zuzen ere hasiera-hasieratik gogoan omen zutena, euren norberaren herrietako eritzi publikoaren aurrean itxurak egin soil-soilik benetan Gadhafirekin asaldatuta zeudela sinestarazteko. Baina gero, jakina, diplomaziaren leloarekin tiranoaren aurkako edozein neurri bertan behera uzteko mota guztietako oztopo diplomatiko edo huskeria legalak hizpidera aterata.

Badakigu ONU delakoa pantomima hutsa dela, bihotz onekoak zein berezko txotxoloak pozik izateko komedia ederra, ez duela inolako egiaztasunik herrien demokrazia zein libertatearen aldeko lan egiten duen erakundea dena. Nola izango, Txina eta Errusia erabakitze kontseiluaren partaide izanda, bi herriok ez dute inoiz benetako demokraziarik aldeko ezer sustatuko, ez zaie komeni, bertan badaude ONUren erabakiak kontrolpean jartzeko da, haiek bezalako gorbenuei mesedeak egiteko propio, besterik ez.

Orduan, zer espero dugu? Deus ez, EEBBak ez baitaude prest beste guda bat hasteko, Irak eta Afganistakoaz gero indarge daude. Baina zer dela eta ez zaizkie armak-era bidaltzen errebeldei? Beharbada komeni ez zaielako aldez aurretik Ghadafi artean beharrezkoa dela erabaki dutenei, Ghadafi baita gaitz ezaguna, ondo eta luze trataturiko petroilioaren jabe xelebere zein ipurterrea, berarekin petroilioa ziur dago, gainontzekoekin auskalo, ez dakite, are okerrago ez dituzte beharrezko, Tunezen zein Ejipton gertatutakoa Mendebaldeko gobernuen gogoaren kontrakoa izan baita, haiek ez zuten inolako gogorik herriotan gauzak aldatzeko, dena kontrolpean zegoen, orain auskalo, etorkizunaren nondik norakoen menpe. Gainera, benetako aliaturik kuttunenak ez zeuden Magreb aldea, Golfo Persikoan baino. Eta zer eskatzen diete mendebaldeko lagun zein bazkideei? Orain dela hilabete batzuk hasitako dominoa nola edo hala geldiraztea, baldin bada Ghadafi gorrotagarriaren bitartez ere, gainontzeko arabiar herriek asma dezaten denak baduela muga bat, indarrarena.

Bestalde, gure agintariek ondo asko badakite mendebaldeko herrien lotsaizuna oso behin-behinekoa, gasosinak gora egin orduko ahaztuko dute ziplo, benetan kezkatzen gaituena gure oporrak-eta dira-eta, begira bestela 110ko abiadura muga jarri eta gero entzundakoak, ez dago benetako elkartasunik herri zapalduekiko, baldin badago zerbait bat-bateko zirrara telebisatuak omen dira, oso gaizki, oso itsusia da telebistaz jendea nola akabatzen duten ikustea, egin dezatela zeozer, bai, baina niri dirurik ez kendu badaezpada, eta jakina, telebista itzali bezain laster kalera irtengo naiz lasai asko, etorkinen kontra aldarrikatzeko ere. Ghadafi gure agintariak zein gu geu bezain nazkagarriak gara, denok errudunak.

lunes, 14 de marzo de 2011

DEFENDERÉ LA CASA DE MI PADRE


Dentro del saco sin fondo que contiene todos los mitos, tradiciones y puros atavismos que, según entendidos, conforman la identidad vasca, probablemente hay uno que destaca sobre los demás por su vigencia en lo que viene a ser el subconsciente colectivo de los vascos; ahora bien, que lo sea de un modo más o menos inducido eso ya es harina de otro costal. Me refiero al mito de la casa del padre, lo que viene a ser el apego por el solar, el oinetxe, la casa no ya del pueblo donde nacieron tus padres y abuelos, donde se supone que nacieron casi todos los tuyos desde hace generaciones, allí donde los tuyos fueron "hijos de algo", miembros de pleno derecho del llamado con no poca sorna Paraiso Foral. Se trata nada más ni nada menos que la vieja querencia hidalga por el origen del linaje, la casa solariega, generalmente blasonada, el manoir francés. Ahora bien, lo que en las sociedades estamentales de nuestros vecinos era precisamente la manifestación genuina de éstas, la preeminencia de unos pocos sobre el resto, en el País Vasco del antiguo régimen, que allí es sinónimo de foral, era precisamente todo lo contrario; la manifestación del mito igualitario vasco en sus dos vertientes, la cantábrica con el concepto de hidalguía universal como principal característica de las sociedades guipuzcoana, vizcaína y determinados valles cantábricos de Álava y Navarra, esto es, todos los genuinos de aquellas tierras eran hidalgos de nacimiento, o la vertiente alavesa mediterránea, aquella por la que, aún existiendo hidalgos y plebeyos de nacimiento, a efectos prácticos apenas tenía trascendencia dado que, muy al contrario de lo que ocurría en Castilla o Francia del Antiguo Régimen donde la clase lo era todo, el fuero determinaba que todos los naturales eran iguales ante las leyes y costumbres de la Provincia.

Esa particular organización legal, antes que social, de la sociedad tan estudiada y a la vez poco explicada, siquiera fuera de Euskal Herria, es sin lugar a dudas la particularidad más destacable y sobre todo determinante de toda la Historia vasca,
la que explica la especial concepción pasada y presente de su sociedad y sobre todo cómo se han visto y se ven los vascos a sí mismos a lo largo de la Historia. No lo digo yo, que casi nunca digo nada que no hayan dicho o escrito antes otros, en este caso, y por elegir entre tantos trabajos o estudios el más reciente y excelente de ellos, remito a quien quiera al libro EL ESPÍRITU EMPRENDEDOR DE LOS VASCOS, de los muy reputados profesores José Ramón Díaz de Durana y Alfonso Otazu. El libro, así a grandes rasgos, explica cómo frente al hidalgo castellano que despreciaba el trabajo manual y el plebeyo que, faltaría más, soñaba con poder hacerlo algún día, él o sus descendientes, como muestra de su ascenso social, el antiguo "vizcaíno" o "navarro" no solía tener problema alguno en dedicarse a cualquiera de las actividades manuales a su alcance, tal es así que si hubo en la España del Siglo de Oro dos grupos sociales especialmente industriosos, endogámicos y enfrentados entre sí según las circunstancias, concretamente en la lucha por copar cuantos más puestos como secretarios o leguleyos mucho mejor dentro de la administración del Imperio Español, esos fueron los de los conversos y los llamados "vizcaínos", nombre genérico por aquel entonces de los naturales de las provincias llamadas exentas.

Claro que para justificar esa hidalguía universal de facto la inteligencia vascongada de la época tuvo que aplicarse también a la creación del mito que la justificara de derecho, de iure. Así nació la idea del pueblo más viejo del mundo y por ello también el más puro, libre de cualquier mácula de sangre mora, judía o hereje, el pueblo que incluso ya era cristiano antes de Cristo, el pueblo en el que nadie estaba por encima del otro porque no era una sociedad de señores y esclavos sino una "gens", descendientes todos del mismo antepasado, para eso se inventaron a un tal Aitor, y por lo tanto todos parientes entre sí en mayor o menor grado.

Una pamema de cuidado que funcionó y cómo. Por eso la importancia del solar, no como en Castilla u otros lugares de Europa para demostrar que siendo de tal o cual solar se era más que el resto, noble, sino para demostrar tan sólo que se era de ahí, de la tierra, y por lo tanto miembro de la gran familia, hidalgo por principio o acaso nunca menos que éste, a la par de cualquier Grande de España aunque luego en la práctica su oficio fuera de pisaviñas o cabrero; no se río poco ni nada Cervantes del mito del hidalgo vizcaíno en su Quijote.

Con todo ahí ha quedado en nuestro subconsciente, la importancia de ser de aquí o de allí, de remontarse, de saber hacerlo hasta este o ese otro antepasado, de saber de dónde venimos, qué casa, calle, aldea o villa de mierda habitaron los nuestros, demostrar que no nos movimos del solar o que si lo hicimos siempre fue para volver aunque solo lo fuera en espíritu, hablar del solar de la familia en el pueblo aunque sean ya varias generaciones de los nuestros que han nacido en la ciudad, reconocernos por el apellido, creer atisbar parentescos en los rasgos faciales de los que lo comparten, la tribu, el clan, siquiera la cuadrilla de los piensen como yo y punto, el mundo como en la Edad de Piedra o casi. Son cosas, por supuesto, que en la práctica ya sólo se toman en serio los necios. Otra cosa es la cantidad tan llamativa de los en principio no tan necios que, con dos copas de más y casi siempre en la intimidad, se pirrán por glosar los árboles genealógicos propios y ajenos. Nadie en sus cabales le puede dar importancia a tales melonadas puesto que a poco que escarbes en ellas descubres que son falsas de necesidad, puro mito, puro cuento, y ya no sólo en general, simple carnaza jurídica para justificar lo injustificable, el privilegio, unos derechos que no basta con decir que son nuestros por que sí, también hay que asegurar que poco más o menos bajo Dios a la tierra a concedérnoslos por guapos, sino también por lo que atañe a tu familia, tu clan, como si alguna vez hubieran sido algo más que simples y orgullosos destripaterrones.

Siendo así no es de extrañar la repercusión en su momento del famoso poema de Gabriel Aresti, La Casa de mi Padre/Nire Aitaren Etxea. Ya fuera por el tono entre lo paródico y lo puramente sentimental, el poema de Aresti marcó a su generación como símbolo de lo que algunos, quizás muchos, demasiados para el daño que han hecho, y como siempre los más duros de mollera para los que las metáforas o los símbolos acaban dando en verdades como puños, interpretaron la razón de su lucha particular contra lo establecido, contra el Estado, esa mala madrastra llamada España, la lucha armada para no andarnos por las ramas, que me quitan los fueros, la lengua, la casa.

Por eso la noticia de que el ex-etarra Luís María Lizarralde, condenado por el asesinato del teniente coronel del Ejército José Luis de la Parra y por el atentado en el que murió el guardia civil Luís Miranda, ha ofrecido su herencia, esto es, la casa solariega de su familia en Azkoitia, la casa Idiakez-Ederra, para satisfacer las indemnizaciones civiles que debe pagar a las víctimas de sus delitos, tiene no un algo, sino un mucho de alegórico de acuerdo con el poema de Aresti. Lizarralde que mató por defender la casa de su padre, la patria, ha acabado dándola en compensación por sus crímenes; imposible encontrar una alegoría más certera y a la vez esperanzadora del drama que hemos vivido en aquella tierra. Todavía más, porque si seguimos leyendo la noticia descubrimos que: no será fácil vender la casa. Es antigua, está estropeada, tiene varios propietarios y necesita que una constructora disponga del dinero suficiente para rehabilitarla de forma adecuada. Como es un edificio protegido, la ley obliga, entre otras cosas, a que la fachada se mantenga.

La alegoría continúa; mataste por ella, Lizarralde, por una casa que ha acabado en ruinas, y puede que así haya sido porque no estuviste precisamente para cuidarla, estuviste a otras cosas, defendiste la casa equivocada, no entendiste a Aresti, querías salvar la casa de tu padre, ser su digno heredero, el premu, y acabaste de etxekalte, que en euskera significa, no la oveja negra de la familia, de la casa, sino aquel que por sus actos, su mala cabeza, la arruina.

Si es que la realidad a veces parece una continua alegoría.

Defenderé


la casa de mi padre.


Contra los lobos,


contra la sequía,


contra la usura,


contra la justicia,


defenderé


la casa


de mi padre.


Perderé


los ganados,


los huertos,


los pinares;


perderé


los intereses,


las rentas,


los dividendos,


pero defenderé la casa de mi padre.


Me quitarán las armas


y con las manos defenderé


la casa de mi padre;


me cortarán las manos


y con los brazos defenderé


la casa de mi padre;


me dejarán


sin brazos,


sin hombros


y sin pechos,


y con el alma defenderé


la casa de mi padre.


Me moriré,


se perderá mi alma,


se perderá mi prole,


pero la casa de mi padre


seguirá


en pie.


Traducción: Gabriel Aresti
Versión original: NIRE AITAREN ETXEA

TXIMELETA NUKLEARRAREN EFEKTUA


Badakit printzipioz ez duela zerikusirik, edo hori uste dut nik ez naizela fisikoa edo antzekorik. Alabaina, aitortu beharrean gaude oso kasualitate bitxia dela Japonian gertatutakoa, hau da, tsunamiaren ondorioz Fhukusimako zentral nuklearra arrisku atomiko larrian egotea (eta oraintxe bertan irakurri dudanez badirudi honekin batera beste bi zentral nuklearretan ere bai) eta orain dela astebete Garoñako langileek zentralaren itxieraren kontrako protesta gisa kantaturiko raparen arrakasta ikaragarria YOUTUBEn, baliteke joandako astean gehien ikusitakoetarikoa.

Nik ez dut sekula gustuko izan rap musika, hala ere onartzen dut kantu batzuen letreek badutela grazia gutxienez; musikak, ordea, ez du ozta balio handirik, ez diot behintzat inondik ikuste, esan nahi dut letreen bitrioloz harainditik. Soinua oso txarra da, oso zatarra, gogaikarria bi minutuz adi-adi zaudenez geroztik, beti lotuta gaizkileen mundura edo, barriobajerismoren ondotik. Bestalde, rap omen da gaur egungo benetako protesta kanta, protesta gordina, horrenbestez Garoñako langileek hautatu dute euren egonezina zein haserrea jendaurrean erakusteko.

Tamalez, badirudi langileon rapak lorturiko arrakastaren bestaldea nahiko susmagarria dela, zeren eta adituek azaldu bezala Garoña zein Fhukusimako bi zentralak antzeko parezidoak izanda, ia bikiak, oso susmagarria suertatzen baita Japonia aldean suertatutakoa, ezin ditugu-eta ahaztu tximileta efektuaren nondik norakoak...

Edonola ere, eta txantxak alde batera lagata, nik uste oso komenigarria dela azpimarratzea/blogeratzea Xabier Letona kazetariak ARGIAn gogoratzen diguna energia nuklearrari buruz:


Fukushimatik 250 kilometrora dagoen Tokio-ko biztanleen izuaz ari gara entzuten han-hemenka, baita han bizi diren euskaldunen ahotik ere. Garoñako zentrala Gasteiztik 40 kilometrora dago, Bilbotik 54ra. Espainian 10 zentral nuklear daude, Frantzian 23 (eta 59 erreaktore). Japoniakoak eztabaidarako aukera ona zabaltzen du, baina nuklearzaleentzat Harrisburg, Chernobil edo Fukushima gidoiaren barruko kalteak dira, ezinbestean onartu beharrekoak. Gobernu eta botere ekonomikoek buruan zer duten argi dago, herritarrei dagokigu zoritxarreko olatua baliatu eta presio egitea: instituzioetan, kalean, informazioan… Informazioaren eremuan adibidez, nuklearzaleek behin eta berriz zabaldutako gezur handi horietako bat argitu zidan iragan otsailean Greenpeaceko webguneak (Espainiako Sare Elektrikoaren datuekin): Espainiak ez du Frantziaren elektrizitate nuklearra inportatzen, Frantzia da Espainiatik elektrizitatea inportatzen duena.

domingo, 13 de marzo de 2011

CUMPLEAÑOS


Todos los años por marzo la misma cantinela, que no es tanto felicitar por su cumpleaños a personas que quieres y mucho, como el hecho de que acordarme de hacerlo me supone un verdadero suplicio por lo que sea. Hoy sin ir más lejos tocaba felicitar a una amiga (iba a poner que quiero mucho, pero me parece que si ya dices amiga redundas, todo lo más que la quieres de los que más o así, pues eso) y ya desde el principio de semana le dije a mi pareja que me lo recordara, pero sólo en caso extremo porque quería hacerlo a toda costa. Pues ayer a la noche, leyendo hasta las tantas entre una cosa y otra, que por lo que fuera recordé que hoy domingo era el cumpleaños, que casi me había olvidado, qué bien, así para mañana lo tengo fresco.

Pues hoy me he acordado casi que por casualidad al volver del café y comprar el periódico. ¿Por qué? Porque estaba recogiendo un clip de famobil de piratas y me acordé de que el pasado finde ella y su family iban de tales. Así que he dicho,¡hostia, el cumple!

En fin, lo peor es que de todos los cumples que debería acordarme el de esta amiga V, y el del amigo P, que también es su marido, pero esto ya es secundario, son los únicos de los que soy capaz de acordarme por el hecho tan casual y egocéntrico de que caen una semana antes y otra después del mío respectivamente. De lo contrario, lo siento, lo reconozco, pero me he olvidado en infinitud de ocasiones del de otros amiguitos, íntimos, tantas veces como el de mi padre, mi hermano, casi mi señora y si digo que me acuerdo de la fecha exacta de los de mis hijos, miento. Ya sé que suena a excusa, mira éste qué morro, qué manera de justificar su ombliguismo, que no ve más allá de sus narices, mal bicho y peor amigo, no acordarse del cumple de aquellos con los que ha privado tanto, que dices del de su padre, pues bueno...

Pues no hay manera, no es un problema de retener fechas, de hecho como todo licenciado de Historia que se precie me sé de memoria un buen número de esas que no sirven para nada. En cambio de las de los cumpleaños es que soy incapaz de acordarme de ninguna como no tenga alguna pista como en el caso del de V y P por caer en marzo junto al mío. Claro que del único del que no me olvido ni dudo nunca, que es el de mi madre por caer justamente el 1 de Enero (y aún así, después de comprar el regalo y tal, a pesar de las doce campanadas, los deseos de amor, salud, prosperidad y demás imposibles para el nuevo año y todo el copón, este año me olvidé de felicitar a mi madre hasta el día siguiente, tal cual lo escribo).

Así que del resto de cumpleaños, por mucho que me lo proponga por el cariño que me inspira la persona, por muy "amiguito" -en el caso de las felicitaciones por compromiso ahí ya confieso que ni me esfuerzo, que bastante tengo ya con los otros-, nada que hacer, completamente imposible, ni haciéndome un nudo en el capullo. Mi señora dice que utilice un dispositivo de aviso que hay en los móviles; pues bien, todavía no me ha enseñado cuál. También para los cumples de la cuadrilla sé que hay un calendario de fechas en el blog de la misma -esta semana lo utilicé para recordar el de V-, pero claro, qué más me da consultarlo con antelación, tiene que coincidir que es el mismo día del cumple de alguno porque de lo contrario no me entero.

Luego está lo de cómo se toma la gente que quieres la nadería esa de que te olvides de su cumple, si encima son ellos los que llaman por el tuyo todos los años te hacen sentirte un cerdo egoísta y pueden que hasta tengan razón. En estas cosas tan de sentimientos y tal el personal es que no perdona una, nunca transige con los fallos ajenos. De ese modo, y como consecuencia de mi inutilidad para recordar cumples, he tenido que aguantar las de Caín por felicitar a mi padre dos o tres días más tarde -por lo general tras llamarme mi madre para preguntarme si había felicitado a mi padre en su momento-, el choteo de un primo por haberlo hecho en el día exacto pero del mes equivocado, o la cara de perro de mi señora por titubear con el de nuestro primer hijo, no te digo ya el suyo, que ese sí que me lo he marcado a fuego en la memoria para evitar contratiempos que sé que afectarían directamente a mi vida cotidiana, vamos, por pragmatismo antes que nada.

Juro que lo mío es de mirármelo, como que todos los años sin falta, y precisamente ahora en marzo, tras haber hecho el esfuerzo titánico de acordarme del de V, después de que pase el mío y a pesar de felicitarme e incluso de organizar la cena de rigor o lo que sea para celebrar los tres juntos, la semana antes del de P, y todos, pero todos los años, empiezo a dudar de si cae el 25 o el 26. Como que es incluso reírme de mí mismo por haberme equivocado un año y empezar a dudar al instante otra vez. Fijo que este año también me pasa aunque ahora me lo esté tomando de coña. Y lo más cojonudo es que si no fuera por P, que hace la función que dice T que tengo en el móvil, también me habría olvidado de otros cumples. O dicho de otra manera, toca confesión, que si me he acordado de los de otros amiguitos durante los últimos años ha sido casi siempre gracias a P, que me llama antes para recordármelo. Pues sí, menudo cabrón insensible estoy hecho, y no lo digo precisamente con orgullo sino más bien con resignación.

MUJER ÁRABE


Llama la atención desde que empezaran las revueltas en el mundo árabe, el pasmo y recelo con el que cierto sector de la prensa española recibía y analizaba los hechos. Se diría que estaban molestos con la idea de unos pueblos alzados contra sus tiranos, masas que reclamaban dejar de ser vasallos para empezar a ser ciudadanos de una vez por todas. El sector de la prensa al que me refiero no terminaba de creérselo. Aunque, para qué engañarnos, más bien parecía que no estaban dispuestos a hacerlo, necesitaban ver gato encerrado a toda costa, oscuras conspiraciones de islamistas en la sombra o los mismos intereses espurios que ellos defienden a diario desde sus medios a las órdenes de sus amos. Cómo recibir de buen grado la noticia de que esas mismas gentes a las que habían estado estigmatizando durante décadas, sentenciando que incluso no eran genéticamente aptas para la libertad y la democracia, que lo mejor que se podía hacer con ellas era apoyar al tirano que las mantuviera bien a raya, de repente hacen saltar por los aires todos los lugares comunes, las mentiras interesadas, que ellos mismos se han dedicado a propagar a mayor beneficio de esos intereses antes citados.

La derecha española para la que trabaja este sector sí que lo lleva en su código genético. Me refiero al odio al moro, el rechazo a ese otro que con sólo repasar un poco la Historia de España, y por supuesto que con las debidas dosis de autocrítica y honradez intelectual, enseguida descubres que es, antes que ninguna otra cosa, la verdadera seña de identidad sobre la que se ha construido la idea de España; el conjunto de pueblos ibéricos con sus diferentes lenguas y costumbres unidos en una causa común, y bajo la misma bandera de la religión católica, con el único propósito de echar al moro invasor de España, entendida como se entendió durante siglos, apenas un sinónimo de Iberia, y también con el de hacer todo lo posible para impedir que vuelvan, amen de intentar limpiar en vano toda huella de su presencia. Sobre este rechazo se sustentó en el pasado todo el armazón ideológico del nacionalismo español, España como guardián de Occidente, España como una empresa de limpieza de cualquier atisbo de presencia mora o judía, España como unidad de destino en lo universal. Y sí, en efecto, entre todos es a Américo Castro por encima de todos a quien me remito, él lo estudió muy bien y lo explicó mejor.

Sea como fuere, ese rechazo casi que instintivo hacia todo lo que venga de lo que antaño se denominaba genéricamente como la Morería, hace que los voceros oficiales y de ocasión de la eterna Brunete mediática hayan fruncido el ceño ante todo lo que pasaba en Túnez o Egipto, alarmándonos con todo tipo de calamidades que podrían ocurrir en el caso de que las revueltas referidas pudieran llegar a buen término, esto es, de que el estado de cosas hasta el momento cambiara ante el empuje de los respectivos pueblos árabes y el derrocamiento de sus respectivos sátrapas. Así pues, dos son los argumentos principales a los que se acogen para prevenirnos ante los sucesos que algunos estamos viviendo con verdadera expectación, alegría y esperanza: el peligro del islamismo y la situación de la mujer.

Del primero ya hemos tratado y trataremos, del segundo es lo que me ocupa esta entrada. Y lo hace porque ayer en su homilía semanal de El País, Antonio Elorza, al que es difícil presumirle deuda o querencia alguna con los principios tradicionales del nacionalismo español, se apuntaba al "sí, pero" generalizado entre sus colegas de la derecha mediática. Lo hacía advirtiéndonos del peligro de que la situación de la mujer en Túnez o Egipto empeorara como resultado del triunfo de los integrismos, incluso a rebufo de las noticias que hablaban de ataques a minorías cristianas y las vejaciones por parte de algunos hombres a mujeres durante los días de la revuelta egipcia en la misma plaza de Tahrir.

En principio, hace bien Elorza recordando la difícil situación de la mujer en el mundo árabe, el peligro siempre latente que se cierne sobre ella en el caso de que las fuerzas más extremas del islamismo político llegasen, por lo que fuera, a tomar el poder en esos países. No obstante, mi pega estriba en que dudo de la oportunidad de ponerse la venda antes que la herida, que es lo que viene a hacer Elorza cuando nos pone sobre aviso del recorte de libertades del que pueden ser víctimas las mujeres árabes. La venda antes de la herida por hechos como los ataques de cuatro fanáticos en la Plaza Tahrir o las voces de los islamistas más radicales en medio del conjunto de voces que con la llegada de la libertad por fin han logrado hacerse oír en esos países. Porque ahí reside mi objeción a todas estas tan sospechosas como recurrentes ideas alarmistas que no hacen otra cosa que echar abono en el campo de los prejuicios patrios hacia lo que ocurre al otro lado del Estrecho. No importa que todas la evidencias debidamente documentadas señalen que en Túnez y Egipto ha sido la sociedad civil la que ha liderado las revueltas bajo las banderas de la democracia y el laicismo, que la mayoría han sido el pueblo con sus hombre y mujeres, también, también ellas, mirad las imágenes, leer los nombres de muchas de las protagonistas de la revuelta, y no los islamistas, los cuales o se apuntaron tarde o tan sólo se han aprovechado de ello para hacerse oír como uno más. Lo que interesa a los de la Brunete en cuestión, y ahora también al columnista de El País, es alentar el fantasma de un mundo musulmán monolítico, un fantasma envuelto en hiyabs que habita presentes y futuras mezquitas, todos ellos fanáticos religiosos que abogan por un regreso a la Edad Media o, en su defecto, una democracia islamista a la iraní. Y lo peor no es que desdeñen de la capacidad de estos pueblos para conseguir adaptarse y funcionar en democracia, sino que además lo hacen desde una suficiencia moral e cultural que resulta como poco chocante teniendo en cuenta el país, España, desde el que se permiten el lujo de señalar al vecino como sospechoso de integrismos y ya más en concreto de un inveterado machismo.

Dicen que las mujeres que durante la dictadura de Ben Alí o Mubarak podían ir sin velo ahora corren a ponérselo. Callan, sin embargo, que la mayoría no se lo ponía porque estos dos déspotas se lo tenían prohibido para poder congraciarse así con sus aliados occidentales haciéndoles creer que luchaban contra el integrismo islámico. Eso y también por ese rechazo entre las clases altas y europeizadas de todo elemento islámico al que tradicionalmente consideran poco más que de gente de baja estofa, de palurdos analfabetos con chilaba y turbante.

De este modo, la legislación vigente en el Túnez de Ben Alí claro que reconocía hasta cierto punto la igualdad de la mujer y promocionaba su presencia fuera de casa en casi todos los aspectos de la vida laboral y social. Sin embargo, qué libertad podía tener una tunecina si al igual que sus congéneres masculinos sufrían a diario la opresión de Ben Alí y su familia política. Todos los europeos que visitábamos Túnez podíamos ver mujeres policía dirigiendo el tráfico, así como mujeres emperifolladas como cualquier occidental por las calles de El Cairo. Así pues, según una mirada de lo más cándida o tan sólo superficial, de turista, se podría decir que las tunecinas o egipcias estaban liberadas, que la ley las protegía de los arrebatos puritanos del imán de turno, que su situación era igual a la de cualquier país europeo porque para algo sus dirigentes eran amiguitos de los nuestros y se habían comprometido a ello.

Y un cuerno, la realidad mostraba la verdadera cara del machismo atávico de las sociedades musulmanas, si acaso sólo un poco más que nuestro mundo judeo-cristiano, el que sometía a sus mujeres a leyes que ante todo eran tan paternalistas como arbitrarias, leyes que no daban lugar al libre albedrío, que imponían supuestas emancipaciones a la fuerza, poco más que por decreto y maquillaje, y que por lo tanto no eran tales. Por eso se daban casos tan paradójicos, siquiera para la mayoría de las feministas europeas, de que muchas jóvenes universitarias tunecinas se rebelaran contra esa tiranía poniéndose precisamente en velo, el hiyab, como acto de protesta. No es que de la noche a la mañana se hubieran convertido en musulmanas fanáticas, que quisieran volver a la Edad Media a la que tarde o temprano te condena confundir cualquier religión con la política, que renunciaran incluso a los beneficios de una educación superior. No, simplemente mandaban el mensaje a las autoridades de que no estaban dispuestas a aceptar ciertas cosas en su supuesto beneficio porque sí, a las bravas, porque una vez más lo dijera el hombre, que reclamaban el derecho a ponerse el hiyab para ir a clase en la facultad por la mañana y quitárselo por la tarde para ir maquilladas a la discoteca o donde fuese.

Así pues, se entiende que a los europeos nos cueste asimilar el uso de una prenda que creemos de sumisión, cuando sólo lo es si alguien te somete a ella, si no lo es de elección, siquiera por pura lógica, precisamente como un símbolo reivindicativo de la mujer árabe. Un símbolo feminista incluso, sí, pero de un feminismo árabe o musulmán cuyos objetivos son los mismos de cualquier mujer feminista del mundo, la igualdad de género, pero cuyas coordenadas, sin embargo, difieren en muchas cosas, no es poco profunda ni nada la zanja socio-histórica-cultural que nos separa. No lo digo yo, que como en todo sólo me limito a transcribir lo que oigo o leo por si le puede interesar a alguien, sino intelectuales árabes o musulmanas como la marroquí Fátima Mernissi, la egipcia Abul Qonsan, la tunecina Souleina Bouraoui y tantas y tantas otras intelectuales árabes o musulmanas, para las que la percepción que tienen de ellas sus colegas occidentales como mujeres pobre, ignorantes, sumisas y alienadas no solamente les hiere sino que también las abochorna, pues esas feministas europeas u occidentales olvidan que su lucha también es en contra de la sociedad patriarcal que las margina y trata como ciudadanas de segunda. La diferencia, por subrayar sólo una y quizás la más fútil de todas, a la vez que también la más llamativa, es que mientras que el feminismo occidental reivindicaban no hace mucho la minifalda como un símbolo de la libertad de la mujer a ir como le viniera en gana, la musulmana moderna reivindica también el uso del pañuelo para ser ella quién decida cómo y cuándo quiere ser respetada o deseada.

Cuesta, claro que cuesta entender estas cosas cuando los únicos parámetros mediante los que intentas ver y entender las cosas son los de tu casa y apenas conoces o estás dispuesto a acercarte a los del vecino. Y todo ello además como si realmente estuvieras en condiciones de afirmar que tu mundo, con todas sus mejoras, es mejor que el otro porque en él ya no existe en teoría, siempre en teoría, el machismo cotidiano, por lo que atañe a los españoles casi epidérmico, ese que con todos los códigos civiles en la mano a favor de la igualdad de sexos que quieras todavía permite, por omisión o complicidad, que existan parejas en las que el hombre siga llevando la voz cantante, siga ejerciendo de pater familis y no de simple compañero, puestos de trabajo en los que la mujer cobre menos que el hombre sólo por no serlo o infinitud de empresas e instituciones en cuyos consejos de administración las mujeres tienen vedado de un modo no escrito, de facto, el acceso sólo porque no se las quiere, a veces se las teme, y claro, los hombres que ya están se conjuran para que eso no suceda nunca o, si lo hacen, que sean pocas y más que nada para decorar, figurar, mira que progres somos que tenemos una directiva, anda guapa, trae unos cafes, siquiera sólo para estar más cómodos sin ellas.

Así pues, un voto de confianza por la mujer árabe, ni tan ignorante o sumisa como gusta pensar sólo porque lo hace de un modo diferente. Al fin y al cabo en todas partes cuecen habas y tampoco faltan capullos sexistas o simplemente paternalistas, en mi opinión los peores, a este lado del Mediterráneo.

sábado, 12 de marzo de 2011

EZBEHARRA


Ezbeharra Japonia aldean, itsasikara itzela kostaldetik barrurago ere gogoz astindu egin duena. Denok dakigu lur/itsasikara zonalde baten gainean dagoela Japonia, urtean zehar mila ikara inguru jasotzen dituela. Ezaguna da nola edo hala prest daudela aurre egiteko, eraikinak-eta propio eginda daudela, biztanlegoak ezinbesteko eskolak dituela erne eta erdipurdiz edo lasai egoteko. Herri aberatsa da, bai, baina hildakoek ez dute ezertan ikusi behar horrekin, berdin dio aberatsak ala txiroak diren, ezbeharra beti deitoragarria omen da alde guztietatik.

Ezbeharra, euskal hitz benetan bitxia istripu, kalamidade, deskalabru edo hondamedi husa dena adierazteko. Alabaina, ezbeharra, behar ez zena gertatu egin dela esateko, ez dut uste itsasikara baten kasuan oso egokia denik, halako hondamendi handiak naturak eraginak baitira, zeozer izatekotan ezustekoak omen dira, badakizu noizbait gertatuko direna, sekula ez noiz edo nola, baina gertatu, gertatu BEHAR dira, alde horretatik ezbeharrik ez, tamalez zoritxarra baizik. Hala ere, badirudi gure gaur egungo munduan hondamendi oro ezbehar dela, ezta egia, gure arbasoek bazekiten, horregatik naturaren ustekabeen menpe bizi ziren, horrexegatik ere jainkoak sortu zituzten, nola edo hala zorigaitzaz babes zitzaten. Ezbeharra, behar ez denaren arduradun bakarrak gu gara, besterik ez.

Uste izan dugu, sinesten dugu, dena kontrolpean izan genezakeela, natura barne, eta ezta egia, naturak berak etengabe erakusten digu halakoetan, baina hala eta guztiz ere, ezbehar esaten diogu betidanik beharrezko ez bada bai behintzat ohiko, ahaleko denari, hondatzen gaituen oro sekula gertatu behar izan ez bailitzan, eta ez, sentitzen dut izugarri, baina gaur aspaldi bezala gizakiak baino ez gara mundu alu honetan sortutakoak.

viernes, 11 de marzo de 2011

BABAYADES


Ésta no es de pegar la oreja, sino más bien de no poder despegarla. Hoy a la mañana en la cafetería de todos los días. Dos pavas en la barra pegando la hebra a gritos.

-Que sí Mari, oh, toy hablandote en seriu, tú no sabes lo que pasé todos estos años en Mallorca.
-¡Qué estás contandome, oh, será porque quisiste.
-Y qué voy facelle, iban por nosotros, oh.
-¡Quien va por ti, oh?
-La ETA, coñu, quien va venir si no...
-¡Ay, Nuri, sólo dices BABAYADES.
-¡Babayades, oh! Toy hablandote muy seriu.
-Que no, que no, siempre tas igual, fia!
-Ser muyer de guardia civil ye lo que tie, oh!
-La culpa la tie toda el hijoputa Zapatero esi...
-Qué, oh, tu puta madre, que yes facha ahora o qué.

Todo esto a grito a pelado, como he escrito, que la parroquia habitual del cafeto no sabíamos dónde meternos, cómo esquivar la molesta compañía de las voces que las dos asturpavas estaban pegando como si estuvieran en medio de un prau en lo más alto del monte, la braña que dicen por aquí, si metiendo la cabeza entre las hojas del periódico que en esos momentos teníamos delante de las narices o ya directamente poniéndonos los cascos del móvil para no tener que escuchar las intimidades de las dos mozas cazalleras. Y eso que la peor parte se la ha llevado la camarera que nos atiende a diario, siempre tan amable y diligente, acostumbrada a tratar con todo tipo de borrachos, faltones y pedigüeños sin perder por ello los nervios en ningún momento, lo que se dice una profesional como la copa de un pino. ¡Qué coño, casi una madre! La pobre que dudaba, ante el mal rollo generado por los vozarrones de la pareja en plena exposición pública de sus patéticas intimidades, de sus naderías encarajilladas, que aún siendo las de todos no es el contenido sino la violencia con la que las expresaban, qué necesidad de crear mal ambiente, si en llamarlas al orden para que bajaran el tono, o pasar directamente de ellas en la convicción de que, dado el percal de las señoras, el pedal que llevaban encima, pedirles que por favor tuvieran un mínimo de consideración para con el resto de la clientela en ese momento presente, un mínimo de educación, que las intimidades en público siempre sottovoce, para tus adentros incluso, joder; habría sido lo mismo que arriesgarse a que la más brava de ella, la que iba más puesta -la otra poco más que le estaba dando a la lágrima, que ya son ganas tan de mañana- la hubiera mandado directamente a tomar por culo porque a ella seguro que no la gana nadie a educada, sólo que en ese momento, y por lo que fuera, no le salía directamente de la raja del coño y punto pelota, oh!; dicho tal que así para no desmerecer el tono de la conversación entre las dos amigas.

Pues eso, a ver si ahora que han prohibido el tabaco en los establecimientos públicos, va a ver que ir pensando en hacer otro tanto con los carajillos de ron por la mañana.

jueves, 10 de marzo de 2011

SÓRDIDA INDISCRECIÓN


Al mediodía esperando sentado en un banco enfrente de la guardería del pequeño a que me lo saquen y vigilando al mayor que es llegar a la guarde de su hermano y tirarse de cabeza a los columpios que hay en el parque de al lado. Tengo como para veinte minutos, menos imposible, no acostumbran. Hace un día precioso, la primavera a las puertas y la gente que lo nota, va sin abrigo y hasta sonríe. Como de costumbre, y para remediar lo máximo posible la espera, tengo enchufado una oreja a Julia en la Onda, la hora del ácido crítico de televisión. En esas que de repente oigo una conversación que por un momento confundo con un corte de alguna de las series cutres de tele que Monegal pone a caer de un burro. Pero no, se trata de una mujer de unos treinta tacos, menuda, abrigo de piel con cuello leopardo y vaqueros ajustados a unas piernas raquíticas y en el que apenas se aprecia trasero alguno bajo un cinturón con más metal que el corrector dental de una quinceañera, botas negras de tacón a lo ya puestos casi mejor te pones unos zancos, monina, cabellera politeñida, esto es, que de tanto tinte no se sabe qué color le pidió al peluquero la última vez que acudió a éste o a su vecina, más bien. Una mujer cuyo acento remite de inmediato a cualquier imagen de refugiados de Kosovo o de por ahí, la cual departe con un señor de unos cincuenta tacos, calvo, barrigudo y trajeado con lo imprescindible para cumplir en el trabajo, esto es, con la misma americana rancia con la que ha debido acudir de su bufete al juzgado desde hace más de treinta años.

-No quiere abrirme puerta. Dice no dejar pasar antes juicio.

-No te preocupes, si tengo que hablar con él voy y lo hago, pero sería mejor esperar a que saliera la sentencia no te vayas a meter todavía en otro lío.

-Yo no poder esperar hasta salida sentencia, tengo que ganar dinero, mandar casa.

-Lo que no puedes hacer es salir de una para meterte en otra, y mira, casi mejor que no te deje entrar en casa.

-Necisito trabajo.

-Sí claro, como todos, pero hay trabajos y también jefes.

-Si tengo que chupar polla, yo chupo polla.

-Pero, mujer, mejor chúpasela a otro...


Bueno, que en esas me sacan al niño, si soy una de la madres emperifolladas de marca o una abuela con cardado de las que llevan el suyo a la misma guardería fijo que le tapo los oídos con una mano y con la otra los ojos antes de llevármelo corriendo a casa, corre niño que me te pervierteeeeeees... Pero no, como que a mi enano es abrirle la puerta de la calle y pasar delante de mí, sin mirarme incluso, en dirección a los columpios donde su hermano mayor. En fin, a columpiar al nene, gugu-gaga y seguir vigilando que el otro no se parta la crisma. En eso que aparece la trabajadora del Chupachups, o de lo que sea, no me pregunten, seguida esta vez por una mujer de edad avanzada, lo que viene a ser una vieja y déjate de hostias. Ambas se sientan en un banco del parque a poca distancia de donde estamos los tres machotes de la casa. No lo puedo remediar, me pica la curiosidad por saber cómo continua la historia, qué le dice su madre o abuela sobre chupársela o no a ese que bien puede ser su marido, su casero o su patrón a secas, tengo que saberlo, lo necesito, y sí, soy un puto cerdo, un hombre. Pues va a ser que no, voy dado como no me agencie pronto un libro de gramática y un diccionario de rumano, albanés, búlgaro o lo que sea, que el saber no ocupa lugar. Maldigo mi suerte y ya de paso este proceso imparable de crear guetos al que nos está llevando tanto descontrol migratorio, la complacencia con la miseria ajena por mor de hacer la vista gorda ante lo que no nos gusta mientras no nos toquen las pelotas o nos afeen las calles por las que transitamos. Hay que integrar a los que vienen, tratarlos no ya como seres humanos sino también como nuevos ciudadanos, si están aquí es porque hacen falta, alguien o algo les ha llamado, la promesa de una vida más digna o próspera que en sus lugares de origen, puede que sólo la oportunidad de ganarse unas perras antes de volverse a casa con todo el derecho del mundo. Ya que están no los ignoremos, como si no vivieran entre nosotros, a nuestro lado, voy por el mundo y sólo veo la sordidez en el telediario, echemos una mano en lo que podamos, no neguemos jamás una ayuda, no los hagamos invisibles, de lo contrario puede que acaben chupándosela a cualquiera y fijo que por eso no cotizan ni nada por el estilo, que parece ser lo único que le importa al llamado ciudadano medio.

MOZORROAK


Gaur goizean, behin berriro Euskadi Irratian entzunda, orain dela gutxi ebatzitako euskal lurraldeen izendapen ofiziliaren kontura, hau da, euskera hutsezkoa. Bazioen Carlos izeneko hizlariak berari ez zitzaiola batere gustatzen halako aldaketa, hizkuntza mozorroketa hutsa begitantzen zitzaiola, Arastostearekin zerikusik ez duen mozorroketa. Ezin adosago Carlosekin (sentitzen dut, ez naiz abizenaz akordatzen, goizetan eta irratia piztuta eta lanean ari naizela aditu baino gehiago entzuten ari naiz-eta), halako izendapen ofizialek gauza bakarra egin dute: gure hizkuntza errealitatea mozorratzea. Bazioen ere nahiago zituela Euskal Herrian barna sakabaturik eta aintzinatik erroturitako erdal izenak erdaraz ari zela taxuz erabiltzea, San Sebastia, Vitoria, Lejona, Renteria eta abar luzea, euren euskarazko ordezkoak baino. Bestalde, halako hizkuntza mozorroek oso gauza negargarri bat erakusten zuten: euskararen ahulezia. Zeren eta euskeraz jardun edo ikasi beharrean jende asko eta askok euskarazko hitzak erdaraz erabili nahiago baititu euren euskaltasuna nola edo hala aldarrikatzearren. Tamalgarria bai, batik bat ondo asko erakusten duen ezjakintasunaren zantzuagatik. Edo are okerrago, bai toponimoei dagokienez zein eguneroko bizimoduan erdaraz etengabe erabiltzen diren euskarakaden kasuan (me voy a Iruña con los aitas a hacer las erosketas...), ezjakitasunaz gain, oso jokabide bitxi eta makurra antzematen baita; itxurakeria, euskal planta egiteko joera hizkuntzaren gabezia nolabait ezkutatzeko edo.

Izan ere, gero eta ageriago begitantzen zait oraingo zein geroko benetako euskaltasunaren muina, funtsa, itxurakeria besterik ez dela, batez ere kanpokoen aurrean euskal itxurak egitea, inondik ez hiztun bezala zuzen eta jator jokatzea: ahal dugun gehienetan euskaraz aritzea; ez gara gauza euskara nahi edo ahal izan adina aritzeko, orduan mozorratzen dugu gure benetako edo eguneroko hizkuntza ia bakarra euskarazko zipriztinez: erdara. Edonola ere, beste itxurakeria bat euskararen zerraldoaren gainean pilatzeko.

Benetako elebidunak dakizkien bi edo auslalo zenbat hizkuntzetan gizon ikasia izan behar du ezer baino lehen, bi hizkuntzak ahalik eta ondoen ezagutu eta erabili beharrean dago, eta batez ere biak berdin-berdin errepestatu eta agian ere maite ere behar lituzke. Horrenbestez, eta oso kontuan hartuta Euskal Herrian ere erdarak badituela bere zustarrak, antzinateko erdal izen jatorrak gainera, latinetik eta bere ondorengo hizkeretatik sortuak, geure-geureak ere direnak, batez ere gure arbasoek ere erabili zituztelako, baita gugana iritsitakoak ere. Horrela izanda, ezin ahaztu gaur egungo kasu askotako izendapen elebiduna (Vitoria-Gasteiz, Mondragon-Arrasate, Salvatierra-Agurain-Puente La Reina-Gares eta abar) oso berria dela, gaur egungoa gehienbat, liburu zein artxiboetatik berreskuraturiko euskarazko izen zaharrak, askotan ere ustezkoak bakar-bakarrik (Agurain, Gares, Gasteiz eta enparatuak Caro Barojak ederto erakutsitako latinezko erro ukaezina dute-eta). Erdara, gaztelera zein frantsesa, bertako hizkuntzak ere direnez gero, euren ondarea, izan ere berezko euskal ondarea, gorde eta erabili behar genuke erdaraz ari garela. Niri behintzat ez zait batere laket erdaraz Arrasate esatea, Mondragon hitz txit ederra (Dragoiaren mendia) egokiagoa egiten zait-eta, eta berdin suertatzen zait gainerakoekin. Euskaraz ari garela, ordea, gogoratu ere behar genuke euskarazko izen berri edo berreskuratuok oso egokiak direla euskaraz egiterakoan, nik behintzat erabiltzen ditut gustura; baina, euskal tradizioari erreparatu ezkero, onartu beharrean gaude ere erdarazkoak nagusi izan direla mendetan zehar, sarritan ere euskarak propio moldatuak, bestela hartzazue gogoan honako adibide txukunak:

Salbatierra
egun ei dago tristerik,
oita dabela
egiten asko negarrik,
zerren jarri da
guztia destruidurik.

(Joan Lopez de Lazarraga: Salbatierrako Erreketa)


Eta hala izan bazan,
sar dadila kalabazan
eta ager dadila Derioko plazan.
Hori hala bazan,
sartu dadila kalabazan eta
atera dadila Bitoriako plazan ...

(Herrikoia)

martes, 8 de marzo de 2011

EL PRÓJIMO


La ida hasta Gijón en tren genial, pero a la vuelta la cosa ya deja de desear y mucho por culpa, una vez más, del prójimo. El vagón vacío y la señora con sus dos churumbeles y la abuela que se me sientan al lado con su inseparable bullicio. No me voy a empezar a quejar por eso, no, por eso no, no soy tan... ¿quisquilloso? No creo. Ahora bien, intento concentrarme en balde en la lectura del periódico. Parece ser que a los nenes no les han enseñado a no levantar la voz en público, como si estuvieran en el salón o el patio de su casa. Así que a aguantar las voces y lloros de los tiernos infantes. No me quejo porque entra en el precio de traer críos a este mundo y yo también tengo los míos, así que como para quejarme por eso. Pero no tanto por la madre, que por mor de querer aplacar a sus retoños acaba gritando más fuerte que ellos. Y encima no calla la tía, que me ha puesto al corriente sin quererlo acerca de todo lo que tenía previsto hacer de aquí a finales de año por lo menos; anda que no me molestan poco ni nada las intimidades del prójimo, eso sí.

Pues bien, el tren a mitad de recorrido, de Gijón a Oviedo y viceversa apenas media hora. No pueden esperar no, les tiene que dar el almuerzo, la comida o lo que sea a eso de la una y pico. A papear sea dicho. Sacan los bocatas que mama les habrá preparado con tanto mimo y oficio, digo yo, vamos. Tortillas de vete a saber qué, para mí que olía a chorizo, como si lo hace a arándanos. No me da poco asco ni nada olerle el papeo al prójimo. De repente me acuerdo de un portugués en el tren de noche desde Donosti a Vitoria cuando estaba estudiando en la primera. El luso que de repente le entra gazuza, se saca de no sé dónde un paquete envuelto en papel, lo abre, yo creo distinguir una cosa verde fosforito que bien pudo haber sido criptonita o por el estilo, se pone a jamar como si nada. Hasta ahí puede que todo normal, culpa mía por haberme metido en el vagón con un hombre que debía estar haciendo el trayecto desde una lejana capital europea a su Santarem natal o por el estilo. Sin embargo, no estaba yo haciendo poco acopio de paciencia ni nada, aguantando la nausea todo lo que podía, que en una de esas va el tipo, se ve que se había quedado satisfecho con la jamada y quería rematar la faena, y se quita los zapatos y los calcetines para poner sus pezuñas a mi vera. Ni que decir que salí disparado hacía la cola del tren.

Pues bien, me estaba acordando del lusitano al ver comer y oler a los dos tiernos y obesos infantes, tomando la resolución de aguantar en mi sitio por narices, o pese a mi nariz mejor dicho, cuando en una de esas me llega precisamente a ésta, el hedor inconfundible de un cuesco, puzkarra, gas, flatulencia, viento... vamos, ¡DE UN PUTO, TREMENDO Y APESTOSO PEDO! Y claro, tal es la intensidad del mismo que no he podido sino dudar de que hubiera sido uno de los críos, por lo que me he visto obligado a dirigir mi ceño fruncido y acusador, primero hacia la madre, la cual seguía verborreica perdida, y luego hacia la abuela, si bien la señora parecía tener perdida la mirada en el horizonte que se divisaba a través de la ventanilla.

Así que me he dicho, ahora sí, ¿no?, ahora ya no es que sea un quisquilloso, un cascarrabias o un misántropo vocacional, ahora si puedo quejarme con razón.

¡VIVA LA TELE!

    Sueño que me arrastra no sé quién o quiénes a la entrega de los premios de un festival de la tele que se celebra en una ignota, gris y a...