jueves, 15 de septiembre de 2011

LAS HISTORIAS QUE CUENTAN LOS PLASTAS... (Kortatu)


Acabo de leer, como cada semana, el blog de Patxi Irurzun, y aunque hay una cosica que me ha encantado, que me ha hecho reir como tantas otras veces -y de ahí me adhesión inquebrantable, a muerte-, una de las mejores odas a la cerveza que he leido o escuchado nunca, luego me he encontrado con la siguiente entrada sobre las fuerzas de desorden público. Entonces me he acordado de ese que me reprochaba por email -que a mí me reprochan mucho por email, se ve que es como más de tú a tú que hacerlo en el mismo blog-, que doy mucho la brasa con mis historietas de juventud, mis batallitas de los años mozos y así, todo ello a cuenta de las hostias, zartakos, que repartieron no hace mucho por Madrid. Pues mira tú, ¿no querías café?, pues toma taza y media. Aunque luego ya sé que a la persona, o personas, que le molestan estas cosas, lo que realmente les pasa es que no le gusta el café, le parece que tiene un sabor muy desagradable, amargo como la vida de otros, siempre de otros, y claro, él o ella es más de té con menta o zumos tropicales, vamos, de endulzarse la vida, vivir envuelt@ en un inmenso azucar de algodón y de ahí que ciertas cosas, jo, chico, le resulten tan desagradables...


Me sorprende que muchos se estén dando cuenta ahora de que los antisdisturbios hacen pupita y que además disfrutan (que alguien decida ser antidisturbios ya es muy definitorio de esa persona). Mientras las hostias se las llevaban, o nos la llevábamos otros, no parecía importarle demasiado a nadie. Yo tengo un recuerdo en la cabeza, cinco puntos de sutura, de un porrazo me que me dieron en las fiestas de mi barrio, la Txantrea, mientras cometía el delito de tomarme una cerveza en la txoznas, el recinto festivo. Volví a casa escondiéndome por campos de trigo, mientras los helicópteros sobrevolaban los cientos de personas que huíamos y nos iluminaban con reflectores de luz. Aquello parecía Vietnam. En Urgencias tuve que decir que me había caído en un bar, porque si no igual venían a buscarme. Y salí bien parado. Por el mismo precio podían haberme detenido, incomunicado, torturado, encarcelado, todo ello mientras los medios de comunicación me estigmatizaban, me llamaban violento, terrorista… O podían haberme reventado la cara con un bote de humo, disparado a bocajarro, como a mi amigo M, al que dejaron en coma tirado sobre el asfalto.

Cuando tenía cinco años la policía nos paró en un control y nos hicieron bajar a todos del coche. Éramos cuatro niños pequeños, mi madre y mi tía. A mi tía le hicieron quitarse las gafas negras. Mi tía es ciega. Hace bastante menos, en otro control, a la que hicieron bajar del coche fue a mi mujer, embarazada de ocho meses. Otra vez, me pararon cuando conducía hacia un barnetegi (un internado para aprender euskera) y tiraron todos mis apuntes y mi ropa por la carretera.

Creo, pues, que es normal que me cambie de acera cuando los vea venir (como cantaban Kortatu). Que sienta miedo de quienes en teoría están para protegerme (también me sorprende que haya quien dice que los que protestan contra la policía bien que recurren a ella cuando la necesitan; pues solo faltaba…) . Y que es normal que no les tenga ningún cariño. Hasta que les haya tirado alguna que otra piedra de vez en cuando. Ellos empezaron.

Parece, en definitiva, que la policía se ha vuelto bruta de repente. Cuando han pegado unos cuantos zartakos en Madrid.

TODOS LOS QUE TENÍAN QUE ESTAR MENOS EL ESPAÑOL...


Todavía me acuerdo de la oprobiosa foto de la Trini sentada y sonriente al lado del asesino de Al-Asad durante las primeras revueltas de Tunez y Egipto. La flamante ministra de exteriores españoles había acudido adonde el destacado "amigo" de España para pedirle, porfa, porfa, que acelerará un poquico las reformas en su país, un maquillaje, se entiende. Se supone también que para que el régimen sirio no sufriera una suerte parecida a la de Ben Alí o Mubarak; vamos, lo que se llama diplomacia de altos vuelos a lo voy a viajar a Berlín a decirle a Hitler que invada sólo un poco Checoslovaquia, todo por la paz mundial y tal, acaso sólo por el status quo que tanto nos conviene, que ya se sabe que serán unos hijo de puta, pero son nuestros hijos de puta; algunos no aprenden ni a tiros.

Pues bien, ayer enterraban al activista y pacifista sirio de apenas 26 años Ghyath Mattar, muerto tras ser arrestado y debidamento torturado por las fuerzas represivas sirias. El chaval había destacado tanto como activista que aposta por las vías pacíficas en exclusiva, que alli estuvieron en su funeral el embajador de EE.UU, el de Francia, antigua potencia colonizadora, y otros seis embajadores que se les unieron posteriormente, con una sonora ausencia: sí, en efecto, la del embajador español.

Una ausencia que clama al cielo, porque España, que se tiene a sí misma como una potencia, siquiera ya sólo del Mediterráneo por geo-estrategia, historia o lo que sea, que se presenta en el mundo como un país defensor de los valores democráticos y tal y cual, pues a la hora de la verdad no es que no se la vea, es que encima tiene la desfachatez de hacer lo que ha hecho en Tunez. ¿El qué? Pues nada menos que mirar hacia otro lado durante las revueltas contra Ben Alí, uno diría que con los dedos cruzados para que no cambiara nada, no nos vayan a joder las inversiones, y ya luego, cuando cae el tirano y los nuevos dirigentes proclaman que quieren una constitución democrática, correr a dar consejos, a vender la gran pamema de la Transición como un modelo a seguir. Allí, allí fue Zapatero hace pocos meses a soltarles la chapa a los tunecinos en plan abuelo cebolleta, que si España les podía servir de ejemplo y no tenía él poco ni nada que aconsejarles, como que para algo es un preclaro defensor de los valores demo..., bueno sí, lo que tú digas, chavalote.

Ahora bien, Zapatero, que se presentó como el paladín del progreso, de la libertad sobre todas las cosas y tal, mira tú qué política exterior ha hecho. Impulso la Alianza de Civilizaciones, es decir, condescender con los desafueros religiosos y políticos de los musulmanes en pro del entendimiento mutuo, que ahí donde él y los suyos le llaman respeto, otros vemos hacer la vista gorda para no levantar polvareda. De lo contrario no se entiende tanta contemplación con regímenes como el de Al-Asad, Ben Alí, Mubarak, Ghadafi y Mohamed VI. ¿O hay que recordar lo del campamento saharaui, cómo se la cogía la Trini al moro cada vez que éste arremetía contra España por pedir un pelín de respeto a los derechos humanos o así?

Luego ya el listo de turno nos saldrá con lo de que en política externa priman los intereses comerciales y estratégicos. Vale pues, faltaría más, ni que nos hayamos caído de un guindo, como que no se nota nada, la progresía como que para casa y eso en tiempos de vacas gordas. Pues, como decía la canción, no vayas presumiendo por ahí...

AYUDAR AL PRÓJIMO


Una madre con un cochecito de nene en una mano y una niña en la otra que cruzan la carretera paralela a mi itinerario de todas las tardes. De repente que se le cae a la niña una cartulina azul, del cole, fijo. Servidor que se dice, vaya, mi buena obra del día: ¡perdona, perdona, se le ha caído a la niña! La madre que se azora, todavía no le ha dado tiempo a alcanzar la otra orilla. ¡Tranquila, ya se lo cojo yo!
Pego un salto, me agacho y cuando creo haber aprehendido la cartulina de marras, que siento en los dedos una desagradable sensación viscosa; por un momento hasta creía que me había llevado junto la cartulina un trozo de mierda blanda.

Pues no, se trata del dibujo de la nena, ese que debió haberse pasado todo el día en el cole haciéndolo, a saber si con acuarelas o con qué otra pasta blandita de esas. Total, que le alargó la cartulina a la madre: ¡aquí lo tienes! Y la madre y la nena, que vale, gracias por el gesto, oh, ¿pero, y el dibujo de la nena, qué ha hecho usted con el dibujo de la nena? Pues mira, maja, de momento me lo llevo a casa entre los dedos, no te...

miércoles, 14 de septiembre de 2011

FRANÇOIS HOLLANDE BEHIN-BEHINEKO EUSKALTZALE?


Atzo BERRIAN irakurritakoa gutxienez harrigarria da, ez baita batere normala halakorik entzutea Frantziako goi mailako pertsonai baten eskutik, euskara bezalako hizkuntzen inguruko eztabaida edo ia albiste oro tabu garbi-garbia baita, ez baldin bada, noski, folklore arloko zer edo zer.

Frantziako presidente bada, Hollande prest legoke euskara Konstituzioan sartzeko saioa egiteko

François Hollande PSFko kideak adierazi du bere alderdiaren Frantziako presidentegaia bera bada, prest legokeela Frantziako Errepublikako "hizkuntza erregionalak" herrialdeko Konstituzioan sartzeko; besteak beste, beraz, euskara —Frantzian, beste "hizkuntza erregionalak" bezala, ez da ofiziala—.

Frantziak 1999an hizkuntza gutxituen Europako Gutuna sinatu zuen arren, ez du berretsi. Hollandek Estrasburgon lau mila jarraitzaileren aurrean jakinarazi du bera hautatzen badute Frantziako Gobernuko lehendakari, Asanblada Nazionalera eramango lukeela gaia, "eta, gehiengo parlamentarioa balego, Konstituzioa aldatzerik izango litzateke, baina ez frantsesaren ahuleziagatik, baizik eta garrantzitsua delako hizkuntza erregionalen defentsa egitea".


Badirudi orain duela gutxi Hollande Xiberuko Larraineko pastorala ikusten egon zela, argazkian ondo asko azaldu bezala. Baliteke orduan, nahiz eta harat joan ohi den hainbat eta hainbat ikuslek bezala tutik ez ulertzea (Oloron inguruko lagun batzuk urtero joan ohi dira argitarauarekin eta guzti, pastoralaren itzulpena barne, eta haien erranetan egundokoa igarotzen dute aparteko festa giroan eta abar). Baliteke PSFko euskaldun lagun batek gonbidatua izana, eta baita ikuskikuna aurrera joan ahala taula gainean bertan egiten zen hizkera horrek liluraturik geratu izana ere. Auskalo! Edonola ere Hollandek bota egin dituenak Frantziako goi mailako agintari edo ordezkari bati aspaldi ez entzundakoak omen dira, ederki baitakigu frantsesen hizkuntza txikiekiko pentsa/jokabidea zer-nolako den, Espainako edozein batasun-zalerenak bezain maltzurrak, gehienjota nola edo hala bizitzeko eskubidea onartzen digute, gainerako guztia ordea oso bestelako kontua da, hor dago kolokan ez dakit zer estaturen osotasuna edo, edo gutxienez estatu baten berezko nortasun bakarra, betikoa, eskoletan mendeetan zehar irakasten saiatu direna, onartzeko gauza diren bakarra.

Orain egin dezagun apustu, noiz arte eutsiko dio Hollandek bere aginduari, noiz arte gurea bezalako hizkuntzen aldeko politikak-eta aldarrikatuko ditu? Baliteke, ene uste maltzurrean, Xiberuko pastoraleko protagonista nor ote zen benetan asmatu arte???

martes, 13 de septiembre de 2011

VITORIANA DE M.S.O.


Como en el fondo uno apenas es otra cosa que un sencillo chico de provincias, hoy me ha hecho una ilusión especial que uno de mis escritores favoritos (hasta yo me doy cuenta de lo irremediablemente ñoño o bobo de la expresión), Miguel Sánchez-Ostiz, dedicara en su blog una entrada a mi ciudad. Qué le vamos a hacer, a uno le gusta que hablen de su pueblo, ni siquiera importa cómo, sólo que hablen. Anda que no puedo estar más de acuerdo en lo que dice a cuenta de esa hostelería que, allí como en cualquier otra parte, desde que descubrío que ellos también podrían salir en los papeles como un Arzak, Subijana, Aduriz, Atxa, etc, a poco que inventaran cualquier gastro-excentricidad, parece que se olvidaron de lo principal, de dar de comer al hambriento y de beber, bueno y barato, al borracho.

Chillida, Oteiza (máscarones de proa de un pueblo banderizo, en pugna hasta que se dieron el abrazo de Vergara, el abrazo de los locos) y una carpa en la que donde iban a celebrar algún evento de ilusionismo. La afrolatina que pasaba en su bici, iba feliz, sonriente.
Vitoria es una buena ciudad para callejear. Tiene una arquitectura muy hermosa, calles antiguas, una plaza porticada que sirvió de ilustración de cubierta para un hermoso libro de versos, La patria oscura, de Juan Manuel Bonet: una plaza porticada en la que nació (reza una placa) el explorador africano Iradier, comercios de viejorrerías, los gitanos, los magrebies ahora, edificios medievales y algún comedero de esos de fama, cuya comida (esa y todas) acaba cansando, cada día más lejos de ese sentarse a la mesa como quien cumple con la misa dominical o con algún rito de índole religiosa...
Me decía Juan Perucho, debajo de la gran higuera de su huerto de Albinyana, que después de haber comido mucho (Viaje a Francia, El libro de la cocina española... con y sin su amigo Nértor Luján) lo que más apreciaba era un plato de vainas co patatas compuestas con un chorrito de aceite de oliva virgen... inimitable el gesto de verter el aceite. Lo recordé el otro día cuando el tren pasaba por el campo de Tarragona y luego en la calle donde vivía. Una amistad de alma que acabó envenenada... ¿Pero no estábamos en Vitoria? No, ya nos habíamos ido.


*también aprovecho una de las fotos que saca él en sus visitas para ilustrar la misma entrada.

LA RENTRÉE


C´est la rentrée des classes, que dicen los gabachos a la vuelta al cole, los primeros días de un nuevo curso que sólo acudiendo al baúl de tus recuerdos puedes intentar comprender las sensaciones que deben estar experimentando tus hijos.

Claro que vete a saber, tú recuerdas que la idea sola de volver al cole por septiembre ya te hacía pasar las últimas semanas de tus vacatas sin pegar ojo. O lo que viene a ser un martillearte la cabeza con preguntas del tipo: ¡a ver qué hipoputa me toca de tutor este años!, ¿habrán detenido ya al Txusma por sádico maltratador de inocentes niños?, ¿habrán expulsado ya al matón del Antolín, podre comerme el bocadillo tranquilo en el recreo?, ¿nos tendremos que dar de hostias también este año con los de B y/o C por el campo de arena?,¿qué cura me sobará este año dentro y fuera de los confesionarios? Vamos, lo normal para esa edad, lo que todo crío se pregunta y teme antes de que llegue el día fatídico de acudir a su primer día de clase y descubrir que todo sigue igual. Como mucho puede que ese año haya alguna baja entre los compañeros, algún niño nuevo y si no hay mucha suerte un porcentaje alarmante de repetidores que procurarán dejar claro su condición de veteranos desde el primer día.

En los siguientes días ya tocaban otro tipo de preocupaciones. En especial descubrir, no tanto el volumen de asignaturas y nuevas, y por lo general absurdas, normas que el consejo escolar se sacaba de debajo del forro de sus huevos, normas que en el caso del mío no parecían tener otro objetivo que asemejarlo lo máximo posible a un campo de concentración nazi para que nadie se atreviera a salirse del tiesto más allá de lo acostumbrado, como asistir al desfile de nuevos tarados, sádicos en potencia, frutrados los más y algún que otro fanático de la cruz y el lauburu, que sabías que se encargaría de hacerte la vida imposible a lo largo del curso; de entre ellos puede que incluso hubiera algún que otro profesor, de verdad quiero decir, alguno que no estuviera allí, en la privada, con los curas, de rebote, frustrado por no haberse sacado la oposición o convencido de estar entregado a una misión particular, la de envangelizarnos a hostias, y nunca mejor escrito.

Recuerdas todas esas cuitas tuyas de entonces y, cuando le preguntas a tu hijo por las suyas, éste apenas te responde si ya no podrá ver a Bob Esponja antes de irse a la cama. Todo lo más se la trae floja. Si le preguntas si tiene ganas de reencontrarse con sus compañeros descubres que lo justo, como si en vez de hacerlo con niños le toca estudiar este año con dinosaurios o dragones, puede que para él incluso mejor, estaría más integrado. Y lo peor a la salida, que te dice que se lo ha pasado genial pero no sabe por qué, como tampoco recuerda el nombre de su nueva tutora o nada de lo que ésta ha debido estar hablando durante cuatro largas horas.

Te das cuenta que la rentrée de los huevos ya no es lo que era, a no ser, claro está, porque ahora les toca apechugar con tres veces kilos más de lo que nos echaban a nosotros a la espalda, el doble de libros y material, el doble no, cien veces más caro todo, material que no aciertas a entender para qué tanto y tan similar, libros que se reparten en tres para que los pobres no tengan que apechugar con tanto peso, pero que luego resulta que su madre se los pone todos juntos en una especie de maleta, además de la mochila a la espalda con el material en cuestión, no vaya a necesitar algo ese mismo día, no fuera a necesitar precisamente eso que hoy podía haber dejado en casa, para que no se pierda nada, que ya se sabe que si se llevan las cosas por partes éstas tienen una tendencia loca a irse de juerga cada una por su lado y luego si te he visto tururú...

En fin, habría que haberlo visto al pobre arrastrando hoy a dos manos su maleta con todos los libros como si de un muerto se tratara (iba a decir a su padre un sábado a la noche tras volver de cenar en casa de unos amigos, pero eso ya sería pasarse cien pueblos y claro...), eso y también a punto de tocar el suelo con la barbilla vencido por el peso de la mochila, vamos, que estaba hecho un caracol...

De lo que deduzco que, puede que este año pase porque no lo había experimentado antes, pero para la próxima rentrée ya tiene algo de lo que preocuparse; adivinanza.

EL AIRE DE UN CRIMEN


EL AIRE DE UN CRIMEN se presenta como la novela policiaca de Benet, incluso como la más comercial o accesible de todas las suyas, aquella con la que ganó en su momento el Premio Planeta y de ahí también el recelo con el que los gurús de la literatura, esto es, críticos y catedráticos de la casa, la acogen dentro de lo que es su excepcional obra.

Claro que una cosa es como nos la venden los editores, y otra cosa muy distinta lo que realmente es. Ni mucho una obra menor de Benet o un mero pasatiempo, una concesión al gran público o cualquier otra cosa por el estilo. EL AIRE DE UN CRIMEN es, en cualquier caso, el enésimo ejercicio de su autor para desarrollar su mundo de Región aprovechándose de los cánones al uso de cada género. En este caso, además, la novela tiene de policiaca o negra lo justo, un muerto y el capitán del destacamento de Región que se ocupa, mal que bien, de resolver el caso. Eso y varias líneas argumentales paralelas que se desarrollan en la novela para poco a poco ir encajando en un conjunto en el que la resolución del crimen no es otra cosa que el punto en que confluyen todas estas historias.

Por lo demás, el texto es puro Benet, una mera escusa para el que el autor de Volverás a Región, Una Meditación o Saul ante Samuel de rienda suelta a su impresionante torrente narrativo, ese en el que tantos lectores se han ahogado incapaces de remontar a nado la sucesión de páginas sin apenas puntos y aparte, la corriente de frases interminables y descripciones en las que encallas quieras o no quieras porque, todo hay que decirlo, como buen autor, como autor verdadero, sincero, eso que se dice de raza, Benet comete tantos aciertos como más de un exceso.

De esos, en cambio, hay muy pocos en esta novela, y sí casi todos los atractivos de su literatura, a destacar una nueva puesta en escena de su Región y varios de sus habitantes, ese mundo extraño y lejano, al margen de la modernidad tal como la conocemos, mundo duro y antiguo en el que sopla por donde quieras aires de verdadero wester, ya no sólo los de ese sur faulkneriano que tan caro le era, apenas la España rural de antes de su vertiginoso desarrollo, paisajes del León berciano y maragato con Asturias siempre en la lejanía, horizontes herrumbrosos de la montaña ganadera y minera olvidada de mano del Estado, personajes para los que el tiempo se ha parado una vez puesto un pie en Región.

Sea como fuere, lo que se dice un festín de letras para los que gustamos de ello, del pulso narrativo de un verdadero autor, de su humor o mala leche, de su maestría en la descripción se su mundo propio, de su acierto con el epíteto o el verbo, de la literatura en suma.

Luego ya uno, que es consciente, porque también ha naufragado en ella en más de una ocasión, de la dificultad de sus obras llamadas mayores, de la atención que ésta requieren hasta el punto de absorberte el seso, como seguro que esa era la intención del muy peculiar Benet, no sabe si recomendar esta o esa otra, EN LA PENUMBRA, para iniciarse en su obra, ambas son válidas para hacerse una idea de lo que se le puede venir a uno encima si le da por emprenderla con el resto, si se deja atrapar por la innegable magia, o más bien embrujo, de la prosa benetiana.

Por otra parte, si alguien se anima, o duda en hacerlo, también habría que subrayar que es el mejor momento para hacerlo. Sobre todo si te das una vuelta por cualquier librería, en su versión física o virtual, y te das cuenta de que apenas hay novedades que no sean de esas para hacer caja segura y rápida, lo que funciona porque, así en general, la peña todavía lectora no suele ser muy exigente con que lo se lleva, con tal de que ayude a conciliar el sueño por la noche. O puede que al revés, quiere ir sobre seguro y de ahí que lo que ahora impere sean textos de género, nada de aventuras literarias que pueden asustar a más de uno, ¡por Dios, cuánta frase larga! Eso y la sensación reinante, tan propia de tiempos de crisis, de que, no es la haya también creativa, sino que los que rigen el cotarro, los señores del negocio editorial, prefieren hacer también recortes en lo suyo, no pagar a autores vivos, a autores de culto pero de unos pocos, vamos, que los prefieren bien posterizados -que ya hayan pasado a la posteridad, garantía segura de ventas- y sobre todo, que no den la murga con sus historias, a ser posible no más quebradero de cabeza que el tener que resolver un crimen o contar la historia romantiboba de un rey y su amada, la enésima mujer que descubre que puede ser otra cosa que la señora de su marido o las peripecias sobredramatizadas de una víctima cualquiera de las guerras pasadas y presentes, cosas por el estilo. Y sí, claro que sí, cuestión de gustos.

lunes, 12 de septiembre de 2011

TXIRO-TXIRO


Polita, asko, hor nonbait Arrasateko Eugenio Otxoa Gerra jaunari leiturikoa:

Bai, aitte "Comercial Naval" zuan; bai "negocio de navos", baserritarra esaten badok pobretzat joten haue ta.

Xelebrekeria galanta, bai, baina ederto erakusten diguna orduko, eta baliteke gaurkoa ere hein batean, kezka edo beldur handietariko bat, pobretzat jota izatea. Adierazgarria, oso, batez ere bidi garen garaiotan.

Badago beste pasadizu bat orduko pobretasun horren ajeak erakusten dizkiguna oso xelebrea ere bai.

Nire lehenengo eskolie baserrixe izen zuan, "harrapau-eskolie", keixa harrapetan edo hola beti. Gero Garibauko eskolara juen nintzuan. Garibain nebilela amak San Viatorren sartu gure nindduan hobatxue zala-ta. Juen zuan eta lehenengo intentuen ezezkue. Hurrenguen kapoi bat bat eta arrautzak hartute juen zuan eta taka mutikue barrure. Kojuaz eta profesionalien be ibili nitzuan.

Nire aldetik, San Viatorrekoa entzunda zera otu zait bat-batean, ostiralean bertan gurasoenean azaldu orduko nire amari galdetu behar ni San Viatorren hartuta izateko zer demontre eraman edo egin zuten. Edonola ere, txantxetan ari naiz, ondo baino hobeto baitadakit amari holakorik galdetze hutsak zer-nolako erantzuna eragingo lukeen: pobretzat jotzen gaituzu ala?

ELKARBIZITZAREN GURPILEKO ZIRIAK


Ortigueratik bueltan zenbait ohar bertako hizkuntza egoeraren kontura. Badira hamar urte edo udero hara joaten nintzela eta uste dut dagoeneko hago hizkeraren egoeraz zer edo zer jabetu egin naizela. Ez dakitenendako esan bertan a fala izeneko galego hizkera berezi bat egiten dela, hots, galegoa astur kutsuz edo, aditza zein hiztegi gehiena galego hutsa baita, baina gero badago zenbait ñabardura Galizia bertan egiten denetik baztertzen duena, besteak beste artikulua o izan beharrean asturieraz bezala el dela, edota diminutuboa -iño-ren ordez asturiar -in erabiltzen dutena.

Izan ere, lehenego urteetan halako hizkera T-ren gurasoen auzoak zirenen etxeetan entzun nezake, gurekin erdaraz egin edo saiatu arren euren artean ostera barra-barra egiten baitzuten euren hizkuntzaz. Dena dela, erraza zen, asko, a fala herriko nagusien ahotan entzutea, baina ia zeharo ezinezkoa edo oso behin-behinekoa gazteenean. Areago, urteak aurrera joan ahala gazteok koxkortu, ezkondu eta gurasotu egin dira, gehienak herrian bizitzen geratu dira, ondo errotuta euren betiko inguruan, baina hizkuntza erabat baztertu egin dute, bertan behera, ez dute inoiz erabiltzen eta, jakina, ez diete euren seme-alabei irakatsi, "a fala" azkenetan dago, hilzorian.

Utzikeria? Bai, erabatekoa, ez dute maite, orduan zer dela eta atxiki behar zioten beraientzat oztopo baino ez den hizkuntza bati, zama baino ez zaie begitantzen. Eta antzeko zerbait gertatzen da Asturias osoan delako bablearekin edo, ez dutela aintzakotzat hartzen, bitxikeria etnografiko modura ez baldin bada, noski, horrexegatik ere gehienek ez dakite egiazko asturiarreraz egiten duten ala astur hitz edota hainbat joskeraz jositako gaztelera batez. Edonola ere, ezin nabarmenago da asturiar gehienentzat euren hizkera patois hutsa dela, nekazal arlokoa eta batez jende ez ikasiarena, kosta ahala kosta baztertu beharrekoa guztiz kontrakoa emate aldera. Ene uste apalean ez du etorkizunik, eta ez du izaten hiztun banaka batzuk izateaz gain gehienek ez dutelako inolako borodanterik bestelakoa izan dadin, akabo.

Ezta ezer berririk hizkuntza gutxituei dagokienez, ederto asko ikasia baita halako jokamoldea mendeetan zehar zapalduriko kulturetan nahitaez, beharko, hau da, azken hau egun oso "zuzena" ez eman arren, gaur egun egia borobilak direnak, hots, behar bezala aztertu eta egiaztatuak direnak, atseginak ez diren aldetik komeni da ez gogoratzea, badaezpada norbait aztoratzen den edo. Baina kulturen arteko harremanei buruz hitz egin ezkero ezin da argiago izan, badago kultura handia, edonora hedatua, goretsia, eta txikia, baztertura, gutxietsia, eta inolako parekatasunik ez dagoen bitartean bigarrenaren egoera gero eta kaxkarragoa izaten da.

Bestalde, badaude beste herri batzuek gogor eta gogoz eusten dietenak euren kultura eta hizkuntzari, harro daude direnaz oztopoak oztopo eta gutxi edo izanda ere, eta saiatu saiatzen dira kultura eta hizkuntzon biziraupenean hodei guztien azpitik eta sasi guztien gainetik, ikasi, erabili eta lantzen dituzte betiere ahal duten moduan, euren gizarteen nondik norakoen neurria, hau da, hizkuntza handiaren mendeetako nagusigoaren ondorioz nozitzen dugun disglosia kontuan hartuta.

Tamalez, herri horren biziraupenerako borondatea ez da oso estimatua kultura eta hizkunta handietako elebakardunek. Ez dute ulertzen, hizkuntza bakarra egotea hoberena delakoan daude, horrenbestez gainerakoek molestatzen dituzte, soberan daude, eta badakusate hizkuntza horien hiztunek eusten dituztela. Erdeinatzen dituzte gure hizkuntza txikiak, egia esan denetarik botatzen digute gure bizirauteko gutiziaren kontura, besteak beste paleto edo kaskamotz hutsak garela geure bezelako hizkuntza txiki batzuei atxikitzen diegulako, bereziak garelakoan edo, haiengandik baztertzeko asmotan soil-soilik, elkarbizitza eragozteko, elkarbizitzarako hizkuntza eta kultura bakarrak egon behar baitira, beraienak, gainontzekoak ordea gurpilean sartutako ziriak baizik ez zaizkie begitantzen.

Badaude gure artean horrela pentsatzen duen asko, noski, baina EHtik at parrastaka topatzen dituzu edonon, ez dituzte gure hizkuntza txikiak aintzakotzat hartzen, eta haietaz ari diren aldiro gutxiespena nabarmen da, bi eratara gainera, alde batetik errotik errusatzen dituztenak, gorroto dietena, eta bestalde aitakeria hutsez erretsebetako indioena bezalako zoria opa digutenak. Gu gaude harro gure hizkuntza txikiaz, haiek ordea harropuztuak daude handiaz, haiek, gehienbat, hizkuntza bakarra dute, gu denok gutxienez elebidunak gara, horregatik dakigu ondo asko hizkuntzak gehitu daitezkela ekinaren ekinez, ez dela ezinbestekoa zurea alde batera lagatzea beste batzuk ikasteko, zenbat eta hizkuntza gehiago ikasita, gero eta buru edo mundu zabalagoa izango duzula, haiei ez gertatu bezala, hain zuzen.

Gutxiesten digute geurea eta gero nahi dute eurena begirunez hartzea, gutxiesten gaituzte herri gisa eta euren banderak edo erregearen erretratua erretzen direnean aho zabalik geratzen dira, ez dago eskubiderik, hau eskandalua, hau, onartezina, elkarbizitzaren atentatu bat da, epaitegi batek hizkuntza gutxitu baten berreskurapen zein hedatzearen aldeko hezkuntza politika bat indargabetzen duenean ordea hori da euren legea betetzea.

domingo, 11 de septiembre de 2011

PRAIA DAS CATEDRAIS




Sábado y tercer día del puente que dedicamos a acercarnos como todos los años hasta la playa de As Catedrais o de Las Catedrales. Como servidor ya escribió en su momento sobre esta playa tan particular, sobre las maravillosas formaciones en forma de grutas de decenas de metros, pasillos de arena entre bloques de roca y otras curiosidades como los arcos que recuerdan los arbotantes de las iglesias y catedrales que le dan el nombre, y también sobre el hecho curioso de que, debido al atractivo de estos caprichos rocosos de la naturaleza, ésta sea una playa más frecuentada por peatones cámara en mano que por bañistas, me voy a ahorrar una descripción más sucinta de la susodicha.

El caso es que ayer amenazaba lluvia tras dos días de sol refulgente, nada nuevo por estos pagos, así que aprovechamos para recorrer la pasarela de madera que bordea los acantilados de la playa hasta el municipio de Barrientos. Luego ya bajamos a la playa para que los nenes se remojaran un rato. Como de costumbre la playa estaba a rebosar de curiosos y algún que otro bañista que ponía de los nervios a los socorristas porque estábamos en plena pleamar y las olas no dejaban poca resaca ni nada.

Con todo, hubo que correr una vez más detrás de los críos, esta vez del mayor, el cual no parecía conocer la palabra miedo mesellevalacorriente , y ya no tanto del pequeño, que si bien cada vez que ve el mar desde lejos empieza ya perder el control, a balbucear como un poseso "aba, aba, aba" y lanzarse de cabeza al mar océano, en esta ocasión como se lo pensaba dos veces porque el agua de As Catedrais ya te anuncia que el Atlántico está a la vuelta de la esquina y que si quieres meterte dentro has de creerte como mínimo un pingüino, una foca, un oso polar o cualquier otro bicho de tales latitudes.

Y como ayer cumplía años la chavala con la que comparto cama todas las noches y madre de mis hijos, pues que nos fuimos a celebrarlo de nuevo a la Solana de Rivadeo. Al principio el camarero que nos había atendido dos días antes creyó estar siendo presa de un deja vú a la gallega, es decir, que no sabía si tomarnos nota o correr a la cocina a preguntar si ya había salido el pedido del jueves. En cualquier caso, otra jamada de pulpo y pescado con un Terras Gaudas de espanto. De espanto por lo rico que estaba, como que solo por probarlo ha merecido la pena haber venido a este puto mundo.

Tras la comida y como andábamos animaditos, pues a tomar un gintonic a la plaza de la villa, junto al edificio de la cúpula dorada que se ve por todas partes cuando te acercas por la carretera, que refulge casi tanto como el sol que volvía a hacerlo ayer por la tarde. Y paseando, paseando, pues que nos damos de bruces con lo peor con lo se que pueden topar unos padres de paseo con críos: columpios. Otra vez a poner a prueba mi espalda, a aupar al uno y columpiar al otro, a correr detrás de ambos para que no se estampen o se lo hagan a otros; no se suda poco ni nada en los columpios, como para ir luego a un gimnasio, qué cojones.

Y si de deporte se trata, pues que justo ayer celebraban la vuelta ciclista de Rivadeo o algo por el estilo. Evento del que, a falta de grandes concentraciones de paisanos para animar a los corredores (de hecho los pocos que había animando a sus familiares o amigos estaban sentados en las terrazas de los bares y cafeterías esperando a verlos pasar para levantar la mano y alentarlos con esos bríos galaicos que no sabes si realmente te están dando ánimos para que corras o para que lo dejes, oye tú) sólo te das cuenta cuando vas a cruzar una calle y casi se te lleva por delante una bicicleta. Entonces ya te dice un municipal que tengas cuidado, que a ver si te van a atropellar, oye tú.

Más tarde, de vuelta a la casa de Ortiguera, descubres una sensación dentro de ti que no pensabas que pudiera ser posible. Pues al contrario de otras veces, de casi siempre, ya sea en mi propia casa, la de mis padres o en cualquier otra (no te quiero decir nada si coincide que está mi suegra en la casa o algo parecido...), que no aguanto mucho tiempo encerrado y necesito salir a tomar el aire, a darme un garbeo; ayer a la tarde, y a pesar de que la vista de la colina sobre la que se desparrama el pueblo al otro lado de la ría me suele invitar a subirla en dirección al Faro -desde donde hay, por cierto, una vista impresionante de toda la bahía de Navia y más allá-, eso o en dirección contraria por el camino que se abre apenas salir de la casa familiar de mi señora hacia lo que llaman el Vigareiro y que bordea la costa para luego dirigirte tierra adentro entre prados, maizales y puro campo raso, ayer me di cuenta de que no tenía fuerzas algunas para el paseo vespertino, que el plan que rondaba mi cabeza lo rechazaban de plano mis piernas e incluso mi espalda quebrada de aupar todo el rato a los críos.

No es que estemos viejos, que de qué, todavía menos mi señora con sus recién estrenados treinta y ocho, todavía una pipiola, es que simplemente estamos hechos polvo de ejercer de perros guardianes y asistentas las veinticuatro horas del día. De modo que dejamos que anocheciera desde la terraza de la casa, con el mar al fondo y la luz del faro como punto de referencia de una vida a la deriva.

Ya luego, cuando T se subió a ver una peli en el ordenata con los dos monstruos, servidor se pudo quedar a admirar las estrellas, sobre todo las de los botellines de Estrella Galicia que fui vaciando uno tras otro hasta las tantas (en la caja decían que te daban no sé cuántos puntos para una rifa si reunías los suficientes...) mientras escuchaba el concierto diario de las olas quebrándose contra los acantilados e imaginaba lo duro que debe ser la vida, o no, puede que sólo distinta, más tranquila, plácida, para los que viven el resto del año en el pueblo, a merced de una meteorología que no es precisamente la que imaginas que debe hacer en el Paraiso.

PLAYA DE FREXULJE



Al día siguiente de llegar a Ortiguera sigue luciendo un sol de latitudes africanas, algo verdaderamente inusual en este extremo del Cantábrico. De modo que no lo dudamos ni un momento, hoy también habrá playa.

Y para variar esta vez mi señora nos lleva hasta la playa de Frexulje en Navia. Una playa harto particular porque podíamos denominarla como playa negra, el color de la pizarra de la que procede la arena de la misma.

Llegamos de buena mañana y prácticamente estamos solos en la que es una playa kilométrica, luego ya se irán incorporando más bañistas con cuentagotas. Y para no variar, una vez más esa tendencia verdaderamente curiosa, de estudio cuanto menos, que tiene la peña de colocar su toalla junto a la tuya aún y cuando la playa esté prácticamente vacía a lo largo de sus dos o tres kilómetros.

En cualquier caso, se puede decir que teníamos la playa para nosotros solitos con un sol de justicia. A partir de ese momento el despelote, figurado claro está, de los padres con sus dos retoños. Hora y pico de evitar que a uno lo arrastren las olas y de intentar arrastrar al otro hacia éstas. No pueden ser más diferentes ambos. El mayor cuando tenía la edad del pequeño, cuando apenas había cumplido dos años, no había manera de meterlo en el agua, se diría que sólo con oír el ruido de las olas le entraba el canguelo o más bien le daba por hacer el idiota gritón. En cambio el otro, como no lo sujetes bien, como no lo pares, se te tira mar adentro y si te descuidas al día siguiente aparece nadando junto a las costas de Irlanda dirección a Islandia; mío, mío, mío...

En todo caso, un día de estío que por obra y gracia de tus tiernos infantes se acaba convirtiendo de hastío. Quieras o no en seguida empieza a dolerte hasta el alma de tanto doblarte para agarrar al enano, del esfuerzo de coger al otro en brazos para darle un chapuzón. Menos mal que luego te sustituye tu señora y llega el momento de disfrutar del agua alejándote los más prudentemente posible de tus dos monstruos. Ya era hora porque no recuerdas un placer mayor que dejarte arrastrar por las olas a la vez que intentas nadar en paralelo a la orilla y mira que el oleaje de la playa en cuestión no es precisamente suave, sino más bien de los más bravo, cabrito incluso, como bien pueden dar cuenta de ello los surfistas que la frecuentan y que, como te descuides, te meten la punta de su tabla en la boca, así que al loro si te da por nadar en la playa de Frexulje.

Es lo mejor del verano, lo único que merece la pena de ir a la playa. Porque ya cuando sales del agua la cosa cambia y vuelve el hastió infinito -el mismo que te acompaña todo el tiempo hasta que ya por fin se duermen- de tener que bregar con la arena, la puta arena en versión pizarra, con los nenes que te la echan encima, encima de las toallas y de la ropa, encima del vecino como te descuides, que corren sobre ella, que se rebozan en ella. Es en ese momento, tras haber visto rodar a tus dos retoños desde lo alto de la duna donde tenemos las toallas hasta casi la misma orilla, que descubres al pequeño acercándose hacia ti a toda pastilla cubierto de millones de granos de pizarra. De repente aparece delante de ti la versión en conguito de tu bebe de casi dos años, vamos, que si lo ve mi padre en ese preciso momento, y ya cuando todavía no se había recuperado de la impresión de saber que el Celedón Txiki de hace dos años lo encarnaba un negrito de una ikastola, fijo que le da algo...

Así que casi nos pasamos el doble de tiempo intentando quitarnos de encima los millones de diminutas partículas de pizarra, intentando despegarlas de nuestra superficie cutánea, que a remojo. Y si a eso le sumas el tiempo dedicado a perseguir a los nenes por la playa, a arrastrarlos hasta las duchas, a sujetarlos bajo el chorro de la ducha, a obligarles a vestirse, a que desistan de volver a embadurnarse de arena...

En fin, tanto relajo entre las olas como agotamiento ya una vez fuera detrás de los putos críos. Y por si fuera poco, vamos a hacer las comprar al Eroski de Navia y está chapado, que también es fiesta ese día, que si queremos prepararnos la comida y cena en la terracica de la casa de Ortiguera hay que acercarse otra vez hasta el Eroski de Rivadeo, que ya sería mala suerte que también allí fuera festivo un día más.

Pero no lo era, y por culpa de la fiesta de Navia servidor acabó comprando una morcilla gallega que luego descubrió que contenía pasas y que acabó haciendo las delicias de las gaviotas, gallinas y michines que campean alrededor de la casa de Ortiguera.

¡VIVA LA TELE!

    Sueño que me arrastra no sé quién o quiénes a la entrega de los premios de un festival de la tele que se celebra en una ignota, gris y a...