miércoles, 6 de marzo de 2013

YO NO SOY MONEDITA DE ORO




 Yo, a diferencia de los que tienen las cosas tan claras desde el minuto uno, que será que casi nunca las tengo, al menos no de verdad, tiendo a hacer balance de los pros y contras y ya luego los paso por el tamiz de mis propias convicciones y/o prejuicios. De modo que, si bien Chavez no era de mi agrado ni en lo personal, como poco soy dueño de mis prejuicios, ni en lo político, lo siento, pero no siento simpatía alguna por los periclitados sistemas socialistas que al otro lado del famoso telón de acero anulaban la libertad individual y condenaban a sus pueblos al subdesarrollo, si aborrezco de su populismo con maracas por cuestiones de pura estética, señorito que es uno, y de su autoritarismo otro tanto, tan repugnante es una dictadura de izquierdas como de derechas desde el momento en que ambas coinciden en cercenar la libertad del prójimo, que reconozco y hasta conozco los abusos del chavismo sobre aquellos que no comulgan con su fe, pues por algo tengo sólidos lazos familiares con aquel país, también tengo que señalar hechos indiscutibles como que ganó todas y cada una de las elecciones a las que se presentó, que elaboró una constitución que incluía la revocación del presidente, a la cual lo sometieron y que superó. Si tal malo era, cómo pudo ocurrir algo así. Algunos lo achacan única y exclusivamente a la ignorancia innata del pueblo venezolano, esto es, a la inmensa masa de los desheredados de aquel país en el que una minoría privilegiada, por lo general la élite criolla del tiempo de la Colonia a la que se sumaron buena parte de los emigrantes europeos -sin desdeñar la aportación de sirios, libaneses, chinos, etc.- que acudieron a la llamada de esa misma élite gobernante para, como bien proclamaban a los cuatro vientos, "blanquear el país", esto es, en la convicción de que los naturales, los cuales retenían para sí más de las tres cuartas partes de la riqueza de un país inmensamente rico en recursos naturales. A decir verdad, esa llamada a “blanquear el país” lo dice todo de la percepción que tenía esa minoría criolla y blanca del resto de sus compatriotas, esto es, los descendientes en su mayor parte de los indios, mestizos, negros, mulatos y el resto de innumerables categorizaciones que en los tiempos de la Colonia estaban a la orden del día, y no sólo en lo social sino, sobre todo, en lo jurídicamente, pues cierto nacionalismo español que gusta tanto de regodearse en sus pasadas glorias imperiales suele omitir como norma el dato, más que significativo del verdadero carácter del dominio español en aquellas tierras, de que existía una sociedad estratificada según la raza, esto es, una forma de apartheid perfecta y minuciosamente detallada en los diferentes códigos legales de la época, según la cual los españoles de la península estaban en la cúspide, los nacidos de éstos en el continente un peldaño por debajo y ya luego lo que tuviera a bien la legislación colonial según el diferente grado de sangre blanca, negra o india de cada individuo. La independencia a mandobles de Bolivar y compañía acabó con la esclavitud y ese apartheid sobre el papel, pero nunca con el racismo congénito de la oligarquía venezolana hacia el resto de sus compatriotas, racismo que, como suele ser habitual, asumen como propio aquellos que sin pertenecer de lleno al núcleo de los privilegiados sí aspiran a hacerlo y entre tanto se conforman con emular su forma de vida y compartir su visión de las cosas. Ese racismo está tan arraigado que sólo en la convicción de que la masa desheredada que vive en los llamados ranchitos de las ciudades, o en los misérrimos poblados rurales, está incapacitada genéticamente para una vida mínimamente digna se puede entender la desconfianza innata de los llamados “escuálidos”, mi propia parentela venezolana sin ir más lejos, durante décadas hacia sus paisanos, simplemente estaban ahí como mano de obra barata y con los derechos justos o más bien ninguno, para qué si son lo que son, pobres, cuando no también como una amenaza a su ese bienestar pequeño-burgués producto de los años de bonanza petrolera cuyos réditos nunca alcanzaron al conjunto, no sirvieron para hacer país, no se repartieron, no sirvieron para reducir la pobreza y con ello la brecha entre clases, crear una verdadera clase media, la base de toda sociedad próspera e igualitaria. Y entre tanto, dictadores como Gómez y Jiménez a servicio de una u otra fracción de la oligarquía, un Carlos Pérez, amigo personal de Felipe González, que se apuntó de lleno al sueño del neoliberalismo, esto es, a crear las condiciones en las que sólo esa oligarquía del petróleo y alrededores podían sacar tajada. De resultas, la revuelta popular llamada “Caracazo” con su correspondiente saldo de muertos y la intentona golpista de Chavez y sus camaradas de armas. Allí nació el mito, el cual salió de la cárcel para improvisar su revolución aún y todo democrática, pues, insisto, al final fueron las urnas y no las armas quien lo consagraron en la presidencia de Venezuela.



El deseo de cambio, de justicia después de décadas de gobiernos oligárquicos, era tanto que hasta buena parte de esos venezolanos privilegiados apoyó sin fisuras al Chavez de su primer mandato, entre otros, personalidades tan significativas como la famosa intérprete Soledad Bravo, sobrina de mi difunto tío. Luego ya recularon todo lo que pudieron, muchos de ellos para acabar militando en la oposición más acérrima, cuando no simplemente desquiciada, a Chavez. Lo hicieron porque el modelo de Chavez no era de país sino de clase. Toda su política, su supuesta y siempre postergada o paulatina revolución, estaba dirigida a esa masa ingente de desheredados de los que hablábamos antes. Él era su redentor, uno más de ellos, el caudillo que por primera vez en toda la Historia de Venezuela hablaba en su nombre, el que se comprometió a sacarles de la miseria o, cuanto menos, a poner coto a los abusos y obstáculos a los que los que les llevaban sometiendo la oligarquía venezolana desde la noche de los tiempos. A partir de ese momento la llamada Revolución Bolivariana se convirtió en poco más que en un revolcón de las cosas tal y como la habían conocido hasta el momento los venezolanos, siquiera sólo un amago de revolución que se definía del socialismo del siglo XXI, que tenía a Cuba como principal referente, y que aún así nunca se decidía del todo a dar el gran paso hacia el establecimiento de un sistema socialismo a semejanza del cubano, el coreano o cualquier otro de los que fracasaron irremediablemente al otro lado del famoso muro. Con Chavez el estado sería socialista y revolucionario en los eslóganes o en las pancartas; pero, el país seguía disfrutando de una economía de libre mercado, si bien cada vez más intervenida y, muy en especial, pervertida desde el poder. Chavez promulgó la primera legislación laboral para proteger los derechos de los trabajadores venezolanos, no muy diferente, por cierto, de muchas de nuestro entorno europeo, pero sí lo suficiente para que los que hasta entonces habían disfrutado de la impunidad absoluta para hacer y deshacer a su antojo se echaran las manos a la cabeza. Dicho de otra manera y a modo de ejemplo, a la obligación de pagar las vacaciones de navidad en lugar de despedir a los trabajadores para volver a contratarlos pasada ésta los empresarios venezolanos ahora lo llamaban comunismo, y como eso otras cosas. Pero Chavez también se propuso reducir la pobreza desde su raíz y de ahí sus planes para recolocar parte del excedente de mano de obra de los ranchitos en las fincas expropiadas o no del interior. Un fracaso total porque convertir por decreto en campesinos a gente de ciudad tiene lo suyo. Con todo, el gobierno chavista también ha ideado todo tipo de programas sociales para alimentar, alfabetizar, instruir, sanar, etc., a una población que nunca antes había recibido atención alguna por parte de las autoridades de su país. Los resultados pueden ser buenos o manos, insuficientes o dudosos en la mayoría de los casos, pero el hecho irrebatible es que por primera en la Historia de Venezuela la masa ingente de los que hasta entonces no tenían nada ahora tienen algo, será poco, será como resultado de su adhesión inquebrantable al régimen, de un fanatismo ciego incluso, mesiánico más bien; pero lo tienen, y esa y no otra cosa es la razón de los repetidos éxitos electorales de Chavez pese a su despotismo con maracas y la improvisación y arbitrariedad que caracteriza la mayoría de sus políticas en el resto de los campos que atañen al gobierno de un país. 


Así también, ese apoyo ciego a Chavez de los llamados desheredados, los descendientes de los antiguos esclavos y siervos de la élite criolla, era a su vez el talón de Aquiles del chavismo, pues toda, absolutamente toda su capacidad para sacar adelante sus programas sociales y conseguir que el país no se pare mientras arremete a diario contra los medios de producción privados, esto es, mientras interfiere arbitrariamente en la economía alterando los precios o decretando el cierre o la expropiación de empresas privadas que no son de su agrado, reside única y exclusivamente en la explotación en monocultivo de la riqueza petrolera del país. De ese modo, Venezuela depende prácticamente en todo del petróleo como un emirato cualquiera del Golfo Pérsico. Sólo exporta crudo e importa casi todo, pues no produce nada, ni parece querer hacerlo, no tiene otra cosa que exportar y, por si fuera poco, todas sus políticas parecen dirigidas a desanimar la inversión exterior y no digamos ya la iniciativa privada de los propios venezolanos. 


Dicho esto, y sin olvidar los logros sociales del chavismo con sus más y sus menos, el balance en su conjunto me parece negativo, eso hasta lo reconocen la mayoría de los antiguos colaboradores de Chavez en sus primeros momentos, entre otros el reconocido y fallecido líder de la izquierda venezolana Miquilena, el mentor ideológico de Chavez para ser exactos. Muchos son los decepcionados con Chavez que le acompañaron al comienzo de su singladura, si bien no tantos como para batirlo en las urnas. Claro que ese, que podría ser su mayor mérito, a mi juicio también es su mayor fracaso. Chavez ha dividido el país en dos mitades prácticamente irreconciliables, la de la mayoría que le jaleaba y le reía las gracias, la receptora de sus programas sociales o, muy en especial, la llamada nueva burguesía chavista surgida al arrimo del poder, y esa otra que califica de “escuálidos” a groso modo, sin distinguir entre el capitalista sin escrúpulos o el pequeño comerciante con problemas para llegar a fin de mes. Son dos mitades que, para cualquiera que conozca Venezuela, en realidad son como dos países que comparten el mismo espacio y poco más. En el resto son incompatibles en casi todo, viven de espaldas y, lo que es peor, en estado latente de inminente guerra civil. A decir verdad, si hay que comparar ese guerracivilismo epidérmico que en España resulta de la incapacidad innata de una parte de reconocer nada a la otra, con esa otra realidad del país caribeño, se podría decir que lo que aquí se me antoja exasperante, ese desdeñar del otro sólo porque piensa distinto o no es de tu grey, en Venezuela, sea por la cosa esa tan recurrente de la exuberancia caribeña y otras pendejadas al uso, da directamente en delirante, maracas por doquier.


 De modo que si la sociedad venezolana ha estado social e históricamente fracturada, Chavez, el cual ha hecho mucho por dignificar a una parte, a la más desfavorecida, por supuesto, sin embargo no sólo no ha reducido esa fractura sino que además la ha ensanchado casi hasta el infinito, sobre todo si tenemos en cuenta que casi todo el discurso del chavismo gira alrededor de la perversidad innata de los llamados “escuálidos”, los cuales, por muy detestados y todo que los presenten al resto, han seguido manteniendo su predominancia social y económica en su inmensa mayoría, pues sólo en casos muy concretos han sido molestados por el chavismo y casi siempre por osar cuestionar públicamente una revolución tan postergada como indefinida, vamos, que hasta hoy no manera de saber en qué consiste exactamente eso del "Socialismo del siglo XXI". Y eso y no otra cosa es lo que destaco para afirmar que Chavez, con todos sus logros y buenas intenciones, dejando a un lado la anécdota de su histrionismo o su querencia por los finados tiranos del tipo de Gadaffi o Sadam Hussein, amistades de negocios más bien, no ha sido un buen gobernante. No lo ha sido porque en lugar de unir, de trabajar para hacer converger a las partes, para hacer país y no sólo facción, las ha separado todavía más, ha gobernado a favor de una y en contra de la otra. Y no, está fractura no sólo es política, lo es ante todo social y sobre todo sigue siendo económica, pues mientras una parte ha entrado a formar parte de un sistema de asistencia estatal permanente, la otra que prefiere confiar en las leyes del mercado, disfrutar de derecho de todo individuo para ganarse la vida como le venga en gana en un sistema de libertades, cada vez se encuentra con más cortapisas y en especial con una inseguridad jurídica que demoniza ese derecho en cuestión. 

Con todo, y reconociendo de antemano que mis opiniones sobre el chavismo están condicionadas por lo visto en aquel país y lo oído casi que ha diario a mis parientes del otro lado del charco, valga a modo de homenaje póstumo, o de lo que sea, este artículo de Viçent Navarro que adjunto a continuación y en el que, a diferencia de la consesuada demonizacion que parece existir en la mayoría de la prensa española en lo referido al Chavez y su gobierno, dice aportar datos que desmienten buena parte de las acusaciones que repiten de modo machachón, owelliano incluso: http://www.vnavarro.org/index.php?p=8328&lang=es

lunes, 4 de marzo de 2013

HISTORIAS DE EL SITIO Y OTRAS PROPIAS



La mayoría de los días pasan sin ton ni son, pero hoy he tenido una mañana harto novelesca, vamos, que por un lado me han hecho una entrevista para Radio Rioja Alavesa a cuenta de mi novela negra MUERTE ENTRE LAS VIÑAS y ya de paso también me han dado opción hablar del resto, una entrevista en la que me da que a falta de tablas lo que me ha salido es un tablón, pero bueno, la verdad es que le estoy muy agradecido a Juantxo, el responsable de la emisora, tanto por el interés como por oportunidad de comentar cosas de la novela que fuera de la Cuadrilla, o incluso del Paisito que decíamos él y yo, apenas se conocen y todavía menos se entienden. Luego la cosa novelesca ha seguido con una inesperada oferta editorial que a saber, otra cosica que no viene al caso con la cosa esta de los libros de por medio, y ya como colofón, un artículo en el El Correo de esos para rellenar hojas con efemérides históricas, el cual, mira tú por dónde, me ha traído de inmediato a la memoria una de las fuentes que utilicé para perpetrar mi novela EL SITIO. Se trata probablemente de la más incomprendida de mis novelas hasta la fecha, cuando no el resultado de una sobredosis por mi parte de Faulkner y Juan Benet a dos manos, empezando por la propia editorial, que no sabía, no supo nunca, de qué iba la cosa, como bien dejó patente en la sinopsis –amén de en la misma portada del libro, que sospecho que no sabían cuál elegir y que sólo se les ocurrió una foto del Pretendiente y su señora en uniforme para despertar la curiosidad sobre la novela independientemente del argumento de ésta o de cualquier otra consideración- que me hicieron para la contraportada "El Sitio nos sumerge en esa ciudad provinciana durante dos años a través de unos personajes que la pluma de Txema Arinas esculpe con la precisión del orfebre, siempre en un primer plano, y cuya razón de ser, la ciudad sitiada, no deja de ser una excusa que incluso para el lector llega a pasar desapercibida." Lo digo porque no les habría costado nada preguntarme directamente cuál era la excusa esa que pasaba desapercibida, entonces les hubiera contestado que el sitio al que se somete mi ficticia ciudad del norte en plena segunda carlista sólo era una excusa para hablar de las relaciones decimonónicas entre los hombres y mujeres, y por ende quizás también hasta nuestros días. Esto es, una metáfora de cómo mientras ellos pierden la cabeza obsesionados por un sitio que nunca acaba de producirse, mientras a cosas que creen más inmediatas y trascendentales, siquiera ya sólo como mero pretexto para añadir un poco de emoción a sus vidas en medio del insoportable letargo provinciano, ellas no es que permanezcan al margen de lo que ocurre a su alrededor, como si ese sitio definitivamente imaginario de la ciudad no fuera con ellas, sino que en realidad son las verdaderas sitiadas por su condición de mujeres en una sociedad, decimonónica en el caso de la novela, en las que el ejército que pone sitio a sus vidas no es otro que el compuesto por todos y cada uno de los hombres que aparecen en ellas.



De cualquier modo,  ya digo que una de las fuentes que utilicé para un pasaje de mi novela no fue que uno de los episodios nacionales de Galdos, el XIV, y todavía más en concreto el pasaje del que hoy hacía mención El Correo en su artículo:

"Salió sin sombrero. En el patio que daba a la calle San Francisco esperaba una carretela, la del marqués de la Alameda. Desde el convento, entonces cuartel, descendió por la Plaza Vieja, la calle Prado y el campo de las Brígidas. Poca gente había en la calle y a la entrada del paseo. El honrado pueblo de Vitoria hizo al mártir los honores de un respetuoso duelo, alejándose del teatro de su martirio. Las personas que acudieron a verle pasar le compadecieron silenciosas. Algunas le miraron llorando. Durante el trayecto fúnebre Montes de Oca habló algo con el capellán, menos con el coronel. El sol hería de frente su rostro, y con su mano bien firme, no afectada ni de ligero temblor defendía sus ojos de la viva luz. La parte de ciudad que recorrió dejaba en su alma impresión de soledad, de silencio, de olvido. Creyó que muriendo él, moría también Vitoria, la que había sido capital del efímero reino de Cristina”. Hasta aquí el relato de Galdós en su episodio nacional 14.

Que cómo lo hacía y por o para qué. Pues bien, aquí debería decir que eso lo tendría que averiguar uno leyendo el libro. Al fin y al cabo, cuando uno fabula su propia historia, crea sus personajes y construye el escenario sobre el que se desarrolla la trama de la novela, lo hace no tanto con la única ayuda de su imaginación en crudo como del uso que ésta hace de las fuentes que usa para documentarse, tanto de la época en la que la localiza como de las emociones o reacciones de las personas de entonces. De ese modo, y aunque cambian los nombres, las situaciones y hasta el contexto, a continuación me permito la imprudencia, o no, de desvelar en qué pasaje de El Sitio me acompañó el espíritu de Galdos en todo momento o casi.



Descendían los prisioneros maniatados, entre las bayonetas de la escasa media docena de regulares que había permanecido en la ciudad y las imprecaciones del populacho, la cuesta que comunica la ciudad amurallada con el convento de San Francisco. En contraste con sus subordinados, los cuales se mostraban exhaustos, polvorientos y desmayados por la fatiga, al principio Escalada parecía esforzarse por caminar erguido, probablemente queriendo demostrar una firmeza de espíritu  como último, vano y sobre todo patético desafío a sus enemigos. No obstante, fue llegar hasta el patio del convento donde pareció desvanecerse esa pose forzada de dignidad marcial que no era sino la secuela postrera de una arrogancia sin límites. De repente, el cabecilla apostólico, el cual apenas unas horas antes había penetrado en nuestras calles a sangre y fuego, y no andaría muy descaminado si dijera que ante la visión de su amigo el presbítero Clemente Gil y otros eclesiásticos, aparentaba ausente, como si ya se hubiera resignado a dejar de ser parte de este mundo, apenas un espectro en espera de su consagración como tal. Fue tras el largo abrazo de su amigo, y sobre todo al término de la bendición de éste, que Zornoza nos ordenó a los de la milicia y a los regulares conducir a Escalada y a los otros dos desgraciados hasta la tapia al lado de la estatua de uno de los dos reyes godos que flanqueaban la entrada al convento y cuyo hecho más renombrado en las crónicas de su época no fue otro que el de someter a sangre y fuego a los por entonces indómitos naturales del país. En ese momento, el comandante, acaso acuciado por lo espantoso del momento, desatendió la costumbre de pedir voluntarios para formar el pelotón de ejecución ordenándonos a los de la milicia a que nos aprestáramos diez metros delante de los condenados. Reconozco que tarde en reaccionar, incluso que sólo cuando ya estaba formado el pelotón y el presbítero había comenzado a discutir con el comandante para que le permitiera dirigir él mismo el pelotón, empecé a considerar el despropósito que suponía para un hombre de mis ideales participar en tamaña salvajada. Una cosa era defender con las armas la ciudad y sus gentes y otra cosa muy distinta colaborar en la política represiva e inhumana del Alto Mando. Nunca la había apoyado por considerarla más propia de la sañuda cerrilidad de los militares que de los principios que deben regir en todo momento la conducta de un verdadero defensor de la Libertad, un apóstol de la fraternidad entre todos los hombre y amante de la vida por encima de todo. Cualquier cosa con tal de eludir un cometido que inmediatamente después me haría sentir a la misma altura de aquellos a los que considero mis enemigos precisamente por su brutalidad en el trato con todos aquellos que no comulgamos con su fe, y también en especial por la impunidad con la que comenten sus actos, llamados de castigo, encomendándose a un Dios que si lo es permite es porque a las postre es tan impío como ellos.  Pues así mismo se lo hice ver a Zornoza cuando todavía acababa de escuchar las palabras del presbítero en respuesta a los ruegos de los demás eclesiásticos que consideraban aquella petición de sus compañeros un auténtico sacrilegio; “caballeros, la Religión me prohíbe mandaros hacer fuego. Por lo tanto, caballero oficial, cumpla usted con su deber…”.

-¡Que lo hagan los regulares!



Txema Arinas – El Sitio

viernes, 1 de marzo de 2013

BASAMORTUAREN ATARIAN


Albiste hau mingarria da, oso, oro har eta baita niri dagokidanez ere hainbat arrazoirengatik orain kontura ez datozenak. Bada gainera oso adierazgarria krisialdi honen egiazko nondik norakoez, Espainaren delako porrotaz hitz egiten denean EH aparte balego bekala jokatzen baita sarri askotan, hau da, egiazko eta erabateko porrot hori Espainia hegoaldean bakarrik balego bekala eta sekula ez geure artean, gu, noski, beti hobeak garelakoan. Hala ere, Sakana eskualdean gertatzen ari dena benetan larria da, egia esan ikaratzeko modukoa, langabezia nagusi bilakatu egin baita, ez dago ia inorendako lanik, dena, enpresa guztiak bertan behera geratu balira bekala, eta haietariko askok Nafar Gobernuaren eskutik dirulaguntzak jaso eta gero, Nafar agintari ustelei bertan iraungo zutela agindu eta gero kosta ahala kosta. Eta honen aurrean zer galdetzen diozu zure buruari, onartu beharrekoa ote da nahitaezko egoera larri hau merkatuaren legeak hala agintzen duelako? Zer esan jendea erbesteratzeko edo bertan gosez hiltzeko kondenatzen duen sistema honi buruz? Zer egin behar ustezko jende zuhur eta jakintsuaren aurrean "populista", "demagogoa" edo "antisistema" ez izateko, ezbeharrak datozen bekala onartu beso gurutzaturik, azken batean darwinismo ekonomiko batean bizi gara eta aurre egiteko dugun aukera bakarra da ondokoa izorratzea? Eta bukatzeko, non geratu, nora joan ziren oraintsu arte Alemania aldean sortu "kapitalismo giza itxurakoa" etengabe eta suhar aldarrikatzen zutenak?: "Altsasuko lantegien %90 itxita daude, LABen arabera, baita dendak ere. Langabeziaren aurkako neurriak eskatzen ari dira gaur Sakanan. Hainbat herritan manifestazioak egin dituzte 09:00etan; eguerdian abiatu dira Iruñean, eta iluntzean Altsasun egingo dute manifestazioa. Hainbat eragilek babestu dute gaurko greba deialdia. Eskualdean langabezia hazten ari dela salatzen ari dira, eta UPNri neurriak har ditzala eskatzen diote".

LA DOCTRINA "MONTORO"

"Pues allá cuidados, bastante tengo ya con lo mío, que se hubiera vuelto a su país". Porque no, no nos engañemos, los de arriba no disparan a quien disparan si no supieran que tienen detrás a miles de ciudadanos que les primero les jalean y luego les votan. Lo oyes a diario allá por donde pasas, en el portal, junto a la barra donde te tomas algo o en la cola del supermercado. No se trata, al menos no en exclusiva, de gente de traje, corbata y gomina para los que el resto de sus conciudadanos poco más que existen para hacer bulto y exprimirlos a base de bien, la gente humilde que les dicen desde su insoportable autosuficiencia de clase, también buena parte de la gente trabajadora, víctima potencial o efectiva de las políticas de los primeros, se apunta, de buena gana o por puro instinto, al sálvese quien pueda y que se jodan los de atrás, yo primero por si acaso, Santa Rita, Rita, Rita, que me quede como estoy y a cruzar los dedos en la esperanza de que los señoritos, que son los que saben de estas cosas porque para algo también las provocan ellos, arreglen este desaguisado. Anda que no lo tienen bien montado, una de engañina a cuenta de datos falsos o tergiversados, para que no pierdan la esperanza del todo, para que sigan confiando en ellos, y otra de miedo para más de lo mismo. Y entretanto, y por si acaso, a tachar de demagogo o populista a todo aquel que les señala con el dedo. Porque, además, ¿para qué les señalan? ¿De qué van esos listillos, eternos culos de mal asiento, resentidos de por vida, no tienen otra cosa que hacer, o es que se creen mejores que los demás, que nosotros por poner un ejemplo? Y nada, hace unos días muere una ciudadana boliviana porque se negaron a atenderla en un hospital, la noticia del último suicidio por culpa de los desahucios todavía caliente. Por poco, ya está en marcha la idea, tan "montoroniana" ella, de que las cosas son como son y por qué tendrían que ser de otra manera, a joderse toca.

miércoles, 27 de febrero de 2013

URPERRIKOAK (idazteko laginak-eta)




-Emen? Emen eon da basorik eon denik elegantiena emen, or, urek artu dau!, or, ure dauen lekuen, or inguru ori dana… ala… alako basorik ezta´ongo Españan igual!
-…bai, pantanue, karo!, oin urpeien dau dana ta!, esebes, oin urek, urek ondatu gaitu emen dana! Polite… bai, bai, oi!, or selai, terreno andidxek eguesen or, selai andidxek, ene or!, e…ermosura bat san, ba oin ura ikusten da!

Joandako asteburuan hitz aspertuak egiten nituen telefonoz Gasteizko lagun batekin nik argitaratutako gure lurraldeko euskarari buruzko liburu baten kontura, laguna liburuan bertan bizpahiru aldiz aitatu egin baitut aspaldi beste lagun batekin batera idatzi zuen LEGUTIANO ALDEKO EUSKARA liburua dela kausa. Esan bezala, egon ginen berbetan luze eta gehiena Arabako euskararen nondik norakoez, bio izugarri interesatzen baitzaigu gaia, berak ikasi duelako, filologoa den aldetik eta nik aitaturiko liburua hamaika ageri eta liburu erabili behar izan baititut. Izan ere, eta aspaldi honetan gaiaren gainera hainbat liburu argitara irtenda ere, besteak beste Koldo Zuazorena euskara hutsean, Arabako euskararen historia ez da batere ezaguna ez eta arabarrek beraiek ere. Oro har, jendeak ez daki gure lurraldeko azken hatsak edo aztarnak Gasteiztik ozta-ozta hamabost kilometroetara topa ditzakegula, Legutio udalerrian, bertan eta artean bizi baitira jatorrizko azken euskaldunak, gehienak nahiko adintsuak, noski, Franco garaiko euskararen kontrako jazarpena hain gogorra izanda transmisio katea apurtu egin baitzen nolabait. Hala eta guztiz ere, eta Imanolek berak gogoratzen zidanez joandako zapatuan, bertako euskal hiztunen kopurua gehienok uste dutena baino handiagoa da, ehunetik gora. Tamalez, eta batez ere Arabatik kanpo bertako euskararen gainerako gauzak aipatzen direnean ez dituzte Legutio aldeko euskaren aldeko nondik norakoak aintzakotzat hartzen, ez hiztunen kopuruarena zein hizkera motarenak. Eta badago, noski, Imanol bezalako euskal filologo batentzat jorratzeko asko, bertako hizkera, bizkaiera edo mendebaleko euskara izanda ere badu bere xarma berezia hegoaldekoen den berbeta den aldetik, ziur asko Gasteiz inguruan egiten zena ez hain aspaldi, lehen esan bezala hamabost kilometrotik behera baitago Legutio udalerria, eta honetan zenbait herrixka are gertuago, Urrunaga kasuko. 

Dena dela, bertako hizkeraren nondik norakoak Imanol eta enparatu ikerlarientzat ikasgai ezin oparoagoa. Nik irakurriko ditut gogara euren ikerlanak, noski, baina sasi-idazlea edo naizen aldetik badago zonalde horretan aspalditik biziro erakartzen nauena euskararen azken hatsen lekuko bizien gaiarekin batera. Esan bezala, badut gogoan liburu bat idazteko non bertako euskaldun zaharrak eta, hortakotz, gehienak halabeharrezko agure-atsoak protagonistak izango ziren. Agure-atsook ostera hiriburuan biziko lirateke, hots, eta nolabait esateko, euren herrietatik at baina aldi berean ere izugarri hur. Deserrituriko agure-atsoon oroitzapenak, pasadizoak, barne-kezkak eta arrangurak lirateke nire nobelaren ardatza, hau da, istorioak harilkatuko lirateke pertsonaiei etxeak eta lursailak erauzi eta agian ere hirira ezarri zituen pantanoen eraikuntzaren inguruan. Hori dela eta, nire agure-atsook Urperrikoak lirateke, urpean dagoen herrikoak, urpean geratu baitzen euren jaioterria, euren bizimodua ere urperatu bezala eta harekin batera hainbat gauza. Balitzateke ere urtegietako pasaiak edo ingurumarietan bizi izandako hainbat pasadizok iradokitako nobela bat.
Nolatan egin nobela hori agure-atso hauek protagonista izanda. Jakina, hor dago lehengai idazlearen irudipena zein idazteko abilezia, baina, berezko dokumentazioa hain garrantzitsua ez izanagatik, nik sortuko dudan herrialdeak Arabako urtegiak erreferentzia baino izango ez baititu, bertako euskaldun zaharren egiazko testigantzak aldiz izan dakizkidake txit lagungarri, inspirazio iturri hutsa. 
Egia esan, bazaizkit lagungarri,  oso, Imanol lagunak nik gorago aitatu dudan guztiaren gainera aipamen bat baino gehiago bildu egin baitzuen bere liburuan bertan agertzen diren euskaldun zaharren ahotik. Ikaragarria da, baina Imanolen liburuan nire balizko nobela horretarako hamaika lagin topa dezaket idatzi nahi nukeen nobelako pertsonaiek atzean utzitako bizimodua edo garai osatze aldera. Laginak Urperriko biztanleen bizitzei buruzko zertzeladak baino ez lirateke, gogoeta egiteko aitzakia hutsak, irudimenari esker haritik tiraka sortuko liratekeen istorioak urtegietako alderdia gogoan eta bertako biztanleen bizipenak estakuru.

lunes, 25 de febrero de 2013

EL ASCO INDECIBLE - MIGUEL SÁNCHEZ-OSTIZ




Y a la hora del recuento de los motivos, pretextos y provocaciones de ese asco indecible, algo que se revela dramáticamente cierto: la indignación permanente por nuestros propios asuntso nos impide muchas veces asomarnos a la ventana y darnos cuenta de que, más lejos o más cerca, hay hambrunas, miseria radical e irredimible, matanzas, de que la gente que está aquí mismo y a la que se le cicatea asistencia médica, a la que se trata con desprecio, ha huído de esa miseria o de esa violencia, de que no eres el único que vive amenazado por la violencia de los porristas ni por las maniobras del crimen organizado de guante blanco que empobrece.



Leyendo El Asco Indecible de Miguel Sánchez-Ostiz no podía evitar imaginarme a su autor paseando por los escenarios a los que nos tiene acostumbrados en muchas de sus novelas y también en su blog personal, las calles de su Pamplona natal, las trochas y veredas de los alrededores del Baztan e incluso en Bayona, bajo los poches... Lo hacía sin otra intención que situar el momento donde mi imaginación, y no otra cosa, ubica a MSO mascullando ese asco diario que desde un tiempo a esta parte parece ser compañero exclusivo de los paseos de miles de ciudadanos. Y lo hacía porque es en ese precisamente en ese momento del día en el que uno echa a andar tras desayunar con el periódico a un lado o antes del atardecer como huyendo de lo que ha cundido el resto del día en esta afluencia de malas noticias, acopio de todo tipo de atropellos y despropósitos, desfile sin fin de personajes cada cual más infame y ruin, cuando me imaginaba al autor rumiando las ideas o impresiones que luego irían de seguido al papel.

Puede que no sea así, que no tiene por qué, claro que no; pero, a mí me vale como imagen para explicar que este libro no es uno de tantos dispuesto a explicarnos con todo lujo de detalles y con la ayuda de las teorías más sesudas sacadas de la chistera del experto de turno, la crisis, la maldita crisis en todos los aspectos que atañen no sólo a la economía sino también, puede que ya sobre todo, a la manera como hemos concebido hasta ahora las relaciones entre la ciudadanía y sus supuesto representantes, el modo cómo una elites políticas y económicas han utilizado todos los resortes del poder para enriquecerse a costa de la mayoría.  Aquí no hay Krugman con Nobel o sin él que valga, o bróker que se cuelgue la medalla del “yo ya lo avise, mientras me forraba yo también, pero ya lo avisé”. Aquí está el escritor como un ciudadano más vertiendo según el día o el momento su perplejidad, desengaño, escepticismo o simple y pura mala leche al calor de unas noticias que, en cierta manera, no hacen sino pintar todavía un poco más oscuro esta realidad que nos ha tocado en suerte y cuyas negruras, si bien vienen de lejos o puede que siempre estuvieran ahí pero todos hacían la vista gorda porque en tiempos de bonanza el que pone la nota discordante da de inmediato en listillo o cascarrabias y hasta se arriesga a acabar en el pilón como todo aquel que osa venir a joder las fiestas del pueblo.

Creo que ahí reside precisamente el atractivo de este libro de notas, en la sencillez de su propuesta, apenas otra cosa que un inventario del cabreo cotidiano, lo cual ya a mi entender ya es mucho. Para empezar mucho más complicado incluso que uno de esos libros de expertos en tal o cual materia, éstos, por lo general, para confeccionarlos sólo tienen que tirar de los manuales de sus respectivos ramos y también, o en especial, de sus convicciones ideológicas o puede que tan sólo disciplinales. No es que estén mal, que no, sólo son otra cosa. En cambio, en el caso de esta especie de dietario se impone el equilibrio entre los ingredientes que lo componen y que vienen detallados en la contraportada como comentarios a bote pronto, apostillas en caliente, andanadas y exabruptos.  Se impone porque con dichos ingredientes el resultado del guiso podía haber resultado harto pesado, indigerible, esto es, un puro y vulgar panfleto. Y no lo es, no ya un panfleto, que así de entrada no creo que sea género que haya que rechazar sino más bien todo lo contrario, sino uno malo por excesivamente maniqueo o fatuo. El Asco Indecible no lo es porque su tono y contenido rebosan sinceridad y sensibilidad. El autor no se oculta, sabe donde pone la pluma y que a la hora de hablar de la realidad está obligado a presentarse con su correspondiente bagaje de dudas, prejuicios y las mismas limitaciones para aprehender esa realidad que el resto. Para ello no tiene otra herramienta que su muy personal estilo literario, y del que yo personalmente destaco y con creces ese pujo por imprimir sinceridad a todo lo que escribe, por no dejarse arrastrar por la afectación del que pretende ver las cosas desde una tribuna. Más bien todo lo contrario, MSO la mira desde la misma altura desde la que estamos casi todos los demás y eso se nota y agradece porque él lo hace poniéndole buena letra. No podía ser de otra cosa porque estamos hablando de un autor consagrado cuyas cualidades y logros se descubren con asomarme sólo un poco, un rato, a cualquiera de sus obras (Las pirañas, Barcelona, Seix Barral, 1992. Un infierno en el jardín, Barcelona, Anagrama, 1995.La caja china, Barcelona, Anagrama, 1996. No existe tal lugar, Barcelona, Anagrama, 1997. [Premio Nacional de la Crítica, 1998]. La flecha del miedo, Barcelona, Anagrama, 2000. El corazón de la niebla, Barcelona, Seix Barral, 2001. En Bayona, bajo los porches, Barcelona, Seix Barral, 2002.La nave de Baco, Madrid, Espasa Calpe, 2004. El piloto de la muerte, Madrid, Espasa Calpe, 2005. La calavera de Robinson, Irún, Alberdania, 2007.Cornejas de Bucarest, Pamplona, Pamiela, 2010. Zarabanda, Pamplona, Pamiela, 2011.)

¡VIVA LA TELE!

    Sueño que me arrastra no sé quién o quiénes a la entrega de los premios de un festival de la tele que se celebra en una ignota, gris y a...