miércoles, 5 de diciembre de 2018

LAUZURIKA ACUSA

Relato publicado en: https://punica.es/lauzurika-acusa-relato-esencial/?fbclid=IwAR3SajsUKR6td-e44XPp9bAx7kuO7ZFiZ9ugyhTluhP8bL8323pPswaPMTI



He quedado con el Txuki, el pelirrojo del cole, el puto Gamarra, en un bareto enfrente de la iglesia para darles juntos el pésame a la viuda y a los padres cuando salgan del funeral. Yo no soy creyente y ya no entro a los oficios religiosos ni para hacer el paripé. Prefiero esperar junto a una barra tomando un vino o una caña mientras dentro del templo los creyentes, por convicción o convención, despiden al finado de acuerdo con sus ritos. Hoy ya llevo dos carajillos. El Txuki tampoco es muy de ir a misa; pero, él mismo me confesó, cuando le llamé por teléfono, que si no hubiera sido por mi llamada no le habría quedado otra que entrar con el resto de la pandilla del cole: “total, por una más, que mira que no nos hemos tragado pocas misas ni nada cuando éramos críos.” Demasiadas, yo por eso no voy a las iglesias, como mucho cuando voy de viaje a admirar la arquitectura, le contesté. Además, si ya es de por sí duro dar el pésame a la familia cuando se trata de alguien joven, siquiera unos cuarentones como nosotros, qué decir dadas las circunstancias. Sólo espero que no acuda la prensa a remover la mierda, o que si acude sean lo más discretos que puedan para no mortificar en exceso a la familia. Y es que el suceso ha sido tan sonado que incluso ha trascendido lo exclusivamente local. Como que no es muy frecuente que el antiguo director de un colegio concertado muy conocido en nuestra ciudad, qué hostias, uno de curas como hemos dicho toda la vida, le abra la cabeza a un ex alumno tras arrojarle la estatuilla de bronce que le había sido otorgada hacía menos de una semana como premio a su labor al frente del comedor social. Ya verás cómo lo primero que me suelta el Txuki nada más entrar al bar, a bocajarro, sin darse tiempo incluso a cerrar el paraguas o a sacudirse la chamarra, porque hoy hace un día de perros, llueve y hace frío como sólo parece hacerlo en esta oscura ciudad del norte, y cualquiera diría que se han conjurado todos los astros para que todo sea más triste y yo diría que hasta tétrico, es…
-¡Qué fuerte, tío!
-Te parecerá a ti.
-No me lo podía creer cuando me lo contaron.
-Ni tú ni nadie.
-El hijo de puta de don Amadeo.
-Ya ves, a punto de cumplir ochenta tacos y todavía tan en forma como para abrirle la cabeza con un pedrusco al pobre Lauzurika.
-Anda que no nos soltaba pocos coscorrones ni nada en clase. Y eso cuando no te tiraba el borrador de la pizarra en toda la cabeza. No fallaba nunca.
-Pues se ve que no ha perdido puntería.
-Hombre, tampoco nos cachondeemos…
-¿Y qué quieres que hagamos, llorar?
-No sé, tío, no sé. Pobre Lauzurika, sí, qué final más… con todo lo que ha tragado.
-No sigas por ahí.
-Joder, Iñaki, de verdad. ¿También vas a bromear con eso?
-Perdona, tienes razón. Siempre que estoy nervioso no paro de decir chorradas; es mi manera de desahogarme. ¿Quieres tomar algo?
-Otro carajillo como el tuyo. Yo también necesito entrar en calor.
-Yo ya llevo dos.
-Los que hagan falta con tal de acallar la mala conciencia.
-¿De qué mala conciencia hablas?
-¿Me vas a decir que tú no la tienes?
-¿Por qué habría de tenerla?
-Por lo de Lauzurika, todos supimos lo suyo desde que éramos unos micos y todos callamos como putas.
-Eso no es así, Txuki. Todos sospechábamos lo de Lauzurika y el cabrón de Eraña; pero, él nunca quiso decir nada.
-Él que iba a decir, si era el rarito de clase, el niño que nunca decía nada, que nunca metía bulla, nunca se peleaba con nadie, nunca participaba en nada, nunca…
-Por la cuenta que le traía. Recuerda cómo eran, y son, sus padres.
-Unos putos meapilas.
-Y, por si fuera poco, el padre tenía una tienda de fotografía que dependía prácticamente de los encargos que le hacían los curas del colegio para las bodas y comuniones que se celebraban en la capilla del centro. Vamos, que, a la menor queja por parte de don Amadeo acerca del comportamiento de su hijo en el cole, a éste se le habría caído el pelo. Por eso nunca quiso contar nada de lo sucedido con Eraña.
-Tienes razón, probablemente no contó nada porque no le habrían creído en casa y además le habría caído una buena. Anda que no lo debía saber bien el hijo de puta de Eraña.
-Era un depredador que sabía escoger sus presas. Y Lauzurika era una víctima propiciatoria.
-¿El qué?
-Que sabía de antemano que Lauzurika no se iba a ir nunca de la boca.
-¡Ah! ¿Tampoco Vázquez o Zubiaur?
-Con ellos también es lo que debió pensar en un primer momento. En el caso de Vázquez porque siendo huérfano de un inmigrante andaluz al que le dieron el paseíllo al poco de acabar la Guerra, todos pensarían que si denunciaba a un cura sería por resentimiento.
-¿Y a Zubiaur?
-A ese al que menos. Recuerda que estaba hecho un trasto, todo el día castigado, sobre todo por mentir. De modo que una mentira más o menos. De hecho, ¿tú le creíste cuando nos contó lo de que Eraña le había sacado la chorra en su despacho para que se la tocara bajo la amenaza de que si no lo hacía se quedaba sin excursión de fin de curso.
-No, claro que no. Ni yo, ni tú, ni nadie. Me acuerdo que Ugalde, Ortiz, Mendibil, Sánchez, Larrinaga y otros le tildaron de mentiroso, hasta de que Acedo estuvo a punto de llegar a las manos con él por haberse metido con Eraña.
-Es que Eraña era el profe de gimnasia y tenía una cohorte de fanáticos del deporte que lo admiraban y defendían a muerte porque era su entrenador del equipo cadete de baloncesto y además decían que de chaval había jugado en el Baskonia hasta que se lesionó y tuvo que cambiarlo por la docencia.
-En cambio, a Vázquez todos lo respetábamos y tampoco le creíamos cuando nos contó que Eraña se había metido con él en una de las duchas.
-Eso no es verdad. A Vázquez sí le creímos porque le respetábamos y sabíamos que nunca mentía. Todos asentimos con nuestro silencio, ni siquiera el cabeza cuadrada de Acedo se atrevió a salir en defensa de su entrenador. Pero nos callamos porque pensamos que Eraña lo había hecho para amedrentarlo por habérsele enfrentado en clase en más de una ocasión.
-Pues bien que nos detalló Vázquez cómo empezó a acariciarlo por todo el cuerpo hasta llegar a la…
-¿Qué iba a decir el huérfano de un rojo con tal de mancillar el buen nombre de un sacerdote?
-¿Qué, no estarás hablando en serio?
-Por supuesto que no, Txuki, eso es lo que dijo Ugalde entonces. Ni más ni menos que lo que debieron comentar sus padres en casa cuando se enteraron de que la madre de Vázquez había acudido al despacho del don Amadeo para protestar por lo que le había hecho Eraña a su hijo.
-Pero no paso nada y todos sabíamos que…
-No paso nada entonces porque don Amadeo, que es como todavía os referís al cabrón de Echecalte la mayoría de vosotros, y yo no voy a ser menos, no quiso que pasara nada. O sí, porque al año siguiente Vázquez abandonó el colegio. No se volvió a hablar del asunto hasta varios años después que saltó la noticia del cura español detenido en Chile por abusos a menores. Entonces nos enteramos por la prensa de que Eraña fue trasladado en su momento, y por orden de don Amadeo, a un colegio de la misma congregación que el nuestro en Valladolid, y de allí al poco tiempo a otro de Madrid, donde tampoco duró mucho tiempo dado que ha sido en Chile donde más años ha vivido, último destino al que fue enviado por sus superiores de la Congregación en su empeño de alejar el problema antes que enfrentarse a ello.
-Vamos, que si Eraña no podía reprimirse las ganas de meterle la chorra por el culo a un crío, por lo menos que lo hiciera en la otra punta del globo.
-Algo así. Tú siempre tan explícito, Txuki.
-Por eso me querían tan mal los curas del cole, ¿te acuerdas?: “¡Gamarra, esa boca, no vuelva a mencionar el nombre de Dios en vano o…!”
-Mejor que no te quieran mal a que…
-A que te quieran demasiado, como a Lauzurika.
-Tú imagínate lo que se le debió pasar por la cabeza cuando vio en los periódicos y telediarios cómo sacaba la policía chilena a Eraña del colegio donde había estado dando clases durante más de dos décadas.
-Supongo que algo muy parecido a cuando se enteró de que el ayuntamiento de nuestra ciudad le otorgaba el premio al mérito civil a don Amadeo por su compromiso con  los más desfavorecidos en razón de su labor como portavoz del voluntariado al cargo del comedor social.
-¿Qué quieres decir?
-Que no hace falta ser muy listo para imaginarse la escena en el despacho que don Amadeo tiene en el pabellón del polígono industrial donde está el comedor social. ¿Para qué se presentó allí Lauzurika?
-¿Para felicitarle por el premio?
-Eso, tú ríete. Ambos sabemos, o al lo menos nos lo podemos imaginar, que Lauzurika, tan serio él, tan buen cristiano a pesar de todo, iría a pedirle cuentas por lo de Eraña y, sobre todo, a echarle en cara cómo podía aceptar un premio por su compromiso con los más desfavorecidos después de haber ocultado durante años, si no permitido, que un depredador sexual recorriera medio mundo satisfaciendo sus más bajos instintos con tiernos infantes como el que fue él en su momento.
-¿Crees que debió amenazar a don Amadeo con contarlo todo para que éste le arrojara, en uno de esos prontos que le eran tan propios, él siempre tan pagado de sí mismo y convencido de las trascendencia de todo lo que llevaba a cabo, la estatuilla del premio en toda la cabeza?
-Ni lo sé ni lo sabremos. Lo único cierto es que don Amadeo siempre tuvo muy buena puntería.
-Menudo dramón. Estoy por tomarme otro carajillo.
-No tenemos tiempo. Ya empieza a salir gente de la iglesia. Mejor nos acercarnos a esperar que aparezca la familia para darles el pésame lo antes posible.
-Mira quiénes salen los primeros.
-Ya veo, ya. Nuestros antiguos compañeros del cole.
-Ugalde, Ortiz, Mendibil, Sánchez, Larringa, Acedo… Zubiaur.
Texto : © Txema Arinas, 2018.

lunes, 26 de noviembre de 2018

ELKARREZINTASUNAK



Joandako asteburu hau oso latza izan omen da gure bikotearen etorkizunerako. Larunbatean beste bikote bat bazkaltiar genuela nire emazteak bazkaltzeko gogoan zer nuen galdetu eta nik erantzun orduko zera bota zidan.

-¿Otra vez los mismos pinchos? Ya no innovas nada.

Baina, zertarako ezer eraberritzerik, hemen inork ez baldin badizkit behar bezala estimatzen egin ohi nituen pintxoak, ezer berririk saiatzekotan denbora pila alperrik galtzen dudalako sensazioa izaten baitut gogokoen izaten duten pintxo bakarra tchakarena baita, pintxoak berberak bereziki estimatzen ez baldin badituzte. Gauzak horrela, lehenengo platera arrain zopa prestatuko nuela erabaki nuen. Orduan, bigarrengoaz galdetu zidan nire emazte maiteak.

-¿Otra vez merluza en salsa verde?

-Ez al zaizu gustatzen?

-Psss, no especialmente. Y la salsa verde, pues qué quieres que te diga, no es que sea nada del otro mundo, casi prefiero la merluza tal cual con una chorrotada de aceite.

Bai, aho beste hortz, norekin ezkonduta nengoen galdetu nion nire buruari, nola zen posible hainbeste urte elkarrekin egon izana tamainako astapot... Nola liteke hain modu trauskil eta ardura/bihozgabekoaz saltsa berdeaz jardutea? Orduantxe asmatu nuen gure arteko amildegi gaindiezin bat ezari-ezarian zabaltzen ari zaigula oinen azpian. Ba al dago nik estimatzen ez dudan asturiar platerik? Ez, ez dago.

-Maiz ez dakizu norekin bizi zaren urte pila igaro arte...

-¿Qué?

-Nitaz aspertzen ari zarelakoan nago.

-Más tonto y no naces.

Zorionez, zapatuko bazkaria prestatu, zerbitzatu eta dastatutakoan saltsa berdea oso goxoa zela esan zidaten mahai-lagunek, emazteak barne. Horrebestez, eta batez ere hainbat kubata zurrupatu eta gero gogoeta eginez, maite ditudanon kritikei hainbeste garrantzia eman behar ez diedala ondorioztatu nuen, are eskubide osoa dutela nahi adina kritikatzeko, horrek amodioarekin zerikusirik ez duela, egiazko amodioa elkarrezintasunetan ere datzala, nire errezetategi murritzarekin baino...

viernes, 23 de noviembre de 2018

SEKULA KONTATU BEHAR EZ NIZKIZUN GAUZAK - IBAN ZALDUA

Uberan.es weborrian argitaratua: http://uberan.eus/?komunitatea/Txema/item/sekula-kontatu-behar-ez-nizkizun-gauzak-iban-zaldua

“Bai, posible dela uste du. Eta bere burua Anderrengana hurbiltzen ikusten du, eta bi muxu ematen, eta harekin terrazan esertzen, eta beste kafe bat eskatzen. Eta harilduko duten hutsalkerien ondorengo ohiko trukea; seme-alaben, dibortzioen, lanen edota jabego higiezinen ingurukoa. Eta, azkenik, gaira iristean, nola Anderrek esango dion, irribarre zabal edo estu batez, beti egon dela bake prozesuaren alde, beti egon dela biolentziaren kontra. Eta Elik bere burua ikusten du erantzuten bera, ordea, biolentziaren alde egon zela noizbait, bai horixe, eta horregatik lotsatzen dela gertatutako guztiaz. Nahiez eta ondo ez duen jakingo erabili beharko lukeen hitza lotsa den, edo besteren bat.”
EZER GERTATU IZAN EZ BALITZ BEZALA

Gozatu dut beste behin ere Iban Zalduaren ipuingintzaren azken emaitza honekin, eta beti bezala izugarri. Badut, ordea, hainbat erreparo, inondik inora ipuin liburu hau gaitzesteko asmoz, egileak gogoan duen liburua borobiltzeko eskubide osoa duelakoan bainago, baizik eta agian inori ardura ez zaizkion nire irizpide editorialetariko bat azaltzearren. Halere, gustatuko litzaidake aldez aurretik aletzea zeintzuk diren nire iritziaren arabera Iban Zalduaren ipuingintzaren bertuteak zein onurak hainbat eta hainbat euskal irakurleren gustukoa ere izateko, liburu honetan berriro ezin hobeto biltzen direnak, alegia.
Ezer baino lehen, Iban Zalduaren ipuinak oso gertukoak dira. Alde batetik jorratzen dituen gaiak zein erakusten dituen agertokiak euskaldun gehienok ezagunak direlako. Izan ere, Zalduaren ipuinak agertzen diren pertsonaiak oso belaunaldi zehatz batzuetakoak dira, Franco hil eta gerokoak, demokrazia eta autonomia txikitandik ezagutu zituztenak, asko eta asko ikastoletan hazi eta heziak, 80 eta 90 urteetakoak. Halaber, maiz jorratzen dituen gaiek zein ikuspegiek belaunaldi dagoeneko ez hain gazteon oso propio ere ematen dute, direla bikoteen arteko harremanak (Inor ez zure etxean), direla belaunaldi horien bizitzari aurre egitekoak (Nostalgiak, Egun triste batean), direla ditxosozko euskal gatazkarekikoak (hau beherago jorratuko dut), direla euren zaletasunak literaturan (Irakurgaiaren memoria), musikan edo dela delakoan. Eta zer esanik ez idazleak ipuin askotan erakusten duen komikiaren eragina kontuan hartzen baldin badugu, edo are zehatzago esanda, zientzia fikzioaren lorratza (Zaborra desagerrarazteko makina, Kolonizazioa…), zeinetan ikaragarri ondo uztartzen baititu gai orokorrak edota Euskal Herriko egunerokotasunaren hainbat gai, nola edo hala polemikoak, benetan xelebrea den irudimen batekin.
Baina, baldin badago gai bat non Zaldua berezi nabarmentzen den, hori da delako euskal gatazkaren ingurumariak jorratzeko modu txit zoli eta zorrotza, euskal gizartearen nondik norakoak, are gure Historiarenak irakasle den aldetik, ondo ezagututa ezin hobeto islatzen baititu gurean ematen diren jokaera zein pentsaera ezberdinak (Ezer gertatu ez balitz bezala, Poliziekin amesten, Denbora Lerroa, Lekukotasuna…) Eta zein da Iban Zalduaren jokabidea delako euskal gatazkaren ondokoak jorratzean. Nik uste ez duela zentzu handirik nik asmatzean idazleak berak argi eta garbi adierazten baitu liburuko aipu batean:
(Fikziozko lanek) ez dute irakurlea dogma batekin lotzen, ondoren okerra dela jabetuko dena; ez diote lezio bat irakasten, ondoen desikasi beharko duena. Errepikatu, berrantolatu, argitzen dituzte bizitzaren lezioak; gugandik askatzen gaituzte, besteen ezagutzara behartzen gaituzte; eta esperientziaren sarea erakusten digute, ez gure kabuz ikusi ahal dugun eran, baizik eta aldaketa berezi batekin –gure izakiaren EGO munstrotsu, xahutzaile hori ezabatuz, une batez.”
Robert Louis Stevenson
Baliteke hori izatea Iban Zalduaren ikuspuntua euskal gatazka idazpidera ekarrita, hau da, azalez behintzat bere nia erabat aparte utzi nahia inolako leziorik ez ematearren, irakurlea izan dadila ondorioak atera behar dituena, auskalo zeintzuk, nork bere ikusmiratik edo. Ez da, ez, bidea balkoitik neurtzea, demiurgoarena egitea baino pertsonaiekin, haiek izan daitezela euren jokabidearen arduradun bakarrak, egileak txotxongiloen hariak mugitzen ditu ia ustekabean, ia txotxongiloek beraiek bultzatuta. Bada ikuspuntu literario guztiz zilegia, nire ustetan oso eraginkorra ere zenbait gai eztabaidagarri idazpidera ekarrita inork idazleari nolabait alderdikoia izan dela lepora ez diezaion. Halere, nik uste dut zenbait gaitan ere alderdi hautatzea ez dagoela batere gaizki, ez behintzat alderdi moralak edo etikoak direnean. Batzuetan zolitasunaren alde egin ordez gordintasun nolabait alderdikoiaren alde jokatzea zenbait gai jorratzekoan baliotsuagoa edo mamitsuagoa izan liteke. Baina ez dakit nik hori beste literatura mota bati dagokion, agian testimoniokoari, berdin dit egiazkoa edo alegiazkoa den, hain zuzen. Edonola ere, berriro diot aukera literario guztiak zilegizkoak bezain eraginkorrak begitantzen zaizkidala. Bestalde, badago ezaugarri bat Iban Zalduaren delako euskal gatazka jorratzeko moduan, eta egia esanda bere ipuin gehienetan, zin-zinez bereizten duena: ironia. Ironia du Zalduak bere ipuingintzaren euskarri ia nagusi, ironiaz estaltzen baititu ipuinetan gaineratzen dituen egunerokotasunaren zipriztinak, ironiaz eraikitzen baititu bere zientzia fikziozko mundu zoroak, ironiaz ikusten baititu gure belaunaldiotakoen arteko harremanak, ironiaz asmatzen baititu nire ustez apartekoak diren ipuin izugarri eder eta dibertigarri batzuk Jose Angel Garcíaren eta Maddi Arrietaren adierazpenak edo hitz egiten hasteko ordua, Aparkalekuaren edo Ibilbideabezalako ipuinak. Bada ordea oso ironia fina eta batik bat atsegina, ez du mintzen, ez du egin nahi, erakutsi baizik ez du helburu, agian irakurlearen musuan irribarretxo bat marraztu gehien jota. Bada ironia bat guztiz eskertzekoa.
Hortaz, beti da plazer handi bat Iban Zalduaren ipuinak irakurtzea, nire kasuan ozta-ozta erreskadan. Eta horrexegatik ere hona hemen nire erreparo xumea ipuinen hautaketari buruz. Badirudi, eta badelakoan nago, Iban Zalduak ipuin liburu bat argitaratzen duen aldiro bertan bolada batean zehar sortutako gustukoenak zein txukunenak sartzen dituela. Gauzak horrela, Zalduaren ipuin liburuetan mota guztietako ipuinak nahasten dira, delako euskal gatazkaren ingurukoak jorratzen dituenak, zientzia fikziozko alegiak, belaunaldien arteko gorabeherak, literatura zein musikarekikoak eta abar. Bada, jakina, hautaketa guztiz zilegi bat, beharbada ere oso erabaki zintzoa egileak bere azken lanak inolako erakutsi baino nahi ez dituen aldetik. Nik ordea, eta aukeran, koherentzia tematikoa  nahiago dut, edo gutxienez ipuin gehienak lotuko lituzkeen hari tematiko bat. Ez dakit, Paveseren ipuin liburuetan edo Eider Rodriguezen azkenekoan bezala. Bitxia da gero, oraintsu ere Iban Zalduari argitaraturiko erdarazko ipuin liburua azken urteotan delako euskal gatazkari buruz idatzitako ipuinen itzulpenez osatuta baitago:Como si todo hubiera pasado.Edonola ere, badakit koherentzia tematikoarena oso erreparo eztabaidagarria dela, agian hutsala, ezin ageriagoa baita Iban Zalduaren estilo pertsonala, berezia, gordina bezain atsegina (aipatzekoa ere litzateke erabiltzen duen euskara egiazko euskara garaikidea bezain urbanoa dela, ikastoletakoa bezain hiriburuetako kaleetakoa, euskaldun belaunaldi berri zein kaletar gehienen euskara batua bizi, goxo eta batik bat duina, hots, dena ala ez da izango), hau da, bere idazkera hiru Z, zuzena, zintzoa eta zorrotza, nahikoa dela mota edo gai askotako ipuin eder eta txukunez osatutako liburu honengatik beste behin ere pozteko.

Txema Arinas
Berroztin, 2018/11/16

EL SILLÓN HINCHABLE







Artículo publicado en : http://tintadelalma.es/2018/11/22/el-sillon-hinchable/


Hace ya semanas que, cuando llego a casa de la caminata de las tardes, me apropio del sillón hinchable que le regalaron a mi hijo pequeño por su cumpleaños. Allí me siento, me repantigo más bien, hasta la hora de cenar, ya sea a leer con música de fondo o a escucharla sin más. El sillón hinchable ha cambiado mi percepción de las cosas. Siento que me atrapa, que me dejo envolver por algo parecido al líquido amniótico. Más que tumbarme sobre el sillón, floto. Y es en esa postura, sobre todo en esa sensación de estar sumido en un sofá más que sentado, que mi percepción de las cosas que leo o escucho en ese momento cambia radicalmente. Sobre el sillón hinchable siento que puedo ponerme por enésima vez sobre ese libro de Antonio Lobo Antunes que dejé por la mitad, dado que las últimas entregas del escritor portugués acaban provocándome un hastío que nunca antes había sentido con esas otras que me hicieron enamorarme de su obra. La lectura de novelas como O meu nome é legiâo, tan fragmentada en el espacio y en el tiempo, levantada sobre voces que se entrecruzan todo el rato, tan a rebosar de metáforas y otras figuras literarias hasta el punto de que el lenguaje poético se sobrepone de continuo a lo puramente narrativo, se convierte en un ejercicio muy parecido, y sobre todo placentero, semejante al disfrute de una narrativa mucho más formal, clásica, inteligible, al estilo de esas otras novelas del gran escritor brasileño Jorge Amado. En realidad, hay momentos que llego a tener la impresión de que lo que tengo entre manos apenas es otra cosa que cualquiera de las novelas de Jorge Amado, al estilo de Gabriela, cravo e canela, que el suave vaivén sobre la superficie de acolchada del sillón hinchable con su fondo de aire hace que el ritmo narrativo se descomponga en frases aparentemente inconexas, como si de repente se hubiera barajado el texto y con él las voces que le dan forma, todo ello al mismo tiempo que se adueña de mí la convicción de que lo que menos importa es el desarrollo de relato alguno, la historia como tal, y sí, en cambio, la forma del relato con su exuberancia en imágenes y hallazgos expresivos. Algo así como si la literatura esencialmente figurativa del escritor brasileño acabara convirtiéndose en esa otra rayando lo abstracto del portugués por obra y gracia del sillón hinchable.
Me ocurre otro tanto con la música. Si por lo general soy incapaz de escuchar, y ello por mucha voluntad que consiga reunir para procurar apreciar las cosas en su justa medida, una sinfonía o un concierto de Schönberg o Bartók sin acabar sintiendo un irrefrenable impulso de levantarme de un salto de mi asiento con él único propósito de arrancar el CD del tocadiscos para luego hacerlo añicos, sumido en el sillón hinchable soy capaz de concebir que la música de los susodichos compositores no es otra cosa que la de Brahms, Liszt, Berlioz o cualquiera de mis adorados rusos, sometida a un extraño proceso dodecafónico como resultado del continuo bamboleo aletargador sobre el sillón de marras.
Sólo que ahora cuando escucho música lo hago desde el ordenador metido en youtube por pura vagancia –y por favor que nadie me mente el spotify porque antes de pagar puedo recurrir a cualquiera de las baldas donde apilo los discos y CDs de toda una vida- y da igual lo que esté escuchando que la música siempre será interrumpida por el engendro más enojoso del que ha sido capaz la humanidad a lo largo de toda su existencia: la publicidad. Por suerte, con los libros todavía no se ha dado el caso, de modo que una cosa más que añadir su haber.

Autor :Txema Arinas

lunes, 12 de noviembre de 2018

CUANDO GRITAN LOS MUERTOS - PACO GÓMEZ ESCRIBANO

Publicado en SOLO NOVELA NEGRA:  https://punica.es/cuando-gritan-los-muertos-resena/?fbclid=IwAR2xpyrxypCDQYqzSgOQmEirYdKTSIi0Oll0YAP7AUZgPUed2THIosqEiVU



“Nos íbamos a meter en un jari de la hostia. Pero, total, me daba igual. Era la memoria de mi hermano y eran mis colegas, ¿qué tipo de vida llevaba yo? Un puto gañán que se buscaba la vida trapicheando, borracho, drogadicto y mala gente, eso era yo. Viviendo con el puto Elena y el perro, también borracho, en un agujero, que cualquiera que nos viera habría creído que éramos julandrones. Y sin una puta esperanza. Así era muy chungo vivir. Por lo menos, a partir de ese momento tuve una ilusión: la de acabar con los asesinos de mi hermano. Y hacerlo con mis colegas, que eso me molaba más todavía.”

Reseña

La última novela de Paco Gómez EscribanoCuando gritan los muertos, tiene la factura de un delicioso western clásico con su personaje recién salido de la cárcel al reencuentro de su vida anterior y que en seguida es convencido por los suyos para llevar a cabo una venganza con un desenlace que, entre otras referencias, a mí me recuerda al Sin Perdón de Clint Eastwood. Sólo que este western español transcurre en el escenario geográfico y humano de las últimas novelas de PGE, esto es, el barrio madrileño de Canillejas de donde es natural el autor. De ese modo, este es un western de arrabal madrileño, si es que todavía se puede tildar de tal, con una palabra a mi juicio tan bonita como vernácula, a un barrio de la periferia de una gran capital sin que se te echen encima los comisarios de lo políticamente correcto. Un western cheli, aunque, y tal y como comentaba el propio PGE en una entrevista, el tipo cheli que conocíamos como tal, para los de fuera de la capital más por las películas al estilo de Eloy de la Iglesia que por otra cosa, prácticamente haya desaparecido o sea ya residual, esto es, sobre todo generacional. En todo caso,  ese el territorio literario sobre el que PGE levanta sus ficciones con extraordinario tino porque por algo lo conoce de primera mano. Y por eso también acierta sin caer en la parodia, o el turismo costumbrista tan al uso de otros autores que de vez en cuando les da por poner un personaje barriobajero en sus novelas e incluso ambientar una de ellas en un mundo que para ellos no puede ser muy diferente del de una tribu nómada mongola o una aldea esquimal, en el lenguaje en el que se expresan los personajes, el tono desenfadado, directo y crudo, mucho, del narrador protagonista, uno de la banda de amigos conjurados para llevar a cabo la venganza contra los maderos corruptos que se llevaron por delante la pierna de uno, la cordura de otro y la vida del hermano de uno de ellos. De ese modo, en la novela de PGE no sólo no desentona el habla popular de la juventud madrileña de los setenta y ochenta, tampoco lo hace el trazo de los personajes, más de carne y hueso de lo que se acostumbra a encontrar uno en la novela negra española. No son héroes al uso porque no hay nada ejemplar en ellos, ni siquiera tienen por qué cambiar simpáticos porque sabes que ellos nunca lo serían contigo, que son implacables cuando tienen que serlo y además se guían de acuerdo a un código de barrio que resulta tan ajeno como anacrónico. Pero por eso mismo también, porque sabes que te encuentras delante de personajes de carne y hueso y no sólo producto de los estereotipos del género, todo lo que les ocurre, lo que dicen o hacen, suena a auténtico, esto es: no te engañas si piensas que lo que lees podría estar les ocurriendo en ese mismo momento a otros individuos del mismo pelaje y en un escenario parecido. Esa es una de las mayores virtudes de la escritura de PGE, la verosimilitud que imprime a sus historias manejando a la perfección tanto el lenguaje como el conocimiento de la psicología de los personajes y del terreno. Empero, ese también podría ser su mayor hándicap, que todo lo que cuenta cayera de lleno en un simple y hasta aséptico relato costumbrista, sino fuera porque PGE no sólo se limita a presentar unos personaje cuya jerga y costumbres conoce a la perfección, sino que además, o sobre todo, se vale de ello para enganchar a lector, tanto con el ritmo frenético, desasosegante, impredecible, con el que saca adelante la trama, como para salpicar todo el relato de gotas de ironía, cuando no verdadera retranca, que hace que te acompañe una sonrisa desde la primera página hasta la otra. De hecho, y como consecuencia de desastre vital que parece rodear a sus personajes, de ese fatalismo frente a todo lo que les rodea, esa incapacidad para creer que pueden ser otra cosa de aquello a lo que se creen condenados a ser, la novela emana cierto nihilismo más o menos sincero pero que a la postre no deja de ser una con todo atractiva y mirada cínica y desencantada sobre la vida.
En resumen, novela negra española con mayúscula, yo diría que hasta canónica si recordamos que los entendidos distinguían lo negro de lo exclusivamente policial porque en el primero el retrato de personajes y escenarios prima sobre la trama criminal. Y ese Cuando gritan los muertos no puede ser más fiel a dicha definición, de hecho es un peldaño más para adentrarse en ese territorio negro que PGE está construyendo novela tras novela, esto desde que empezó con Yonqui, continuó con Lumpen y ha llegado a la que nos ocupa, alrededor de su Canillejas natal y que algunos han dado en llamar, porque hay que ponerle etiquetas a todo, ya sea para acotar terreno o acaso sólo para vender reeditar el éxito que tuvo el género cinematográfico homónimo y casi que exclusivamente patrio, como literatura quinqui.
Texto: © Txema Arinas, 2018.

ARESTIREN OMENEZ I

Uberan weborrian argitaratua: http://uberan.eus/?komunitatea/Txema/item/arestiren-omenez-i



«Españolista omen naiz, eta hori bekatu omen da Euskal-Herrian. Hala baitabiltza Euskal-Herriko asto guztiak arrantzaka: Aresti, puta-seme, españolista, marikoia, marxista, faltsoa! (Baina gero ene poesiak firmatzeko ez dadukate batere disimulurik)».
Ezta inondik ere Angel Zelaietak Arestiri buruz egindako liburua irakurri eta gero ateratako ondorioa, enegarren baieztapena baino; Aresti bada, duda izpirik gabe, euskarazko kulturak sekula izandako egilerik garrantzitsuena, edo behin behinik eragingarriena. Eta badut nik ustea ere ez dela inoiz euskal letreetan egongo bera baino gizon handien eta berezienik. Zelaietaren liburuak, aldiz, Arestiri buruzko zertzelada eta datu izugarri xamurrak, ederrak, batik bat hunkigarriak besteko adierazgarriak, gaineratzen ditu Bilboko poeta handiari buruz aldez aurretik bagenekiena osatze aldera. Bada beraz erabat gomendagarria, baita neurri handi bateangogoetagarria ere. Liburuan bertan erakusten digun Aresti ezta berria, ezaguna baino, oso, baina horrexegatik ere hain xamurra begitandu, suertatu egin zait irakurketa hau, gehien bat Arestirekin beste behinenegarrenez egia esanda, topo egiteko parada ederra eskaini didalako, hunkitzeraino halabeharrez.

Nondik datorkidan Aresgirenganakoa, baina. Nik uste dut hor nonbait zer edo zer idatzita dudala Arestiri zor diodanaren gainean. Arestik berak euskaltzaletu ninduen, oso txikitan, nire hiriko Axular liburudenda zaharrean, baina auslako nork erosia, ez baitut gogoratzen mutikotan mota guztietako liburuak maileguz ematen zizikidan osabak akuilaturik ala nik neuk,  eta are gutxiago zer dela eta, hor nonbait bilbotar poetari buruz zerbait irakurri edo aditutakoan alegia, Harri eta Herri eta Maldan Behera poemategi biak biltzen zituen liburua eskuratu nuen. Eta orduz geroztik edukitzen dut ia beti nire aldamenean, oraintxe bertan nagoen lekutik gertu-gertu, badaezpada enegarren begiratua bota beharrean nagoen, mailua harriaren kontra joz bezala idazten ari naizen hizkuntza honetan bederen idazteko pultsua edo sena berreskuratzearren. Hori izan zen, haatik, nire eskuetara oso mutil koskorretan heldu zitzaidan euskarazko lehendabiziko liburua. Seguru asko ere haiek izan ziren zeharo liluratu, txunditu egin ninduten lehenengo poemak, eurei esker ere noizbait euskaraz idazteari ekin nahi izan nion, Arestik egin bezala. Orduan ez nuen inolako zalantzarik, idazteak merezi baldin bazuen horrek euskaraz izan behar zuen ezinbestez, bestela zertarako, Barojaren modukoa izateko? Agian bai, zergatik ez, zergatik muzin egin euskara bezain nirea den gaztelerari? Hala ere, hori gerora asmatu nuen. Ni beti Aresti bezain heterodoxoa izaten saiatu naiz ekinaren ekinez; tamalez xoxoa baino xoxoagoa izaten lortu ez dut, alabaina.

Geroago ere, ni koxkortu ahala, Arestiren nortasunari buruz beste ezaugarri batzuk gero eta atseginagoak egin zitzaizkidan. Asmatu nuen Aresti ezer baino lehen heterodoxo peto-petoa izan zela, agian askorentzat ipurterre porrokatua soil-soilik, potrojorran beste ezertan baino hobeto moldatzen zen zirtolari aparta, euskal kulturaren santukeria deitoregarriaren zirikitzaile amorratua, abertzaltasun suharregi edo txepelegiaren gorrotatzailea, den-dena duda-mudatan jarri eta guzti-guztiari muzin egin ohi zion letragizon zorrotz eta zintzoa. Maitemindu nintzen, nola ez, "beti paratuko naiz gizonaren alde" idatzi zuen gizonezkoarekin. Nola ez maitatu, identifikatu, goraipatu, honako bertso hauek idatzi zituen euskaldun heterodoxoa: 

Gorbeiara joateko gutizia sortzen zait barrenean,
bertan organizatzeko euskeraren salbazioa,
baina hemen geratzen naiz,
kale arte honetan,
milagro baten zai,
egunero bizarra kentzeari utzteko
naikoa kurajerik
ez baitdut.

edo, jakina, nola ahaztu behin irakurri eta gogoan sartu eta harrezkero ia lege dudana:
Egia bat esateagatik,
alabak
hil behar bazaizkit,
andrea
bortxatu behar badidate,
etxea
lurrarekin
berdindu behar bazait;
Egia bat esateagatik,
ebaki behar badidate
nik eskribitzen
dudan
eskua,
nik kantatzen
dudan
mihina;
Egia bat esateagatik,
nire izena
kenduko badute
euskal literaturaren
urrezko
orrietatik,
inoiz,
inola,
inun
eznaiz

Eta xamurrak dira oso Zelaietak jarritako eranskinak, ezin hoberto erakusten baitute Arestiren garaian ere nola jotzen zuten bera bezalako heterodoxoen kontra abertzale zintzo-zintzoek, aberrriaren egiak inoiz eta inola zalantzatan jartzen ez zituztenek. Oso eranskin premiazkoa, nire ustez Aresti bezalako egileen ezinbestekotasuna aintzat hartzekoa.

miércoles, 7 de noviembre de 2018

TURGENIEV Y LOS FALSOS AMIGOS

Artículo publicado en la revista iberoamericana de literatura LETRALIA: https://letralia.com/articulos-y-reportajes/2018/11/06/turgueniev-y-los-falsos-amigos/?fbclid=IwAR3c4KOqIcQ1eHKawCAIztLV0gUh4LdGGylBmEeUcTksfyFXGYCk2KtIc64



Siempre me ha dado cierto pudor acercarme a la intimidad de los escritores en la convicción, no del todo firme a decir verdad y por supuesto que archimanida, de que la obra siempre habla por sí misma. No obstante, la verdad es que tampoco le hago ascos al cotilleo si me lo ponen delante de mis narices. Ese ha sido el caso de las relaciones de Iván Turgueniev con varios de sus colegas y compatriotas de la talla de Herzen, Bakunin o Dostoievsky en el apéndice a la novela Humo. En éste se cuentan las difíciles relaciones con estos autores a los que trató y hasta ayudó económicamente. De los tres sólo consideró como amigo a Herzen. De los otros dos, y a pesar de reconocerles sus méritos literarios, no tenía una idea muy favorable, tal y como se lo hace saber al propio Herzen: “…que Bakunin, digo, haya propalado las calumnias más vulgares y más bajas sobre mí, entra dentro de lo normal y no habría esperado otra cosa de él, pues lo conozco de hace tiempo”; “La actitud de Dostoievsky no me sorprende lo más mínimo; empezó a odiarme cuando éramos jóvenes e iniciábamos nuestras carreras literarias, aunque no hice nada para merecerlo”. Parece ser que esa animosidad hacia Turgueniev por parte de tan egregios personajes se debía tanto al origen aristocrático de éste, el cual no le perdonaban, como a la tibieza que según ellos demostraba en asuntos de política, mostrándose reacio a los extremismos de la época y en especial a los diferentes movimientos revolucionarios rusos. Pero lo más curioso de todo, lo verdaderamente paradójico, era que los tres autores rusos citados también consideraban a Turgueniev como un “mal ruso”, no en vano, y como Víctor Caballero Ballestero en el apéndice citado: “…hay que decir que Turgeniev nunca fue un nacionalista exaltado, ni siquiera tibio, y que se sentía más comprometido con los valores y conceptos supranacionales que con los afectos puramente afectivos del amor a la tierra”. En la propia novela, Humo, el personaje alter ego de Turgueniev dice: “Estoy consagrado a Europa o, para ser más preciso, a la civilización; esa palabra sagrada y pura, mientras otras, como pueblo o gloria, huelen a sangre”. Paradójico, sí, porque en contraste con los tres escritores que le reprochaban su falta de compromiso con la patria rusa, a destacar el muy nacionalista Dostoievsky y su amigo Herzen, un apasionado eslavófilo de origen germano, en realidad un “alemán báltico”, incluso el propio Bakunin, el cual a pesar de ser considerado el padre del anarquismo siempre tuvo a su Rusia natal en mente, sólo Turgueniev ambientó toda su obra —con la excepción precisamente de Humo, y en la que no obstante el tema sigue siendo esencialmente ruso— en Rusia. Por si fuera poco, el poco “patriota” Turgueniev se confesaba un apasionado de su lengua natal y, además de ayudar siempre con consejos y dinero a compatriotas en el exilio con los que muchas veces no compartía sus convicciones políticas y menos aún su radicalismo, también ejerció en la práctica como embajador de la cultura rusa en el extranjero y se convirtió en “agente” desinteresado de diversos autores como Pushkin, Gógol o Tolstoi (fue quien se encargó de hacer llegar a Flaubert la primera versión francesa de Guerra y paz). Paradoja también en que, a diferencia de Turgueniev, que apenas es visto como un escritor ruso decimonónico, otros como Dostoievsky, además de un nacionalista ruso exaltado también, o precisamente por ello, un xenófobo de tomo y lomo, hayan pasado a engrosar la lista de los escritores universales.
Con todo, y dejando a un lado las rencillas tan a la orden del día entre autores y las incompatibilidades producto de la política o las diferencias de clase, lo que más llama la atención es el devenir de la relación de amistad entre Turgueniev y Herzen. El primero nunca llegó a entender del todo las razones de la animosidad que el segundo le fue demostrando con los años a cuenta de sus propias convicciones y siempre por encima del afecto que se habían profesado durante veinte años. De hecho, resultan hasta cierto punto conmovedoras las líneas que le dirige Turgueniev a Herzen en respuesta a un ataque personal de éste en un medio de comunicación ruso, no tanto por el contenido, sino por la persona que lo llevaba a cabo y a quien consideraba un amigo por encima de todo, quién sabe si incapaz de aceptar del todo que hay personas para las que la amistad sólo es la consecuencia momentánea de una comunidad de intereses y convicciones, nunca una relación de afecto que está mucho más allá del grado de coincidencia en éstos e incluso, o sobre todo, del paso del tiempo.
Te confieso que esa nota, que con toda evidencia se refiere a mí, me ha apenado. Que Bakunin… Pero no pensé que tú cubrirías de barro de una forma tan perfectamente idéntica a un hombre al que conoces desde hace veinte años por la simple razón de que defiende opiniones distintas a las tuyas.
Herzen le contestó poco después reafirmándose en sus críticas, por lo que la ruptura entre ambos fue casi definitiva. Casi porque Turgueniev, poco rencoroso, no dudó en enviarle un ejemplar de Humo.

TODOS MUERDEN



"Vamos a hacer una vaina.Yo tengo hambre y quiero un pollo. ¿Cómo hacemos?"
CARACAS MUERDE- Héctor Torres

Justo cuando estaba leyendo uno de los tan terribles como magníficos relatos del escritor venezolano Héctor Torres, llama a la puerta de casa el cartero para entregarme dos certificados del ayuntamiento donde se nos conmina a pagar la tasa correspondiente por haber tenido la osadía de cambiar dos ventanas y un velux. Al carajito (chaval) caraqueño al que la siempre tan servicial y honrada policía de su ciudad había detenido por no llevar consigo la célula (DNI) le ofrecen zanjar el asunto, esto es, la posibilidad de acabar la noche en una cárcel venezolana, que ríete tú de la turca del Expreso de Medianoche, a cambio de un pollo. El ayuntamiento de una ciudad mediana del norte de España apenas se limita a cobrarnos la correspondiente alcabala por atrevernos a disponer de nuestra propiedad privada a nuestro antojo; los señores feudales por lo menos lo hacían a cambio de un supuesto servicio como cruzar su puente o llevar el trigo a su molino. Ahora, pienso en el policía caraqueño con su mano sobre la cartuchera y la impunidad que le confiere su placa para hacer con ella y su pistola lo que le venga en gana, y no me queda otra que convenir que debe ser precisamente en eso en lo que reside la gran diferencia entre el primer mundo autocomplacido de serlo y el resto, que si nosotros nos negamos a pagar la arbitraria extracción por orden y mando de nuestras autoridades municipales como mucho nos espera la incoación de un expediente administrativo. Vamos, nada que ver con ser sodomizado reiteradamente por una banda de malandros tras la correspondiente somanta de palos de camino a la cárcel modelo de Caracas en el interior del coche patrulla de la policía metropolitana. ¡Dónde va a parar! Mejor que te sodomicen por vía administrativa. Como que casi te dan ganas de gritar. "Viva España, viva el Rey, viva el orden y la ley..."

miércoles, 31 de octubre de 2018

FERIXARA GOAZELA...

Honako helbidean argitaratutako errelatotxoa: http://uberan.eus/?komunitatea/Txema/item/12746


-Zer dela eta hain pozik, neska?

-Durangoko Azokia hasi dalako!

-Ez nekinan hain kulturazalea hintzena.

-Ez non oso, egixa esanda, ez; baia, nire mutikoaz geratu non Durangon bueltatxo bat emuteko. Badakin, pare bat liburu edo diska erosi eta gero derrigorrezko poteak hartzera.

-Azokan?

-Durangoko alde zaharrian. Azokara sartzen dana nire nobixua izeten da, oso euskaltzalia, euskal filologia eta guzti ikasi jon. 

-Liburuak eta diskak erostearren edo?

-Nire nobixuak bai, urtero pare bat liburu edo diska erosi ohi jon gutxienez. Lehen esan badunat oso mutiko irakurzalia, ikasia, dala. Baia, Durangora faten garenien ni beti azokatik kanpo geraketan naz, harek Azokan zihar bizpahiru buelta lasai askoan emun daixen. Badakin, etxako bape gustetan ni bere albuan eukitzea nobedadiak eta ikusi bitartian, aztoraketan dotela esaten jon.

-Hik ez dun irakurtzea gogoko?

-Egixa esanda gutxi. Nosbaitzuetan liburon bat edo erosten jonat oporretan, hau da, hondartzan gaozela leitzeko; baina beti erdaraz, euskaraz kristona kostetan jaten eta.

-Baina hik ikastolan ikasi dun!

-Bai, neska. Baia, ikasgelako euskara ziharo ahaztuta dauket, ikastolatik kanpo inogas berbetan eitten ez dotelako, beti geure herrikuaz, etxekuek irakatsitakua, egiazkua. Batuera primera ulerketan dot, jakina; baina, leitu ostera itzel kostetan jaten.

-Eta ez al din pena ematen euskaraz irakurri ahal ez izatea?

-Esan badunat irakuketan doten apurtxua erdaraz dala; horregas nire burua dexente beroketan jonat.

-Denok berdin egingo bagaixon euskalgintza akabo!

-Aizan, neska, igaz Ken Zazpiren azkena erosi naixonan, nik euskarazko musikia entzuten jonat... takian-potian.

-Euskarazko literatura ordea...

-Esan badunat nire nobixuak urtero pare bat liburu edo erosten dauela. Izanbe, etxian bajaukene pila bat apaletan ikutu barik.

-Ez al ditin irakurtzen?

-Berak be erdaraz leitu gurago jon; errazago jakola esaten jon.

-Bada, esaion gauza eder asko galtzen ari dela euskaraz ez irakurtzeagatik, gauza benetan interesgarriak, hunkigarriak, izugarriak. Gainera, gaur egun euskaraz denetarik zagon. Nobela beltza atsegin al zaion?

-Bai, pila bat, Dolores Redondoren Baztango trilogiaren lehenengo bi nobeliak leitu jittun.

-Bada, esaion hirugarren nobela euskarara itzulita dagoela.

-Ah bai? Ze ondo! Esango jutsenat erosteko, bai.

-Ondo ba, euskarazko kultura lagundu, bultzatu behar dinagu eta.

-Jakina, euskaldunak gaittun, ezta? Hi Durangora fango haz?

-Bai noski, urtero joan ohi dinat.

-Ederto, Tabernaren baten topetan bagaittun pote bat atarako dunat. Oso giro politta egoten don Durangoko alde zaharrian, oso euskalduna.

martes, 30 de octubre de 2018

LITERATURA INTERACTIVA

Un relatico para SOLO NOVELA NEGRA. Del escritor de novela negra fracasado que mezclaba ficción y realidad para vengarse de otros escritores de éxito: https://punica.es/literatura-interactiva-sombras-oscuras/?fbclid=IwAR00b4bfXSMsNXPSJdD4y43CutVGcZLGo3qUjoYmeS2qlFqh0090jHHRZN0



Después de más de media vida escribiendo novelas negras que iban directamente al cajón porque nadie se interesaba de verdad por el género, Urbina pensó que había llegado su momento con el boom que éste había experimentado gracias al tan inopinado como llamativo éxito editorial de la novela negra escandinava. De repente todo el mundo se interesaba por la novela negra. Al principio los lectores, se supone que encandilados por el exotismo de unas sociedades tan ricas, cultas e igualitarias donde todo parecía perfecto, pedían más autores escandinavos sin importar incluso su calidad literaria, bastaba la rotunda sonoridad de un apellido vikingo para saciar dicha curiosidad. Más tarde, más o menos cuando se agotó la vena de los escritores escandinavos de novela negra de un nivel cuanto menos aceptable y algunos listillos empezaron a ofrecer gato por liebre. De ese modo empezaron a llegar autores de novela negra de países como Estonia, Letonia y Lituania e incluso polacos, para no alejarse demasiado del Báltico. Luego volvieron su mirada hacia latitudes más lejanas y sociedades mucho más complejas, hacia el exotismo puro y duro de toda la vida. De ese modo no era extraño encontrar en los escaparates de las librerías una novela negra de un autor mongol con su comisario policial al uso y una trama clásica de asesinatos en serio cometidos dentro de las yurtas de los nómadas, o la biografía de un camello de origen maorí que descubría al respetable los bajos fondos de la también apariencia próspera y tranquila sociedad neozelandesa.
Entonces alguien se paró en seco y preguntó dónde estaba la novela negra española. Fue el momento de recuperar a los grandes, y sin embargo desconocidos o medio olvidados por el gran público, como Manuel Vázquez Montalbán, Alicia Jiménez Bartlett, Francisco González Ledesma, Juan Madrid, Andreu Martín entre tantos otros. También es la ocasión para nuevos valores que en seguida despuntan por sus propios méritos al estilo de Carlos Zanón, Rosa Ribas, Alexis Ravelo, Domingo Villar y también tantos otros.
Urbina cree que es su momento. El público está ya cansado, si no desengañado, de leer siempre la misma pero en un escenario diferente y más o menos exótico. Ahora se interesan por los que ocurre en su casa, descubren mundos que desconocían aunque los tenían al lado, fantasean a todas horas con tramas negras en su propia escalera, todo es susceptible de acabar en una novela negra. De ese modo aparecen novelas negras por doquier, se diría que cada provincia tiene su escritor de culto, que cualquier periodista o policía retirado tiene una historia que contar echando mano de su experiencia profesional, algunos incluso comienzan a mezclar géneros sin reparos y de ello resulta el boom de la novela negra con elementos exotéricos, mitológicos y hasta micológicos o enológicos, también la novela negra a lo guía turísticas, esto es, asesinos en serie que al tiempo que van cargándose gente te van enseñando los monumentos, costumbres y arqueologías de la ciudad, villa o aldea de mala muerte en la montaña donde ambientan la historia.
Hay tanta oferta de novela negra escrita en castellano que resulta ya imposible, no sólo despuntar, sino incluso vender más de cien ejemplares entre familiares, amigos y conocidos. Los medios no dan abasto para escoger entre las pilas de libros que les llegan a la redacción, así que se decantan por reseñar ya sólo a los consagrados y al de algún personaje público de mayor o menor relumbrón por cuya novela apuesta con toda la fuerza al uso el departamento de marketing de un gran grupo editorial.
Llegados a este punto, Urbina comprueba desconsolado que si antes era por desinterés que nadie quería publicar sus novelas, ahora es por todo lo contrario: hay demasiada oferta y para que una novela negra consiga atraer la atención del gran público ya no basta con que esté bien escrita y la trama atrape al lector desde un primer momento. Ahora debe concurrir un tercer factor, el cual además varía de una novela a otra porque resulta que, en cuanto una triunfa por mezclar, verbigracia, los asesinatos en serie con la mitología vasca, en seguida aparecen otras tantas del mismo estilo como hongos en otoño. Urbina incluso tiene que asistir a cómo figurones de los medios, de la farándula y hasta de la alta cocina, si es que ya no viene a ser lo mismo, ambientan tramas de chichinabo, planas en su inmensa mayoría, con inesperado éxito. No puede ser de otra manera, porque ahora solo triunfa la novela negra que se distingue de todas las demás por algo que poco o nada tiene que ver con el género en sí mismo. Dar con la tecla del éxito de una novela negra es como buscar una aguja en un pajar; puedes pasarte toda la vida puliendo tu estilo hasta escribir incluso mejor que el propio Vázquez Montalbán, recrear un territorio literario propio donde ubicar tus historias que no desmerezca en nada a las brumas galaicas de Villar, construir personajes lo más peculiares, o ya directamente patibularios, que uno pueda imaginar a lo Zanón, introducir elementos en principio extraños al género como podrían ser un equipo de baloncesto o un grupo de danzas asturianas, que nunca sabes cuándo y cómo caerás en gracia al gran público hasta acabar firmando ejemplares en grandes almacenes.
Así pues, Urbina asiste, tan perplejo como indignado, a cómo se le escapa la que creía la gran oportunidad de su vida para hacerse un hueco como autor de novela negra por culpa de una legión de diletantes a los que no se les ocurre otra cosa que mandar su novelita negra a las editoriales con las tramas más peregrinas y estrambóticas que uno pueda imaginar. Pero claro, tampoco las editoriales saben muy bien cómo dar con ese éxito comercial que, por muy escasa que sea la calidad literaria del libro, contribuya a cuadrar sus balances contables algo más que satisfactoriamente. De ese modo, las editoriales no dudan en echar al estanque todo tipo de cebo esperando que pique el lector por muy infame que sea éste.
Llegados a este punto, no es de extrañar que Urbina exclame a veces, cada vez más a menudo, que si fuera por él se cargaba con sus propias manos a todos los “paracaidistas” a los que, según él, les publican su primera novela negra única y exclusivamente porque son famosillos o tienen contactos en los medios. Para empezar, no dudaría en echarle la mano al cuello a ese locutor de radio que escribió, o al que le escribieron, una novelita, basada muy por encima en aquel asesino en serie al que llamaban el “Sacamantecas” y que tuvo aterrizada a su ciudad natal a principios del  siglo pasado. Hacía ya décadas que Urbina había escrito una novela basada en el mismo personaje. Una novela que siempre recibía la misma respuesta de las editoriales a las que había sido enviada: “…muy bien escrita y una trama muy trabada que no deja indiferente al autor. Sin embargo, juzgamos que sobran datos y que se recrea en exceso en las escenas truculentas, demasiado para el gusto del lector medio.” Urbina, por supuesto, se había negado en redondo a retocar su novela tal y como le habían pedido algunos editores interesados de verdad en su “El Rebañatripas”. Él se consideraba un escritor serio, y los escritores serios sólo escriben al dictado de su conciencia.
Su rabia hacia el locutor de radio era tanto que no encontró otro modo de aplacarla que escribir un relato en el que se contaba como un escritor resentido le rebañaba las tripas al autor de éxito en venganza por haberle arrebatado la idea de su novela. El relato lo público en un perfil falso de Facebook con el nombre de, cómo no, “El Rebañatripas”. Dos semanas más tarde la policía encontraba en un descampado el cadáver abierto en canal  y con todas las tripas al aire del locutor de radio y escritor de superventas. Urbina cerró de inmediato su perfil de Facebook.
Sin embargo, apenas un par de semanas más tarde, en una conocida ciudad costera próxima a la de Urbina y famosa en todo el mundo por su extraordinaria oferta gastronómica, apareció otro cadáver en similares circunstancias. Se trataba del famoso cocinero donostiarra Mikel Etxarri, al que le habían sacado todas sus tripas, se las habían cocinado, la policía supone que con un soplete, y se las habían servido en un plato colocado al lado del cadáver. La policía no tardó en descubrir que toda la macabra escena de lo sucedido a Etxarri, claro que, y al igual que en el relato anterior, siempre sin citar nunca su nombre ni ofrecer otro dato sobre la víctima que el de “un cocinero que escribe libros”, había sido descrita  con todo lujo de detalles en un relato aparecido en otro perfil falso de Facebook con el nombre de “La Cocina del Rebañatripas” La tercera víctima apareció varios meses más tarde flotando con todas sus tripas alrededor en la piscina de su residencia marbellí. Se trataba de una colaboradora de un programa de cotilleo que había hecho de su palmarés como corredora de alcobas de cierta alcurnia farandulera un inagotable filón televisivo y que, aprovechando sus altas cotas de popularidad, había sido convencida por uno de los grandes grupos editoriales del país para que rubricara con su nombre una novela ambientada en Marbella y en la que el negro de turno metería todo lo relacionado con la famosa localidad costera, desde los chanchullos urbanísticos de la época de Jesús Gil como alcalde y los de su sucesor al mando con la Pantoja de por medio, el tráfico de armas y blancas con varios jeques árabes implicados, a la vida a todo trapo y los patéticos empeños por parte de antiguas estrellas del cine y de la canción, por lo general retiradas o ya sólo de capa caída, por seguir copando a toda costa portadas de las revistas del corazón. Un libro que fue el más vendido del año a las pocas semanas de su aparición, y eso a pesar de las dudas más que razonables acerca de la autoría del mismo a la vista de que la oratoria de la susodicha colaboradora televisiva apenas merecía otro adjetivo que el de procaz.  
Y como en las anteriores ocasiones, Urbina también anunció en un relato publicado en un perfil falso de Facebook la muerte en circunstancias similares de una famosa anónima cuya descripción coincidía en casi todo con la víctima de la piscina. Sin embargo, en esta ocasión la brigada especializada en delitos informáticos de la Guardia Civil no tardó en identificar al responsable del falso perfil y relacionarlo con el asesinato de Marbella. Urbina fue detenido, juzgado y condenado a prisión permanente revisable. Al mismo tiempo, el mismo grupo editorial al que nos hemos referido antes publicó el libro de relatos sórdidos de Urbina, donde se incluían tanto los tres ya publicados en Facebook como media docena más pendientes de llevar a cabo. Y lo hizo con tal éxito, al cual, todo hay que decirlo, contribuyó en buena parte su promesa de completar su proyecto de literatura interactiva en cuanto un juez benevolente tuviera a bien concederle el tercer grado, que aquel año el libro de Urbina copó todos los rankings de ventas editoriales. Un éxito fulgurante y largamente ansiado que Urbina pudo disfrutar desde su retiro penitenciario, así lo denominaba él, hasta que su condena fue por fin revisada y pudo salir a la calle tras cumplir poco más de cinco años de cárcel; no por nada el éxito editorial vino acompañado de un sustancioso cheque y con éste también los servicios del mejor despacho de abogados de lo penal del país. Fue entonces cuando, a la pregunta de uno de los periodistas que le esperaba a la salida del talego, “¿Qué le llevó a escribir su libro?”, Urbina contestó, recordando al gran maestro: “Es preferible que la pobreza sea sórdida y no mediocre”.
Texto: © Txema Arinas, 2018.

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