domingo, 24 de enero de 2021

5 JOTAS DE PACO GÓMEZ ESCRIBANO

 


5 Jotas de Paco Gómez Escribano por Txema Arinas para SOLO NOVELA NEGRA:https://www.solonovelanegra.es/5-jotas-de-paco-gomez-escribano-por-txema-arinas/?fbclid=IwAR213PGaO-1mMbOM6q3X6n5Vff4P7YQBPlI9HYBlT5idmjl1K3V2-2a6eTA

“5 Jotas” es la entrega del 2020 de Paco Gómez Escribano, versado escritor del género que nos ocupa en SOLO NOVELA NEGRA con novelas como Yonqui (2014), Lumpen (2015), Manguis (2016) y Cuando gritan los muertos (2018). PGE ambienta todas estas novelas en el barrio madrileño de Canillejas, verdadero territorio mítico que se dice en esto de la literatura al estilo de los famosos y ya recurrentes condado de Yoknapatawpha de W.Faulkner o el Macondo de G. García Márquez, si bien, y puesto que hablamos de novela negra, la comparación más ajustada sería con el barrio chino barcelonés de F. González Ledesma e incluso con el Edimburgo de Irvine Welsh, insisto que por comparar más que nada, en concreto con autores que apreció tanto como el propio PGE.

Un territorio mítico, esto es, propio, exclusivo, el cual, según el canon al uso, no suele ser tanto, o al menos no tiene por qué serlo, el espacio geográfico concreto al que se refiere su nombre como ese otro que el autor tiene en su cabeza y que corresponderá más o menos a ese otro real según le venga en gana a él. En cualquier caso, estimo que el Canillejas que aparece en las novelas de PGE ha superado ya con creces la descripción exclusivamente sumaria de sus calles, y sobre todo el retrato de la especial sociología de sus vecinos con esa mochila al hombro que supone, quieras o no, haber nacido en un barrio de currelas y no pocos marginados, un barrio de un extrarradio que con el tiempo parece serlo más en lo social que en lo físico por una mera cuestión de renta, esto es, el retrato a la vista de cualquiera que lo habita, o quiera darse una vuelta por allí, para pasar a formar parte del imaginario del lector por sí mismo, esto es, al margen del verdadero Canillejas, claro que esto siempre visto desde la distancia, sin haber pisado nunca el barrio, y con el único propósito de subrayar la capacidad del autor para elevarse sobre la pejiguera esa de la realidad, sea o no ese su propósito.

Así pues, las cuatro primeras entregas de la serie dedicada a Canillejas (Yonqui, Lumpen, y Manguis) se me antojaron un escalpelo hendiendo la muy particular sociología del barrio que nos ocupa, siquiera también en su historia a tenor de la diferencia cronológica que hay entre una novela y otra, entre generaciones. Un retrato descarnado y certero de un entorno, y sobre todo de unas gentes, que habría quedado en un tremendismo más que manoseado. Sin embargo, PGE ponía a disposición del retrato de sus primeras novelas sobre Canillejas, no solo la ventaja de ser natural del barrio y por lo tanto conocedor de primera mano de todo lo que salía de su pluma, esto es, no de oídas como habría sido el caso de haber venido de fuera al estilo de un explorador que levanta acta de lo que cree ver, cuando no solo de lo quiere ver, sino también, o sobre todo, un extraordinario instinto literario tanto para captar el habla natural, genuina incluso en su expresión generacional, de sus personajes.

Un instinto que también lo faculta para imprimir un ritmo trepidante al relato sin caer en la vulgaridad de querer complacer al lector haciéndolo más fácil la lectura resolviendo la trama, en algunos casos de sus primeras novelas apenas perceptible pues se trataba más de descripción de ambiente y personajes que otra cosa, con fuegos de artificio del tipo cifrarlo todo a los diálogos en exclusiva, centrarse en la pura y dura anécdota más o menos chusca a la par que resultona, o en la acción cuando más apabullante, adrenalínica mucho mejor.

No señor, pues si por algo cautiva el estilo de PCG es tanto por lo escrupulosamente trabajado de su escritura -insisto en destacar los diálogos y en general la ironía, incluso el sarcasmo, que acompaña la mayoría de sus textos- como en el lirismo, digamos que macilento, por recurrir a un epíteto que nos remita un tipo de belleza sin aparente color y que inspira tristeza más que otra cosa, el cual impide catalogar estos listos como simples productos de su género. De ningún modo, la obra de Paco Gómez Escribano es literatura con todas las letras por muy desagradable o vulgar que le pueda parecer su contenido a los estirados que miran estas cosas de los libros siempre con el ceño fruncido en la convicción de que lo que ven no se ajusta a los cánones al uso sobre lo excelso como resultado único y exclusivo de sus prejuicios.

Ni más ni menos que lo que acostumbraban a hacer los críticos anglosajones con las novelas de Irvine Welsh hasta hace cuatro telediarios, o los gabachos otro tanto con los de Virginie Despentes hasta que al final tuvieron que ceder a la evidencia; ni más ni menos que lo que llevan haciendo los de su casta con otros tantos autores desde el comienzo de los tiempos (habría que saber, o mejor dicho, recordar, lo que pensaban los doctos de su tiempo acerca de textos en principio tan populares y sobre todo perturbadores o irreverentes como La Celestina o el Lazarillo de Tormes).

En cualquier caso, y tras diseccionar a conciencia su barrio y sus gentes, PGE dio un salto dentro del propio género con su paso a la reputada editorial Alreves, en concreto con su novela Cuando gritan los muertos, la cual ya reseñé en su momento en esta misma revista: https://www.solonovelanegra.es/cuando-gritan-los-muertos-resena/ . En esta novela, y aquí sé que voy a simplificar mucho, PGE abandonaba de alguna manera el retrato puro y duro de Canillejas y sus gentes, retrato sociológico o antropológico si se quiere, a través de las peripecias delictivas o meramente chungas de sus personajes, para centrarse en desarrollo de una trama negra al uso -yo escribí que la versión cheli de un delicioso western clásico- al gusto del lector medio del género, ese que ante todo busca tramas que lo atrapen y poco más que entretengan durante lo que dura la lectura del libro, que lo sorprendan incluso.

PGE salió más que airoso de ese salto desde el costumbrismo negro al estilo de las pelis de Eloy de la Iglesia a lo más canónico del género negro. Pero, por fortuna, tanto en esa penúltima novela como en la última que voy a comentar a continuación, consigue no abandonar la esencia de lo negro para caer de lleno en lo policial, gracias precisamente a sus ya ponderadas dotes como escritor, ya sea por ese uso certero del habla popular, da igual si de su barrio o del castellano de Madrid más o menos neutro, un ritmo que ahora parece más pausado y acaso también por ello cada vez más acorde con la trama, y, por supuesto, el tono irónico, descreído y todavía vitriólico, con el que sigue diseccionando la realidad, ya no solo de Canillejas y sus gentes, sino del conjunto de la España contemporánea, en el fondo tan pícara, chapucera y hasta estamental como la de cualquier otra época anterior.

Pues bien, en 5 Jotas Paco Gómez Escribano sigue por la misma senda de la novela negra más canónica, en este caso alrededor de un atraco un tanto peculiar cuya gestión, realización y consecuencias narra con la maestría que se espera de él, esto es, con su peculiar y muy reconocible estilo. PGE no abandona Canillejas, al menos no del todo, no tanto porque parte de la trama se desarrolla en él, o más en concreto en la tasca del Félix, como porque sus personales principales, el Banderines y el Charly son del barrio y, como bien destaca al final del libro, lo llevan en la piel y no se lo pueden sacar de encima porque es todo lo contrario de esos barrios bien que describe como “Es un barrio envasado al vacío, liofilizado, pasteurizado, desinfectado, un barrio cuya atmósfera hace que sus habitantes camines por sus calles con sus sonrisas prefabricadas, como si vivieran en la banda sonora de Sonrisas y Lágrimas”.

Sin embargo, y como ya apunta la cita, la trama de 5 Jotas no se circunscribe a Canillejas en su mayor parte como en las otras novelas, sino que amplía su radio de acción a otros barrios de Madrid, incluso a otros ámbitos como el del mundo empresarial del jamón de pata negra objeto de la rapiña de nuestros protagonistas, y, en esta novela más que en ninguna otra, al entorno policial que hacia el final de la novela se encarga de encontrar a los responsables del atraco. De ese modo, PGE aprovecha para construir, siquiera ya solo esbozar, un personaje, el del capitán Salgado, el cual, a mi entender, resulta -al menos yo creo haberle visto un potencial para ello, eso si hubiera tenido más presencia en la trama-, tan interesante como el de los dos protagonistas antes citados.

Sin embargo, no se puede negar que el verdadero protagonista de la novela no es otro que Arrieta, el Banderines, antiguo vecino del barrio y politoxicómano y mangui reconvertido a ratos en Nora, un imponente travesti que durante un tiempo intenta ganarse la vida honradamente vendiendo a domicilio jueguecitos eróticos para amas de casa aburridas de clase media-alta. El Banderines, con su especial personalidad, ya sea por lo que tiene de idiosincrásica del entorno de ha crecido, y en especial por su innata inteligencia muy por encima de la media de los que lo rodean y sus peculiares circunstancias familiares, es sin lugar a duda el personaje con más visos de heroicidad, entendida esta en el sentido clásico de la literatura, a lo Ulysses y así, que ha salido de la pluma de PGE, puede que hasta el nexo principal que une la trama exclusivamente policial de 5 Jotas con el territorio mítico del autor, ese que, por muy bien trabada e interesante que esté toda la trama alrededor del robo de los jamones.

PGE no puede, no debe, abandonar Canillejas siquiera como referencia, pues se trata al fin y al cabo del marchamo de la casa. Dicho lo cual, no queda otra que establecer que 5 Jotas es un excelente ejemplo de literatura negra, original y entretenido como pocos, el cual, sin embargo, me temo que no tendría esa excelencia que yo distingo siempre sino fuera porque eres consciente en todo momento de que están disfrutando del estilo tan peculiar y sobre todo auténtico de Paco Gómez Escribano, porque reconoces sus personajes como exclusivos de su autor y la escritura que te guía a lo largo de la trata es la misma que ya te ha cautivado en anteriores entregas. ¿Qué significa esto, que sin la mano privilegiada de PGE 5 Jotas sería una mera novela policial donde lo negro quedaría muy diluido entre estereotipos de manguis con aspiraciones, peristas chungos casi por oficio metidos a empresarios y otros que lo son de verdad, así como sabuesos policiales con su desencanto existencial a cuestas? Pues puede que sí, que servidor intuya que el buen oficio de PGE es más que suficiente para ofrecer una novela de género tan redonda como la que nos ocupa, al fin de cuentas, insisto, la trama atrapa y la escritura satisface una vez más con creces; pero, ¿y si toda la potencialidad narrativa que uno percibe en PGE se estuviera limitando, no me atrevería a decir que lapidando, en la confección de tramas exclusivamente policiales, si esa capacidad ya demostrada para ahondar en la sicología de determinados personajes y describir ambientes y situaciones con un estilo propio fácilmente reconocible, lo cual puede que sea en resumidas cuentas el meollo de eso que llamamos literatura, todavía estuviera por dar algo más grande, algo que no fuera un simple salto de casilla sino uno hacia quién sabe qué cumbre?

En cualquier caso, una impresión, más que opinión, que no resta valor alguno a la última novela de PGE, como que reconozco que es precisamente el entusiasmo, como consecuencia de una lectura verdaderamente gozosa, el que me lleva a tomarme la libertad de retar a su autor para que en la siguiente no se limite a entretenerme, que me sorprenda de veras. Algo que, siendo como es un atrevimiento hasta cierto punto fuera de lugar por lo que tiene de decirle de al autor cómo o el qué debería escribir, también hay que reconocer que no deja de ser una libertad que me tomo en mi condición de devoto seguidor, y todo ello a riesgo de que me mande, con todo el derecho del mundo, a tomar viento por ahí, dicho ya muy a lo finolis.

 

©Reseña: Txema Arinas, 2021.



AGRADECIMIENTO




Traslado a mi blog estás palabras del amigo Jesús Prieto Mendaza,  Profesor colaborador del Centro de Ética Aplicada de la Universidad de Deusto y articulista de opinión de El Correo, radio, televisión y lo que caiga, porque no puedo estar más agradecido dada la muy alta estima en que tengo todo lo suyo.

Se que a veces soy un docente sin remedio. Lo tengo asumido. Se quejan mis alumnos de que doy siempre vueltas a un mismo concepto y, deduzco, que llego con ello a cansarles o aburrirles. No lo creo. Me reafirmo, día a día, en una creencia que se me presenta como una evidencia empírica: si en esta vida aprendemos y nos enriquecemos no lo es tanto por lo que puedan aportarnos quienes comparten nuestra visión de la vida social o nuestros correligionarios, sino, y más bien, por lo que puedan aportarnos otros, su crítica sincera y su confrontación con nuestras teorías. Eh ahí, el origen y fuente del verdadero aprendizaje y del crecimiento intelectual y personal. Pues bien, eso me está ocurriendo estos días al leer varios libros (¡qué preciado regalo!) del historiador, novelista y ensayista Txema Arinas. Los estoy leyendo con interés y, lo más preciado en una lectura, con auténtico placer. Como a mi me gusta, cuando un libro realmente me satisface, he subrayado y anotado practicamente en todas sus páginas. "Sabino Arana o la identidad pervertida" es un ensayo realmente honesto, en todos los sentidos, sobre el sustrato religioso e ideológico del padre del "bizkaitarrismo" y después del nacionalismo vasco. Un análisis que nos lleva a comprender por qué desde sus descendientes ideológicos no conviene airear demasiado al "padre fundador". Comparto con el autor muchas reflexiones, pero una de ellas, lo digo siempre desde el respeto y sin otro ánimo, es esta: Creo que hoy en pleno Siglo XXI, cuando condenamos el racismo, el integrismo religioso, el machismo o los delitos de odio, no debieran tener cabida fundaciones, calles o premios con el nombre de Sabino Arana.
El otro libro"Testamento de un impostor" me ha parecido una joya. Un relato novelado de un misionero jesuita en Venezuela. Sus crisis y tensiones entre la fe y su compromiso con los pobres. Un viaje entre la visión tradicional neocolonialista del misionero paternalista y la del que pretende la liberación de los pobres. Un libro que no renuncia, aun con cierta amargura, a abordar la situación de una Venezuela que se debate entre la corrupción y riqueza de las élites tradicionales y las mentiras de un populismo impulsado por un general bolivariano, más que sospechoso. Una trama, que, de nuevo, me ha parecido de una gran honestidad literaria. Mila esker Txema Arinas Jauna!!!


LA LISTA DE LOS CATORCE - NACHO GUIRADO

Leí hace unos días a un amigo que no acostumbra a hablar de los libros que lee en las redes. Puedo entender que no te guste hacerlo para hablar mal de un libro, al fin de cuentas no hay crítica más dura que el silencio; pero, cuanto te gusta un libro hay que proclamarlo a los cuatro vientos. De hecho, no hacerlo, sobre todo a la vista del oligopolio de facto que existe en el mercado editorial, creo que debería ser un delito de lesa majestad.
LA LISTA DE LOS CATORCE de Nacho Guirado es una historia con todas las de la ley, de esas que no dejan indiferente a nadie porque leyéndola sabes que te va a acompañar de por vida. Es la historia de unos presos republicanos que cumplen condena en una mina asturiana donde, gracias a esa mezcla de humanidad y pragmatismo del ingeniero al cargo, se creará un microclima de tensa normalidad en mitad del horror de la posguerra. En ese campo de trabajo conoceremos las historias de los presos con sus vidas y sueños truncados por la derrota, veremos cómo entablan relaciones con los nativos asturianos en su misma situación o con algunos de fuera del campo, cómo se aclimatan al duro trabajo de la mina, y, ya muy en especial, cómo afrontan la amenaza continua de unos vencedores, con su camisa azul y su fanatismo y/o oportunismo, dispuestos a no dejarles olvidar en ningún momento su condición de apestados en la nueva España que empieza a amanecer... Una historia de vencidos a merced de un enemigo cruel y vengativo, de los cuales uno muy concreto, y tras estar a punto de perderlo todo, conseguirá sobreponerse a su destino gracias al poder siempre redentor del amor. Una historia que, como el mismo autor se encarga de avisarnos, mezcla hechos reales con otros ficticios para poder así ofrecernos un fresco impagable de un periodo de nuestra historia todavía muy poco conocido, el de la posguerra más inmediata donde de repente parece que se hizo la oscuridad y todo era mugre y calamidades, razón de más para apreciar el rayo de esperanza que asoma hacia el final de libro, siquiera una esperanza de supervivencia más o menos en permanente cuarentena, pero esperanza al fin y al cabo.
En cualquier caso, una novela primorosamente escrita, como pocas veces se encuentra uno en este tipo de historias donde el autor corre siempre el riesgo de deslizarse por caminos que llevan a la exageración o la impostura, incluso al culebrón con su inevitable carga de clichés, y no digamos ya la tentación de complacer al lector a toda costa, no se vaya a incomodar con la maldita y molesta realidad. No es el caso de Nacho Guirado, porque es un escritor harto atribulado al que se le nota mucho por donde pisa, que demuestra dominar tanto los diferentes registros del lenguaje según toque en cada momento o situación, como los tiempos en una novela donde no falta emoción e intriga. Qué decir además de la ambientación, el trabajo de documentación imprescindible para dar verosimilitud al texto: perfecto, sorprendente; yo desde luego los he podido evocar como si los tuviera delante, ya sea porque enseguida he reconocido muchos de los escenarios asturianos que aparecen en el libro, como porque la recreación de la época no me ha generado pejiguera histórica alguna.
Razones todas ellas por las que me creo obligado a proclamar a esos cuantos vientos a los que refería antes, que esta es una novela que no defrauda a nadie, ni a los que solo buscan emociones que los entretengan, ni a los que disfrutan leyendo sobre entornos o periodos históricos que desconocían, o no tan bien como ellos creían, y mucho menos a los que, más allá del escenario o el momento concretos, o de la trama, saben que la literatura de verdad, esto es, la verdadera universalidad, tiene que ver antes que nada con los personajes, y menudos personajes los de LA LISTA DE LOS CATORCE.
Una novela, ya para terminar una especie de declaración de intenciones, que no me cabe la menor duda de que habría sido uno de esos libros que se venden a mansalva en los escaparates de las librerías, o los de los medios, donde los grandes emporios editoriales colocan sus best sellers de chichinabo, sus trilogías de naderías y ramplonerías pseudo literarias con nombres de supuestos escritores conocidos sobre todo por motivos que poco o nada tienen que ver con el oficio de escritor, oficio aun y todo. Y lo habría sido sin lugar a dudas porque, por mucho que se empeñen las grandes editoriales en despreciar la capacidad lectora de la inmensa mayoría de sus clientes, o por todo lo contrario, porque presuman conocer las tendencias más o menos de vanguardia de la todavía sustanciosa minoría de exquisitos que los sostienen a fuerza de tragarse todo lo les echan encima, LA LISTA DE LOS CATORCE es el tipo de novela que ha gustado, gusta y gustará siempre a cualquier lector que se precie de serlo.

 

AURREKO ASTEKOA

EUSKAL HARRIA

ETBko aurkezleak Bizkaiko herrixka bateko errotari zahar bati galde egiten diola:
-Eta zuk landatu eta ehotzen duzun arto mota hau oso ezaguna al da Euskal Herrian?
-Bapes, hamen Biskaixen bakarrik. Oin akordetan nas behin esan notzela Perurena iseneko gipuskoar famatu hari
-Perurena famatua Leizakoa da.
-Horixe, Gipuskoako Leisako harrijasotzaile famatu hura...
-Leiza Nafarrokoa da, Perurena nafarra da.
-Ba hori. Behin esan notzen Perurena dalakoari Gipuskoan ez eukiesela gure moduko artuek, porke...
-...





Badago euskaldun asko eta asko euren burua jendaurrean atzerakoitzat har ez dezaten beldurrak, hau da, printzipioz beti agintearen kontrako azaltzeko gogoa erakustearren, baita gazteak bezain (sasi)bihurriak, (sasi)iraultzaileak, (sasi)alternatiboak direla kosta ahala kosta aldarrikatzeko asmoz ere, ezen egunen batean euretakoren baten etxera sartuko diren, etxea goitik behera irauli eta birrinduko dioten, ipurditik zein egundoko egurra emango dioten, eta hau guztiau pairatu eta gero, ondo jipoituta, odolusturik, narrasean, ezetz asmatu zer erantzungo dion ertzaintzari dei egiteko aholkuari?: "ez, ez egiezu dei ertzainei, erasotzaileen motiboak ulertu behar ditugu, polizia ez da inoiz izaten konponbidea..."



Zin dagit, berdin dit Jainkoaren edo Anbotoko Mariren aurrean den ala ez, ez ditudala nahita prestatu arrain zopa donostiar erara eta legatza koskera, hau da, inolako gorazarrerik egiteko asmotan edo, gutxi gora behera eskura nuenarekin edo. Gaur nik etxean astero ezarritako "arrain eguna" zen. Hortaz, banuen bihardanik arrain zopa zein legatza bazkaltzeko gogo bizia, auskalo zer dela eta. Halere, badirudi, Donostin hainbat urtez ikasle gisa bizi eta gero, edo txikitatik urtean zenbait bider joaten nintzela gurasoekin zein lagunekin, bertako lagunak zein senitartekoak direla medio eta batek daki zein motibo gehiago -izan ere, aurreko urtean edo nire emaztearekin, pandemia hasi aurretik, egin nuen eskapada bakarra Donostira izan zen, gu biok bertan bakarrik, azken urteotako lagun barik, geundela aspaldiko partez, eskurago genuen Paris txikian...-, nolabaiteko eragin inkonszienteak jota edo platertxo hauek prestatu ditudala oharkabean. Gai era, Fonostirekin nire hiriarekin bezala suertatzen zait, badira izugarri estimatzen ditudan gauzak, normalean geografia bera, eta gero guztiz kontrakoa, gehienetan baiztanle bat baino gehiago. Ez zait, aldiz, Iruñarekin antzekorik suertatzen, leku guztietan txakurrak oinutsik ondo asko jakinda ere, agian bertan bizi ez naizelako -ikastaro bat kenduta....-, oraintsu arte behin edo birritan joanagatik ere, hiria zein biztanleria ikaragarri atsegin ditut eta -Bilboz ezin dut ezer esan, denok ondotxo baitakigu Gasteiz baserritar larrusendo, xomorro eta zorripiztuez mukuru dagoen Bilboko auzo aputxo bat erretiratu eta aberats bat dela. Eta Baiona, turismo egiteko leku aproposa, ederra, txukuna...- Gauzak horrela, eta baliteke ere goiz osoan Euskadi Irratitik bestelako gairik jorratzeko ez zutela, eguerdian bazkaria prestatzen ari nintzela -nork esango gainera, ez bainaiz batere folklorezalea edo- kantetan hasi naiz ia ustekabean; azkarregi zahartzen ari naizen seinale:
Bagera…¡
gu ere bai¡
gu beti pozez,
beti alai
Sebastian bat bada zeruan
donosti(a) bat bakarra munduan
(h)ura da santua
(e)ta (h)au da (h)erria
(h)orra zer den gure donostia(H)irutxuloko
gaztelupeko
joxemaritar za(h)ar eta gazte. (berriz)
Kalerik kale...






 Nire gauzetan buru belarri nenbilela topatu dut, besteak beste, artikulu hau non gai benetan gogoetagarri zein arantzatsu bat jorratzen den: Quand les enfants buvaient du vin à la cantine… Zer dela eta? Ba, gaur eguerdian txikerrari sukaldera eroan behar zuen ardo botila iada hutsetik zintzilik zegoen ardo tantta bat zurrupatzeko agindu eta gero bere amarekin izandako tirabira alde batera lagata, sendagileen argudio edita aholkuek gizartearen ohitura edota premia ekonomikoekin talka egiten duteneko enegarren exenplua delako.


LO LA SEMANA



"El nacionalista no sólo no desaprueba las atrocidades cometidas por su propio lado, sino que tiene una extraordinaria capacidad para ni siquiera oír hablar de ellas".
George Orwell

Lo que ya sospechábamos muchos. Todos los homenajes, reconocimientos, mea culpas de tapadillo y demás monsergas de cara a la galería eran pura comedia -descartando los cuatro imprescindibles tontos útiles que les sirven de coartada como los de EA, Aralar, Alternatiba y compañía), un apresurado lavado de cara para poder así presentarse en sociedad/elecciones como lo que nos gustaría que fueran pero que todavía no son de ni de lejos, y siempre con el fin de recabar los votos que se les fueron hartos de tanta locura sectaria y asesina. Pero Maddalen, la misma que durante décadas nos estuvo dando las noticias de los atentados en ETB1, Io dice alto y claro, en titulares y con otras palabras, claro; pero, que yo interpreto así: tenemos que aceptar/respetar que para muchos de los nuestros unos muertos estaban bien matados y otros ya no tanto. Y aquí me temo que en función del grado de asesinables, y que no fue otra cosa, ni más ni menos, que el baremo que solía manejar parte de eso que llamaban el "pueblo trabajador vasco", se entiende que abertzale hasta las cachas y para de contar, cuando, tirando de sincera espontaneidad dejaba en evidencia el apestoso código moral que regía su existencia y decía cosas como "¡no hay derecho, un sencillo trabajador muy conocido en el pueblo y querido por todos, euskaldún y además votante nacionalista de toda la vida...!" Sentida expresión del subconsciente popular de la que solo se podía colegir una cosa: todos los demás, cuando menos trabajadores, conocidos, queridos, euskaldunes y nacionalistas, más asesinables. Pues eso, he aquí el relativismo moral que la portavoz de Bildu expresa/recuerda ya sin tapujos, se supone que para congraciarse con la grey que, lejos de haber hecho examen de conciencia, sigue fiel a los mitos y consignas de entonces, "ETA es nuestro ejército de liberación, son nuestros gudaris y todo el que no comulgue con nosotros está con nuestros enemigos", y que, en esto ya solo se engañan los bobos o los rematadamente cínicos, explica a las claras la miseria moral todavía vigente en una parte sustanciosa de la sociedad vasca; " los nuestros y los suyos, los de aquí o los de allí, conmigo o con ellos, beltzak eta zuriak. Eso y que el juicio ético o moral de muchos sobre ciertos asesinatos y otros crímenes parece seguir estando en función de sus afinidades ideológicas, puede que solo patrióticas, con los verdugos.




La Real Academia Española de la lengua (RAE) define la palabra "exilio" tal como sigue: exilio
Del lat. exilium.

1. m. Separación de una persona de la tierra en que vive.
2. m. Expatriación, generalmente por motivos políticos.
3. m. Efecto de estar exiliada una persona.
4. m. Lugar en que vive el exiliado.
5. m. Conjunto de personas exiliadas.

Así pues, voy a poner un ejemplo de esos elevados al absurdo, el cual además sé de antemano que escocerá todavía más a los españolitos de bien que se han apresurado a indignarse con las declaraciones del vicepresidente Pablo Iglesias, las cuales juzgo no tanto desafortunadas como torpes por lo que ya explicaré más adelante. Hagamos un ejercicio de Historia ficción imaginando que la República hubiera ganado la Guerra y hubieran tenido que ser Franco y sus compinches quienes habrían tenido que salir por patas de España. Pues sí, sí señores, Franco y CIA, hubieran sido exiliados políticos porque la razón de su expatriación habría sido esencialmente política: sublevarse contra el gobierno legítimo de España. Tampoco habría sido nada excepcional, pues a lo largo de la Historia de España, como de la mayoría de los países, siempre ha habido exiliados de todo tipo y condición con cada cambio de régimen e incluso solo ya gobierno, da igual que el motivo político fuera, de acuerdo con nuestras propias convicciones, merecido o no.

Por desgracia no ocurrió así y fueron los republicanos los que tuvieron que exiliarse tras la victoria fascista, motivo por el que dicho exilio pasó al imaginario de los españoles de verdadero bien como un hecho tan injusto y cruel como digno y hasta romántico.

Sin embargo, la valoración que muchos tenemos del exilio republicano no cambia para nada el significado que dicha palabra tiene en el diccionario de la RAE, y en general en el de ninguna otra lengua distinta a la castellana. Exiliarse es lo que es, lo que dice la RAE, lo otro es una generalización a partir de un hecho concreto

De modo que, de acuerdo a la RAE, sí, Puigdemont es un exiliado porque tuvo que abandonar su país, expatriarse, por razones de índole exclusivamente política (aquí la opción de los bocazas de turno para meter lo de que el "proces" solo era una salida a la corrupción generalizada en Cataluña y bla, bla, bla; vamos, para negarse a aceptar el carácter político del asunto y para de contar), y sobre todo porque el Estado Español quiso responder por la vía penal, represiva, a un acto de rebeldía política, esto es, a una sedición por deferido y sin efecto práctico alguno, pura "perfomance" o mascarada, en lugar de por la administrativa. Todo esto, claro está, independientemente de la valoración política que nos merezca lo que hizo Puigdemont, Junqueras y compañía, ya sea acerca de su legitimidad o se su idoneidad. Yo ya adelanto que no estoy de acuerdo con lo que hizo, declarar una independencia unilateral sin tener una mayoría amplia, mucho más allá de la mitad más uno, que la amparara democráticamente. También añado que, aunque respetaría sin dudarlo la decisión de independizarse de los catalanes si obtuvieran dicha mayoría, como que no tendría sentido alguno oponerse siendo un verdadero demócrata y no un patriota de mentalidad colonial y en ese plan, tampoco quiero una Cataluña independiente sino que prefiero una España en la que los territorios cuyos habitantes los conciben como una nación puedan compaginar ese sentimiento, el cual además yo comparto en lo que respecta al mío, con una idea más amplia de España de la que hemos conocido, o más bien se nos ha impuesto, hasta ahora, una idea de estado común o nación de naciones que hiciera justicia tanto a esos sentimientos de los que hablo como a ese inevitable e innegable denominador común que compartimos todos los pueblos y naciones de España después de siglos de convivencia mejor o peor avenida y que en la mayoría de los casos se materializa en cosas tan simples como que un vasco o un catalán peninsulares se sentirán siempre más en casa en Cádiz que en Cardiff por la cosa esa de compartir un mismo acervo lingüístico y cultural aparte del propio.

Dicho lo cual, vayamos con Iglesias. Sus declaraciones en las que afirma no estar dispuesto a criminalizar los independentismos periféricos me parecen muy loables, dignas de esa izquierda española que procura superar todos los esquemas decimonónicos de la idea de España que comparten el resto de partidos como verdaderos artículos de fe, España como una unidad de destino alrededor de lo castellano principal o exclusivamente y en la que el proceso uniformador alrededor de esa idea pancastellana iniciado en el XIX solo se ha contenido, que no detenido, con la aceptación del estado autonómico y la oficialidad de las lenguas distintas a la castellana, a regañadientes y me temo que con escasa convicción por parte de la mayoría de los españoles y muy españoles. Los ejemplos de lo que hablo son continuos, último la sentencia del Supremo sobre el catalán, la enésima con la que se demuestra que las prioridades de la justicia española son intentar preservar el privilegio de los castellanoparlantes a ser monolingües en detrimento del derecho de los catalanoparlantes a promover el bilingüismo en su territorio. Iglesias y la izquierda que él representa, dicho en plata, es el único aliado que tenemos en el conjunto de España los que creemos en esa idea tan denostada de la nación de naciones, o como se le quiera llamar, que me es completamente indiferente, y que, sí, ya, no lo niego, de momento, y viendo lo que hay, es más la manifestación de una ingenuidad supina que la apuesta por una utopía en toda regla.

Sin embargo, lo que como político es encomiable en Iglesias por valiente al ir a la contra del pensamiento mayoritario y sobre todo institucionalizado, como cargo institucional es torpe y sobre todo innecesario. Iglesias es demasiado inteligente, a la par que torpe sin par y me temo que de un ego incapacitado para medir sus propias fuerzas, para ignorar que sus declaraciones iban a levantar ampollas entre los patriotas españoles y muy españoles para los que lo de Puigdemont no fue solo una "perfomance" sin verdaderas repercusiones prácticas, sobre todo un farol mal calculado, el cual se dio de bruces con ese otro nacionalismo tan visceral como el suyo que es el español, y muy en especial con eso que llamamos el "aparato represivo" del Estado Español, ese que siempre supeditará los valores democráticos a los sentimientos nacionales, es decir, a la preservación por todos los medios a su alcance de la idea de España decimonónica y uninacional porque debe su razón de ser a esta. Iglesias sabía, debía saber, que se le iban a echar encima todos excepto los suyos y los ya de entrada apestados nacionalistas periféricos. Todos y muy en especial sus socios de gobierno, pues no hay partido más institucional que el PSOE, en realidad el segundo pilar de esta Segunda Restauración Borbónica en la que vivimos. Por eso mismo juzgo de verdadera torpeza política las declaraciones del vicepresidente Iglesias creando una polémica inútil, dado que lejos de contribuir a la estabilidad de un gobierno tan cuestionado, ya sea por sus propios errores en la gestión de la pandemia como resultado de una estrategia verdaderamente demencial y sobre todo deshonesta de la derecha española en cualquiera de sus tres versiones, una estrategia propia de la era Trump con su posverdad a como buque insignia, solo ha servido para soliviantar todavía más el ánimo de esa mayoría de patriotas españoles que, nos guste o no, entendió lo de Cataluña como una afrenta intolerable a la integridad de su patria, incluso como un insulto personal a su condición de españoles por parte de unos indeseables como son para ellos todos los nacionalistas periféricos o no que cuestionan su idea de España. Lo curioso es que ese sentimiento de ofensa por parte de una mayoría de españoles que asumen una idea determinada y uninacional de España no sea entendida desde los nacionalismos periféricos, y sobre todo que merezca tanto desprecio por su parte obviando que entre ellos abundan las mismas pulsiones patrióticas que llevan al rechazo visceral, casi religioso, de todo aquel que cuestione sus respectivas ideas por lo general también uninacionales de lo vasco, lo catalán o lo gallego. Curioso sí, y también contradictorio, porque no dejan de ser las dos caras de una misma moneda, la del nacionalismo exclusivamente sentimental, pasional, más de convicciones de piedra o fes inquebrantables, que ese otro esencialmente político, más o menos racional o apegado a la realidad, con el que siempre hay margen para debatir y acordar lo que sea de acuerdo a presupuestos en los que debería imperar el apego a los valores democráticos por encima del credo o las utopías de cada uno. Pero claro, todo esto pertenece ya a la pedagogía ciudadana, nos falta educarnos en valores democráticos, en especial en aprender a aceptar y respetar a los que no piensan como nosotros, para luego poder discutir las ambiciones políticas de cada cual sin llegar a las manos o caer en la tentación de imponerlas al otro a las bravas, ya sea con la fuerza represiva de un estado o el chantaje mediático-sentimental y no digamos ya el terrorista.

Y en cualquier caso, sí, vaya parrafada para el rato que me quería poner a la tecla en lo que duraba mi descafeinado. A ver, a ver quién tiene redaños para llegar hasta este último párrafo, y, sobre todo, para rebatirme lo que sea sin recurrir a la descalificación personal, o ya directamente al insulto, por la cosa esa de no pensar como uno mismo.



Sanitarios jubilados sin opción a reincorporarse en la lucha contra el Covid19 que reciben la vacuna como un detallico de su gremio o de quien sea, alcaldes jóvenes y sanos de pueblos del Levante que se la ponen antes que cualquiera de sus vecinos pertenecientes a los grupos de riesgo y que encima tienen la desfachatez de justificarse diciendo que lo hacen para dar ejemplo, hospitales privados que, maravillas del neoliberalismo, disponen ya de vacunas contra el Covid19 para sus clientes... Hostia, hostia y rehostia. A veces te pones delante de un telediario y tienes la sensación de que siempre es 28 de diciembre. Eso por no hablar de la resignación que descubres en ti mismo cuando ya ni siquiera te sorprendes ante estas noticias, sino que más bien esperabas eso o algo todavía peor más tarde o más temprano. Qué si no en el país que tiene a la picaresca como su género más genuino y ponderado. Lo dicho, resignado a que nada te sorprenda y, lo peor de todo, convencido de que lo del día siguiente todavía será más vergonzoso, escandaloso, chusco, que lo del anterior. Viviendo un eterno Siglo de Oro de la picaresca.



Por favor! Cómo no vamos a estar interesados en colaborar con usted. Nos ha encantado el material que nos ha mandado. Es un muestrario de artículos, relatos y reseñas verdaderamente originales, frescos, rompedores. No podía ser de otra manera, porque hace tiempo que le seguimos y somos sus mayores admiradores. De hecho, su último libro con Anagrama nos ha parecido de lo mejorcito que se ha publicado en mucho tiempo, un verdadero antes y después de la narrativa en lengua castellana.

-Pentagrama, mi última novela ha sido publicada por Pentagrama, una editorial de tamaño pequeño-medio que acaba de empezar y...

-El problema va a ser que ahora estamos hasta arriba de trabajo y que con esto de la crisis, pues...

domingo, 17 de enero de 2021

SON LAS VOCES - REVISTA FÁBULA Nº47


La prestigiosa revista literaria FABULA que edita la Universidad de La Rioja ha tenido a bien publicarme un arti..., rela..., rese..., un algo en su número 47. Pues eso, que me hace mucha ilusión publicar en papel, así en plan viejuno, elegante y tal.

 

EGUNOTAKOA



Nork ez du, behin baino gehiagotan, bere burua holako kinka batean ikusi?

Johannes Brahms bere lagunekin ere sarkastikoa eta zakarra izaten zen. Behin batean, hainbat pertsona iruzkin iraingarri eta lotsagarri batzuen bidez haserretu ondoren, Brahms berehala zutitu zen. Orduan, gelatik irtetear zegoela, ate ondoan gelditu eta atzera begira esan egin zuen: "Hemen iraindu ez dudan norbait baldin badago: barkatu!"



Noizbehinka ere gauza naiz nire amesgaiztoen iturria edo asmatzeko. Bart gauekoa oso argi dut, egunotan ikusten ari garen "Ndrangheta"ri buruzko telesail italiarrarekin elkarlotuta dago duda zipitzik gabe. Bazegoen zati bat non telesaileko bikote protagonista, calabriar mafiaren buruzagiaren alaba eta familian infiltratutako agentea, azaltzen zen moto baten gainean Calabriako itsaslabarren ondoko errepidean barrena arrapaladan, ia zoro moduan, hau da, bikotearen amodioa nolabait zapuzten zuen errealitate gordinetik iheska. Nire amesgaiztoan, aldiz, kostaldeko herri batean nengoen, uda partean, gaztetan. Gasteiza bueltatzeko autobusa hartu nahi nuela Eibarreraino eramango ninduen norbaiten esperoan auto-stop egiten ari nintzen, Deba herrira doan errepidearen ertzean. Orduantxe azaldu zen motozikleta baten gainean ozta-ozta bistatik bakarrik ezagun nuen neskato bat, egia esanda inguruko herrietako jaietan behin baino gehiagotan topatutakoa, baliteke ere Debakoetan berarekin nola edo hala behin bakarrik katramilatutakoa alkoholak eragiten duen demasako euforiaren ondorioz; baina, harekin hainbat zirri eta irri egin eta gero, taberna batean geundela, ni komunetik bueltan eta bera barra ondoko beste batekin zirrika ere dakusadala agur isila egin niona. Edozela ere, ezer apartekorik ez gaztaro zoro eta hordi hartan, nor bere bidetik, hau da, lehengo lepotik eta kitto.

-Aupi, nahiezu norabaitx eramatia?

-Baaaa, bale ba, Eibarreraino posible al da?

-Goazen ba, gora, jar zattez nire atzian.

Nik, jakina, ez nion batere esan gure auskalo noizko sasi-aferari buruz berak nik bezain ahaztuta izango zuelakoan.

-Aspaditxo zu ikusi gabe, ezta? -bota zidan tupustean motorra bizkortu aurretik eta ni harri eta belarri utzita.

-Baaa...

-Goatzen zea Deban plantatuta laga ninduzunian?

-Baaa...

-Bai, motel, komunera jun zinan eta ni barra onduan geatu nitzan zure zain auskalo noiz arte, bertan tontoana eitxen -motorra bizi-bizi Kantauri itsasoko labarrei pega-pega eginda.

-Baaa...

-Inork ez ditx sekula halakorik in nire bizi puta guztixan - une hartantxe motorra berriro biziagotu zuen ezustean, Debara iritsi baino lehen dagoen tunelera sartu orduko..

-Baa...

-Jainkoai esker agertu zan nire herriko lagun bat, beti nire atzetikan ibilitakua, baina inoiz batere gustau ez zatena. Nik zurekin eon nahi noan gau hartan kosta ahala kosta -azeleragailua beste behin zapaldu egin zuen.

-Baaa...

-Ba eztakitx ze ostia pasa zatzun gau hartan, galdu zinan edo, la noche me confunde eta hola; baina, gaur berriro alkarrekin goz, aspaldiko partez. Oanguan inork, ezerk, ezkaittu banatuko -motorra gero eta biziagoa.

-NORA GOAZ? -deiadar egin nuen benetan ikaratuta.

-Gaur bertan lehenengo aldiz fundamenduzko zita bat izango degu, bai hoixe! Ikusiko, maitia, afaltzea eamango zaittut.

-Non afaltzera, Argiñanorenean, Donostiko Akelarren edo Arzaken? -ez dakit nik nola okurritu zitzaidan, ametsetan izanda ere, une benetan larri hartantxe txantxetan edo ibiltzea; baina, badirudi joera bizia dudala halako kinketan halakorik egiteko..

-Ez, laztana, ez, apurtxo bat urrutixo: Brest aldera -esan eta segituan neskak motorra etxafuego bihurtu zuen.

-BRETAINARAINO??? Hi pitzatuta hago, neska!

-Bai, guapito, bai, ni muero de amor; kontuz hi oan kurba hartzerakuan!

-Baaa...


Lasaigarri dut kresala
Egunerokoari muzin
Berresten dit, bai, azala
Etsitik ihesi noa arin

Jaiki naiz aspaldiko partez
Ahaztuta nuen pozkarioak
Zuri begira asmo lizunez
Zutik berpizturiko amodioak

Garaiotan dena petrala
Dena kalte edo irain
Gaur poza dadila zabala
Bazkari dugu barbarin

Sagardoa edan dugu eurrez
Tai gabeko irribarreen olioa
Dohatsuak izan gara ezustez
Patua mozkortzearen ondorioa


LO DE ESTOS DÍAS



Suelo utilizar el messanger para comunicarme con amigos y, así en general, con personas a las que aprecio. Es un medio que además me permite intercambiar información -textos, enlaces, fotos, etc.- de todo tipo, muy práctico. Supongo que hay un punto de ingenuidad en lo que voy a decir, porque al fin y al cabo esto de las redes son lo que son, pero, también me llama la atención la facilidad con la que se reciben mensajes tan absurdos como este que transcribo a continuación:

"Cariño, recuerdas este video 
🎬👩‍❤️‍👨
 ,, cuando me besaste mi coño 
📱🎥🛀👙👇👇
"

Luego creo que viene el mensaje de una señorita que no conozco de nada, acompañada de un algo que no he abierto, un vídeo, fotos, yo qué sé. Porque para qué si estoy seguro de que yo no le he besado el coño a una desconocida desde hace..., puede que Franco todavía estuviera haciendo la mili. Eso y que, en todo caso, se lo habría comido como Dios manda, porque servidor es de la generación de los 80, esa para la que todas las demás estan compuestas de mojigatos y mansos sin excepción, y tonterías románticas o ñoñas de esas de ir dando besos por ahí en salva sea la parte, las mínimas y con pocas... En cualquier caso, no suele ser un hecho aislado, de repente he descubierto que hay un apartado en el messanger de propuestas libidinosas de todo tipo que no había visto antes. Se trata más bien de un rosario de propuestas deshonestas a cambio de no sé qué, las cuales me recuerdan paseando de noche, y siempre de paso, faltaría, por la Rue Saint-Denis de Paris, el Malecón de la Habana, la calle Montera de Madrid, cierta plaza del centro de Praga o Budapest cuyo nombre no me acuerdo, la Oranienstrasser de Berlin y así en general cualquier otro punto emblemático donde las trabajadores del oficio más antiguo de mundo acostumbran a captar a sus clientes a la vista de todos. Sin embargo, y aunque reconozco la increíble versatilidad del gremio para saber adaptarse a los tiempos, no puedo negar que este tipo de mensajes me sorprenden, no tanto por lo comprometido de ellos en el caso de que cualquiera, accediendo por casualidad o como sea a mi ordenador o iPad, pueda sospechar una actividad puteril que nunca he tenido, como por la evidencia de la existencia del Diablo, pues de qué otra cosa se pueden tildar semejantes mensajes sino de la forma actualizada a los tiempos con la que el Diablo intenta tentarte, ahora a través de las redes, recordándote todo el tiempo que existe una oferta inagotable de posibilidades para pecar más allá del sexo en pareja. Por suerte, y a diferencia de lo que cantaba y creía Cecilia en "Un ramito de violetas", uno es feliz en su matrimonio y, la verdad, tampoco es que sea muy de ir complicarse la existencia con temas de entrepierna. Yo procaz y vacilón todo lo que quieras; pero, lo otro, qué pereza.


El café de la mañana

Hojeando la prensa del régimen en la cafetería lees que la ministra austriaca de trabajo dimite tras ser acusada de haber plagiado su tesis doctoral e incluso de haber incluido citas falsas. Entonces, al instante, recuerdas que en España al candidato del principal partido de la oposición le regalaron, tal cual, un título universitario y un máster de propina para que pudiera poner algo de fuste en su currículo, algo que él mismo evidencia cada vez que abre la boca y opina de cualquier cosa. Y también, también, recuerdas que la autoría de la tesis del actual presidente del gobierno fue puesta en entredicho, aunque luego se demostró que era suya por muy ramplona y copia-pega que fuera al estilo de la inmensa mayoría de las que obtienen un "cum laude" en las poco o nada internacionalmente laureadas universidades españolas.

Luego también te acuerdas de esa querida amiga, la cual, cada vez que pones la idiosincrasia española en contraste con la de los países más al norte, corre a envolverse en la rojigualda al grito de "¡En todas partes cuecen habas!", o ese otro de "¡En España se come como en ninguna otra parte, hace un sol que para sí quisieran ellos y todos los políticos son iguales!"



En respuesta a la vertiente de servicio público que también tienen las redes sociales más allá de servir de mero estercolero de las neuras, demagogia, vanidad y demás mierdas de cada cual, me veo obligado a recomendar la visión de esta serie, luego ya buscáis vosotros la plataforma donde verla, The Durrell, una auténtica y divertida joyica inspirada en el exitoso "My family and others animals" del en su momento famoso naturalista Gerald Durrell. Se trata del relato de los cuatro años que los excéntricos -y aquí huelga señalar que ingleses por redundante- Durrell pasaron en la isla griega de Corfú en la década de los 30 del pasado siglo. Una serie que hemos visto en familia, con lo que nos cuesta conseguir que los dos mastuerzos que tenemos de hijos se despeguen de sus pantallitas para sentarse con nosotros a ver cualquier cosa. Y el caso es que les ha encantado la serie, que apenas refunfuñaban cuando les llamábamos por la noche. No era para menos, porque, aparte de la garantía que supone casi siempre la factura británica de una serie, siquiera para mí, la atmósfera de sano y envidiable libertinaje que impera a lo largo de la serie como resultado de la vida a sus anchas de los protagonistas, la bonhomía que se respira en cada rincón de las isla con ese maravilloso mar Jónico de fondo, las chispas que resultan del choque entre los a ratos excéntricos y a ratos también estirados Durrell con los nativos griegos, era imposible que los chavales no cayeran rendidos al encanto de la especial relación que el pequeño de la familia, y posterior narrador, mantiene con los animales que colecciona con verdadera pasión.
Tanto nos ha gustado que servidor, tras advertir a los míos de que la diferencia entre la serie y el libro en el que se inspira reside en el que en la primera los personajes humanos tienen más protagonismo que en el segundo, me tirado a las estanterías de casa para buscar mi ejemplar de My family and other animals con la intención de disfrutar por segunda vez del embeleso que me provocó ya en su momento la historia de ese crío enamorado de cualquier bicho viviente. No podía ser para menos porque, en buena parte, me recordaba a mí mismo entusiasmado con todo lo que tuviera que ver con el mundo animal, ya fuera por lo que contaba mi viejo de cuando era crío en el pueblo sobre rapaces, raposos, reptiles y lo que fuera a cuenta del capítulo de la semana de El Hombre y la Tierra, las colecciones de libros de animales de todos los continentes que caían año tras año por navidades, y, cómo no, las horas metidas en perseguir y observar con verdadera delectación todo insecto, arácnido, sapaburu/renacuajo, rana, zarrapo, sagundilla/lagartija, culebra, pájaro de buen y mal agüero, pasión por las picazas y las historias como la que me contaba mi abuela de aquella que se comía la tarta de manzana que dejaba en el alfeizar de la venta, y hasta a los sagutxos o mitxarros que estuvieran a mi alcance todo el tiempo que pasaba al aire libre. Una pasión que siento intacta en mí cuando paseo por el campo y veo moverse algo. Incluso cuando paseo por el parque de al lado de casa y echo el rato inventariando los conejos domésticos pero ya medio asilvestreados de todos los pelajes que atestan el parque, o saludo como cada tarde al gato atigrado y tremendo que apostado en una mesa de madera permanece impasible al paso de esas otras bestias de dos patas como un servidor. De hecho, tampoco puedo dejar de identificarme con el protagonista y narrador de la serie y el libro cuando corro a mostrar a mi familia o amigos la foto que recién he sacado a un sirón/lución bajando de Eskibel, la de un papargorri/petirrojo que aquí en Asturias llaman "raitán" (si bien en casi todos los idiomas suele ser una palabra increíblemente hermosa) o una lechuza que aquí recibe el precioso nombre de "coruxa", o la de la ardilla brincando a lo largo de la valla de la casa de mi ama en Berrozti, y observo decepcionado que el entusiasmo no es de ni lejos tan grande como el mío, a veces incluso solo impostado, de circunstancias, y para de contar. A decir verdad, tampoco entiendo cómo hay gente que pueda decir que le da asco una serpiente, un roedor e incluso cualquier insecto; coño, que no hace falta comértelos para darte cuenta de las maravillas que tienes delante de tus ojos por sí mismos. Pues eso, una delicia todo y paro de contar.




Aunque es cierto que desde que me sacaron la muela, hace ya casi dos semanas, duermo mejor, más de tirón, la verdad es que sigo teniendo mis pesadillas, y, como tiene que ser, cada cual más chorra, absurda.

Anteayer soñé que salía de farra de Nochevieja por la Avenida Gasteiz con dos colegas, uno de los íntimos con los que me relaciono de continuo, y otro de la cuadrilla con el que ya apenas nos relacionamos por motivos que ahora no vienen a cuento, que me digo ya despierto qué pintaba este último en mi sueño, por qué no cualquier otro con los que me sigo viendo a menudo. En fin, el caso es que íbamos los tres por la calle de chufla y mi madre a varios metros por detrás. Para el que no lo sepa, mi madre está medio inválida por una acumulación de despropósitos operatorios que la destrozaron la espalda, apenas se mantiene de pie y, aunque debería andar en silla de ruedas, se resiste a hacerlo por pura y absurda coquetería, por lo que cuando hay que acompañarla a cualquier sitio prácticamente hay que llevarla del brazo y a paso de costalero. Un sobresfuerzo para ella que la suele dejar para el arrastre durante varios días.

Pues ahí estaba la señora a las tantas de la mañana, arrastrándose detrás de nosotros y, sobre todo, entre la nieve medio deshecha que había caído hacía ya varios días según es costumbre por estas fechas.

-¿Pero por qué no te vas a casa?

-No quería quedarme sola en Nochevieja.

-No tenía que haberte dejado salir sin la silla de ruedas.

-¡No empieces otra vez, Josemari! Sabes que esa silla es una mierda y que no me gusta que me vean en ella.

-¿Y ahora qué, a rastras detrás de nosotros a lo largo de toda la Avenida?

-Vosotros id a vuestro ritmo, que yo os sigo de lejos y luego ya cuando entréis a un pub o a una sala de fiestas, me quedo fuera esperando hasta que salgáis.

-¿,Estás loca, que quieres congelarte o qué? Mira, dame las llaves del piso de la Avenida, subes y nos esperas allí hasta que amanezca (aquí me refería en el sueño a las llaves del piso en el que vivíamos cuando yo era pequeño y que luego pasó a una de mis tías porque en realidad pertenecía a mi abuelo, de modo que no tenía ni pies ni cabeza que tuviéramos las llaves a mano -si bien, y por lo que sea que solo pertenece al estercolero de mi subconsciente, suelo soñar de vez en cuando que estoy viviendo en dicho piso ya de adulto-).

-¿Estás loco? En ese piso hace años que no ha entrado nadie y estará lleno de polvo. Ni loca me meto ahí.

Total, que al final nos sigue hasta un pub con nombre de lord inglés que hace años estaba en la Avenida y que solíamos llamar entre nosotros "la última oportunidad" por la cosa esa de que se decía que allí solo iban separadas o divorciadas a la caza y en ese plan: los "veintetreintañeros" solíamos ser así de gilipollas. Pues oye, al final consigo convencer a mi madre para que entre al pub con el propósito de que nos espere cómodamente sentada en el típico sofá de escay inglés tomando algo mientras nosotros intentamos entrarle a alguna div... señorita.

-¡Chssss, Josemari, ven aquí, que vengas!

-¿Qué quieres ahora? Enseguida nos vamos...

-Dile a tu amigo A que a ver a dónde va con esa, es una de mis clientas de la academia y debe tener la edad de su madre.

-Déjale que haga lo que quiera, si total luego todas sin excepción lo mandan a freír espárragos.

-Y tu otro amigo L, igual no se ha dado cuenta, pero está hablando con un travesti.

-¿De verdad vas a estar así todo el rato? Tú te has empeñado en salir con nosotros de juerga. Así que no me des la tabarra con tus mierdas de vieja, deja que hablemos con quien nos salga de los cojones.

-Yo lo que no quiero es que cojas cualquier cosa...

Me vuelvo a la barra con mis colegas, pero ya no consigo concentrarme en lo que estaba antes mientras la camarera rubia me servía un gin-tonic. En ese momento y de improviso llegan mis dos amigos.

-Nada tío, después de darle la chapa durante un buen rato, que creía que la tenía ya camelada, justo cuando iba a pegarla un muerdo en todos los morros, va ella y me sale con lo de los papeles del divorcio, que no se los va a firmar a su marido...

-Yo estaba ya en faena; pero, en cuanto me he dado cuenta de que el paquete venía con sorpresa, le he dicho hasta luego y me he venido a pedir otro cubata.

-Sois unos putos impresentables.

-¿Perdona? Aquí se viene a lo que se viene. Y si no mira ahí a tu vieja en el sofá con el mulato, qué pronto ha...

Creo que ha sido justo en ese momento cuando me he despertado, y si no como si lo hubiera hecho. El sueño, como de costumbre, lo dejo a la interpretación de los psicoanalistas de guardia y/o barbecho

¡VIVA LA TELE!

    Sueño que me arrastra no sé quién o quiénes a la entrega de los premios de un festival de la tele que se celebra en una ignota, gris y a...