viernes, 12 de agosto de 2022
¡QUE LE CORTEN LA CABEZA!
jueves, 4 de agosto de 2022
EN EL RECINTO INFERNAL
Tarde de cielo encapotado en el recinto infernal, perdón, ferial. Tarde prometida a la muchachada de casa como todos los años antes o durante las fiestas. Los chavales siguen alucinando con las atracciones de feria como hace dos años, vamos, cuando, al menos el pequeño, todavía no tenía pelos en los huevos. El mayor es de subirse a todo lo que desafíe las leyes de la gravedad. Al canijo no lo sacas de los autos de choque porque es un segurola de cuidado, el cual, tras subirse al Ratón para acompañar a su hermano mayor, una especie de montaña rusa sin excesiva complicación, pero lo suficiente para que se le revolviera hasta el alma. Entretanto, los progenitores nos comemos los mocos esperando a que nuestros vástagos se cansen de tanto jolgorio arriba abajo, a ser posible antes de que nos revienten los tímpanos o nos dé un pampurrio, dado que hemos bajado andando desde el pueblo, y rodeando por Lasarte para no ir por la carretera, hasta Mendizabala, a las afueras de Vitoria, y en el recinto infernal de marras no hay donde sentarse a descansar un rato de la caminata.
SUFRIKARIOA
Etorri nahi du nirekin ibiltzera, basoan zehar edo gaur bezala herritik barraketaraino Lasarte aldean zehar. Atsegin dut berarekin hitz eta pitz egitea hainbat gairen kontura: ikasketak, bizitzaren zentzugabea, politika, senitartekoenak..., jakinmin aparta du eta. Aurten, ostera, edo zehatzago esanda, uda honetan, sufrikario bat izaten ari da 17 urteko nerabe honekin batera ibiltzea, bere lagunak hizpide bakarra ditu eta. Ezagun ditut bere lagunen nondik norako guztiak. Are okerrago, ezagun ditut gurasook gure sene-alabei inondik inora sekula aditu behar ez genizkiekenak; harrapatutako atxurrak, sexu kontuak, lagunekiko zein besterekiko errietak edo liskarrak, egindako zenbait basa/baldreskeria. Noski, emandako demasako konfidantzaren ondorioak omen dira. Baliteke, bai, eta ezta berez ezer txarrik guztiz kontrakoa baino, gehienok gure gurasoekin gogoko nahi izango genukeen harremana belaunaldien arteko gaizkiukertuak edo rollo txarrak saihestearren, hain zuzen ere. Ez naiz eskandalizatzen, ez; aspertzen naiz, zeharo. Halare, ondo dago, bai, bere gauzatxoak, gehienak, zer esanik ez, zinez hutsalak, txorakeriak, lehendabizikoz aditzen dituzunean. Arazoa da enegarrenez aditu behar dituzunean, besterik nahi ez baitu hizpide. Orduan, bi aukera dituzu: bere aurretik joan ahalik eta arinen bera zenbat eta atzerago utzita, ala alderantzizkoa, zure aurretik joateko eskatu edozein aitzakiarekin; kasu honetan, eta etxera bueltatzeko errepidearen ertzean barrena gindoazela, segurtasuna aitzakia. Eneee, ze sufrikario, benetan!
lunes, 1 de agosto de 2022
MAGREDO Y LOS CALDOS DE LUJO
Uno de agosto, sí, y todavía en pleno estío da tiempo a alguna que otra cosa. Relato de la serie del comisario Magredo para la revista ElSAYÓN: MAGREDO Y LOS CALDOS DE LUJO: https://www.elsayon.com/magredo-y-los-caldos-de-lujo/
Toca comida con la inspectora Murillo y el subinspector Urkidi para celebrar que el comisario se coge vacaciones hasta la última semana de agosto, y Magredo ha decido invitarles a un conocido restaurante de lo viejo ubicado en uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, la antigua casa de postas que todavía hoy mantiene el viejo portalón por donde entraban las carretas de los viajeros de paso hacia la frontera con Francia y viceversa. El restaurante también es conocido por la bodega en la que exhibe al público su amplia colección de botellas de vino, buena parte de las cuales tras una vitrina donde se detalla tanto la procedencia como la bodega a la que pertenecen y todos los detalles de rigor de cada una de ellas. Magredo y sus subordinados se deleitan observando los detalles de cada botella, la mayoría de ellas pertenecientes a la denominación de Rioja, y ya más en concreto, y como es de rigor dada la cercanía, aquellas de la subzona de Rioja Alavesa.
—¡Qué barbaridad! ¿Cómo se puede pagar ciento y pico euros por una botella de vino! –comenta escandalizada la inspectora Murillo ante una botella de Reserva Granja de Mazuri 1982, finca Atxalde, de la localidad alavesa de Labastida.
—¿Te parece caro un reserva de una de las bodegas de mayor solera y prestigio de toda la denominación? Fíjate tanto en la fecha como en el detalle de que se trata de un vino de Pago, es decir, hecho en exclusiva con las uvas procedentes de la finca que viene en la etiqueta.
—Sigo pensando que una botella de vino no debería valer tanto.
—Dirás mejor que nosotros no nos lo podemos permitir con el sueldo que ganamos –apostilla el subinspector Urkidi.
—Es que yo no lo pagaría ni aunque fuera millonaria —insiste Murillo.
—Eso lo dices porque no eres una amante del vino —responde Urkidi.
—No me extrañaría nada que todos esos precios estuvieran tan inflados como las obras de arte contemporáneas; pura especulación para lavar dinero negro –afirma tajante la inspectora.
—¡Joder, Murillo! Que no estamos de servicio, descansa un poco, mujer —bromea el subinspector Urkidi al tiempo que busca la complicidad en el rostro del comisario.
—Pues no te diría que no –interviene Magredo-. De hecho, esa fue la misma conclusión a la que llegué yo hace más de treinta años, cuando todavía era inspector y trabajaba en la unidad de robos, y tuve que encargarme de la investigación del robo millonario de la bodega del Hotel Jaun Zuria de Bilbao.
—¿Un robo millonario? —ambos subordinados de Magredo al unísono.
Entonces Magredo refiere a sus subordinados el caso de uno de los robos más mediáticos sucedidos hace la friolera de treinta años, el de 45 botellas de vino almacenadas en la bodega del hotel Jaun Zuria de Bilbao. Los ladrones eran una pareja portuguesa alojada en el hotel aportando un documento falso suizo. Según el atestado la pareja fue invitada por el personal de restaurante del hotel donde acababan de cenar, siguiendo una práctica habitual con los clientes. Posteriormente, según dedujeron los propios empleados, la pareja subió a la habitación y, momentos después, el hombre abandonó la estancia para dirigirse al sótano donde se encontraba la bodega. Una vez allí el falso huésped accedió con una llave maestra, previamente sustraída y sin que conste en el atestado cómo o por qué, saliendo al rato con tres grandes mochilas, una en cada mano y otra a la espalda, en las que portaba cuarenta y cinco botellas de vino, cuyo valor ascendía a 496.500 euros. Solo una de ellas, un Ramírez de Arellano, Gran Reserva año 1819, ejemplar único en el mundo, estaba valorada en 125.000 euros. Para la protección de las botellas se utilizaron varias toallas de la habitación donde estaban hospedados los ladrones. A su vez, la mujer bajó a la recepción para distraer al empleado con la excusa de que le preparara algo de comer a pesar de que la cocina ya estaba cerrada. El robo fue descubierto a la mañana siguiente, constatando que los presuntos autores habían abandonado el hotel sobre las 5.30 de la mañana.
—Salta a la vista que la pareja actuó con gran profesionalidad, especialización y perfecta planificación en el robo —apunta el subinspector Urkidi como si recitara una lección de cuando estaba en la academia de Arkaute.
—Algo así. Lo que sí pudimos comprobar fue que ambos visitaron el restaurante hasta en tres ocasiones antes de perpetrar el robo para hacer un estudio previo del lugar.
—Es evidente que el robo no fue producto de una improvisación a lo largo de la cena. La pareja sabía a por lo que iba.
—Y tanto. Los gerentes del hotel sostuvieron que el robo tuvo que ser por encargo. De las 45 botellas sustraídas 38 eran reservas de Marqués de Cigoitia, el resto cuatro Heredad de Antoñana, dos Sierra de Beronia y, por último, la estrella de la bodega, el Ramírez de Arellano que os he comentado antes, adquirida en una subasta en Christie´s en el año 1969.
—Sin embargo, creo recordar que los sospechosos fueron arrestados junto a la frontera portuguesa con Galicia —apunta el subinspector Urkidi en su empeño de ganar puntos a toda costa y cuando sea delante del comisario.
—Exacto. ¿Y a qué no olvidáis gracias a quién? —pregunta Magredo al tiempo que luce la más amplia de sus sonrisas; si bien no podemos estar seguros que sea por simple vanidad o por el placer de ver cómo la sola exhibición de este vuelve a provocar en el rostro de la comisaria Murillo verdaderas ganas de resoplar.
—Esas dos personas, ciudadanos suizos residentes en Zurich, fueron detenidas junto al entonces todavía en funciones paso fronterizo de Tui-Valença tras un arduo trabajo de nuestros compañeros de la Ertzaintza en colaboración con agentes de Europol e Interpol, la policía fronteriza de Portugal y las agregadurías de Interior de España, Suiza y, por supuesto, también la portuguesa. Meses de investigación y coordinación entre cuerpos de distintos países que al final no llegaron a ningún puerto.
—¿Entonces cómo…? —pregunta Urkidi sin reparar en que la respuesta está ya en la media sonrisa dibujada en el rostro de su compañera.
—Pues porque al inspector Magredo, un chaval en aquella época –bromea el comisario con él mismo- tuvo una corazonada tras percatarse de que el camarero que atendió a la pareja lusa era gallego, de Cambados para ser exactos. Por lo que…
—Por lo que dedujo que si el camarero era gallego y la pareja portuguesa los tres debían estar compinchados a la fuerza –la inspectora Murillo decide terminar la frase del comisario procurando constatar en todo momento su escepticismo, cuando no ya verdadero cansancio, ante lo que aventura otra historieta de Magredo en las que se jacta como de costumbre de su acusado olfato policial.
—No se me pase de lista, inspectora, las cosas siempre son…
—…mucho más sencillas —Murillo vuelve a terminar la frase de su superior.
—Llevábamos medio año de investigación y cada vez que encontrábamos una pista sobre la pareja, por lo general tirando del archivo policial de la Europol para estos casos, e incluso del de los suizos en todo lo relacionado con residentes en su país de origen luso, siempre acabábamos pinchando en hueso. De modo que me dije que ya era hora de…
—…coger el toro por los cuernos —la inspectora Murillo poniendo a prueba la paciencia de su superior.
—Exacto –Magredo se toma su tiempo antes de apartar su mirada de la de su subalterna para continuar con su relato-. De modo que decidí echar mano del Suso, mi soplón en todo lo que tuviera que ver con el tráfico de cocaína desde Galicia al País Vasco. Supongo que ya os imaginaréis con qué motivo.
—…
—Ya veo, ya. Venga, ya sé que no estamos en horas de servicio; pero, un poquito de imaginación, por favor –Magredo se prepara para un largo silencio por parte de sus subordinados-. A ver, ¿qué tipo de clientes creéis que estarían dispuestos a pagar semejante dineral por un lote de botellas de vino robadas?
—Supongo que aquellos acostumbrados a derrochar el dinero en lujos que ostentar delante de otros de su misma calaña.
—Mafiosos rusos y por estilo –se apresura a añadir Urkidi para no quedarse una vez más a la zaga de su compañera.
—Solo que en aquellos años todavía no habían llegado los rusos a Marbella, ni siquiera la Mafia o la Camorra, al menos no del modo que lo harían mucho más tarde. Así que lo más parecido que había entonces en España eran…
—Los narcos gallegos —Murillo ya acostumbrada a terminar las frases de Magredo.
—Muy bien, inspectora, muy bien. De modo que se me ocurrió convencer al Suso, y aquí excuso explicar el cómo, para organizar la venta del vino robado entre sus contactos en el narco y la pareja de ladrones a través del sospechoso.
—¿Qué sospechoso? —pregunta Urkidi.
—El camarero gallego, por supuesto —contesta Magredo.
—¿De modo que el robo fue una sugerencia del camarero del Hotel a una pareja de ladrones profesionales con los que contactaría vaya a saber usted cómo o dónde?
—O a la inversa, inspectora, eso da igual. El caso es que, sin la colaboración del camarero, que fue el que de verdad proporcionó las llaves de la bodega al hombre, no habría sido posible el robo.
—Luego supongo que el Suso acabaría concertando la venta con los narcos y que en el momento de la entrega…
—… aparecimos una legión de agentes de casi todos los cuerpos policiales de la península para echarles el guante nada más atravesar la frontera en dirección a Villagarcía de Arousa –Magredo no puede sentir sino una profunda satisfacción tras ser él quien complete ahora la frase de su subordinada.
—Y todo ello gracias a la fabulosa intuición del inspector Magredo, el cual una vez más apostó su futuro profesional a la única baza, la de su intuición.
—Usted misma lo ha dicho, Murillo. ¿Cómo si no cree que he llegado a…
—…ser el comisario con más casos resueltos de toda la Policía Autónoma Vasca –Murillo disfruta siendo ella quien ponga fin al relato de Magredo.
—Venga, pasemos al comedor que se está haciendo tarde. Y como gracias a vosotros he podido disfrutar recordando aquel caso que tanta importancia tuvo luego para mi carrera profesional, creo que vamos a celebrarlo como no pude hacerlo entonces.
—¿Chuletón de kilo por cabeza? —pregunta Urkidi.
—También. Pero me refería más bien a tomarnos esa botella de Reserva Granja de Mazuri 1982, finca Atxalde.
—¿De verdad va a pagar…? –pregunta Murillo sin que el comisario le dé tiempo a terminar la frase.
—Por supuesto, la ocasión lo merece. ¿O no?
© Txema Arinas. Todos los derechos reservados
Berroztegieta, 27/07/2022
UDARA PARTEAN BAINATZEN EZ ZEN ATSOA
lunes, 25 de julio de 2022
ADORAR AL NIÑO
sábado, 16 de julio de 2022
DE VERDUGOS, VÍCTIMAS Y CARROÑEROS
Artículo para la revista LA PAJARERA MAGACINE: https://www.lapajareramagazine.com/de-verdugos-victimas-y-carroneros

Todos nos estremecimos, indignamos, soliviantamos, hace veinticinco años con el vil asesinato del concejal de Ermua del Partido Popular Miguel Ángel Blanco. Todos excepto, por supuesto, los más cerriles y desalmados de la Izquierda Aberltzale que lo concibieron como solían concebir todos y cada uno de los crímenes de ETA; una muesca más en la culata de la 9mm Parabellum con la que anotaban todas sus proezas en su guerra contra el
Estado y, por extensión, de todo aquel que no compartiera su proyecto totalitario de conseguir la independencia del País Vasconavarro a las bravas para a continuación establecer un estado socialista, ni qué decir que también a
las bravas. Con todo, el asesinato de Miguel Ángel Blanco estuvo envuelto en unas condiciones tan dramáticas e insoportables, un burdo chantaje al gobierno español presidido entonces por José María Aznar para que accediera a lo imposible, o el Gobierno acercaba los presos de la banda terrorista a las cárceles del País Vasco o ejecutarían a Blanco antes de las 16 horas del sábado 12, que incluso muchos de los simpatizantes de la izquierda abertzale,
y no pocos de sus cargos, empezando por uno de los concejales de HB en el ayuntamiento de Ermua, se atrevió por primera vez a levantar la voz contra las intenciones de ETA. Y una vez más ETA demostró que su única razón de ser
era, no solo intentar doblegar la voluntad del Estado Español mediante golpes de efecto como el de secuestrar a un inocente y amenazar con matarlo en un plazo mínimo a sabiendas de que así estaba condenado de antemano, sino sobre todo aterrorizar a toda la sociedad española y por extensión a la vasca, por mucho que a ellos les costase concebirlo e incluso entenderlo, por muy desquiciado que fuera su premisa según la cual todo aquel vasco que no
compartiese, no tanto sus métodos como sus objetivos, no podía serlo, al menos no de verdad, todo lo más un español entre ellos independientemente de su lugar de origen o su arraigo y amor o no por la tierra que los vio nacer, un botifler de aquí al lado.
De resultas una movilización popular como no se había visto antes, cuando los asesinatos de ETA se recibían con igual de rechazo y asco, sí, pero estaban tan a la orden del día, sucedían de la manera tan inesperada como
periódica a la que la banda nos había acostumbrado después de décadas de actividad criminal, que, como ocurre en la práctica totalidad de las sociedades sometidas a la violencia criminal, y aquí da igual si política como en Irlanda del Norte y Palestina, o exclusivamente mafiosa como en Sicilia, Medellín, norte de México o en cualquier otra parte, que la mayoría de la gente que vive el día a día juzgaba que, como la solución no estaba en sus manos, lo único que podían hacer es seguir con su vida procurando comprometerse lo menos posible más allá de expresar su rechazo en petit comité. Pero aquel día no, aquel día, y sí, para qué engañarnos y sobre todo incidir en ello con la intención de reprobar a la mayoría hasta entonces indiferente o solo silenciosa cuando ya deberíamos haber asimilado que la condición humana es la que es y que por lo tanto no hay nada más humano que responder ante las injusticias a golpe de emociones y no de sesudas reflexiones, miles de ciudadanos salieron a las calles a unirse al clamor contra los asesinos como nunca antes lo habían hecho. Simple y llanamente explotaron de indignación, porque ya no podían más, una cosa era levantarse con la noticia del asesinato de un inocente el día anterior en manos de los de siempre como parte de lo que ellos llamaban “el contencioso” y el resto de la sociedad lo entendía como una guerra tan sectaria como arbitraria de ETA y la izquierda abertzale contra todos los que no comulgaban con ellos, y otro muy distinto un desafió directo con insoportables tintes chulescos retransmitido en tiempo real.
Fueron unos días escalofriantes con emociones a flor de piel, en especial vividos desde el País Vasconavarro donde mucha gente se puso delante de los cómplices de los asesinos a pie de calle por primera vez. Días
de rabia contenida para no desencadenar un amago de guerra civil respondiendo a las provocaciones cargadas de la chulería y la inclemencia al uso de los que durante décadas se habían adueñado de parte del espacio público para imponer su ley ante la impotencia o conformismo de una mayoría, la cual, insisto, solo pretendía seguir con su vida como en cualquier otra parte.
Pero claro, décadas de condescender con los chulos de la izquierda abertzale, de transigir con la manipulación de la realidad de ETA y sus cómplices en prácticamente todo, a destacar aquello de arrogarse la voluntad del conjunto de
la sociedad vasca para justificar sus desmanes, y sobre todo de desayunar a diario con sus crímenes o ser víctima de ellas en cualquiera de las medidas posibles, acabaron aflorando un malestar, un hartazgo, que hasta aquel día
solo había estado contenido.
Más tarde llegó el Pacto de Lizarra con el que los nacionalistas vascos de casi todas las sensibilidades decidieron confabularse para impedir que la tempestad desencadenada por la indignación ante el asesinato del concejal de
Ermua en manos de ETA acabara con ellos equiparando su ideario a los objetivos de la banda terrorista. Un error estratégico que además desembocó en el Plan Ibarretxe, un intento esencialmente ventajista del entonces
lehendakari de acabar con el terrorismo etarra dejándole sin argumentos políticos, pues se suponía que ETA dejaría de matar una vez que el Estado Español aceptara el plan de marras en el que se reconocía el derecho a la
autodeterminación de ese concepto tan subjetivo y al menos todavía indefinido llamado Pueblo Vasco (¿Quiénes somos los vascos, cuántos somos, qué territorios estarían sujetos a un hipotético referendo de autodeterminación? ¿La Comunidad Autónoma Vasca por separado o esta junto con Navarra¿ ¿E Iparralde, el País Vascofrancés? ¿Y si una parte cualquiera de la CAV como Álava decidiera por mayoría descolgarse de una Euskadi independiente, asociada o como fuera?). Un error que solo sirvió para dividir todavía más la
sociedad vasconavarra y además ofreció en bandeja al otro nacionalismo en liza, el español agrupado en la mayoría de los partidos llamados constitucionalistas con el PP y el PSOE a la cabeza, la excusa para poder demonizar al nacionalismo vasco como cómplice necesario, por acción u omisión, de ETA, al fin y al cabo compartían los mismos objetivos aunque los tiempos o los modos fueran distintos. Dicho de otro modo, gracias a ETA el nacionalismo español tuvo la excusa perfecta para convencer a su afición de que cualquier reivindicación política, histórica o ya solo identitaria, por parte del nacionalismo vasco era hacerle el juego a ETA; nunca lo tuvieron tan a huevo
con el recuerdo, no ya solo del asesinato de Miguel Ángel Blanco, sino de todas y cada una de las víctimas de ETA siempre presente en la memoria de la mayoría de los ciudadanos españoles y vascos. No, porque no existe nada más
efectivo para conmover a una sociedad entera como el recuerdo de los asesinatos de cientos de inocentes con el único fin de imponer un proyecto político por muy legítimas, a la par que discutibles, que puedan ser sus motivaciones dentro de lo que sería un sano debate democrático siempre y cuando no exista el chantaje violento de por medio.
Y en eso estamos, porque lo ocurrido durante estos últimos días durante los actos de conmemoración del 25 aniversario del asesinato de Miguel Ángel Blanco, la plana mayor de la derecha española con el PP a la cabeza, no ha dudado en utilizar una vez más el recuerdo de dicha efeméride con el único propósito de arremeter contra el actual gobierno de la coalición formada por el PSOE y Unidas Podemos. Un gobierno sostenido por los votos en el Congreso de pequeños partidos periféricos como los independentistas de ERC o Bildu, para muchos los herederos putativos de la Herri Batasuna de la época de Miguel Ángel Blanco, es decir, aquellos que entonces no solo no condenaron su asesinato sino que además lo justificaron como una consecuencia más de su famoso “contencioso”. Ahora bien, ¿de verdad es Bildu la sucesora directa de la HB de entonces? Pues en buena parte sí, al menos en toda la que ocupa el partido SORTU dentro de la coalición de izquierdas y abertzale/nacionalista
vasca, es decir de partidos como Alternatiba, Aralar, Eusko Alkartasuna y un buen número de independientes que siempre condenaron la violencia etarra –condición que olvidan a propósito y de continuo todos los medios que hacen alusión a Bildu como si fuera algo monolítico con el único fin de apuntalar la idea de que sí, en efecto, es HB con otro nombre-. Es en SORTU donde militan de verdad Arnaldo Otegi y la práctica totalidad de los que ya lo hacían en Herri Batasuna o bajo cualquiera de las siglas que adoptó la izquierda abertzale proetarra para intentar burlar la Ley de Partidos de Garzón que ilegalizó a HB en su momento. Sin embargo, ¿es o no es SORTU un partido político que, ahora sí, cumple con todas las exigencias de dicha ley, entre ellas un rechazo expreso a los métodos violentos para conseguir sus objetivos políticos? Es evidente que sí porque acompaña a Bildu en el Congreso de los Diputados de Madrid, así como en cualquiera de las instituciones del País Vasconavarra en
las que incluso detentó en su momento las alcaldías de ciudades como Pamplona o San Sebastián, y hasta la misma Diputación Foral de Gipuzkoa.
Pero todavía más, ¿acaso Arnaldo Otegi, el líder indiscutible de SORTU y principal portavoz de BILDU, y eso a pesar del rechazo que pueda provocar en la mayoría de la opinión pública española por su pasado como miembro de ETA con su paso por la cárcel y sus años de connivencia con la banda siendo también el portavoz de la HB de entonces, no es el máximo responsable, junto con el socialista Jesús Eguiguren, de un largo proceso de paz al que le debemos el cese de la actividad armada de ETA tras darse cuenta de que ya ni siquiera los suyos estaban dispuestos a seguir secundando sus crímenes porque exigían un cambio total de estrategia. ¿Acaso Otegi no lamentó en su momento, si bien que a título personal, el asesinato de Miguel Ángel Blanco, y lo ha seguido haciendo ya de un modo legal o institucional como líder de Bildu, incluso con una declaración “solemne” en octubre de 2021 en el Palacio Ayete de San Sebastián donde expresaba en nombre de toda la izquierda abertzale su pesar y dolor por el sufrimiento padecido por las víctimas de ETA, que, ha afirmado,nunca debió haberse producido Luego ya se puede discutir si nos creemos la sinceridad de dicho pesar y dolor, si lo que de verdad se necesita no es tanto una condena del daño hecho por ETA como de la existencia misma de esta, si ese pesar y dolor se tiene que materializar en la colaboración de ETA y sus cómplices de entonces en la dilucidación del nutrido número de crímenes pendientes de resolver. Y también, también hay situaciones propiciadas por militantes o simpatizantes de SORTU que ofenden al conjunto de la sociedad como su participación, cuando no organización, en los famosos Ongi Etorris o recibimientos populares a los presos de ETA excarcelados al más genuino estilo de lo que solía ser la norma en el pasado.
Acciones que no son sino resabios de ese pasado todavía tan cercano y que solo demuestra lo obvio, que nadie se acuesta odiando a todos aquellos que no piensan como él y sobre todo simpatizando con una organización terrorista,
y se levanta al día siguiente demócrata de toda la vida. Por lo que aquí una vez más lo de la condición humana, no todos los antiguos militantes de la izquierda abertzale tradicional han avanzado al mismo tiempo, o llegado a las
mismas conclusiones, con la rapidez y sobre todo clarividencia que lo han llegado a hacer Otegi y otros, como que a la izquierda abertzale no le falta ahora su inevitable grupúsculo disidente de irreductibles al estilo del que le
salió al movimiento republicano irlandés en su momento tras el famoso Acuerdo de Viernes Santo de 1998 en la forma de ese IRA auténtico que empezó y terminó con el atentado mortal de Omagh. Sin embargo, no nos
confundamos, todo eso son consideraciones subjetivas de cada cual que nada tienen que ver con la realidad legal e institucional según la cual BILDU es una coalición política que concurre a las elecciones con todas las de la ley y ocupa escaños en el Congreso de los Diputados gracias al respaldo de más de doscientos mil ciudadanos cuyo voto vale lo mismo que el de cualquier otro.
Un partido legal con todo el derecho de acuerdo a sus estrategias e intereses políticos para sostener o no a un gobierno también elegido libre y democráticamente.
¿Entonces a qué viene esta deslegitimación del gobierno Sánchez por apoyarse en los votos de Bildu para sacar leyes adelante como la última de la Memoria Histórica? Pues antes que nada porque a la derecha española no le
interesa ninguna ley a favor de la Memoria Historia bajo ninguna de las formas posibles porque, aunque lo nieguen de palabra, con sus hechos demuestran de continuo que se sienten o reconocen como los herederos siquiera
sentimentales, ya sea por cuestiones familiares, nostálgicas-ideológicas o como sean, de la dictadura franquista, puede que ya solo de ese franquismo sociológico que comparte con Mayor Oreja aquello de “¿Por qué voy a tener
que condenar yo el franquismo si hubo muchas familias españolas que lo vivieron con naturalidad y normalidad? Era una situación de extraordinaria placidez.” Sin embargo, ahora tienen la excusa de los votos de Bildu, o lo que para ellos es lo mismo, o al menos intentan que así sea, los de los herederos de los cómplices de ETA, para arremeter contra el gobierno de Pedro Sánchez en su totalidad. Y sobre todo, tienen a gente como la hermana de Miguel Ángel Blanco para que, aprovechando un acto de conmemoración por el 25 aniversario del asesinato de este, se erija, en lugar de la voz más cercana e íntima del recuerdo de la víctima, en la portavoz del discurso político del Partido Popular para desacreditar ética y moralmente al legítimo gobierno de España por gobernar con los votos de un partido también legítimo como Bildu.
Un discurso que hace caso omiso, no ya solo de cualquier tipo de consideración legal, sino también a lo que durante décadas fue una reclamación de la mayoría de la ciudadanía vasca y que no era otra que la izquierda abertzale renunciara a su apoyo a la estrategia armada de ETA y apostara en exclusiva por las vías políticas para conseguir sus objetivos. El Partido Popular se carga simple y llanamente dicha reclamación histórica dando a entender que no hay propósito de enmienda posible por parte de la izquierda abertzale ya que ellos no están, ni estarán nunca, dispuestos a reconocer su legitimidad como agente político con el argumento de su responsabilidad o culpa moral es indeleble. Algo así como lo que acontecía con los conversos judíos, a los cuales no les bastaba con bautizarse
renunciando a su antigua fe, dado que el grueso de la sociedad española tampoco estaba dispuesta a reconocerles la sinceridad de su conversión, y de ese modo toda medida discriminatoria hacia ellos, toda merma de sus
derechos y libertades como ciudadanos, eran legítimas por parte de los cristianos viejos. Así pues, se diría que el Partido Popular y sus diferentes excreciones como Ciudadanos o Vox, parecen empeñados en hacer honor a
una de las tradiciones históricas más enraizadas en eso que se llama el imaginario colectivo español, me refiero a la intolerancia como principal guía de conducta en todo y en especial en lo público. Claro que, al igual que lo que
ocurría con los conversos judíos a los que se marginaba no tanto por prejuicios religiosos como por conveniencia por parte de los cristianos religiosos para evitar competir con ellos en muchos aspectos de la economía o la
administración, cada vez es más evidente que el PP pretende hacer otro tanto con fines exclusivamente partidistas. Y del mismo modo que antaño se aprovechaba la buena fe de la gente más humilde e ignorante para estigmatizar a los conversos judíos, ahora toca hacer otro tanto con todo lo relacionado con la izquierda abertzale, intentando convencer al conjunto de la sociedad española de que la sinceridad democrática de esta no lo es tanto,
que siguen siendo los mismos lobos bajo pieles de cordero. Eso y el recurso al sentimentalismo más burdo posible utilizando a víctimas a sueldo del partido como la hermana de Miguel Ángel Blanco con el único fin de propagar un discurso que apela en exclusiva a las emociones más básicas y no deja resquicio alguno a una visión más amplia de las cosas como aquella en la que cualquier persona con dos dedos de frente ve una España sin terrorismo
etarra y una izquierda abertzale reconvertida a la legalidad democrática. Eso y una sociedad vasconavarra en proceso de cauterización de sus heridas, lo cual en ningún momento significa que una parte de ella renuncie a sus
objetivos soberanistas bajo la forma que sea, tal y como parece que les gustaría a algunos como condición previa para aceptar dicha normalidad, sino más bien la aceptación del otro ya no como un enemigo sino como un simple
adversario, alguien con el que poder discutir de todo desde el respeto y sobre todo sin llegar a las manos, alguien con el que también disfrutar los logros que, pese a todo, hemos conseguido como sociedad tras décadas de violencia
desde un lado y otro. Pero claro, no parece que esto sea precisamente lo que a la derecha española, el PP en
particular, le interesa, ni reconciliación ni arrepentimiento por parte de los implicados en los desmanes del pasado,
todavía menos una sociedad vasca pacificada o reconciliada que no puedan exhibir como resultado de las políticas de los pérfidos nacionalismos vascos y otros enemigos de España. Ellos necesitan enemigos a toda costa para
enaltecer el pujo patriótico de su grey en el conjunto de España, allí donde saben que la razón no tiene lugar porque priman las pasiones más bajas, la España más rancia e intransigente concebible para la que todo cambio es una traición a esa idea sacrosanta y perversa de la unidad de destino en lo universal y en la que la democracia brilla por su ausencia porque con lo sagrado no hay posibilidad de discusión alguna. Por eso sacan a pasear sus
particulares santos y vírgenes en procesión cuando llega la temporada de las elecciones, para que la masa de creyentes renueve así su devoción por el chantaje emocional que hace imposible cualquier política que no favorezca los intereses del nacionalismo español más recalcitrante. De ese modo advierten de que cualquier contacto o connivencia con los que ellos acusan por principio de ser los herederos de ETA es pecado mortal o casi. Poco importa que eso mismo salga de la boca de uno de sus senadores y miembro de la ejecutiva
del actual candidato a la presidencia de España, Alberto Núñez Feijoo, me refiero, porque no puedo dejar de señalarlo, a Javier Maroto Aranzabal, el cual siendo alcalde de Vitoria-Gasteiz firmó repetidos acuerdos con EH Bildu para conseguir sacar adelante sus presupuestos cuando todavía ETA seguía
matando:No me tiemblan las piernas para llegar a acuerdos con nadie. Y creo que eso es bueno. Ojalá sucediese en más foros. Ojalá cundiese el ejemplo. Eso, por supuesto, antes de irse con los concejales “proetarras” de
vinos tal y como es bien sabido por todos los vitorianos.
De ese modo el PP y sus adláteres no han dudado en apropiarse de la memoria de las víctimas de ETA, relegando al olvido, por supuesto, a todas aquellas que haya podido originar la guerra sucia del Estado, como las del GAL y otras organizaciones criminales, o los casos perfectamente documentados de torturas por parte las fuerzas policiales del Estado, también aquellas del 11M que se negaron a secundar la teoría de la autoría de ETA que intentó extender el PP en un primer momento, e incluso arremetiendo contra aquellas que se han negado a seguirles el juego como en el caso de la viuda de Juan M. Jauregui, Maixabel Lasa. Una memoria a mayor gloria de los intereses electorales del PP, justo lo que achacan al resto de las partidos políticos y organizaciones civiles que reclaman que se repare la memoria de las víctimas de la represión franquista con la excusa de que solo lo hacen para crear división entre los españoles por puro revanchismo. En cualquier caso, nada que no se vea a la legua cuando se trata del PP porque para ellos siempre hay víctimas de primera y otras de segunda, eso ya a conveniencia.
Txema Arinas
Berrozti, 13/07/2022
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