jueves, 10 de septiembre de 2015

PETRA LAZSLO



Al fin de cuentas la periodista húngara, Petra Lazslo se llama la tipeja, no hace sino lo mismo que otros hacen de palabra: poner zancadillas y dar patadas a los refugiados. Sí, refugiados de una guerra, exactamente igual como lo fueron miles de españoles al final de la nuestra. Pero claro, será que doña Petra también ve en ellos un peligro para la civilización europea y cristiana. Será que la Petra cree que vienen para robar el trabajo a los europeos y de paso islamizar Europa; lo de huir de las bombas y un país en ruina pura anécdota... Será que ella es muy lista y piensa todo lo escrito anteriormente porque no se deja impresionar, convencer, por el discurso buenista de los izquierdistas de salón u ordenata, los cuales, a diferencia de ella que está al pie del cañón, del de su cámara en concreto, no saben con qué chusma estamos tratando, en concreto niñas o padres con su hijo en brazos que huyen de la policía para no ser hacinados en campos de internamiento como aquellos en los que los gabachos encerraron a los refugiados republicanos en su momento. Sí, sí, recordad, malditos, recordad: Gurs, Argelès-sur-Mer, Saint-Cyprien y Barcarès y todos los demás. 550.000 españoles que huyeron de la represión franquista, y fueron llevados a campos construidos a toda prisa cerca de la frontera, en forma de barracones o de zonas vigiladas bajo la intemperie, que no disponían de agua potable ni de las mínimas condiciones higiénicas, que apenas se les daba comida, y nunca se les ofreció agua potable ni ropa de abrigo o para refugiarse del viento. Muchos murieron de desnutrición, enfermedades diversas, durante torturas o asesinados. Y eso los que se salvaron de ser trasladados a los campos de exterminio nazis por las autoridades gabachas de Vichy. Porque entonces también, las Petra Lazslo de entonces con acento gabacho ponían zancadillas y daban patadas a la chusma roja que creían que iba a subvertir su modo "francés" de vida. Y de ahí también el Decreto Ley del 12 de noviembre de 1938 del gobierno francés presidido por Daladier, el cual mencionaba a los "extranjeros indeseables" y proponía la expulsión de todos ellos. En cualquier caso, y al igual que sus antecesores franceses, la Petra Lazslo ya se ha hecho su hueco en la Historia, en la de la infamia, claro.

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