jueves, 21 de febrero de 2019

LA NOVIA GITANA - CARMEN SOLA

Reseña publicada en SOLO NOVELA NEGRA https://punica.es/la-novia-gitana-resena/




Sinopsis:
«En Madrid se mata poco», le decía al joven subinspector Ángel Zárate su mentor en la policía; «pero cuando se mata, no tiene nada que envidiarle a ninguna ciudad del mundo», podría añadir la inspectora Elena Blanco, jefa de la Brigada de Análisis de Casos, un departamento creado para resolver los crímenes más complicados y abyectos.
Susana Macaya, de padre gitano pero educada como paya, desaparece tras su fiesta de despedida de soltera. El cadáver es encontrado dos días después en la Quinta de Vista Alegre del madrileño barrio de Carabanchel. Podría tratarse de un asesinato más, si no fuera por el hecho de que la víctima ha sido torturada siguiendo un ritual insólito y atroz, y de que su hermana Lara sufrió idéntica suerte siete años atrás, también en vísperas de su boda. El asesino de Lara cumple condena desde entonces, por lo que solo caben dos posibilidades: o alguien ha imitado sus métodos para matar a la hermana pequeña, o hay…
Reseña de TXEMA ARINAS: 
Creo de verdad que el éxito obtenido por esta novela del escritor o escritora que se esconde bajo el seudónimo es más que merecido. Sobre todo si tenemos en cuenta el precedente de otros éxitos dentro de este género tan maleado y concienzudamente impreciso que la mayoría de las veces, sospecho que por intereses editoriales, no sé sabe muy bien si es negro o policial. Me vienen a la cabeza varias trilogías que no pienso nombrar, cada cual que tire de su imaginación, con sus respectivos tres tochos, las cuales, parece ser, casi que reflotan por sí mismas a la correspondiente editorial, o cuanto menos les cierran los balances con sustanciosas ganancias. Sin embargo, servidor no puede dejar de sorprenderse por el éxito de estas trilogías, tan intencionadamente alargadas al más genuino estilo del best selleramericano, esto es, poco más que al peso, cuando más gordo el volumen más éxito. Sólo se puede explicar ese apego por los libros de seiscientas páginas hacia arriba en función del interés del lector de tener entre manos el mismo libro para un largo tiempo, para las vacaciones o algo así. Luego te metes entre líneas y, por lo menos a mí, me entra pánico a la vista de lo que me encuentro ahí, páginas y páginas prescindibles lo mires por donde lo mire. Lo dicho, un aluvión de páginas con el único propósito de suministrar al fan, que ya no lector, insustancialidad a raudales acerca de los personajes de los que se ha enamorado y de los que parece dispuesto a querer saber hasta el color de su ropa interior según el día de la semana. Y el caso es que funciona, el fanático de la trilogía en cuestión parece dispuesto a tragarse todo lo que contengan esas más seiscientas o setecientas páginas por mucho que se dilate la trama sin necesidad con datos completamente intrascendentes, documentación que cualquiera puede encontrar en la red o escenas más o menos escabrosas o subiditas de tono que ya todos nos hemos imaginado mil veces antes.
Pues bien, La novia gitana es todo lo contrario de este tipo de “novela cajón”. De hecho se me antoja el modelo perfecto para cualquier novela de su género. No sobra nada y a la vez lo tiene todo. Sobre todo ritmo, el que imprimen unos capítulos cortos en los que priman los diálogos y las descripciones necesarias, sin florituras literarias o documentación innecesaria. Carmen Mola va al grano porque tiene una trama con la que jugar al más genuino estilo del genero. De ese modo las situaciones se suceden una tras otra con los predecibles giros o vueltas de tuerca que hacen las delicias de los aficionados, siéndolo muchos de ellos, me temo, solo casi por saber hasta qué punto el autor le sorprende con ellos. Con todo, lo mejor la construcción del personaje de la inspectora Elena Blanco con todos los ingredientes de la novela negra o policiaca más clásica, esto es, un bicho raro en su oficio con su correspondiente bagaje personal de misterios a la espalda y una buena recua de peculiaridades para hacerla lo más atractiva posible. Es obvio que ahora les toca a ellas el protagonismo, de hecho desde hace ya tiempo, y eso no se puede negar que también es otro plus a añadir; ellas suelen ser mucho más interesantes, o cuanto menos poliédricas que se dice, en todo lo que atañe a la riqueza de su mundo personal, de su personalidad. Nosotros, ya se sabe, siempre tan simplones, siquiera como inspectores, detectives o lo que sea, las copas, los ligues, el fútbol y poco más; no se puede decir que los escritores clásicos de novelas negras hayan trazado un perfil muy atractivo a cuenta de nuestro género, no al menos visto desde nuestra época. Tampoco los personajes secundarios están faltos de su cuota de atractivo personal, claro que no, pero menos. Y luego lo de siempre, policías de todo tipo, más o menos taraditos, sañudos hasta ser carne de terapeuta, supuestos corruptos o no, quinquis de todo tipo con la puesta escena del clan gitano de rigor y toda la parafernalia de tópicos y contratópicos que los acompañan, picapleitos de echar de comer aparte, presidiarios de diverso pelaje y el consabido psicópata a averiguar. Porque la novela gira alrededor de dos crímenes harto peculiares y sobre todo tremebundos. Pero, no es cuestión de adelantar o revelar nada. Y que no se me olvide el escenario, ese Madrid contemporáneo del que poco más sabemos que eso, que es el Madrid que podríamos encontrarnos si los de provincias nos acercamos mañana para lo que sea, y a lo que hay añadir, aquí ya a modo de adelanto, cierta incursión en lo que podía ser la novela tremendista con trasfondo rural a lo Pascual Duarte de Cela, si bien aquí soy consciente de que exagero no poco.
Una trama primorosamente elaborada y con ingredientes del género tan típicos y tan bien descritos que en la práctica era imposible que no triunfara a poco hábil, y la autora lo es mucho, que fuera en su realización. La novia gitana no sólo es de esas novelas que, si te descuidas, se leen de un tirón, cuatrocientas páginas que no se hacen pesadas o prescindibles en ningún momento, y reitero que eso siempre en comparación con esas otras de éxito que he citado al principio, también lo es de las que enseguida te estás imaginado la película o la serie a medida que avanzas. Porque es tan atractiva en su género, tan efectiva, tan a un paso del guión de cine con ínfulas literarias, que no te cabe duda de que el éxito en pantalla está asegurado a poco que el director de turno haga tan bien su trabajo como ya lo ha hecho el novelista.
De hecho, sorprende tanto su realización como un final abierto que demuestra que el autor daba por hecho que habría una segunda, y puede que hasta una tercera, secuela. Algo así como si, ya puesto a malpensar, como si ese seudónimo de Carmen Mola lo que en realidad escondiera fuera un equipo de expertos confabulados por la editorial de turno para escribir la novela perfecta, de género, siempre de género. A decir verdad, y volviendo por tercera vez al principio, poco más habría que haber hecho que coger las últimas novelas de éxito del género, y en especial las trilogías referidas, y vaciarlas de todo lo que les sobra, soltar el lastre de la descripción para darse el pego, el dato innecesario a mano en la red, la escenita alargada o la reiteración hasta el hartazgo de lo que sea. Todo está tan medido que hay veces que hasta apabulla en su perfección.
De modo que sólo queda celebrar este muy notable artefacto, que le dicen ahora a la cosa de las novelas, de entretenimiento que es La novia gitana. Estoy convencido de que nadie se va a sentir defraudado cuando la lea si lo que busca es lo que parece ser que busca la inmensa mayoría de los lectores que frecuentan el género. Todos menos algún que otro romántico empedernido de esos que todavía creen que lo que distingue a una novela negra de una simplemente policial es que la resolución del crimen apenas es una excusa para hacer una relato más o menos crítico, incluso acerado, de una época, una sociedad, unos personajes y sus circunstancias. Pues esta no es el caso, para qué engañarnos, esta es una muy buena novela policial.
©Txema Arinas . 2019

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