En plena canícula, y casi que ya en vísperas de fiestas, cómo no me iba a llevar el subconsciente de vuelta a la infancia por las noches mezclando recuerdos de entonces y cosicas del ahora. Así pues, he soñado que volvía a los trece o catorce años cuando solía coger por las tardes, en el caso de que hiciera buen tiempo y no tocara pasarla en la biblioteca de la Florida echando risas con los Mortadelos, los Asterix, los Lucky Lukes e incluso los Tintines de todos los años, el autobús de Gamarra. Recuerdo que cogía el autobús justo al lado de donde esta hoy el Parlamento Vasco, y más en concreto donde estaba el kiosko donde me aprovisionaba de la palmera de la tarde, en mi caso de las de mermelada por encima o coco, me encanta el coco. Lo recuerdo y de verdad que ahora no sé por qué motivo si yo vivía en la Avenida, a saber si porque quedaba allí con mis primos de Adurza u otros para ir juntos hasta las piscinas, no lo sé. En cualquier caso, en el sueño recuerdo salir de casa con mi viejo gritando a mis espaldas: "¿Para qué cojones te he sacado el bono de Mendi?" Ya, pero es que a mí Mendi siempre me dio mucho por culo porque lo último que me apetecía en vacaciones era volver a encontrarme con la plana mayor de los de mi cole.
viernes, 26 de julio de 2024
PLAYAS DE INTERIOR
En el sueño de esta semana llegaba a Gamarra y aquello era una maravilla porque estaba petado de gente, ni más ni menos que como siempre. En cualquier caso, ideal para recrear la vista oteando féminas de todo tipo y condición. Lo normal en aquella pubertad que te obligaba a pasar la mayor parte del tiempo dentro del agua para disimular que casi siempre andabas empalmado. Ahora bien, en mi sueño de esta noche en paisanaje era de lo más variado, digamos que multicultural, multiétnico, multitonal y no sé que más pijadas woke, en comparación con el de mi primera adolescencia, donde lo más exótico solía ser la gente que venía del Alto Deba a pasar la tarde y que cuando les oías hablar en su inescrutable dialecto "occidental" te imaginabas a los indios recién llegados de sus reservas en la montaña, o algo así.
Empero, en mi sueño la vista se recreaba con gente de lo más variado, sudamericanas de todos los acentos, tonalidades y voluptuosidades, rubias del Este y blancas como mi mente en un examen de química, diosas de ébano que me hacían soñar con Tarzán protagonizando una película guarra, y también, e incluso sobre todo, cabilas enteras de féminas del otro lado de estrecho con sus hiyabs y sus bañadores islámicos, vamos, anti lascivia masculina, que ya te digo yo que si de verdad era para eso ya podían ir pensando en poner una denuncia al fabricante. En realidad nada muy diferente de lo que se puede encontrar uno hoy en día en las mismas piscinas; pero, que al crío de aquellos años no podía antojársele sino un oasis de multiculturalidad y tórrido exotismo estival de justo al lado de la siempre ensimismada, pacata y siempre desabrida Vitoria de entonces, y puede que en buena parte también todavía hoy en día, si bien que ni más ni menos que como la mayoría de las capitales de provincia con sus mismas hechuras o parecidas.
Todo un mundo por descubrir, y de ahí que para poder disfrutarlo con más detenimiento decidiera subirme hasta lo alto del tobogán, que decían olímpico, yo siempre he alucinado con estas chorradas, provocando un atasco a mis espaldas mientras esperaba que alguna de las chavalas a las que había echado el ojo se acercara lo suficiente hasta el tobogán con el propósito de lanzarme entonces a ver si con el susto conseguía entablar conversación o vete a saber qué, si para el mocoso que era yo que una de aquellas bellezas "racializadas" me mandara a tomar por culo ya era todo un logro; oye, por algo se empieza.
Y es entonces cuando, de repente, irrumpe en la piscina un grupo de tarados en bañador blandiendo rojigualdas y el brazo bien en alto.
- ¡FUERA MOROS DEL AGUA! ¡LAS PISCINAS PARA LOS ESPAÑOLES!
Pues te puedes creer que al rato reconozco entre los tarados, tanto al personaje de Martínez El Facha & CIA como al que lleva la voz cantante de la pandilla, el inefable Santiago Abascal con su perilla omeya y sus ademanes de Mussolini de provincia, casi que de comarca, de la de Ayala para ser exactos.
- ¡FUERA MOROS, SUDACAS Y NEGRATAS! - de la peña del Este no dice nada, y no será porque no destaquen de entre los nativos con sus melenas rubias, sus piernas interminables, sus... lo dejo, lo dejo; putos sueños de señoro.
- ¡VETE A TOMAR POR CULO, PAYASO! TÚ Y TUS COLEGUITAS DE MADRID YA ESTAÍS CORRIENDO HACIA EL EBRO SI NO QUERÉIS RECIBIR UNA BUENA SOMANTA DE HOSTIAS.
Entonces observo a mi alrededor que empiezan a levantarse la alegre y combativa muchachada de la tierra dispuesta a debatir el desacuerdo como se estila por estos pagos, vamos, a hostia limpia.
- ¿QUE NO TE HABIAMOS ECHADO DE AMURRIO O QUÉ HOSTIAS?
Y es justo en ese momento que Santi saca su famosa pistola del bañador, ya decía yo que demasiado bulto..., y pega un tiro que provoca una estampida general en la piscina.
- ¡ARRIBA ESPAÑA!
Yo ya me temo lo peor, en concreto que el primero que vaya a recibir un tiro sea yo por tenerme justo enfrente en lo alto del tobogán. Pero, quién se lo iba a imaginar, no sé dónde cojones ha salido, los sueños tienen estas cosas maravillosas y por eso me gustan tanto; pero, es apuntarme con las pistola y aparecer rodando a toda velocidad una de las barricas de la carrera que celebran los blusas y neskas de la ciudad todos los 25 de julio en su día. Una barrica desbocada que arroya al Santi, el Martínez y demás gentuza con sus trapos rojigualdos, sus pulseritas rojigualdas, sus sandalias rojigualdas, incluso sus bañadores también rojigualdos, en fin, con su todo rojigualdo. Heredad de Santiago Matamoros creo que ponía en la barrica.
El caso es que el espectáculo ha sido tan dantesco como divertido, todos al agua y así. Vamos, que es la primera vez que me he despertado de golpe, y de paso también a mi señora, prorrumpiendo en sonoras carcajadas. Así que vamos mejorando, de hecho en ningún momento he escrito que esto fuera una pesadilla, todo lo más un sueño y además de los buenos.
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