miércoles, 28 de abril de 2010

EN LA RATONERA




No obstante la última reseña,en los momentos previos al triunfo del Alzamiento en Álava, los que realmente pagaron la furia ultraderechista, intolerante, fanática, sanguinaria, aniquiladora y despiadada fueron personas de origen humilde por las que muy pocos "poderosos" habrían tenido incluso la opción de interceder ante sus verdugos. Según las investigaciones realizadas hasta enero de 1994, el número de asesinados en la provincia fue de 175, 48 de ellas residentes en la capital, una cifra mínima en comparación con lo sucedido en Navarra o La Rioja -sólo en Calahorra mataron a 169 y en Miranda de Ebro, donde hubo un campo de prisioneros republicanos,300-, pero que dado la pequeñez del territorio y el predominio absoluto de la derecha en el mismo, resultan bastante significativos e ilustrativos de lo que fue el genocidio al que nos referimos. Claro que también había que añadir a esta lista de muertos la de los encarcelados durante años, los represaliados o los castigos físicos de muchos republicanos tras la guerra.

Sea como fuera, lo que ahora me preocupa es señalar que las muertes de las tres personas citadas en la entrada anterior fueron una excepción entre las víctimas, las cuales fueron en gran parte gente de la clase trabajadora y colectivos muy destacados como el de los maestros, representantes de una ilustración que a los sublevados y sus acólitos poco más que les ponía los pelo de punta: como que les hablaban a sus vástagos de libertad, igualdad y fraternidad. ¿Era o no para matarlos a todos?

Entre las muertes violentas los hermanos Martínez Mendiluze citan la de los militantes de las Juventudes Socialistas Unificadas, Luis Rivero, y "Acero", anarquista de la CNT, capturado en las inmediaciones de Zambrana por los requetés, pescando en el Ebro con otros compañeros, todos asesinados. También hubo una mujer (en Navarra 30 y el La Rioja 17) Columba Fernández Doyague, llamada la "Chamorra" que fue ejecutada en las Conchas de Haro junto con los reclusos Casto Guzmán, Manuel Azcona, Ricardo Ibañez y Benedicto Luna. Parece ser que era simpatizante de la FAi y CNT y que había osado hacer proselitismo, además de muy idealista también debió serlo valiente pues consta haberse enfrentado a un guardia civil a caballo durante una carga contra una manifa. Igualmente asesinados fueron los dirigentes comunistas provinciales Daniel Diaz de Arcaya, Jesús Estrada Abalos, Manuel López García, David Mendizabal Ruiz y Victor Gutierrez González.

Fuera de la capital, adquiere especial rango de drama la situación de los maestros del campo alavés, pues siendo blanco destacado de la represión de los sublevados, los maestros alaveses se encontraron de repente en medio de un entorno que les era absolutamente hostil dada la hegemonía prácticamente absoluta del carlismo entre el campesinado y a merced por lo tanto del Requeté. De ese modo fueron asesinados durante los primeros días del Alzamiento los maestros de Zalduendo, Galarreta y Gordoa, Miguel Gil, Bernadino Domingo y Mauricio Rodríguez respectivamente. Los requetés de la comarca los condujeron a la sierra de Urbasa donde sus camaradas navarros habían empezado ya a dar matarile a centenas de alsasuarras y de otras localidades con fuerte implantación republicana con la saña especialmente cruel que caracterizó a la represión en Navarra. También sufrieron la misma suerte los maestros de Añastro y Santurde.

En Dordoniz, pequeña aldea treviñesa, fueron asesinados Jerónimo Ortiz, Jesús Velasco, Angel Corcuera Puelles y su hijo, parece ser que tras ser señalados por el cura del pueblo a una partida de requetés. También en Treviño los requetés mataron a los hermanos Ricardo y Alejandro Landa, y a otros dos hermanos, Fausto y Fortunato Arrieta. En Añastro y Treviño capital cayeron Vicente López y Luis Velasco Ortiz.

De la cárcel de Vitoria fueron sacados para matarlos los vecinos de Naclares de oCa Claudio Ruiz de Austri Pinedo y su hijo Domingo (el alcalde de Nanclares, ultraderechista era padre de la mujer de Claudio y hermano del padre de éste, esto es, Claudio era yerno y sobrino del alcalde que lo mandó detener), Aurelio Rodríguez, Deogracias Franco, Hipólito Ajamil, Francisco López Murga, Bonifacio Somaloma.

En Artomaña (Amurrio) los requetés mataron a Luis Pinedo Arberas y su hijo Gregorio, y a Gerardo Murga Larrakoetxea. De Zaitegi (Zigoitia) era Marcelino Iduya al que asesinaron por haber regresado de la zona roja adonde se había trasladado a comprar unas vacas. Lo mataton en un patio de convento. El padre Bores, superior del convento, protestó no por la muerte sino por el lugar en el que había sido perpetrada.

En Uzkiano de Urkabustaiz fue asesinado el deficiente Santiago Urrutikoetxea, todo un peligro. En el mismo ayuntamiento lo fueron Felipe y Florencio Otxoa Celaa de Oiardo.

Estas fueron sólo una pequeña porción de las víctimas esparcidas por el territorio que han sido identificadas, muchas no han podido serlo todavía. Por otro lado, se tratan de personas que al estallido de la guerra se vieron de repente solos y aislados en medio de un terreno hostil, incapaces de recurrir a la ayuda de sus correligionarios o amigos como en caso de muchos republicanos de Vitoria o de las villas más pobladas. Con todo, donde más se sintió el furor asesino de los franquistas fueron en lugares muy concretos de Álava donde antes de la guerra se habían destacado ciertas personalidades izquierdistas. Me refiero a Labastida y Maestu donde el anarquismo consiguió tener cierto predicamento en medio de un entorno absolutamente hostil, carlista para más señas. Merecen entrada aparte por varios motivos.

1 comentario:

  1. Cuanta sangre vertida inutilmente, de gente honrada y trabajadora fue indigno de un pais que se decia civilizado que verguenza para todos nosotros.yo conozco bien el contorno basco castellano y se que siempre han sido gente de bien.

    ResponderEliminar