miércoles, 6 de enero de 2010
En el solar de los Herrán
Ya en Salinas y tras comprobar que centro de interpretación de la sal estaba tan chapado como el museo de Sobrón, no quedó otra que conformarse con la visión del valle salado, precioso en toda su decadencia, apenas han restaurado unas pocas salinas y para qué más. Entonces recordé que hace un año en una reunión de la editorial de Astorga un escritor de la misma, Javier Rey de Sola, al enterarse de que servidor era de Vitoria, me comentó sus veranéos de la infancia en Salinas, en el mismísimo palacio de los Herrán de los que era descendiente. Asímismo, Rey de Sola nos contó (estaba con T) que hacía poco que los herederos, por lo que se ve una legión esparcida por toda la geografía española, lo habían vendido a un particular a cambio de veinte y muy pocos mllones, lo que a él tras el reparto le había dado poco más que para tomarse un chiquito y un pincho de tortilla. En fin, cosas de herencias y sus desvanencias, sea como fuere, e inducido por la curiosidad, buscamos el palacio en cuestión, y hete ahi que nos encontramos con el inmenso caserón deshabitado que aparece en la imagen, un precioso palacio barroco abandonado (si bien su origen debe ser renacentista pues fue mandado construir en 1695 por Pedro de Zambrana, administrador real de las Salinas, sirva ésto cono dato inútil-ilustrativo) y que por lo que se podía apreciar a través de los barrotes de las únicas ventanas no tapiadas aparece abonado al abandono y la ruina.
Pues ese es el estado del que segun el heredero de los Herrán iba para negocio hostelero del siglo, al tirón del turismo rural y en ese plan. Será que el comprador se ha encontrado con un presupuesto para las obras de restauración del palacio que no se esperaba, será la crisis que todo lo ha parado y en especial las aventuras inmobiliarias, pero allí estaba el viejo solar de los Herrán como símbolo de la decadencia de un linaje harto especial. Y es que los Herrán, como bien recuerda la interminable calle que recibe su nombre en Vitoria, no eran sólo uno de esos linajes nobles de la provincia que en su tiempo medraron y mucho en las cosas de la misma, que dirigían el cotarro de ésta en compañía de apenas media docena de otros de su mismo pelaje. Los Herrán destacaron más allá de su noble cuna, en especial por ser uno de los muy contados linajes nobiliarios alaveses que en lugar de entusiasmarse por el carlismo hegemónico entre los suyos se decantó por el bando liberal, sino más bien por la proyección alcanzada en su tiempo por dos de sus miembros más preclaros, Joaquin Herran y Ureta, y, muy en especial, Fermín Herrán Y Tejada. El tal Fermín, nacido en 1852 en Salinas, fue un abogado vitoriano que destacó como publicista, esto es, promotor de diversas publicaciones y actividades culturales en la entonces auto proclamada Atenas del Norte (auto proclamada porque en aquella época desde Bilbao hasta La Coruña, Santiago y Oviedo inclusive, se arrogaban el mismo título), una Vitoria liberal que duró lo que duró y ahí está el callejero a modo de recuerdo ignoto para la mayoría. El caso es que el tal Fermín se doctoró en derecho pero no llegó a ejercer la abogacía debido a su poderosa vocación literaria, la cual le llevó a los diecinueve años a publicar su primer trabajo -La cuestión de Gibraltar (1871)- y a los veintiuno a ingresar en la Academia de la Historia, el mismo año en el que editaba sus Estudios críticos del teatro español del s. XIX. Con todo, si por algo destacó este vástago de los Herrán fue por su actividad política, la cual evolucionó desde su liberalismo inicial, de cuna incluso, a un republicanismo que por la época era cosa poco más que de peligrosos radicales comecuras, eso en la Vitoria de antaño donde si no te encontrabas con un cura en cada esquina lo hacías con un tipo vestido poco más que de almirante y todo en ese plan. Y aún así, y sirva ésto como ejemplo de que la mala baba en su versión prensa ya viene de lejos, Fermín tuvo que defenderse de la acusación que le hicieron de carlista en un períódico local amparándose en el origen noble y rural de su familia, eso en una ciudad de límites tan estrechos donde todos se conocían y teniendo siempre presente que fue hecha al final de la segunda (o tercera según desde dónde se mire) guerra carlista, con lo que tenía de infamia a sabiendas. Tal fue así que tuvo que defenderse publicamente dejando bien claro sus simpatías:
"He tenido la honra de pertenecer al batallón de la milicia nacional de Vitoria todo el tiempo que ha durado la guerra; todos mis bienes o los de mi familia han estado en poder de los carlistas, y he sostenido en la prensa y en sitio de peligro la libertad. Además, sólo el apellido de mi familia, casi tengo el orgullo de creerlo, es una garantía de liberalismo en la provincia de Alava".
Por otro lado, uno de los aspectos más significativos de Fermín Herrán fue también su fuerismo en versión liberal, llegando a formar con su primo la Junta Fuerista Liberal tras la guerra y ante la amenaza que se cernía sobre el regimen foral por parte de las autoridades centrales tras la derrota definitiva del carlismo. Al mismo tiempo, Fermín fue un destacado vasquista que no sólo estudió y promovió todo lo relacionado con la historia y cultura del país, fundó la Revista de las Provincias Euskaras junto con otros destacados fueristas liberales alaveses como Becerro de Bengoa, Federico Baraibar, Julian Apraiz, Sotero Monteli o Ladislao de Velasco. También destacó en su defensa del euskera como patrimonio a conservar y promovió junto con el navarro Arturo Campión las catedras de euskera e Historia del País Vasco en los institutos de las cuatro capitales. Por último, resulta muy significativa su participación en la Asociación Euskara liderada por Campión, embrión de un protonacionalismo vasco al calor de la reinvindicación fuerista cuyos miembros eran en su inmensa mayoría navarros de tendencia liberal, en lo político y sobre todo en lo cultural y hasta profesional, y por lo tanto prácticamente urbana. Un protonacionalismo o como se quiera que nada tenía que ver con esa cosa que vino poco más tarde de la mano del tan iluminado como intelectualmente escaso de Arana, ese nacionalismo esencialmente vizcaino, bizkaitarra fue el adjetivo con el que se le conoció durante décadas, racista, integrista, ruralista y sobre todo ahistórico. Por si fuera poco, Fermín Herrán también fue un hombre conocido en su tiempo por su defensa de un feminismo que le llevó a simpatizar con la Pardo Bazan y un europeismo entusiasta que a sus coetáneos poco más que debía sonarles a chino. Fermín Herrán y Tejada murió el 26 de setiembre de 1908 en Bilbao, adonde se trasladó huyendo no sólo de los estropicios financieros y personales que le causó el fracaso del proyecto de construir el ferrocarril vasco-navarro que uniera Vitoria con Bilbao y Pamplona, sino también de una ciudad como Vitoria que tras la guerra fue expulsando de su seno a los individuos más activos y comprometidos con el progreso a medida que el conservadurismo y el crericalismo a machamartillo se iba imponiendo no ya como ideología sino incluso como forma de vida de una ciudad que en adelante lo sería poco más que de curas y militares.
Fíjate para lo que da una visita al solar de los Herrán.
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He de realizar alguna correción; las ventanas no están tapiadas, simplemente están cerradas con sus correspondientes contras y el Palacio no está abonado al abandono y la ruina. Es más se realizan labores de conservacion exteriores, como en los muros por ejemplo. En cuanto al dato económico, me abstengo de opinar.....
ResponderEliminarUn saludo. Un vecino.
Cuando tenia unos cinco años mis padres alquilaron una planta del palacio para pasar el verano.Tengo muy idealizado ese palacio y lo bien que lo pase en el.Dormia en un salón grande donde mi madre puso las camas,oiamos las lechuzas a la noche y salia por patas cuando mi hermano se escondia por todos los recovecos de la entrada y salia asustando.Tenia algun pasadizo en el interior y la gente de alli era muy maja.Es una pena que lo hayan dejado perderse.Un saludo
ResponderEliminarPasadizo en el interior del Palacio ?? Recuerdas en que parte ?? Un saludo.
EliminarHabia olvidado entrar otra vez en esta pagina.Veras cuando yo estuve de pequeña tambien estuvieron una chica que debia ser hija de algun heredero y sus amigas.Pues veras un dia llamaron gritando diciendo que habian encontrado un hueco y que no se atrevian a entrar por el.Mi padre fue con ellas y llegaba a un ventanuco por el que se veia el pueblo.Se habia quedado atascada una lechuza y se habia momificado y ellas estaban cagadas de miedo.Intentare que mi madre recuerde por donde era.Ademas comentaban que habia por el huerto algun pasaje que salia a la entrada del pueblo pero eso ya ni idea.Si recuerdo algo mas escribire.Por cierto me acuerdo de una cria que se llamaba visi y que los padres tenian comercio no se si seguiran alli.un saludo
EliminarTe voy a dar mi mail para, si te parece oportuno, poder seguir manteniendo conversación: andoyu9@hotmail.com
EliminarGracias. Un saludo