domingo, 28 de febrero de 2021

INTXAURRONDO, LA SOMBRA DEL NOGAL - ION ARRETXE

 


Las revelaciones en prensa de estos días sobre la muerte de Mikel Zabaltza, así como las de Lasa y Zabala, aparte de remover los recuerdos de aquellos años convulsos, también me han recordado que reseñé en su momento para la revista Solo Novela Negra el libro del fallecido Ion Arretxe, "Intxaurrondo, la sombra del nogal", donde contaba su experiencia no muy lejos del cuarto, o lo que fuera, donde se encontraba el autobusero navarro en semejantes circunstancias. No he encontrado la reseña en el archivo de la revista junto al resto de las mías, será que no era lo suficientemente negra o yo qué sé; pero, por suerte, todo lo guardo en mi blog, que para eso está y no para otra cosa.

(Reseña publicada en SOLO NOVELA NEGRA el 5 de Julio de 2017)


Estoy convencido de que si la novela que nos ocupa hubiera tratado, respetando su planteamiento en todo lo demás, de la historia de un maquis de los montes de León detenido y torturado en un cuartelillo de la Guardia Civil franquista mientras nos cuenta su vida en ráfagas de lirismo y sarcasmo –algo así como lo que hizo Ramiro Pinilla con su Antonio B. el RusoCiudadano de tercera) o de un quinqui de un barrio suburbial madrileño durante los años inmediatos a la Transición en manos de los maderos, uno de esos que aparecen en las novelas de Paco Gómez Escribano, e incluso de un militante de cualquiera de los grupúsculos marxistas-trotskistas-maoístas o lo que fuera aquello que llamaban la oposición antifranquista, interrogado en los bajos  Dirección General de Seguridad (DGS), digamos que aprovechando el predicamento que tiene la lucha antifranquista de un tiempo a esta parte en la literatura española, la novela habría obtenido el aplauso unánime de la crítica literaria por la originalidad de su planteamiento más allá de los estrechos márgenes al uso de la novela negra con su inspector al uso resolviendo un caso mil veces antes leído con distintos nombre y escenarios. Vamos, premio asegurado de la crítica durante la Semana Negra de Gijón. Más aun, ningún aficionado a la novela negra habría dejado de babear, otorgándole al libro la condición incontestable de clásico, ante una historia con el planteamiento y la resolución de la que nos ocupa si cualquiera de los autores clásicos del Olimpo de la novela negra norteamericana, Chandler, Hammett, Connely, Ellroy, Mosley, etc., hubieran escrito algo parecido con un supuesto miembro de la mafia italoamericana o un militantes de cualquier asociación de Defensa de los Derechos Civiles, puede que hasta un hipotético miembro de las Panteras Negras, en manos de la correspondiente y corrupta policía metropolitana.
Empero, la novela de Ion Arretxe Gutiérrez (Renteria, 1964) es el testimonio novelizado  de  lo vivido  tras noche del 26 de noviembre de 1985 cuando la Guardia Civil le detuvo en su casa en Rentería, acusado de pertenecer a un comando de ETA, y le aplicaron la ley antiterrorista a la vez que a otros tres detenidos, entre ellos el navarro Mikel Zabalza, el cual resultó muerto como consecuencia de las torturas recibidas. Llegados a ese punto resulta casi imposible que una novela que habla de las torturas a las que unos miembros de la Guardia Civil sometieron a un sospechoso de pertenencia a banda armada, a ETA militar para no andarnos con rodeos, pudiera tener, no ya éxito, eso por descontando, sino incluso la más mínima atención por parte de la crítica que determina qué novela negra merece atención y cual no, incluso qué novela es negra y cual no. No porque el trasfondo de la novela es demasiado peliagudo. Por un lado está el tabú acerca de todo lo relacionado con ETA, el relato oficialmente establecido de que la lucha contra la organización criminal ha sido el triunfo de la democracia sobre el fanatismo totalitario de ETA y sus acólitos, que todo ello se llevó a cabo cumpliendo exquisitamente con todas las leyes y garantía de un estado democrático como el nuestro. De ese modo, cómo poner en tela de juicio ese mantra extendido con profusión para consumo del ciudadano español de a pie, de que las torturas a miembros de ETA o, como en el caso de Arretxe, de cualquier otro del que se sospechara en un principio de su vinculación a la organización terrorista, de cualquiera que estuviera en el lugar equivocado o que se equivocaran con su nombre o descripción, son un puro cuento de los terroristas, parte de su estrategia para ensuciar el buen nombre de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. La tortura simple y llanamente no ha existido porque así se han encargado de hacerlo saber al pueblo español sus gobernantes con la inestimable colaboración de la llamada prensa “seria” en pleno. Otra cosa es que año tras año los informes de Amnistía Internacional, y más de una condena del Tribunal de Estrasburgo (esas que luego son silenciadas por las prensa española o rebatidas como si la justicia europea estuviera también del lado de ETA), dijeran/digan y detallaran/detallen todo lo contrario hasta nuestros días (ahora con ETA en el estercolero de la Historia son los inmigrantes y otros colectivos desfavorecidos las principales víctimas de las torturas o malos tratos policiales, con los Mossos llevándose la palma, por cierto); pero, bueno, se  supone que se habrían dejado engañar por los amigos de los terroristas, qué si no, eso o que frecuentaban sus ambientes, así que se jodan, piensa el común de los ciudadanos, ese para el que todo es ETA con sólo oír a alguien hablar en euskera o un nombre como Garikotiz, Harkaitz, Agurtzane y por el estilo.
De modo que mejor aparcar el tema porque nadie te va a creer. Peor aún, tú menciona lo de las torturas en manos de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, y poca importa todo lo que hayas hecho, dicho o escrito en contra de ETA y los que la jaleaban y ayudaban, incluso que estos hayan estado a punto de partirte la crisma en varias ocasiones. Si lo haces el listo de turno, ese que hace suya por principio o inercia todos los lugares comunes de la manada, enseguida te colgará el sambenito de proetarra. Así son las cosas, siquiera por lo que respecta a la experiencia de este humilde opinador con todas sus taras a cuestas, con la mayoría de los ciudadanos españoles, los cuales me temo que coinciden, si no en su mayoría, sí en buena parte, con esos que dice Rajoy que conforman la mayoría ciudadana que no monta bulla, no cuestiona  nada, se queda en su casa a verlas venir y que, faltaría más, merece todo su respeto.
Por suerte no son todos y siempre queda y quedará una minoría dispuesta a ir más allá de las verdades oficiales. Más allá también del prejuicio. Porque sí, servidor entiende y comparte perfectamente el rechazo instintivo que provoca todo lo relacionado con una organización criminal como ETA, el asco infinito que provocan sus crímenes, sus asesinatos sectarios, su pretensión de alcanzar unos objetivos políticos mediante el uso exclusivo de la violencia y sobre todo por encima de la voluntad del resto de sus conciudadanos. Sin embargo, hay que ser muy simple, o acaso muy cínico, para tragarse el cuento de que la lucha antiterrorista en el País Vasco fue el resultado exclusivo del buen hacer policial respetando la legalidad democrática y, ya para rizar el rizo, los derechos humanos. Sólo hay que plantearse, a poco honrado intelectualmente que sea uno, por qué duró tanto, más de cuarenta años con sus más de novecientos muertos de uno u otro signo, de ETA en su mayoría, sí. Cómo es posible que buena parte de la sociedad vasca no viera con malos ojos la actividad criminal de ETA y estuviera dispuesta a mirar hacia otro lado durante tantas décadas, siquiera cuando los que caían eran mayormente uniformados de cualquiera de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Y claro que no lo justifico, nunca lo he hecho, sino más bien todo lo contrario, me he expresado y expuesto, de palabra hablada y escrita, durante muchos años de movilizaciones, en contra de ETA y los que la jaleaban y ayudaban, mucho antes incluso de que hacerlo fuera lo normal, lo que se esperaba de cualquier persona de bien. Así pues, el que pretenda ver en mis palabras simpatía alguna, o justificación, por los crímenes de ETA sólo lo puede hacer de mala fe, esto es, a sabiendas de que miente para seguir defendiendo esa visión en blanco y negro, por otra parte tan al estilo de la ya canonizada Patria de Fernando Aramburu, en la que los claroscuros brillan por su ausencia dado que cuestionan la verdad oficial, y sobre todo la visión absolutamente prejuiciada y parcial de su autor en todo lo que no tiene que ver directamente con la actividad criminal de los terroristas. Lo que digo es que el relato de Ion Arretxe acerca al lector una realidad vivida en su propia carne, por lo general hurtada para el gran público, en la que los modos de actuar de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado no eran precisamente todo lo exquisitos que se nos ha querido vender desde los respectivos gobiernos españoles y sus voceros mediáticos.  Una realidad en la que la represión contra buena parte de la juventud vasca durante los años 80 y 90, los llamados Años de Plomo, era la norma, sin reparar si tenían que ver o no de verdad con ETA y sus objetivos, en la convicción, posteriormente institucionalizada por un tal Garzón con su “todo es ETA”, de que todos aquellos que participaban en actividades no sólo políticas, sino también culturales (música, teatro, fanzines, euskera, folklore…) o simplemente de ocio (a destacar los grupos de montaña) eran sospechosos por principio.
“En Euskal Herria, todo el mundo, hasta los niños más pequeños, nos sabemos la historia del poli bueno y el poli malo. Y no precisamente porque nos la cuenten en las ikastolas. Yo nunca fui a una ikastola y la sé.
La sabemos porque quien más, quien menos, hemos tenido un vecino, un conocido, un amigo, un primo, o un nosotros mismos, que ha sido detenido y torturado.”
Intxaurrondo. La Sombra del Nogal – Ion Arretxe
Eso es lo que explica el relato de Ion Arretxe, dejando a un lado el de las torturas y malos tratos a los que fue sometido por los miembros de la Guardia Civil, varios de los cuales fueron posteriormente condenados por su participación en el GAL, entre ellos, o mejor dicho a la cabeza de todos ellos, ni más ni menos que un general de la G.C como Rodríguez Galindo, el que le retorció “democráticamente” los cojones a Arretxe en Intxaurrondo –tranquilos, de los 71 años de prisión a los que fue condenado por secuestro y asesinato sólo cumplió, también “democráticamente”, cuatro-. Arretxe habla del ambiente que se respiraba en el País Vasco durante los años ochenta, de cómo la juventud se sentía atraída por la supuesta épica etarra, ya fuera siguiendo la estela de sus mayores o por su rechazo, odio en muchos casos, a la acción de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado (no olvidemos que Arretxe nació y creció en Renteria, localidad que en el año 1978 fue ocupada por una brigada la Policía Armada al mando de un capitán, la cual procedió a arrasar establecimientos públicos y domicilios privados del pueblo, rompiendo decenas de cristaleras de comercios y llevándose objetos expuestos en los escaparates para luego arrojarlos desde sus vehículos en marcha; una práctica no precisamente aislada en aquellos años de plomo) y todo ello aunque ya entonces se empezara a recelar y hasta criticar sus métodos, de los estragos de la droga entre tantos y tantos jóvenes en su momento tan “alegres y combativos”, también del hartazgo que todo esto inspiraba a gente que, como él mismo, tenía otras inquietudes, en su caso artísticas –Arretxe ha sido un reconocido escenógrafo e ilustrador hasta su reciente muerte a causa de un fulminante cáncer del pulmón- más allá de poner barricadas o tirar piedras a las lecheras de los Cuerpos y…
Así pues, nos encontramos ante una novela negra en su expresión más dura, la que nos habla de lo más negro de una parte de nuestra sociedad, de nuestra historia, eso de lo que nadie quiere ver u oír, y menos hablar, y que el género saca a la superficie sin importarle las ampollas que pueda levantar. Porque esa y no otra es la función que hace grande de verdad el género, que lo hace molesto, que lo justifica. Sí, una novela negra aunque este caso no tenga de protagonistas a un detective de la Benemérita y su compañera resolviendo casos como por arte de birlibirloque, aunque dudo mucho el cuerpo en cuestión le vaya a otorgar medalla alguna a su autor. No por nada esta historia ha sido publicada por la editorial especializada en el género Garaje Negro.
Nada más negro que lo que cuenta Arretxe. Y además cómo lo cuenta, con tanta precisión barojiana, también llamada economía de palabras o eficacia en la elección de estas, como con esas ráfagas indistintamente de lírica y sorna a las que me refería al principio y que ayudan, tanto a aligerar la sordidez que rodea toda la historia, como a vislumbrar el absurdo que siempre subyace en cualquiera de las expresiones de crueldad gratuita con las que los humanos arremeten unos contra otros más allá de los acentos o las banderas de turno.
“Me sujetaban con todas sus fuerzas para que no me escurriera hacia delante, y con un pequeño tirón hacia atrás, me sacaban del barreño cuando creían conveniente.
-¡Yo no sé nada! ¡No sé nada! –gritaba con desesperación.
-Pero si todavía no te hemos hecho ninguna pregunta –dijo uno de ellos.
-¡Yo no soy de ETA!
Sin tiempo de coger aire, ya estaba otra vez en el agua.
Lo pasé fatal.
Me sacaron de nuevo. Entre espasmos y eructos vomité todo lo que tenía dentro.
-Pero mira cómo beben los peces en el río –cantaba uno de ellos.
Intxaurrondo. La Sombra del Nogal – Ion Arretxe

Por Txema Arinas – Junio 2017


LO DE LOS ÚLTIMOS DÍAS


A veces no consigo discernir si sueño, tengo pesadillas, o sólo son recuerdos. De cualquier modo, estaba de vuelta en Senegal con L y J. Íbamos a visitar una población en medio de los manglares para no sé qué fiesta tradicional con mucho baile y balafón, que es como el txistu o la gaita del lugar pero en tropical. La lancha que nos llevaba hasta el poblado en cuestión no podía alcanzar la orilla por culpa del calado. Así pues, teníamos que saltar de la lancha unos cuantos metros antes y llegar andado hasta la orilla. Momento en el que al amigo J casi le da un pasmo porque había leído en la guía que prevenía de todos los peligros de aquel rincón africano, que había que procurar evitar meterse en las aguas de los manglares porque estaban repletas de todo tipo de parásitos.

-¿En serio vamos a ir andando hasta la orilla? En la guía dice que es precisamente en el contacto de la piel con el agua de los ríos, lagos o manglares, donde suele picar el dengue con más facilidad.

-Tú mismo. O le convences al barquero para que te acerque hasta la orilla a arricotes (a hombros) o que te lleve de vuelta por donde hemos venido - no sé si L o yo.

-¡Hostia puta! ¿Pero no nos vacunamos de la malaria antes de venir? - lo mismo, cualquiera de los dos.

Ya en la habitación del bugalow, o lo que fuera aquello, otra vez J:

-¿Pero vamos a dormir en una hamaca?

- Sí, y con mosquitera para que no nos piquen los bichos.

- No sé yo sí...

-Mira, vamos a hacer una cosa. Que cada cual saque su botella de whisky, pacharán o lo que sea que se haya traído de extranjis desde casa, nos las llevamos a la fiesta, nos la bebemos y que le den por el culo al anófeles de los cojones.

- Mejor sacamos dos botellas cada uno y así compartimos con la gente del pueblo.

Unas horas más tarde, tras asistir al espectáculo para turistas, hecho nuestros pinitos en los bailes regionales de la zona, bebido y compartido cada cual su botella con los colegas que nos invitaron a cenar ostras de los manglares asadas sobre unas hogueras junto a la orilla, tras haberlo dado todo al lado de unas diosas de ébano sobre la pista de una sala de fiestas a la que nos habían llevado no me acuerdo muy bien quién y cómo, amanecimos cada cual sobre la mosquitera, alguno incluso durmió toda la noche al raso.

- Ay, ay, ay.

-¿Qué te pasa, J?

- Me siento mal, muy mal, creo que he pillado...

- ¿Qué, qué, el que? -yo y L al unísono.

- No sé, pero no veo por este ojo y apenas oigo por este oído.

- "Amos" hombre, no nos jodas...

- En serio, necesito un médico.

Luego tampoco recuerdo muy bien cómo abandonamos aquel poblado y conseguimos llegar lo más rápido posible a la urbanización turística adonde nos habían dirigido los del seguro médico por teléfono. No había ni un alma en aquel campo de concentración para turistas. Por suerte, pudimos encontrar la enfermería donde se suponía que nos atendería el doctor Karim no sé qué hostias.

- Bonsoir. Notre ami dit qu'il voit pas d´un œil et entend pas d´une oreille. Il pense avoir été mordu par un insecte.

Nuestro gozo en un pozo, porque el senegalés de casi dos metros que nos había recibido con la más amplia de las sonrisas y trasmitido la confianza necesaria para tranquilizar a nuestro con su aplomo, resulto que era el enfernero del médico libanés que en ese momento aparecía en la consulta mascullando no sé sabe bien qué maldiciones en árabe y dando bandazos para llegar hasta la vitrina donde tenía su utillaje médico.

- ¿Pero? ¡Este hombre está borracho! -dijo J y, por lo que se ve, le entendió hasta el enfermero sin saber una palabra en español.

- Es lo que hay...

Luego ya, tras sujetar a nuestro colega para que no abandonara la consulta, y tras convencernos el enfermero de que no nos preocupáramos, que ya se encargaría él de supervisar al doctor, ni más ni menos que como solía ser lo habitual, según nos confesó, empezó uno de los diálogos más absurdos en los que he participado nunca. El médico libanés soltaba una parrafada en un dialecto ebrio del francés que me resultaba incomprensible mezclado con juramentos semíticos, el enfermero senegalés me lo traducía al francés internacional con algún que otro comentario en woolof para el cuello de su camisa, yo en castellano al amigo J y éste siempre me respondía.

- ¿Queeeé? No oigo nada, me estoy quedando sordo también del otro oído.

- Venga ya, no me jodas. Pero, ¿por lo menos ves los gestos que te hace el enfermero?

- No sé, entre que solo veo de un ojo y por el otro todo negro...

- J, mecaondíos, no te pongas políticamente incorrecto que no estamos para muchas hostias. Eso y que lo tuyo fijo que es una otitis.

- Te juro que lo veo todo negro, muy negro...

Y ya luego desperté. O no, quizás me levante del sofá donde escucho música mientras trasegaba una botella de Luís Alegre del año, maceración carbónica, muy aromático, afrutado, aunque para mi gusto demasiado sedoso, sin ese toque de aguja tan característico de los cosecheros de mi tierra, casi más para paladares de fuera, no sé, igual esa era la pesadilla y no la otra, quién sabe.




 Leo que el congreso de Países Bajos condena la represión ejercida por China contra los uigures, la minoría musulmana, calificándola como genocidio. Al instante me acuerdo también del escándalo, calificado sin precedentes, por el fraude efectuado contra 26.000 familias, la mayoría de origen emigrante, que recibían el subsidio oficial destinado al cuidado externo de los hijos hasta que estos alcanzan los 12 años de edad.


Entonces no puedo evitar hacer una asociación de ideas en mi muy prejuiciada cabeza entre esos individuos autotitulados de izquierda, tipo "divina" o "izquierda caviar", siempre dispuestos a apuntarse a todas las causas habidas y por haber con tal de que salgan en prensa, esto es, que vistan bien de cara a la galería; pero, sobre todo, lejos de su casa. Sí, cuando más lejos mucho mejor, más aparente y sobre todo seguro; no vaya a ser que que luego se le ocurra a alguien mirar a su alrededor y les dé por señalar que su empleado del hogar no tiene papeles ni contrato, o que mandan a sus hijos a un colegio privado de presunto relumbrón donde apenas hay inmigrantes, no vayan a retrasar a los suyos, ellos siempre tan a favor de lo público y bla, bla, bla.

Porque no, no existe una democracia perfecta y la de los Países Bajos tampoco lo es por mucha solera que tenga. Ahora bien, también es justo reconocer que cuando suceden cosas como la del fraude antes mencionado, el parlamento al completo lo denuncia en cuanto tiene conocimiento y el gobierno corre a pedir perdón y prometer enmendar la plana a quien haya que enmendársela y, sobre todo, resarcir a los perjudicados.

Porque no hay democracias perfectas, claro que no. Lo que hay son democracias más perfectas que otras, siquiera con más experiencia o reflejos para enmendarse lo antes y mejor posible. En cambio, lo que sí hay es una escala de perfección democrática que va desde la consolidada y acreditada democracia holandesa, así como las escandinavas, con todas las pegas que se les pueda poner, en lo más alto del ranking, a esas otras en lo más bajo, democracias poco más que aparentes, para cumplir el expediente de cara al exterior y para de contar, como la turca o la rusa, y un montón de términos medios, unas más arriba y otras más abajo, en las que ya luego cada cual que ponga donde le corresponda esa otra que todos tenemos en mente en este mismo momento.


Veía el acto de "celebración" del fracaso del 23F organizado a mayor gloria del (re)blanqueo de la imagen de emérito, y, yo, que soy un tipejo mal pensado de cuidado, me acordaba de ese peliculón que vi de chaval, Becket, con dos de los mejores actores de todos los tiempos, Peter O'Toole y Richard Burton. Me acordaba, en concreto, de la escena en la que el rey Enrique II exclama desesperado delante del general Armada..., perdón, de sus nobles normandos: «¿Nadie me librará de Suárez...- perdón, perdón de nuevo- de este sacerdote entrometido?».



-JA, JA, JA. ¡Y ahora resulta que el peligro número uno en España es un rapero broncas y bocazas!

-JA, JA, JA ¡Y tú aquí descojonándote de todos!

-Porque me sale de los huevos. Si quisiera podría volver cuando me diera la gana y seguro que todavía me hacían la ola los mismos que aplauden que encierren a ese puto payaso por cagarse en mis muertos, hacer apología de grupos terroristas que ya no existen o no sé qué mierda de altercados públicos.

-JA, JA, JA. Ya te digo, una verdadera amenaza para tu reino.

-Calla, calla, que también dicen que es un machista de tomo y lomo que trata de zorras a todas las que le llevan la contraria.

-JA, JA, JA. No como tú, que siempre has sido todo un caballero con las damas.

-Lo mío me ha costado. Bueno, a mí no, al Estado...

-JA, JA, JA. ¡Eres la hostia, Juancar! Y eso sin tener que lapidar o cortarle el cuello a nadie en mitad de una plaza pública.

-JA, JA, JA. Oye, en su casa cada cual su orden y su ley.

-JA, JA, JA. Sí, hermano, sí, cada cual a su manera.

-Pues eso, todo atado y bien atado.

AZKEN EGUNOTAKOA


- Eta zu, Gestas, zerk ekarri zaitu honaino?

- Jerusalengo taberna batean nengoela erromatar legionario hordi batzuekin liskar bat izan nuen.

-Eta?

- Erromatar Inperioaren kontrako atentatu bat leporatu didate.

- Eta zu, Dimas, zer dela eta?

- "Erromatar legionario guztiak putaner hutsak dira" zioen pintada bat egiten harrapatu ninduten.

- Eta zu, Jesus? - ustezko bi lapurrak batera.

- Ni? Jaungoikoaren semea naizela aldarrikatzeagatik...

- Benetan? Gurea guztiz ulertzekoa da, baina zurea? - dio Dimasek.

- Ez dago eskubiderik, diktadura baten menpean bizi garela ematen du - dio Gestasek.

- Badakizue, aspaldi honetan adierazpen askatasuna dexente murriztu dute eta...

-Nork esango, Erromatar Inperioa hain zibilizazio handia, "betea", izanda, ezta?

- Gestas... galbidean jarriko gaituzu!

* Honako albiste honen harira...
https://www.argia.eus/.../all-pitufos-are-bastards...




2011 urtean argitaratutako BORREROAK BADITU MILAKA AURPEGI Booktegi weborrian eskuragarri edonorentzat. Hori izan da gaur goizean Euskadi Irratiko Faktoria saioan aspaldi idatzi nuen nobelatxo hoben kontura aipatutakoa:

"Eleberri honen nondik norakoak ETAren ekintz ezin zitalago batean parte hartu zuen preso ohi batenak dira. Protagonista-narratzaileak aldez aurretik ezagutzen ez duen neska batekin amodiozko istorio zoro eta ustekabeko bat bizi izango du noren alaba den asmatu arte…"




-Zer izan zen gehien erakarri zintuena bera ikusi zenuen lehendabizian?
-Bere ezpain mamitsuak nire oilarra jateko ezin aproposagoak...
-Benetan?
-Bai zera? Erreparatu nion lehenengoa FFP1 ala FFP2 bat jantzita eraman beharrean FFP3 bat zeramala izan zen. Hori izan zen zoro maitemindu ninduena.
-Beharko...

martes, 23 de febrero de 2021

REIVINDICACÍÓN DE RENEGADO

 


Reivindicación del renegado, unas letricas sobre la figura de Juan Goytisolo para la revista Canibaal: https://www.canibaal.es/reivindicacion-del-renegado-juan-goytisolo-por-txema-arinas/?utm_campaign=shareaholic&utm_medium=facebook&utm_source=socialnetwork&fbclid=IwAR39oXpO0utbxv2LtxM_nEy9ZchVioxVYs8780b0IhyuDJcYIEId6sqxXCw

Por cierto, ya que hablamos de Goytisolo sin tapujos, vamos, de ese escritor que, según algunos…, dicen que odia a su patria y a su gente y que siempre escribió de su país y de su gente como En Campos de Nijar, que señaló y criticó el atraso secular y premeditado de su país, la explotación del campesino en manos de sus caciques, que retrató la época gris y opresiva que le tocó vivir a él y a su gente en Coto vedado (1985), En los reinos de Taifas (1986) y Memorias (2002). Ese escritor que reprueba tanto la sociedad en la que vive y la civilización en la que nació que no dudó en poner su pluma y su talento al servicio del derribo de los mitos del nacionalcatolicismo imperante, castrador, monopolizador de conciencias, que rescató del olvido a Américo Castro y su concepción de la Historia de España como una amalgama de diferentes culturas o tradiciones en contraposición a esa otra historia menendezpidalista de godos reconquistadores en lo que lo moro y lo judío apenas fue una anécdota o una pesadilla. Ese escritor que partiendo de lo aprendido de Américo Castro se internó en el legado histórico-cultural de esa otra España oculta, proscrita, supuestamente antagónica en libros como Reivindicación del Conde Don Julián o la maravillosa Makbara. Ese escritor que rescató también del olvido a otros heterodoxos como José María Blanco White que ya en su tiempo fueron tachados, también, de malos españoles por cuestionar las supuestas esencias nacional-católicas de la España oficial (no consta que White recibiera cheque alguno de manos del bien nutrido Fernando VII…). Ese escritor que desde su exilio parisino y su trabajo en la famosa e influyente editorial Gallimard ayudó a dar a conocer a buena parte de los escritores españoles de su época, que les ofreció una ventana al mundo. Ese escritor que lejos de cerrarse entre los muros de su patria, como era y acaso es tradición entre los españoles de su oficio, también utilizó su pluma tanto para escribir en español de otros mundos como para dar a conocer lo español a otros. Ese escritor que siempre ha tenido España en la cabeza, cómo osa pues aceptar el mayor galardón de las letras de su patria, cómo se atreve a recibirlo siendo como es a los ojos de aquellos a los que su literatura molesta, sus críticas irritan, sus fobias –ay, ay, con la Iglesia hemos vuelto a topar…– y su filias avergüenzan, el prototipo perfecto del mal español. Suerte que ese escritor también vive en Marruecos, esto es, a lo renegado entre moros como antiguamente tantos otros enemigos de España, y podemos criticarlo, con razón, porque defiende la marroquidad del Sahara (pecado, pecado, no es perfecto, no es inmaculado, no pasa el test de la progresía patria…), eso y también por participar en la vida cultural de aquel país extraño, enemigo secular, que como vive lejos entre la morisma y no nos llegan, o acaso hacemos como que no, sus críticas al déspota alauita, bien que tibias o medidas, porque sí, esa no es su guerra, vaya por Dios, será la edad, que se vive muy cómodo entre los muros de su mansión marrakechi, que podemos hacer caso omiso de su apoyó a los movimientos que reclaman democracia y libertad en aquel país, su apoyo a la tibia primavera árabe que hubo hace poco. En fin, y encima se lleva el cheque del Cervantes, un cheque castellano viejo, nacional-católico, para pagar unidades de destino en lo universal o algo así…


domingo, 21 de febrero de 2021

LO DE ESTOS DÍAS


"ALGO HABRÁ HECHO..."

Vale que Hasel haya entrado a la cárcel, no tanto por la condena por injurias a la corona, como por sumar esta a otras de exaltación al terrorismo -otro concepto jurídico más que discutible por lo que tiene de saco sin fondo donde se puede meter de todo con intenciones mas que aviesas por parte del poder- y altercados de chichinabo, pero de los que hacen santiguarse a la gente decente y de orden como si ellos nunca hubieran tenido un mal día o tuvieran por principio nervios de acero, eso y exabruptos que por muy gruesos que sean no merecerían otra cosa que el desprecio de la gente sensata. Pero, la cuestión es que ha sido la condena por injurias a la corona la que lo ha llevado al talego, que si no existiera el delito en cuestión no habría entrado por muy bocazas o broncas que sea, incluso, diría. Una condena tan fuera de lugar, y sobre todo de época, la cual le ha dado a Hasel un protagonismo mediático que nunca habría tenido más allá de los círculos más o menos marginales entre los que se mueve y que no son muy distintos de otros como los de la ya famosa y cada vez más mediática moza falangista.

Así que, llegados a este punto, toca hablar de esos conciudadanos que aluden a los delitos que había cometido previamente el rapero para, de alguna u otra manera, a mi juicio bastante cobarde y rastrera, justificar el encarcelamiento del rapero porque, en el fondo, y siempre desde su punto de vista tan de amantes del orden y la ley, se trata de un bicho de cuidado, alguien que siempre estará mejor encerrado para que así no pueda dar el "cante", esto es, desentonar de lo que es la plácida anodinia en la que toda sociedad autosatisfecha debe vivir por principio.

Se trata de la expresión más genuina de la bienquista hipocresía burguesa que se afana en hacer encaje de bolillos para no decir lo que realmente quiere decir diciendo otra cosa que a la postre, en el fondo, es lo que realmente quiere decir. En el caso que nos ocupa, y a la vista de lo feo que resulta apoyar el encarcelamiento de alguien por criticar a un rey, algo como que del Medioevo, toca desautorizar al personaje por otras cosas a toda costa, esto es, pretender hacer creer a terceros que ven bien que lo enchironen, que lo aplauden incluso, pero no por la cosica esa de despotricar contra el rey ladrón, sino porque se trata de un tipo que agrede a un periodista, que ensalza a la ETA y el Grapo, participa en sabotajes de todo tipo. Delitos todos ellos punibles como tales, en especial las amenazas a particulares como José Bono o Patxi López; pero, para los que una condena de cárcel me parece siempre un exceso y sobre todo un mal precedente para el ejercicio de la libertad de expresión de cualquiera de las maneras. 

Pura hipocresía, insisto, porque lo que subyace en ese intento de justificar el encarcelamiento de Hasel haciendo creer que su culpa es más de la que es, incluso que se lo merece no tanto por lo que ha hecho o dicho sino por cómo es él, una mala pieza, un extremista de lo suyo, el yerno que ningunos padres querrían para su hija o su hijos, está el pujo perfectamente reconocible en toda sociedad intrínsecamente conservadora, como casi todas, de justificar lo injustificable de acuerdo con el principio de "algo habrá hecho...".

¿A que suena? A los vascos demasiado cerca porque es el sonsonete con el que durante décadas muchos de los nuestros, demasiados, justificaron, no tanto los crímenes de ETA, como su indiferencia ante estos. También lo fue el de los que todavía hoy en día justifican, o se niegan a reconocer, la gravedad de la guerra sucia del Estado Español en su lucha contra ETA y ya más en concreto la práctica sistematizada y profusamente documentada de la tortura: "algo habrá hecho..." Incluso, retrocediendo no mucho en nuestra historia más contemporánea, también era el sonsonete de la inmensa mayoría de la población española que vivía tan plácida, indiferente y hasta complaciente bajo la dictadura franquista cuando el régimen dictaba sus sentencias de muerte hasta prácticamente el último aliento del dictador: "algo habrá hecho..."

No nos engañemos, por muy épicos y sentidos que sean los relatos escritos a posteriori, todo régimen se sustenta en una masa mayoritariamente complaciente que acepta lo que hay por inercia y justifica los desmanes del poder por simple comodidad, cobardía e incluso convicción. Que luego cambien las tornas como consecuencia del empuje esa minoría de veras concienciada y comprometida que siempre ejerce de vanguardia de los cambios, no quita para que el reverso de ese relato a posteriori sea el que es: "algo habrá hecho..."

En cualquier caso, si alguien cree que las broncas callejeras de esta semana son solo por un rapero broncas y bocazas, o es muy simple o muy cínico. Son el resultado de un hartazgo acumulado desde muy atrás que tenía que estallar por algún lado tras ver cómo la democracia "ferpecta" española no solo permite irse de rositas al emérito tras descubrir lo que ha se ha descubierto sobre sus chanchullos al abrigo de su inviolabilidad constitucional, que ha hecho todo lo posible por cambiar todo lo relacionado con la corona para que en el fondo no cambie nada, por esa y otras impunidades e inequidades de una justicia que siempre beneficia a los de arriba mientras se ceba sin compasión con los de abajo.




Democracia "ferpecta" II "Porque el fascismo es alegría"

En Alemania y otros países de nuestro entorno la moza de la foto estaría ya en la cárcel por soltar esta perla al final de la marcha que recorrió ayer varias calles de Madrid tras una pancarta con el escudo de la División Azul y con la leyenda "Honor y gloria a los caídos”, todo ello al mismo tiempo que hacían el saludo nazi y entonaban canciones de temática fascista:

“El enemigo siempre va a ser el mismo, aunque con distintas máscaras: el judío. […] El judío es el culpable y la División Azul luchó por ello”.

Y no solo eso, otro de los oradores fue Ignacio Menéndez, abogado del ultraderechista Carlos García Juliá –coautor de los asesinatos de los abogados de Atocha en 1977, recientemente excarcelado, el cual, micrófono en mano, pidió a los asistentes no cumplir con las medidas sanitarias contra la COVID-19:

“Hace falta que incumpláis el toque de queda, que os reunáis con vuestros familiares y amigos, que seáis más de seis como somos hoy aquí; y que os abracéis, y que cantéis y que viváis alegres. Porque el fascismo es alegría”.

Pero, no solo se autoriza una manifestación de exaltación fascista y negacionista, sino que, además, se celebra un oficio religioso ante el monolito que recuerda a la División Azul en la Almudena y sobre el que se deposita una corona de flores con una esvástica nazi. Todo ello sin que las autoridades eclesiásticas digan o hagan nada para desautorizar al sacerdote que ofició la misa.

Pues eso, esta es la España cuyos jueces encarcelan raperos por insultar al rey ladrón y donde el gobierno andaluz cede instalaciones a un partido sin representación parlamentaria como la Falange para que haga sus cosicas democráticas.

Luego, claro, ves los resultados de Cataluña, cómo no solo resiste sino que avanza el voto independentista, y no puedes evitar pensar: "Sí, claro, si lo entiendo, vaya que si lo entiendo..."

Por cierto, menos mal que tenemos un gobierno socialcomunista aliado de la ETA y el independentismo catalán, menos mal que vivimos bajo una dictadura de corte bolivariano y en ese plan, menos mal, anda que si no...