miércoles, 26 de junio de 2019

O BARCO (EL BARCO) - DOMINGO VILLAR

Mi reseña de O Barco/El Barco. la última de Domingo Villar, para SOLO NOVELA NEGRA. Eso o cómo la decepción inunda un transatlántico de casi ochocientas páginas: https://www.solonovelanegra.es/el-ultimo-barco-de-domingo-villar-por-txema-arinas/?fbclid=IwAR07884KS8vL7RBzLAFtCMCwywVyPnsl4JSHv15WEToDZ6EvRr8zjnOUgm4




Como soy de los que se entusiasmaron con las dos entregas anteriores de Domingo Villar, Ojos de Agua (206) y La playa de los ahogados (2009) confieso que espera con fruición esta última entrega de título El último barco (2019). Había disfrutado con las dos primeras porque ambas se me antojaron un verdadero ejemplo de novela negra española, da igual si escrita en gallego o en cualquier otro idioma del estado, es decir, una trama negra perfectamente creíble y sobre todo adaptada tanto a la idiosincrasia del lugar desde donde se escribía como a la actualidad que refleja la prensa de nuestro país. Pero aún más, eran novelas de personajes y contrastes, esto es, escritas a partir del material con el que se hace, o al menos se aspira a hacer, verdadera literatura sea o no de género.
   De ese modo, el encanto de la obra de Villar no estaba sólo en las tramas, que también, por supuesto que sí, como en la construcción de personajes a veces tan antagónicos como la del protagonista, el inspector gallego Caldas y su compañero el aragonés Estévez. Todavía más, como en toda buena novela negra la trama no lo ocupaba todo y había espacio para la descripción de entorno íntimo y/o familiar del principal personaje, o lo que es lo mismo, para presentar personajes secundarios o escenarios tan cotidianos como característicos de un entorno geográfico concreto al estilo del padre del prota y sus viñedo de albariño. Y por si fuera poco, las dos primeras novelas exudaban salitre atlántico y remitían de continuo a esos cielos de eterna morriña típicos de la zona.
   Así que me las prometía muy felices hasta que El último barco empezó a naufragar a medida que me sumergía en un verdadero océano de páginas, 788 en su versión gallega. Porque no puedo decir otra cosa aunque ya me gustaría a tenor de lo mucho que me gustaron las dos primeras entregas. Todo lo que atrajo de Ojos de Agua y La Playa de los ahogados aquí parece estar ausente. Se diría que el autor ha reducido a la mera anécdota la interacción del protagonista, Leo Caldas, con su entorno para centrar exclusiva y exhaustivamente en la resolución del caso que le ocupa, la desaparición de una mujer tras haber sido vista en el último barco que cruzaba la ría de Vigo.
   De ese modo la trama de la resolución del caso parece circunscribirse en su totalidad a los continuos viajes que hace el inspector y otros de una orilla a otra de la ría de Vigo con el objetivo de buscar insistentemente pruebas o indicios acerca del paradero de la mujer desaparecida. Y el caso es que llegas a la página trescientos y algo y sientes que todavía estás como al principio, ni hacia atrás ni hacia delante, prácticamente dado palos de ciego alrededor de los escenarios por los que se movía la víctima y poco más, deseando que surja algo o alguien que encamine de una vez por todas al inspector Caldas hacia la resolución del caso. Y no pasaría nada si entretanto tuvieras la opción de disfrutar de ese entorno humano y geográfico del protagonista que en las primeras entregas te introducía en la vida de su padre vinicultor, el castizo bar de Vigo donde acude de vez en cuando a rodearse de interesantes prototipos de su ciudad y, muy especial, los jugosos diálogos entre Caldas y su subordinado Estévez, esto es, entre la flema gallega y la impetuosidad aragonesa.
   En realidad, y esto por supuesto que siempre a mi juicio, uno de los puntos más fuerte de las novelas de Villar era precisamente ese contraste, o choque, de las mentalidades de Caldas y Estévez. Porque, para qué negarlos, si a Caldas le quitas Estévez nos queda un soseras de tomo y lomo, demasiado correcto, sereno, certero –en esta novela hasta empieza a hacérseme antipático- como para no sospechar que tanta perfección acaba rozando inexorablemente el cliché. Así pues, y por eso mismo, Estévez resulta imprescindible, tanto para humanizar a Caldas sacándolo de quicio o ya solo sacándole alguna sonrisa, como para aportar los toques de humor imprescindibles para hacer más llevadera una trama exclusivamente policial.
   Pues ahí el quid de la cuestión, que en El último barco  Estévez no está en un segundo plano, sino en uno tercero, cuarto y hasta quinto, como que Villar hasta lo hace enfermar para que coja la baja durante unas cuantas hojas, muchas, a saber si para que su prota pueda investigar a sus anchas sin la a veces molesta presencia de Estévez, el cual al principio de la novela –y decir principio aquí es referirse a las primeras cien páginas o más- es presentado más como un incordio que como un complemento del personaje principal.
   Y otro tanto con el padre y su viñedo. Claro que aparecen, pero apenas hay más interacción con el hijo, el prota, que estar ahí para cuando a éste le viene bien para desconectar un rato y poco más. Otro tanto con los interiores de Caldas, ya apenas se refiere a su ex-mujer o a cualquier otra cosa de su pasado, no hay ese bagaje de los protagonistas que sirve para recrear no tanto una vida anterior como el personaje en sí mismo, darle chicha.
   Y todo esto, es decir, la minuciosa, reiterativa y a veces desesperante y engañosa investigación de la desaparición de la hija de un renombrado médico vigués por el que el superior de Caldas siente verdadera devoción y a veces hasta miedo a defraudarlo, un personaje que apunta maneras, que tiene todos los mimbres, él y su entorno, para presentarnos una historia verdaderamente interesante; pero, cuya presencia en la novela, junto a la de otros tantos personajes que aparecen al principio, acaba difuminándose hace el final de esta larga y agotadora novela.
   Porque, insisto ya hasta la saciedad, casi ochocientas páginas de novela son demasiadas páginas para centrarlas en un caso sin otra complicación que intentar averiguar el paradero de una persona. Y eso porque dicha investigación podría haberse complicado a partir de un presupuesto tan sencillo, es decir, haber sido apenas una excusa para introducirnos en una trama más amplia. Pero no, ya no es solo que el autor haya prescindo en su mayoría de las historias paralelas que nutren cualquier novela negra, ya sea para hacer más llevadera la trama pura y dura, como para redondear el retrato del lugar y época que toda novela negra debe ofrecer, sino que la trama, a mí por lo menos, resulta verdaderamente decepcionante.
   Y ello porque, para decirlo a las claras, es una trama engañosa, de esas que te arrastran durante páginas –de nuevo insisto que casi 800- por una senda clara, acaso demasiado, sin plantear excesivas dudas de acuerdo con lo los personajes o detalles que van apareciendo, para, ya hacia al final y prácticamente por sorpresa, desecharla y saltar a otra en la que todo se resuelve casi que de golpe y porque había que acabar el libro de alguna manera. Supongo que la idea del autor era cifrarlo todo en el efecto sorpresa. Empero, a mí esa manera de resolver una novela me irrita sobremanera. Será que soy más de causalidades que de casualidades.
   Y con todo, este reseñador asume desde el principio que la mía es una opinión sin otro refrendo que mi experiencia y prejuicios lectores. Porque resulta verdaderamente sorpresivo que un autor de éxito, y por lo tanto de contrastada maestría, siquiera para crear un producto que satisfaga con creces un público determinado que no busca en la novela negra otra cosa que puro entretenimiento, alguien al que se presume debidamente aconsejado por un agente literario de prestigio y un editor de relumbrón, haya perpetrado a lo largo de casi ochocientas páginas – ¿Eran necesarias? ¿Acaso lo fue en las anteriores mucho más breves y redondas? ¿Un caso flagrante de literatura al peso para determinado público que solo lee en verano?
   Lo que a este humilde lector se le ha antojado sin remedio un tostón de tomo y lomo, y nunca mejor escrito. Máxime cuando recuerdo una entrevista a Domingo Villar en la que revelaba que había escrito una primera versión que más tarde, en concreto tras la muerte de su progenitor, había reescrito de principio a final. Cómo no sospechar, a tenor del resultado para mí más que decepcionante, que la buena era la primera, vaya que sí lo sospecho.

Reseña: © Txema Arinas, 2019.

martes, 25 de junio de 2019

SENDAN EGINDAKO GOGOETA EROAK…

Honatx HITZEN UBERANeko Komunitatea sailerako egindako "gogoeta eroak":
http://www.uberan.eus/?komunitatea/Txema/item/sendan-egindako-gogoeta-eroak



Zergatik idazten ditut inork irakurtzen ez dituen liburu kaskarrak eta hutsalak? Ziurrenik nire biziaren momentu batean zer kontatua nuela uste egin nuelako, agian sinetsi ere bai. Eta zer dela eta halakorik otu zitzaidan? Bada, txikitandik asko irakurri dudalako, nire gurasoenean eta eurenak ez ziren liburu asko zeudelako, gehienbat marxismo zein antikolonianismoari buruz berba egiten zuten frantsesezko liburu arraro eta ustez –hala aditua bainien nagusiei- arriskutsu haiek, nire aitaren anaia ikasi biek sekretupean gordetzen zituztenak, badaezpada konprometigarriak omen ziren liburu haien bila joan zitzaizkienak gure etxera sekula sartuko ez zirelakoan edo. Txikitan ere Barojaren Zalacainedo Shanti Andiarekin maitemindu nintzen, beharko, kresala nire udaroetako usaina zen, Ebro ibaiaren bazterreko udako bero saparena bezainbeste. Gero gerokoak, nazioarteko klasiko pila, errusiarrak nagusi, eta laster ere gure osaba irakasleak realismo mágico delakoa sortutako hegoamerikarrak nire eskuetan jarri zizkidan, Uslar Pietri, Mújica Lainez, Carpentier, García Márquez, Carlos Fuentes… edota hain “majikoak ez izanda neretzat ordea ikaragarri mamitsuak, kilikagarriak zirenak; Ernesto Sábato, Cabrera Infante, Jorde Ibargüengotia, Benedetti, besteak beste.   Gerora nik hartu nuen nire irakurbidea.
Alabaina, zergatik idatzi behar, zertarako, zer nolako handiustekeria alperrak bultzatzen duen ni bezalako alproja ezgai bat. Garai batean inguratzen ninduen nire herri eta hiriko giro itogarri zein ustelaren berri emateko zelakoan nengoen. Oso garai ilunak izan ziren 80koak eta zer dela eta ez idatzi egunero pairatzen genuen ezinegonaz, asperraz, saminaz; esan bezala, handiustekeria beti tartean, ba al zaio bestelako akuilurik idazle izan nahi duen nerabe hantustetsu bati? Orduan idatzi nituen gauza asko, gehienak egia esanda, orduko egunerokotasun ilun, zatar, zital edo behinik behin zalapartatsuaren kontura gori-gori, ozta-ozta berotan, etengabeko atezuan, eginda daude.
Gaur egun, ez dakit garai urrun haietan idatzitakoa berriro berdi-berdin idatziko nuen, seguru asko ez, ezetz. Gaur egun oso bestela idatziko nuke, orduko atsekabea, ia ezinegona, dexente baretu egin zait-eta, eta ez dakit ere idatziotan behar baino gogorragoa, ezbidezkoagoa, apika baldarragoa zein mordoilozaleagoa izan nintzen. Ez dakit. Esan nezake, edonola ere, kontsolamendu gisa edo, orduko lanak nolabaiteko meritua izatekotan, horretan etzango litzatekela, liburu haiek idatzi nitueneko zintzotasunean, ez besterik.
Bai, ez besterik, liburuok oso kaskarrak zirelako, argitaratu zizkidaten editoreek ez zizkidaten behar bezala zuzendu. Areago, editoreok, ni zeharo nobatoa izanda ere, ez zidaten apenas nire idazlanak nola edo hala borobiltzeko aholkurik eman, betiere dena primeran ei zegoela ekiten zidaten argitara atera aurretik. Eta ez, ez zen giro, nobato garbi-garbia nintzen aldetik nik ere akats franko sumatzen nuen eta. Dena dela, ez dut inolako taxuzko atarramendurik atera nire liburuetatik; baina ez dut eta inolako kosturik izan ere, ez baldin dada idazteko emandako denbora, kemena, grina eta batik bati alperrikako ilusio asko eta asko; debalde argitaratzen zidaten eta horrek nolabaiteko baliorik zuelakoan nengoen, pozarren. Eta hala eta guztiz ere, idazteari ekiten diot ikaragarri gustatzen zaidalako, atsegin dudalako ideiak zuribeltzean jartzea, ideiak baino txorakeriak, baina tira...
Horrexegatik ere oraindik ere ordenagailuaren aurrean nago oraintxe bertan inori batere axola behar ez zaizkion txorakeriak idazten, hein handi batean ume mainontzi galanta eginda nagoelako ere, gaurkoa bezalako ekain ondarreko egun euritsu, ilun, zeharo hits batean, idaztea eta umeekin jolastea tartekatuz halamoduan. Halere, idazlearen berezko handiustekeria irizpidera ekarri nahi nuen. Liburu asko dago merkatuan, pila bat, horrenbestez liburudendetatik bueltan beti gogoeta berbera egin ohi dut: ezta posible hori guztiori behar bezala saltzea, are gutxiago bailoestea, gehiegi dago hautatzeko, eta gehiena ere nik sekula idatzi ahal izango dudana baino haimaika aldiz hobea. Zertarako orduan ekin eta ekin literaturaren komedia honetan, batez ere liburuen mundua inguratzen duen gehiena behin baino gehiagotan benetan nardagarria begitantzen zaizunean, hots, idazleen arteko itxurakeria lotsa/negar/aspergarria, bat-bateko zein ezusteko herrak, zentzurik gabeko ezinikusiak-eta tartean ere bai, idazle, editore eta auskalo nor gehiagoren berezko edo ezinbesteko taldekeria (honekin argitaratzen baldin baduzu orduan horien edo besteen alde zaude printzipioz, hots, tribu horren partaide nahitaezkoa gainontzekoen begietara...), hedabideen idazleenganako jokabide maltzur edo makurra gehienetan, argitaratzaileek idazleei inposaturiko neurriz gaineko zamak edo betebeharrak, gainontzekoen isilpeko destaina edota demaseko miresmen arina, merkatu honen gordintasun halabeharrezkoa... Zergatik ote, batez ere aintzat hartuta zein gauza itsusia, erdeinagarria, da idaztea? Atsegin duzulako eta kitto, hori litzateke, noski, sikologoak aholkatuko lizukeen erantzuna. Zurea, benetakoa, ideiarik ez, handiustea betiere. Baina, tira, zentzugabeko txapa luze hau idatzitakoan gazte-gaztetandik eta bihotz-bihotzez maite izan dudan inoizko euskal idazle handienaren poema baten izenburua gogora etorri zait ziplo –opari egin zidaten euskarazko lehen liburua Harri eta Herri izan zen-: "Sendan egindako gogoeta eroak".

Txema Arinas
Berrozti, 2019/06/25

lunes, 24 de junio de 2019

EL VELLOCINO DE ORO

Articulico para TIPEALIA: "El vellocino de Oro": https://punica.es/el-vellocino-de-oro/?fbclid=IwAR0-edBR73N9OoxNcXNObAKnEa_5y3riz_MebLl7Ux_a9rzN5AV7lMcIqcE


Al principio los vecinos de abajo eran la mar de simpáticos. Una pareja de ancianos encantadora. Siempre saludaban y cuando coincidían con el padre y sus dos vástagos en el ascensor hasta preguntaban por los niños, a ver qué tal les iba en el cole, si estaban a gusto en la nueva casa. El padre les contestaba que en el cole como todos los críos, al menos la mayoría, mal, muy mal, que sólo pensaban en la hora de la salida para llegar a casa a ponerse a jugar con las máquinas, que no había manera de despegarlos de éstas. Entonces, el matrimonio de ancianos torcía el gesto como acostumbran a hacerlo la gente de su edad, esto es, casi que por inercia y como dando a entender el fastidio que les provoca la deriva hacia el apocalipsis final en la que está inmersa la sociedad desde que ellos se han hecho mayores, se han jubilado y ya prácticamente no les hacen caso ni sus hijos, puede que estos los que menos.

-Pues muy mal, esas máquinas son un peligro para la juventud, les están robando la infancia, les comen el cerebro -comenta la anciana.

-¿Y qué puedo hacer? Si ya les digo que las dejen, que se pongan a jugar a otra cosa, y no me hacen ni caso. Y eso cuando no me montan una tremenda pelotera porque les apago la máquina por las buenas -se disculpa el padre resignado.

-Pues muy mal. El problema es que ahora los padres no pueden con sus hijos. Yo no digo que les peguen; pero, un grito de vez en cuando para ponerlos en su sitio. -explica ella.

-Si yo ya les gritaría, pero no quiero molestar…

-Qué molestar ni qué ocho cuartos. Si hay que pegarles un grito se les pega y santas pascuas, que espabilen. Pues no nos pegaron pocos ni nada a nosotros cuando éramos críos -sentencia el marido con el aplomo que da haber estado recibiendo órdenes toda la vida de terceros.

A partir de ese día el padre no tuvo reparos en poner el grito en el cielo cuando veía que sus vástagos se dirigían a jugar con la máquina nada más llegar a casa. Y funcionó, vaya que sí funcionó, como que los pobres chavales se quedaban petrificados cuando veían a su padre perder completamente los papeles gritando como un poseso y profiriendo todo tipo de sonoros juramentos, como si hubieran sido ellos los que robaran el Vellocino de Oro. Ahora, a saber por qué, pero a partir de aquel día el matrimonio de ancianos dejó de dirigirle la palabra al padre; de hecho, incluso hasta lo esquivaban para no coincidir con él en el ascensor.


© Txema Arinas. 2019

miércoles, 19 de junio de 2019

MUNDUTIK MUNDURA (ARABAKO HITZONTZI BATEN KRONIKAK) – EDU ZELAIETA



Arabako gauzetaz MUNDUTIK MUNDURA (ARABAKO HITZONTZI BATEN KRONIKAK) – EDU ZELAIETA liburuari buruz idatzi ditudan hitzotan:


 Araba zein Gasteizko gauzetaz ari da Edu Zelaieta idazlea Pamielak argitaratutako texu sorta honetan. Asmoa ordea haren txokotik gauzak jorratuz “mundutik mundua” idaztea da, hau da, Fernando Pessoari bertsoei kasu egitea:  “Da  minha aldeia vejo quanto da se poder ver do Universo/   Por isso a minha aldeia é tão grande como outra terra  /  Porque eu sou do tamanho do que vejo / E não do tamanho da minha altura.” Eta bai, edonon, edo gutxienez tamaina ertaineko hiriburu batean, arruntak edo ohikoak diren gauzak hizpidera ekartzen ditu Zelaietak ikaragarri abil eta goxo. Alabaina, Arabako zein Gasteiz idazgai ditu zehatz-mehatz, hartara guztiz zentzuzkoa omen da Araba zein Gasteizko ustezko edo balizko idiosinkrasiaren nondik gorakoei buruz zer edo zer idaztea, horiek baitira funtsean gainerako euskal edo erdal lurraldeetatik bereizten gaituzten ezaugarri ez hain bereziak. 

Zer ete da Euskal Herri mailan bereizten gaituena? Baliteke bigarren mailako euskaldunak, edo kostaldekoak ez bezain euskaldunak, edo beti susmopeko euskaldunak, edo euskaldun epelak, aiko-maikoetakoak. Zer dela eta? Bada, argi eta garbi esanda, Araba gehienak euskalduntasunaren topiko zein tipismoarekin bat egiten ez duela. Geurea ezta, Arabaren zati handi eta eder bat kenduta (Aiaraldea zein Aramaio), Kantauri isurialdeko muino berde eta baserri sakabanatuetako aderdi hezea. Ez, geurea, Nafarroan bezala, pasaiaren aniztasuna da lege, hots. gure Kantauri isurialdetik Ebro aldeko mediterraneotasuneraino herrixka sakabanatu zein hiribildu txikietako alderdi lau baina batez ere menditsuetan barrena. Halere, eta ezer baino lehen, gu ez gara, edo ez ginen, Kantauri aldeko euskal lurraldeak bezain euskaldunak, euskara galdu baitzen Araba gehienean, eta azken hau asko eta askok uste dutenaren kontra, galeraren bilakaera oso luze eta geldoa baitzen, XVIII-XIX mendeetan zehar, gainera oso azkar, bi belaunalditan  soil-soilik eta oso arrazoi zehatz batzuen erruz orduko egoera pokitikoarekin elkarlotuak zeudenak bereziki. Eta oso azkarra ere izan omen da, beti ere bere neurrian noski, berreskurapena XX mendeko 60 urteetatik gaurdaino, ez erabatekoa, noski, baina bai ordea oso sakona eta agian harrigarria halako fenomeno soziolinguistikoei dagokienez nazioarte mailan, oso leku gutxitan suertatu baita hiztunen bataz bestekoa XX mendearen aurreneko erdiko % 5tik doi-doi %ko gaur egungo 25ra aldatzea gure nagusiek sortutako ikastoletan, euskaltegietan zein etxean bertan transmititutako euskarari esker, oro har. Hala eta guztiz ere, nabarmen dira, oso, Kantauri isurialdeko euskaldun asko eta askok gure gaur egungo errealitatearen aurrean erakutsi ohi dituzten gure orainaldiari buruzko ezjakintasuna zein, uste baino gehiahotan, destaina. Eduk berak honen berri ematen digu bere liburuan:


“…ezagun da konplexu zerbait sumatu dugula inoiz arabarrok, Bizkaia eta Gipuzkoaren aurrean bereziki, hain baskoak ez garela-eta. Baliteke benetan hala gertatzea. Azken baeabm Araba Gaztela historikoki boteretsuaren ondoan suertatu da aspaldidanik eta, ondorioz, harreman handia garatu da harekin. Neurri batean behintzat, horretan datza arabar nortasun bereizia: euskal sustriak baditugu ere, beste euskal probintiziek baino harreman handiagoa izan dugu Penintsulako ordokiarekin. Ez da, bada, inongo anemia, arabar askoren identitatearen atala baizik”

Konplexuak eta direla medio, gogora etorri zati ziplo Euskal Herriko euskaldun ahotsen laginak biltzen dituen https://ahotsak.eus/gasteiz/ izeneko weborrian ia-ia Gasteizko euskaldun guztiei egiten zaizkien galderak, hau da, Gasteiztarra eta euskalduna? edoArabarekiko aurreritziak modukoak. Elkarrizketatu gehienek baietz, behin baino geiagotan, sarritan egia esanda, halako galderak aditu beharrean egon direla aitortzen dute, denok pasadizoren bat dute delako aurreiritzien gainean kontatzeko. Gehienok ere asper eginda daudela diote halako galderak erantzun beharraz, halako galderek aurrean duten gizabanakoaren ezjakintasuna baino erakusten ez baitute. Bai, Gasteizen erdara nagusi da, Euskal Herriko hiri gehienetan bezala bestalde, baina egon badaude, azken urteotako errolden arabera 50.000 euskaldun inguru, eta hauekin batera arabar euskalgintza apal bat ere, hau da, hainbat arlotan euskaraz denetarik sortzen duten euskaltzaleak. Ezin da, gainera, bestela izan, gorago esan bezala Arabaren berreuskaldunatzea XXko 60 urteetan hasi baitzen ezari-ezarian, baina urteak joan ahala gero eta trinkoago, arinago ere bai, betiere erabatekoa ez izanda, jakina, erdaldunen kopuruaren aldean oraindik ere motela, oso, eta beldur naiz geroan ere bertsu iraungo duen, euskaldunon kopuruak gora eginagatik sekula nagusi izango ez baita, hizkuntza gutxitu batek nagusia inoiz inon ordezkatu ez baitu, gehien jota eta menturaz doi-doian parekatu baino.

Hala eta guztiz, Araba Gaztelan bezala lelo zaharra, eta betiere erdeinuzko asmoz, gaur egun ere nagusi da Kantauri Isurialdeko euskaldun askoren artean. Zer dela eta? Laburbilduz, egiazko ezagumenaren ezean, tokian tokiko gauzak bertatik bertara ezagutu beharrean, topikoak, batez ere gogoan hain errotutakoak direnak belaunaldiz belaunaldi, jakin-iturri nagusi eta ia bakarra zaielako asko eta askori. Berdin dio Bizkaia eta Gizpuzkoako euskaldunen artekoak diren Arabaren ezaugarriek euren herrietakoekin bat egiten ez dutelako oso-osorik, edo Euskal Herritik kanpokoenak diren, kanpokoek ere ez ohi dute Araba oso baskotzat hartu, zazpigarren alabak euskalduntasunaren irudi zein aurreritzi topiko guztiekin bat egiten ez baitu. Areago, Araban bertan, baina batez ere Gasteizen –Araban, Nafarroan ez bezala, lurralde barreneko biztanle gehienek euren burua euskotartzat izan baitute betidanik, historikoki, nahiz eta agian zenbaitzuek bigarren mailakoak balira bezala uste izan erdaldunak izateagatik- badaude Arabaren euskalduntasuna kolokan ere jartzen dutenak, hau da, arabarron euskaldun ondarearen berririk ez dutenak, eta beharbada ere inondik inora izan nahi ez dutenak; esaterako, ez dakite nor zen Lazarraga, ez eta Gasteiztitk ia hamabost kilometrotara oraindik ere Arabako euskalkiaz egiten duten euskaldun zaharrak daudela ere (https://ahotsak.eus/legutio/) , hau da, Legutio udalerrian, Edu Zelaietak berakLautadako azken mohikanoak atalean ondo asko gogoratzen digunez:

“Legutio udalburuaz gain, Urrunaga, Goiain eta Elosu herriak ere batzen ditu udalerriak, Gasteiztik 15 kilometro ingurura. Alderdi horretako euskara aztertzen aritu ziren Iñaki Carrera eta Imanol García eta, hainbat urtetan egindako ikerlanaren ondorioz, Legutiano aldeko euskara liburua argitaratu zuen Arabako Aldundiak 2005ean. Harrezkero hamairu joan badira ere, susmoa dut lana ez dela ezaguna, ez Araban eta ez Euskal Herrian. Beraz, egileek liburuaren sarreran aipatzen zuten egoera ez da larregi aldatu: “Jende gehienak pentsatzen duenaren kontra, Arabako alderdi honetan gaur egun ere oso erraz aurki daitezke bertako euskara duten euskaldunak. Hauetako batzuk inguruko herrietan bizi dira, edo Gasteizera etorri dira bizitzera.”

Hala eta guztiz, eta gorago esan bezala ere, topikoak topiko, ez dago nola aldatu, ez dago ezer egiterik, behintzat egunero eta egiazko edo gertuko ezagumenaren beharrean topikoak edo azaleko begirada etengabean eta barra-barra erabiltzen dituztenekin. Eta gainera nori axola dio? Askotan badirudi euskaldun arabarrok euskara,“baskoagoak” izateko ikasi dugula, irakatsi digutela, hau da, ez euskara geure ondarearen parte bat delako, gainerako euskaldun gehienei erabat ezezaguna zaiena, alegia, gure arbasoek galdu bezala arabar asko eta askok behinik behin berreskuratu gura izan zutena.

Eta topikoak topiko leloa dela etaEdu Zelaietak zerrenda ederra egiten du bere liburuan arabar zein gasteiztarron konplexu zein aurreritzien kontura, non neurri handi batean gasteiztar gehienon ajeak jorratzen diren banan-banan: Gasteizko Alardea, Kupoak eta kupuruak, Etiketen beste aldea, Eurpean Green Capital, Konparazioak gorrotagarri, Korearren deabrua, Kosmopolitismo arabarra, Kutxabag, Maiatzak 13, Topikoak I: hiri aspergarria, Topikoak II. Hiri txikia, Topikoak III. Hiri segurua, Urbanoan… Zorionez, Eduk ezin hobeto asmatzen du Interferentzia izeneko atalean, baita beste batzuetan ere, Gasteizko gauzen kontura banaka batzuk bakarrik gasteiztarron propio-propioak direla, hots, gure inguruetako beste edozein tamaina erdiko hiritan topa daitezkeenak baizik.

“Hurbil bezain urrun daude bizitza eta heriotza elkarrengandik: batzuetan elkarren aurka, besteetan ondoko bizilagu. Halatsu irudikatzen ditut nik tokian tokikoa eta unibertsala, nolabaiteko interferentzian, unibertsaltasuna tokian tokiko istorioen bidez ere gauzatzen baita. Beharbada, zenbait kosmopatelok aldarrikatzen dutenaren kontrara, unibertsaltasuna tokian tokikoaren bidez soilik zehazten delako. Gure kasuan, adibidez, Arabaz jardutea munduaz aritzea da. Arabatik. Mundutik.”


Txema Arinas
Gasteizen, 19/06/2019

martes, 18 de junio de 2019


lunes, 17 de junio de 2019

LECCIÓN DE MÚSICA

La revista TIPEALIA me publica " Lección de música", igual hasta le gusta a alguien.... https://punica.es/leccion-de-musica/?fbclid=IwAR2xSY1pvvtktFG_BkxNmDfbhzRGJ0zREsr_2Zk0bI8OgN_JKyCKKtimCfM




Llevo ya un rato esperando a que me abran la puerta del portal donde accedo a la academia de música a la que llevo al pequeño. En eso que aparece una mujer de edad mediana, a la que reconozco como una de las madres de la academia. Así pues, primero le doy las buenas tardes y luego, cuando ya me ha dado la espalda para llamar por su cuenta al timbre, le advierto de que he llamado ya dos veces y que no me ha abierto nadie. No recibo respuesta alguna por su parte, ni al saludo, ni a mi advertencia. Para más inri, es pulsar ella el timbre y responderle al instante. Entonces, caballero que es uno, abro la puerta del todo para que pase ella primero y una vez más no obtengo más respuesta a mi gesto que su fría y total indiferencia, siquiera también un amago de mueca de disgusto que percibo en la celeridad con la pone distancia de mí, por si acaso, que entre la gorra y la barba debo tener pintas de facineroso, de maquis como dice el amigo Etxaniz, o yo qué sé ni me importa. El caso es que cuando llego a la academia la veo junto al mostrador de la secretaría teniendo la siguiente conversación.
-¿Le dan hoy las notas a la nena, no?
-Creo que sí, suele ser costumbre después de Navidades.
-A ver, a ver qué notas ha sacado la nena, porque yo tengo una sensibilidad especial para todo lo relacionado con la música y la verdad es que si fueran malas me afectaría muchísimo.
De lo que he deducido, efectivamente, que la muy … maleducada debe tener, sí, tanta sensibilidad para la música como todo lo contrario en el trato diario con sus semejantes, vamos, una verdadera autista social de esas que van por la vida convencidas de mear colonia o algo por el estilo. A decir verdad, me ha puesto de tan mala hostia que he estado en un tris de ponerme a su lado y soltar un eructo o un cuesco a ver si su especial sensibilidad para todo lo relacionado con la música podía aguantarlo, al fin y al cabo Schoenberg, Bartok, Stravinsky y otros compositores influenciados por el dodecafonismo hicieron algo muy parecido.
© Txema Arina 2019. Todos los derechos reservados.

jueves, 13 de junio de 2019

LA GENERACIÓN DEL PLÁSTICO




Hoy a la mañana volviendo del cole. De repente un veinteañero que me interpela desde la acera de enfrente para que le eche una mano con su coche, que se le había calado y que a ver si empujando conseguía arrancarlo.

-¡Pero si lo tienes cuesta arriba!

-¿Y?

-Y que si empujas cuesta abajo puede que sí, pero hacia arriba ni en sueños.

-Pues ayúdame a empujarlo hasta la paralela peatonal.

Me dispongo a empujar el coche desde atrás, y de repente que veo que el chaval se sienta al volante.
-Oye. ¿No pretenderás que empuje yo contigo dentro y sin desayunar?

-Es para cuando tenga que girar el volante hacia la paralela.

-Pues empujas desde fuera apoyado en el vano de la ventanilla con una mano y con la otra giras el volante.

No hay manera de mover el coche. Qué coño va a haberla si estamos en una de las cuestas más empinadas de Oviedo, que ya es decir, porque aquí lo son todas. Eso y que, insisto, todavía no he desayunado.

-Mejor llamas al seguro y que te manden una grúa.

En eso que de repente veo que ha aparcado el coche justo delante de un garaje y que en ese preciso momento se dispone a salir otro. Hay que mover el coche para dejar sitio. Le digo que se meta dentro y que suelte el freno, que ya controlo la dirección desde atrás. Pues es soltar el freno e irse el coche hacia el medio de la carretera.

-¡Para, para, que vas a provocar un accidente! ¿Por qué no giras?

-No sabia que tenía que girar, pensaba que iba recto hacia abajo.

Yo ya me estoy poniendo de los nervios. Eso y el tiempo sustraído a mis quehaceres matutinos. Así que, cuando por fin consigue retirar el coche de enfrente del garaje, le reitero una vez más que llame a su seguro para que le manden una grúa. El chaval me mira como contrariado. Se le nota a la legua que es la primera vez que tiene que hacer algo parecido, y yo no estoy dispuesto a hacer más rato de niñera.
-¿No sabes el número del seguro?

-Sí, sí, ya lo hago, ya, adiós, adiós...

Me responde con un tono a medio camino entre el fastidio y la perplejidad. Insisto, se le nota que poco más que se le ha caído el mundo encima de golpe. Yo ya no estoy dispuesto a perder más tiempo, ya sólo me faltaba hacerle yo los trámites. Y eso si de verdad tuviera seguro, que empiezo a dudarlo por la cara que pone, que no sé si sabe distinguir un seguro de un preservativo. Me despido, él me hace un gesto como queriendo decirme: "¡venga, ya, a cascarla por ahí, que para lo que me has servido...!"

Y yo me pregunto a continuación, y por enésima vez, por qué tendré que ser siempre tan servicial con el prójimo, sobre todo para no obtener ni un mísero "gracias" con el que poder sentirme mejor persona como un San Francisco de Asís cualquiera. Eso y una verdadera duda razonable acerca de la proporción de partículas de plástico que estas nuevas generaciones llevan consumiendo desde que llegaron al mundo.

A LITTLE GENTLEMAN ETXEAN





Atzo arratsaldean nire emazteak txikerra rugby partida bat ikustera eraman zuen bere ezagun batek gonbidatuta. Asmoa zen ea gure txikinari rugbya gustatzen zitzaion datorren urtean izena eman zezan, hau da, behingoz kirol apurtxo bat egitearren. Gauzak horrela partidatik etxera bueltatu orduko galdetu egin nion zer zeritzon.

-Ez zait batere gustatu.

-Zer ba?


-Oso kirol bortitza da, elkarren kontra oldartzen dira etengabean bultzaka, ostikoka, eta batik bat biraoka.
-Biraoka?


-Bai, batek beste bati bere ama prostituta merkea zela ohiukatu dio.


-"Puta" esan nahi duzu?


- Ez, prostituta, guztiz okerragoa.


-Bai noski, guztiz itsusiagoa.


-Gainera pilota ez zait ere batere gustatzen; pepino bat da.


-Orduan?


-Orduan aukeran futbola, beti futbola eskolan bezala, atezaina naiz eta. Pîlota borobila da, gainera.


Gauzak horrela, eta ingeles esaera famatuari erreparatzen baldin badiogu, “Rugby is a thug’s game played by gentlemen and football is a gentleman’s game played by thugs”, onartu behar genuke gure etxean "gaizkile" txiki bat dugula eskolan "zaldun" baten modura jokatzen duena. Hori edo kirolik egitea ez duela batere gogoko, alafede.

domingo, 9 de junio de 2019

DMTRI SHOSTAKÓVICH Y LOS JUECES

Articulico para TIPEALIA: DMTRI SHOSTAKÓVICH Y LOS JUECES: https://punica.es/dmtri-shostakovich-y-los-jueces/





Predilección por aquellos que nunca fueron o no quisieron ser comprendidos; «su reino no era de este mundo… y ni falta que hacía». Dmitri Shostakóvich, un genio en lo suyo y en lo humano un hombre discutido y despreciado por la legión de jueces de un bando y otro durante la guerra fría. Por lo suyos porque dudaban de la sinceridad de su compromiso con la URSS aunque estaba completamente integrado en el sistema, de hecho era su «gran compositor» y hasta miembro del partido, y todo porque de vez en cuando le daba por ir por libre y no cumplía las expectativas que los jerarcas soviéticos habían depositado en él, estoy pensando en la novena sinfonía, éstos esperaban una gran composición patriótica para celebrar la victoria contra los nazis y él les entregó una obra obra ligera, burlona, con ribetes casi que sarcásticos. Y sin embargo anteriormente había compuesto la Séptima o Leningrado y la Octava durante lo más crudo de la guerra proporcionando esa solemnidad tan trágica y/o heroica del gusto del mando soviético, y qué decir de la Onceava donde se recrea en toda la mitología revolucionario de la época. De ese modo, y a pesar de los testimonios cercanos que hablan de un Shostakóvich sumamente crítico con el sistema soviético, a pesar de haber sido represaliado en lo más álgido de la paranoia estalinista por haberse apartado en su praxis artística de la ortodoxia al uso para luego ser rehabilitado a la muerte del Gran Camarada, a pesar incluso de todas las cábalas que los críticos hacen acerca de posibles mensajes ocultos, crípticos, en su obra criticando el sistema, al gran compositor ruso siempre le reprocharon su cobardía por no atreverse a romper con el sistema, por colaborar con él y hasta por dejarse convertir en uno de sus iconos. Sin embargo, y aquí ya entra el juicio personal, Shostakóvich se me antoja simple y llanamente el ejemplo del artista puro y duro, alguien para el que la propia obra lo era todo, esto es, una vida entregada a poder desarrollar su arte bajo las condiciones que fueran siempre y cuando pudiera disponer de un resquicio de libertad creativa para dar rienda suelta a su genio. Por eso creó casi que por encargo, qué importa sin por convicción o conveniencia, y también lo hizo a contracorriente arriesgando mucho más de lo que probablemente habría estado dispuesto. Nunca quiso abandonar Rusia, probablemente si lo hubiera hecho jamás habría sido el genio que fue porque gran parte de su inspiración estaba estrechamente ligada al país en el que había nacido y de cuyas fuentes beben sus obras en unión de las grandes obras de otros genios. Shostakóvich no tenía otro horizonte que su música y por eso lo supeditó todo a poder seguir componiendo allí donde era feliz con los suyos. Que eso le convierta en un cobarde, en un traidor incluso a sus supuestos propios principios, incluso en un colaborador de la tiranía soviética, pues qué se le va hacer. Su música, desde luego, no fue responsable, ni siquiera cómplice, de los gulags, las hambrunas provocadas o el final fatal de muchos otros creadores que sí se rebelaron o fueron silenciados por las autoridades soviéticas. Su música, como toda obra artística, sólo se justifica a sí misma, lo contrario es dar crédito al pujo inquisidor de los puritanos obsesionados con la pureza política, moral o ética del prójimo, los mismos que en el caso de que Shostakóvich hubiera nacido en nuestra época ya lo habrían juzgado y sentenciado como un indeseable por rijoso dado su facilidad para enamorarse de sus alumnas hasta los últimos años de su vida.

viernes, 7 de junio de 2019

LAS LINEAS ROJAS



Qué cosas. para una vez que sale Labastida en la prensa madrileña (https://elpais.com/politica/2019/06/06/actualidad/1559850283_039853.html) no es para encomiar la calidad de sus vinos o informar de algún hito arqueológico de los que el municipio tiene a patadas. No, la edición de EL PAÍS menciona este pequeño pueblo de Álava para contar la historia del joven candidato del PP que ganó en las pasadas municipales por la mínima a la actual alcaldesa del PNV y que, ni pancho ni perezoso, con una voluntad verdaderamente encomiable - porque lo de sentarse a hablar entre diferentes siempre lo es aunque sea un concepto poco más que tabú en la política española, y eso ya sea por la escasa cultura democrática de la que adolecemos como por simple y puro interés partidista aprovechando precisamente lo primero- , quiso pactar con los dos concejales de EH Bildu un acuerdo para sacar adelante proyectos para el pueblo y así. Y claro, los jefazos peperos de Vitoria le han dado un tirón de orejas porque dicen que EH Bildu sigue siendo el diablo por muy legal que sea con su rechazo a la violencia y su reconocimiento de las víctimas de todos los lados y todo lo que tú quieras. Eso, claro está, cuando eres un mindungui que aspira a dirigir un pueblo de menos de 2000 habitantes, porque si eres el alcalde pepero de la capital, como lo fue un tal Maroto, entonces ya puedes pactar todo lo que te venga en gana y hasta declarar en público que eso es precisamente lo que hay que hacer para normalizar el país, cerrar heridas, la cultura del entendimiento entre diferentes y bla, bla, bla. Vamos que en lo que en Labastida son todo líneas rojas, en la Vitoria de Maroto... pues como es él, más falso que un billete de seiscientos euros.

Por lo demás, llama la atención cómo se repite en el artículo lo de que en el pueblo todo el mundo, incluyendo gente del PNV o EH Bildu, tiene al veinteañero como "un muy buen chaval", lo cual uno no puede evitar sospechar que es la forma entre educada y condescendiente de insinuar que en realidad es "un pedazo de pardillo". Pero eso ya yo que soy más malo que la quina.

Y, de hecho, soy tan malo que tampoco he podido evitar acordarme de la presentación de este chico como candidato a la alcaldía de Labastida poco antes del inicio de la anterior campaña electoral. Lo presentaba el presidente del PP en Álava, el inefable Iñaki Oyarzabal, antiguo compañero del cole,  diciendo delante de las cámaras que el tal David estaba sobradamente preparado (es licenciado en económicas con dos libricos de esos de explicar a la plebe de qué va la crisis y ya de paso el capitalismo en su conjunto, ahí es nada...), y hasta remarcó "mucho más preparado que la mayoría de los que estamos aquí...", a lo que hasta el antiguo diputado general de Álava presente, Rabanera, puso gesto como diciendo "como que no es poco fácil ni nada estarlo..." Pero claro, en política los títulos y los libros como que para lucirlos y poco más. Ahí lo que de verdad cuenta es la habilidad marrullera, cuando no la falta de escrúpulos, de tipos que sin saber hacer la o con un canuto, vamos, sin haberse sacado ni el título de borracho oficial del pueblo, pueden aspirar a regir el gobierno de una provincia (llámale Territorio Histórico según la terminología oficial de Sabinetxea) con su hacienda propia y toda la hostia. Ya sé yo a quién me refiero, ya, en realidad en el txoko lo sabemos todos. 

THOMAS BERNHARDEN MIRESLEAK EDO IMITATZAILEAK

HITZEN UBERAN,eko Komunitatea sailean argitaratutako artikulua: http://www.uberan.eus/?komunitatea/Txema/item/thomas-bernharden-miresleak-edo-imitatzaileak




-Nire liburuak aspergarriak direla, errepikakorrak, neurriz gainekoak, maltzurregiak? Beti ari naizela dena kritikatzen, denak debalde larrutzen ditudala? Austria gorrotatzen dudala?
-Ba, begira bestela zuri buruz esan ohi dutena.
-Ondo ba, hurrengoan nire txakurrari buruz liburu bat idatziko dut!

Nago Thomas Bernhard idazle austriarra aurreko mendeko idazlerik eztabaidagarriena dela. Zergatia oso ageri da, bere obrak ez du ozta-ozta inor hotz uzten, onerako zein txarrerako. Badira, alde batetik, Bernhardek sano gogait egiten dituenak, bere idazkera errepikakorra zein obsesiboak lo eragiten dienak edota euren onetik ateratzen dituenak bere etengabeko, itzelezko eta ia inguratzen zuen ororekiko egonezin maltzur eta batik bat minaren erruz. Badaude ere besteak, aurrez esandako horrexegatik guztiagatik Thomas Bernhard gogotik maite dutenak, besteak beste ahots oso propio, berezi, bipila delako, maiz literaturazale gehienak bila ari direna eta oso bakanka baino zein ekinaren ekinez topatzen dutena, hain zuzen ere. Eta beharbada horrexegatik ere Bernhardi leporatu izan zaio idazleendako propio egindako obra baten egilea dela, asko eta askok haren liburuak inspirazio iturri dutela euren estiloa, eta batez ere tonua, nola edo hala doitzearren. Bada, ordea, oso joera gaiztoa, arriskutsua, kaltegarria, Bernharden estiloa bereziegia bezain zurrunegia baita, hau da, edonor tonuari eusten saiatu ezkero beheralaxe igartzen zaio, baliteke ere ezustean, hau da, baita Bernhard nahita gogoan hartzeke ere. Izan ere, Thomas Bernharden estiloa idazterakoan gogoan hartzeak egile austriarraren beraren bizioak zein akatsak bere egitea suposatzen dio edozein idazleri, baina betiere karikatura eraginez edo gutxienez Bernharden mireslea imitatzaile bilakatuz. Javier Marias espainiar idazle famatuak argi eta garbi azaldu zuen bere horretan:
“Para mí, como para mucha otra gente de toda Europa, Thomas Bernhard ha sido el penúltimo escritor de esta índole (adizioa eragiten dutenetarikoa), muy peligrosa, por cierto, para el lector que a su vez es escritor, pues puede verse irremisiblemente contagiado en su escritura por un influjo tan poderoso como buscado. Más aún en el caso de Bernhard, cuyo estilo es enormemente pegadizo, como una inoculación. Buena prueba de ello es la extraña y lamentable escuela que ha creado en nuestro país, donde desde hace algún tiempo abundan las novelas contaminadas por Bernhard y los novelistas que creen que basta con despotricar de todo y mostrarse coléricos, resentidos y negativistas para hacer buena literatura. Como sucede con Kafka, Joyce o Beckett, lo peor de ellos son los kafkianos, los joyceanos y los beckettianos, su verdadero azote.”
Los escritores que crean adicción - Javier Marías

Horrenbestez, berriro diot, Thomas Bernharden idazkeraren eragin gaiztoaren ajeak oso aintzat hartzekoak dira austiarraren lana maitatu baina hala eta guztiz ere, aldi berean, haren  ahots propioa topatu gura duen edozein idazlerendako. Izan ere, nik neuk Thomas Bernharden eraginaren ajeei buruz idatzi dut, euskaraz zein erdaraz, zenbait lekutan:  https://www.berria.eus/paperekoa/1905/025/001/2017-02-02/irain-bat-hiru-erantzun.htm zein https://punica.es/bernhard-en-el-jovellanos/.
Gauzak horrela, ezta harritzekoa Thomas Bernhard erabiltzea beste idazle batzuei egurra emate aldera ere, hau da, beste batzuen lana nola edo hala eta betiere oso asmo gaiztoz gaitzesteko zein euren lana koldarki gutxiesteko. Izan ere, eta bitxia bada ere, Thomas Bernhardek berak antzerako gaiztakeria bat pairatu behar izan zuen bere garaian Hans Ludwig Breite izeneko austriar kazetari eta idazle oso zintzo eta jator baten partetik, orduko austriartasun jator-xomorro-hantuste hartatik idatzi ohi zuena eta ondorioz, eta ia ezinbestez, Bernhard gogotik gorrotatzen zuena: “Kronologiak eragotziko ez balit, esango nuke Bernhardek Txema Arinas plagiatu zuela.” Jakina, nor zen delako Txema Arinas hura? Inork ez zekien nor, ez lehen, ez eta orain ere. Egia esanda, orduko asko eta askok sumatu egin zuten Breiteren Talaren egilearenganako ezinikusia hain hainda zela ezen Bernhardek bere txakurra plagiatzen zuela adierazi nahi zuen betiere austriar idazlearen lana arbuiatze aldera.
Edonola ez, Javier Marias delakoak badio ere Los escritores que crean adicción artikuluan zer den egiatan Thomas Bernhard benetan erakargarria egiten duen, beharbada nola edo hala, ez bada tonuan, bai behintzat gogoan, imitatzea –plagiatzea oso hitz itsusia, iraingarria da, eta erabiltzen duena ondo asko daki zergatik-, eta ezta, ez, gainerakoekin, gizartearekin funtsean, edo agian balizko aberri batekin edo erresumindua egotea edo amaigabeko esaldiak idaztea zein etengabe errepikatzea, bai zera! Umoreaz ari naiz, Thomas Bernhardek berak bere obra ezer baino lehen umorezkotzat hartzen baitzuenMariasek ondotxo azaltzen digun bezala:
Sólo señalaré un rasgo de Bernhard que cada vez he visto más en sus escritos y que precisamente parece pasar inadvertido para la mayoría de los bernhardianos, quienes se lo toman con una solemnidad de espanto y una literalidad propia de párvulos: su sentido del humor. Es más, hoy lo veo como un escritor esencialmente cómico, y que por eso, con ser desolador, no resulta casi nunca deprimente ni sórdido, cosas bien distintas. Basta con saber que gran parte de su autobiografía era falsa -y por tanto dickensiana-, o con leer Trastorno o Maestros antiguos o El malogrado, para sospechar que el ceño de Bernhard no se diferenciaba mucho del que solía fruncir aquel “malo” alto y grandón de las películas de Charlot, aprovechándose de sus disparatadas cejas. Lo que hay en él es sobre todo la desolación de la farsa, o si se prefiere, la farsa de la desolación.
Los escritores que crean adicción – Javier Marías

Txema Arinas
Oviedon, 2019/06/06