Host... katxis, katxis... He salido a dar un voltio por el barrio y cuando ya llevaba un rato largo caminando he empezado a asustarme temiendo que me había metido en un "bujero" negro de esos que te trasladan a otra dimensión, siquiera de donde estás a tomar por... lejos. En este caso he creído que había ido a parar a un país anglosajón. Como que donde voy a comprar el pan veo anunciado Bakery, la guardería de toda la vida Kindergarten, la peluquería Identity, el gimnasio Gym Health, la tienda de chorradicas para la casa House & Garden y en muchos escaparates de tiendas de ropa frases enteras en británico del tipo "The clothes of beautiful people" o " The elegance of the people without complexes. También me he acercado hasta un escaparate y he visto que en un paquete de pastas del té ponía "handmade" en lugar de artesanas. Tanto que, cuando he visto una tienda donde anunciaban "Rebajas, últimos días" y he visto que no había nada más en inglés, no he podido evitar pensar que se trataba de una tienda de inmigrantes sudamericanos, o algo por estilo, renuentes a integrarse en la sociedad que los acogía. Luego ya he visto una peluquería de hombres llamada Le Barbier y una pastelería muy pija de nombre Ma Petite Patisserie. Ahí sé que debía haber deducido que me encontraba en Montreal o en cualquier sitio por el estilo donde lo british y lo gabacho se dan de morros más que compartir espacio; pero, no, nada de eso, enseguida he recapacitado y concluido que, en efecto, seguía estando en un barrio de la capital de Asturias donde el porcentaje de gente capaz de mantener una conversación en inglés, francés o cualquier otro idioma que no sea esa deliciosa mezcla de castellano de la tele y el asturiano traído del pueblo, ellos o sus padres, se puede contar con los dedos de la mano. Ahora bien, nunca me cansaré de subrayarlo, qué ejemplo tan patético e ilustrativo de "autocolonianismo interno" en una ciudad donde la mayoría biempensante, muchos de ellos con la rojigualda todavía a día de hoy colgando en sus ventanas o terrazas, se rasga las vestiduras en cuanto oye hablar de oficializar la lengua asturiana, esa cosa que dicen inventada por cuatro "asturtzales" fanáticos que quieren convertir Asturias en una Catalunya, un Bildustán o cualquier otra cosa por el estilo: "Asturies is Spain, and the rest conquered land!"
Podía haber soñado con el algoritmo, sí; pero no, la verdad es que en cuando me despego del ordenador, no tanto del móvil, me olvido de casi todo al otro lado de la pantalla. Así que, como mi subconsciente no tenía otra cosa que hacer, he soñado que los amigos de siempre íbamos a Cantabria porque habíamos reservado una cada para pasar el puente (hasta aquí todo dentro de una lógica, ya que es lo que tenemos pensado para octubre). Así que llegamos a una villa cántabra donde paramos para preguntar por una playa que según la colega que lleva estas cosas, y que no es otra que mi señora y amada esposa (
felicidades
también desde aquí) es la más salvaje y hermosa -¿esto no es una tautología como un pino?- del mundo. EL caso es que nos bajamos a preguntar en una plaza, la cual ahora que lo pienso se parecía mucho a la de Santoña, y lo primero que nos llama la atención, sobre todo a los chicos, es la cantidad de mujeres hermosas y estilosas que pululan por el pueblo, lo que en en el código señoro y así, o sea, entre nosotros, denominamos pibones.
- Es que hay mucha italiana - nos explica un paisano entrado en años a la vez que se relame os labios en lo que parece ser un gesto de complicidad masculina; vamos, un señoro jubilado.
Pues será, porque nos fijamos y el estilismo de las mozas y, en efecto, se podría decir que es eso que se denomina "estilo milanés"; unos tacones... Pero, servidor tiene unas ganas locas de darse un chapuzón en el agua helada de octubre -me encanta hacerlo por esta época; los locos ya se sabe...-, así que busco un paisano para preguntarle. Al final doy con una paisana joven a la que identifico al instante como de la zona porque ni es glamurosa, ni guapa, ni nada de nada; así de hijo de la gran puta y machista debe ser mi subconsciente, qué le vamos a hacer, si eso de consciente ya procuro corregirme, ya. Pues resulta que, por lo que sea, he ido a parar con la zumbada del pueblo. Pues no le pregunto dónde cae la playa de marras y me contesta.
- ¿La Playa de....? ¿Te gustan las almejas? A mí me gustan mucho las almejas.
- Sí, claro que me gustan; el salsa verde, con arroz, con limón, en realidad de todas las maneras.
- A mí gusta mucho ir a coger almejas a la playa.
- Vale, yo con meterme un poco en el agua...
- Yo siempre me baño desnuda. ¿Y tú?
- En casa sí, en la playa, depende.
- ¿Vosotros no sois italianos?
- Perché lo stai chiedendo? (aquí me percato que coincide de que estoy acabando de leer "Il giorno prima della felicita" de Erri de Luca y algo tendrá que ver con el sueño, claro).
- A mí me ponen muy cachonda los italianos.
- Pues ya lo siento porque somos todos de Vitoria y una asturiana.
- ¡Ah, vale! Pues qué bajona.
- Puoi dirmi dov'è la spiaggia ...?
- Tienes un acento horrible...
Y ya entonces me despierto, seis y pico de la mañana y, gracias al Algoritmo no estoy empalmado, qué susto. Feliz finde a todos.
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