viernes, 12 de agosto de 2022

¡QUE LE CORTEN LA CABEZA!

 

                                     

He soñado que salía a dar mi paseo mañanero por el parque de al lado de casa, cuando todavía no suele haber un alma por la calle. Entonces llegaba a lo alto de la cuesta por donde se entra al parque , y entonces me salía al paso uno de los conejos del hatajo de todos los tamaños y colores que lo habita, se supone que mascotas que han soltado y se ha reproducido entre ellos.
Pues bien, el conejo que me salía al paso era blanco, iba de traje y me señalaba con insistencia un reloj de cadena.
¡QUE LE CORTEN LA CABEZA!
- ¡Ay Dios, ay Dios! ¡LLEGAS TARDE!
- ¿Cómo que llego tarde?
- ¡Al examen, pedazo de mendrugo! ¿Es qué no te acuerdas?
- ¿Qué examen?
- ¡El de Historia del Imperio Bizantino!
- ¿Lo qué?
- ¿No te has traído el libro para dar el último repaso?
- ¿El...
- ¡No me lo puedo creer! ¡NO HAS ESTUDIADO EL LIBRO!
- Pero si ni siquiera sabía que tenía...
- Venga, no te quedes quieto. Ya se te ocurrirá algo cuando te sientes a hacer el examen. Lo importante es llegar a tiempo.
- Pero qué...
- ¡Vamos, vamos, corre, corre!
Y yo corriendo a toda pastilla por el parque, encima cuesta arriba, detrás del conejo, vamos, como un adolescente. En eso que intento recapacitar un poco: ¿Qué examen? ¿Qué libro ni qué...? ¡Ah, no! Otra de esas pesadillas en las que no llego a tiempo a hacer un examen para el que no he tenido tiempo de estudiar porque no tenía el libro o los apuntes a mano. Todo un clásico.
- ¡No pienso correr más! Esto es un sueño y voy a despertar a la de dos.
Pero ni a la de tres, sigo en el parque todavía antes de que salga el sol de todo, y, lo peor de todo, el conejo del frac sigue ahí con su peruco antediluviano.
- ¿Estás tonto o qué? ¡Vas a suspender el examen!
- Mira, Roger Rabbit de provincias, primo lejano y todavía más tonto de Tambor, sé perfectamente que esto es una pesadilla. Así que no pienso agobiarme por nada. Voy a esperar tranquilamente a que despierte y luego ya ni me acordaré de ti.
- ¿Estás loco? Tienes que hacer el examen.
- ¿Y qué pasa si no lo hago?
- Que ella te cortará la cabeza.
- ¿Quién, la reina mala?
- ¿Quién si no?
Entonces reflexiono un poco y...
- ¡Hostia, hostia, que no había caído, mi suegra...
- ¡Qué te estaba diciendo yo!
- ¡Corramos, corramos a hacer el examen, no vaya a ser que...
- Demasiado tarde. Los operarios del ayuntamiento han tirado la caseta donde había que hacer el examen.
- ¡Joder! ¿Y ahora qué?
- Pues a esperar que vengan los naipes para llevarte delante de tu s... la reina mala.
- No jodas, menudo plan para el finde de semana.
Y en eso que despierto de un sobresalto como de costumbre y enseguida caigo en la cuenta de que esta semana he visto, cuando paseaba por el parque, que los operarios del ayuntamiento de Oviedo estaban tirando el chamizo donde antiguamente estaban los servicios y que en los últimos tiempos se habían convertido en el comedero de los conejos, pues todo el mundo les arrojaba comida por encima de la valla que rodeaba el recinto y aquello se había convertido en un verdadero estercolero. En fin, todo en orden, luego ya lo de la reina mala y el Imperio Bizantino, pues también, pero ya si eso otro día...

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