viernes, 17 de febrero de 2023

CHESS MASTERS

 



    Estoy de farra con mis colegas en un un conocido pub irlandés del centro de mi ciudad. Llevo ya media docena de pintas negras, varias de ellas a lo "black&white", vamos, con un chupito de whiskey Jameson dentro, y además demasiado bien echadas como para no sospechar de que se trata de un sueño en toda regla. Entonces, entre tanta pinta, risas y algún que otro cántico al estilo de The Fields of Athenry (By a lonely prison wall/I heard a young girl calling/"Michael,,...), de repente me entran unas ganas tremendas de descargar tanto negro elemento. Así que bajo las escaleras que llevan a los meaderos del pub. Reconozco que el descenso se me hace eterno, un poco más y fijo que voy de cabeza al infierno. Ya en el subsuelo, junto a la puerta que supongo que da a los servicios, me encuentro a una chica sentada a una mesa con un un tablero de ajedrez encima.
-¿Tú no eres la de Gambito de Dama?
- Lo que tú digas- Pero, si quieres cruzar la puerta tendrás que ganarme una partida.
- ¿Lo qué?
- ¿Juegas o te meas encima?
- Juego.
No me dura ni cinco minutos, despacho la partida con un Jaque Mate del Pastor y corro a abrir la puerta para encontrarme junto a la puerta del baño a... ¿Anatoli Karpov?
- Venga, rapidito que me meo, mueve tú.
Mira si tendré ganas de mear que me lo cepillo en menos de cinco minutos con un Gambito italiano.
- ¡Que me meooooo!
Atravieso la segunda puerta y me doy de bruces con la tercera. Junto a esta, cómo no, Garri Kasparov.
- ¡A tomar por culo, Jaque Mate del Loco!
En la siguiente puerta me espera la ajedrecista georgiana Nona Gaprindashvili. La verdad es que ya me estoy empezando a cansar de tanta partida y tanto moñas ex-soviético, y, sobre todo, que no me aguanto. Así que no dudo en jugar un poco sucio.
- ¿Tú no eres la ajedrecista que demandó a Netflix por haber dicho que nunca jugaste contra hombres? Eso y que en la serie además te decían "ajedrecista rusa".
- Sí, ¿Qué pasa, pues?
- Nada, nada. ¡GAMBITO DE DAMA!
Cruzo la quinta puerta ya con la vejiga a punto de estallar, confiando que la pesadilla acabe de una vez por todas. Pero no sería una pesadilla si no hubiera otra puerta y junto a ella... ¡MI HIJO PEQUEÑO?
- Venga, aita, ya sabes lo que hay, tienes que ganarme si quieres...
- Va a ser que no, no...
Dicho lo cual no puedo ya más y me saco la chorra -aquí confieso que empieza a preocuparme las veces que lo hago en mis últimos sueños...- y vació todo lo que llevo dentro sobre el tablero y parte del crío.
- ¡SERÁS GUARRO!
- Lo siento, hijo, no podía más y tampoco tenía opción.
- ¡PUNKY, QUE ERES UN PUTO PUNKY!
Y sí, claro que sí, al despertarme había gotitas...


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