MATICES


Creo que hay celebrar y sobre todo subrayar las declaraciones que ha hecho la parlamentaria de Aralar, Aintzane Ezenarro, a El Correo. Son especialmente significativas por venir de alguien de lo que consideramos, salvando las distancias -Aintzane nunca militó en la antigua HB o Batasuna a diferencia de la plana mayor de sus compañeros de Aralar-, la izquierda abertzale, siquiera en lo sociológico (algo que ya se sabe de entrada que fuera de allí cuesta separar de ETA y sus aláteres, pero que, en cambio, la mayoría de los de allí, incluso los del PP vasco si encuentras a uno lo suficientemente sincero, sabemos perfectamente discernir quiénes son, cómo y sin que por ello tengan que ver nada con ETA y sus inmediaciones, simplemente independentistas de izquierda con los que muchos, siquiera por una mera cuestión de origen o ambiente, compartimos tantas cosas como las que nos separan, como si esto sólo fuera un paisaje, y no me refiero precisamente a uno postal o por el estilo, sino más bien vital). Son declaraciones que matizan y mucho la actitud de los abertzales como ella (otro término que fuera del paisito tienden a simplificar y estigmatizar de un modo monolítico) ante el futuro de la izquierda abertzale representada por Sortu. Claro que apoyan su legalización una vez aceptado lo esencial, lo que exigía la ley, la condena de ETA y el rechazo a cualquier medio violento para conseguir unos objetivos políticos. No obstante, y muy al contrario de lo que les piden ahora desde el PP y ciertos ambientes del PSOE, por lo general del Ebro para abajo y dejémonos de hostias, la legalización de Sortu apenas es un hecho jurídico, una necesidad si se quiere, cumplir precisamente con la legalidad. No se trata en ningún caso, e insisto que como nos quieren hacer creer constante e insidiosamente desde muchos ámbitos políticos y mediáticos, de una claudicación ante los que hasta hace apenas unos telediarios jaleaban a los criminales de ETA e incluso colaboraban con ellos. Ni mucho menos, cumplidos los preceptos legales el debate acerca de la legitimidad ya moral, ética, del llamado MLNV deja la cosa jurídica para pasar directamente al terreno político, a la discusión del día a día, a la argumentación del oponente contra ellos si se quiere. Una vez legales no se convertirán de inmediato en "iguales", en decentes incluso, como si no hubiera pasado nada durante todos estos años, como si no tuvieran ninguna responsabilidad moral en el reguero de cadáveres y el clima de putrefaccion social que el terrorismo etarra ha dejado por el camino. Parece que Aintzane también lo sabe y así lo declara a los de EL CORREO, exactamente lo que desde el lado de enfrente les achacan continuamente a ella y a los suyos, puede que porque a los simplificadores por principio, los de conmigo o contra mí, blanco o negro, español o terrorista, no les interesa reconocer los matices que hay entorno a la legalización o no, sino también de carácter y hasta de proyecto:

Las formas son casi tan importantes como el contenido. Esas formas que durante años se han practicado en Batasuna han ahuyentado a muchas personas que ideológicamente podían compartir cosas. Yo no concibo la idea de retirar el saludo a alguien porque piense diferente a mí, y eso se ha hecho en este país. Como vemos tan necesario que la forma de hacer política sea otra vamos a mantener nuestra apuesta, por ejemplo, por llevar la paz a los pueblos

Cuando hay un cambio de tiempo político hay que hacer una revisión crítica del pasado. No comparto el modelo de la Transición española, con una especie de punto final, que luego ha obligado a hacer una ley de memoria. Hay que reconocer el daño causado. Lo hizo el IRA y creo que Batasuna tendrá que hacer una revisión crítica sobre sus formas con el contrincante político. ETA, también la suya. El resto deberemos mirar qué no hemos hecho bien, pero algunos más que otros, porque yo nunca he tratado así al adversario, al que había que mirar como que no existía o bien hacerlo desaparecer.

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