Ayer por primera vez en mucho tiempo percibí la diferencia de edad para con mi amada esposa, yo diría que casi hasta sentirme un poco pederasta y todo. Pues no habíamos pasado todo el día fuera con los amigos en la casa del pueblo de los padres de uno de estos, es decir, sidra asturiana de cuando nos visitaron el año pasado y mesa larga con su ensalada de tomate, boquerones, tortillas de patatas, pimenticos asados, cochinillo y pollo asados y hasta un bizcocho que nos hizo la madre de Px ex-profeso, todo ello regado con unas indeterminables botellicas de Heredad Ugarte, crianza 2011 y 2012, con sobremesa en las piscinas del pueblo para eso de que los críos hicieran la rana, con cafés y patxarán junto al bar de las piscinas, chapuzón de un servidor porque, joder, que nos hemos dado cuenta hace dos días que se nos ha olvidado enseñar a nadar al pequeño, como le hacemos la mitad de caso que al mayor..., y así un largo tiempo a remojo hasta que el crío-lapa que tenía todo el rato alrededor del cuello se soltó, o lo tiré yo, no me acuerdo, con la burbuja a su espalda, momento para volver a la mesa a empezar la ronda de Alhambras. Y así de charleta hasta las nueve que tocó retirarse y probar el clarete del padre de Px, por qué les gustará tanto el clarete a la generación de nuestros padres, por qué, y en eso que nos disponíamos a volver a Vitoria que va mi señora y le suelta a una de las parejas: "¿Qué, quedamos luego para cenar por lo viejo?" Y claro, la pareja en cuestión un silencio sepulcral, no le van a decir que no porque le tienen mucho afecto pero acaso no tanta confianza como puede tener uno de la cuadrilla de toda la vida para mandarte a tomar por culo cuando le planteas algo parecido. Así que lo organiza todo para quedar en el Farolón de Cuesta a las once o yo qué sé, y mientras el resto escapa con su muchachada hacia sus respectivos hogares, yo le miro a mi señora con la sonrisa más falsa que pueda haber en el mundo, a la vez que imagino arrastrando mi alma cansada y cuarentona por los tugurios de lo viejo, y le digo: "bueno, pues nada, ya dejamos a los críos en casa y bajamos para cenar por ahí..." Y así una angustia hasta llegar a casa, yo todo el rato pensando cómo desactivo esta bomba de relojería, que mi cuerpo da para lo que da, cuarenta y siete tacos, como que no lo hemos pasado poco bien y nada durante todo el día, risas y chapuzones, para qué flirtear con el derrame cerebral. Y sí, ya en casa que se me notaba que como que no, pues llama a L y que no tienes ganas, menuda putada que les haces, con las ganas que tenían...., si es que estás hecho un viejo, haber bebido menos, siempre te pasas... Pues sí, vale, tienes razón y todo lo que tú quieras, moñoña, ya llamo:
-Oye...
-No me lo digas.
-Que mejor otro día, que hay días de sobra.
-Ya te digo.
-Es que estoy reventado, la piscina...
-No ya, si ya me he dado cuenta yo también de que la chiquilla se venía arriba...
-Sí, hay que joderse con la "Rubia"...
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