El análisis de la realidad también debe darse desde los prejuicios o los clichés, siquiera ya sólo para desmontarlos como va ser este caso. En Vitoria-Gasteiz, y a tenor de las últimas elecciones municipales, llama mucho la atención el perfil sociológico de las candidatas a la alcaldía. Casi ninguno parece corresponder con el cliché sociopolítico o cultural al que los ciudadanos de esa ciudad media eternamente autosatisfecha de espíritus, -he aquí la gran paradoja- también eternamente insatisfechos y reacios a todo lo nuevo por principio, aldeanos del asfalto en su casi mayoría, el riau-riau como lema vital, están acostumbrados, o más bien creen que lo están. La candidata de Bildu, Vitero, parece lo más alejado del candidato de la izquierda abertzale al uso. Hija de emigrantes zamoranos y orgullosa de serlo, faltaría, representa muy bien a esos vitorianos nacidos en los barrios del norte adonde fueron a parar la mayoría de las personas llegadas de todas partes de España durante los años del desarrollismo, esos en los que Vitoria pasó de ser un pueblón en toda regla a una ciudad de tamaño medio con mentalidad todavía y per secula seculorum de pueblón, casi que de la noche a la mañana. Son barrios del PSOE y que más tarde, los hijos y nietos, también empezaron a votar al PP. Barrios en los que hay de todo, también un voto importante de Bildu como consecuencia del parasitismo de la izquierda abertzale de esa otra a la izquierda del PSOE después de lo del 3 del Marzo y por el estilo, generaciones jóvenes que votan a Bildu más por su impronta izquierdista que por la nacionalista. En cualquier caso, el perfil de Vitero es más de una candidata de Podemos que de Bildu, como que llama la atención que encabezando la lista de un partido que tiene al euskera como eje prioritario de su ideario identitario, los que apuestan por la (re)euskaldunización del país a marchas forzadas "malgré tout", no haya aprendido a hablar euskera con soltura, y eso a diferencia de la candidata de Elkarrekin Podemos, Garbiñe Ruíz, cuyo perfil me ahorro por la irrelevancia alcanzada por su partido en estas elecciones.
El caso de la que sin lugar a dudas será la futura alcaldesa de Gasteiz, Maider Echevarria, también es curioso, mucho. No me voy a extender en su biografía, me basta con el test de las piscinas al aire libre cuando llega el verano, antes cuatro días, hoy vete a saber, es decir, con decir a cuáles de los tres grandes complejos vitorianos de piscinas al aire libre acudía cuando era chavala, algo que cualquier vitoriano sabe que define sociológicamente a todos los vitorianos (la idea de utilizar las piscinas al aire libre para definir, siquiera sólo describir, la sociedad vitoriana ni siquiera es mía, ya la utilizó en cierta manera mi paisano Xabier Montoia en su aclamado y premiado libro "Gasteizko Hondartzak"; con lo que aprovecho para opinar que es una pena que un libro tan premiado y reeditado en euskera no tenga su traducción al castellano). Así a grandes rasgos, o más bien brochazos, lo reconozco, tenemos las piscinas de Mendizorroza, adonde va o iba en su mayor parte la clase media de autónomos, pequeños profesionales o asalariados cualificados, la gente de los barrios del suroeste como ese en el que creció Ainhoa Domaica del PP, aunque luego vete a saber a cuáles iría, que lo del arrimo con los de arriba a ver si algo se me pega es algo tan viejo como la misma humanidad. Luego está Gamarra, las piscinas de las clases trabajadoras o populares, de nuevo digo que en su tiempo, donde se mezclan los acentos del sur de los abuelos de muchos vitorianos, el darija y ese euskera prácticamente indescifrable para los ikastoleros y euskaldunberris de la ciudad, el cual, por cierto, es también en buena parte el mismo que se hablaba en la mayor parte de Álava, el que se habla todavía en Aramaio y Legutio, me refiero a la "boronada" del Alto Deba y así, y aquí me limito a utilizar términos coloquiales entre los vitorianos cuyo sentido peyorativo evidentemente no comparto, sino que me limito a utilizar porque también contribuye al retrato sociológico que nos ocupa. Y por último, las piscinas del Estadio, en las que con decir que el hermano del Duque Empalmado, Urdangarin, ha sido durante décadas el jefazo ya está todo dicho. Al Estadio iba la candidata del PSE, también al colegio francés desde su casa del centro-centro de la ciudad, y de ahí, acaso, que para ser una candidata de izquierdas no sorprenda la entusiasta defensa que hizo en su momento de la enseñanza concertada a la que nos han sometido a tantos y tantos vitorianos en la convicción, por parte de nuestros mayores y en especial de esos otros que convencieron a estos, de que eso de lo público era algo así como de muertos de hambre, una condena a la irrelevancia social de por vida, casi que flirtear con el lumpen, sobre todo si era o es venido de fuera. Pero, claro, todo esto, por supuesto, anatema, o cuanto menos cosa del pasado, ya no, faltaría, la sociedad más igualitaria y avanzada a este lado de los Pirineos y otras mierdas para lo del onanismo "euskotxobinista" a todas horas. Y ya si eso hablamos otro día de por qué tenemos el récord de colegios concertados, de curas y andereños sin distinción, por alumno a escala española mientras hacinamos a los inmigrantes ahora venidos de fuera de España, segregación pura y dura, todo para no mezclarse con los pobres. Pero eso sí, luego muy de izquierda todos, sí, lo de ser de derechas como si fuera exclusivo de españoles del otro lado del Ebro y por el estilo. Vamos, que vemos la paja en el ojo ajeno, concretamente en el Madrid de Ayuso, en lugar de ver la viga propia en el paisito foral, superigualitario, superprogresista, supereuskaldun y tal y tal.
Dicho lo cual, sé que ahora me tocaría aguantar una ristra de comentarios de los biempensantes de turno poniéndome a caer de un burro por haber hecho un retrato tan prejuiciado, a rebosar de clichés probablemente ya periclitados en parte. También es cierto que la peña cada vez entiende menos la ironía a cuenta de lo que sea. Sin embargo, confieso que si lo he hecho ha sido precisamente porque me encanta comprobar cómo la mentalidad prejuiciada, siquiera sólo estereotipada, de mis paisanos ya no coincide, al menos en este caso, con la realidad electoral. ¿Por qué? Pues así a grosso modo porque todo lo que sea desmentir dichos clichés, superar prejuicios y en general darles en los morros a aquellos que los utilizan de verdad para conformar su manera de concebir la realidad en la que viven, la inmensa mayoría, me parece simple y llanamente maravilloso.
En cuanto a mí, que seguro que el chismoso de turno querría preguntarlo, y como soy taaaan generoso, recuerdo que mi viejo me sacó el carné de Mendi, sí, también que no fui más de dos o tres veces, que no me gustaba nada aquel ambiente de estar siempre rodeado por la misma gente. En realidad prefería ir con mis primos de Adurza a las piscinas de Gamarra en verano, entre otras cosas porque allí eran contados los chavales de mi barrio o cole con los que podía encontrarme para seguir hablando de las mismas mierdas de a diario. De ahí también que siempre haya tenido una querencia especial por expresiones, en este caso además tan del gusto de mi durante mucho tiempo admirado Juan Goytisolo, como la de "pájaro que caga en su propio nido". Eso y muchas cosas más que no vienen al caso, si eso otro día, o más bien nunca.