Pues a mí me pasa lo mismo que al presidente de Chile y de izquierdas, Boric, que no me lo creo. 25 años de chavismo sin que nadie sepa muy bien qué es eso y sobre todo a dónde va, quiero decir, más allá de beneficiar a la nueva oligarquía chavista y a sus adeptos, una crisis galopante que ha convertido a uno de los países más ricos en recursos del mundo, potencia petrolera, en uno de los más míseros en cuestión de nivel vida y condenando al exilio económico a varios millones de venezolanos (exceptuando mi tía de más de 90 años y mis primas que la cuidan, el resto de mi familia de allá ya está fuera). Y luego está lo de que, ya no es sólo que todas las encuestas pronosticaran una victoria con amplia ventaja del candidato opositor, que las movilizaciones chavistas hayan sido más flojas que nunca en comparación con las de los otros, sino que poco o nada se puede esperar de un régimen que además de haber convertido la libertad de prensa, y cualquier otra, en una broma, también encarcela opositores o los inhabilita, y mejor no recordar la bestial represión con cientos de muertos de cuando el régimen perdió las elecciones a la Asamblea Nacional. Imposible creerse que después del desastre económico y humano en el que está sumida Venezuela el principal responsable del mismo, ese que amenazaba con un baño de sangre si perdía, haya vuelto a ganar justo con un 51% de los votos, qué casualidad, y que rápido ha sido felicitado por democracias tan punteras como China, Irán o Rusia...
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