martes, 4 de junio de 2013

COMPARANZA TURCA



Dice el Erdogan que ya hay que ser muy ignorante para comparar lo que está pasando en su país con cualquiera de las primaveras árabes, que en Turquía hay un sistema parlamentario que funciona con elecciones libres, certificadas y todo, lasque le han dado una mayoría absoluta y probablemente volverán a dársela para desesperación de los manifestantes, los cuales claman por las calles de Estambul y Ankara que todo es fachada, un sistema ratificado por las urnas, sí, pero que a su vez sirve para apuntalar la gran componenda entre los islamistas recién llegados y esos poderes fácticos que durante décadas controlaron el país con mano de hierro. Luego también aseguran que en esencia no ha cambiado nada, todo sigue estando bajo control, el país con un supuesto sistema democrático que más periodistas encarcela, que tiene a todos los medios amordazados, que reprime como el que más a sus minorías étnicas, que margina al resto de confesiones y con especial saña a los alevitas que van como muy por libre en eso del Islam, que sigue negando lo obvio del holocausto armenio por mor de un nacionalismo de estado extremo, con él o a la trena. Y todo esto en una Turquía que los medios españoles nos la servían no hace mucho como ejemplo de transición democrática, no muy distinta de la que durante décadas se jactaban de poder exportar al resto del mundo como ejemplo de hacer las cosas. Y sí, por lo que se ve tenían toda la razón del mundo, la bendita Transición es un modelo perfecto para todos aquellos países que quieren pasar de un sistema abiertamente dictatorial a otro formalmente democrático sin que por ello las clases dominantes del primero tengan que renunciar a su preeminencia, al mangoneo. La clave está en el pacto, ya sabemos, viene de antiguo, Lampedusa lo describió magistralmente en el Gatopardo, la Transición española sólo le añadió el prurito de modernidad:"Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi".

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