jueves, 11 de agosto de 2016

MANGUIS - PACO GÓMEZ ESCRIBANO

(reseña publicada en SOLO NOVELA NEGRA http://solonovelanegra.com/manguis-resena/)




El Torre se mete en su casa y cierra la puerta. Se prepara un par de huevos fritos y un chorizo y se echa un vaso de vino tinto. Pone la radio y se relaja escuchándola. Retransmiten un partido del Real Madrid y el Valencia. Gana el Madrid, lo cual no es noticia. Pero no presta atención a lo que dicen los locutores. El inspector le ha metido el veneno en la cabeza. Supo en ese mismo instante que iba a aceptar, a pesar de que “tomar el atajo” para reunir la cantidad de dinero suficiente como para retirarse y marcharse del barrio entrañara el riesgo de ir a la cárcel, bien porque él falle, bien porque el inspector le traicione, que el Torre no se fía ni un pelo de los maderos. Por otra parte, tiene que pensar en la infraestructura, en quiénes va a elegir para el trabajo. Por ese lado, la cosa va a estar complicada.
Dar un palo a un furgón blindado no es moco de pavo.”

Manguis – Paco Gómez Escribano

Al igual que me sucedió con su novela anterior, Yonqui, me he leído de tirón esta última de Paco Gómez Escribano. No puede ser de otra manera porque el estilo de PGM parece consistir en la precisión descriptiva y el coloquialismo con ribetes irónicos, lo cual imprime al texto un ritmo que en algunos momentos, en concreto en los de acción llega a ser frenética. Se nota y mucho que PGE procura evitar aburrir en todo momento, casi diría que está obsesionado con agarrar al lector y llevarlo a empujones hasta el final de la historia. Lo consigue porque maneja a la perfección un lenguaje y un tono adecuado para el ambiente y sus personajes. Ambiente suburbial y sobre todo cercano al autor. Ya lo decía en la reseña que hice de Yonqui: “la veracidad y hasta la intensidad dramática de la historia no son óbice en ningún momento para que aflore una ternura hacia los personajes y sobre todo un delicioso sentido del humor que gracias a la mirada de Paco Gómez Escribano nunca es el resultado de la mirada distante y prejuiciada de un autor que se acerca al tema como con asquito, en plan antropólogo del asfalto, sí ya, me repito, sino más bien todo lo contrario.”
No obstante, tengo para mí que en Yonqui había más de retrato costumbrista y generacional de una época y un lugar, de reconstrucción de un pasado cercano e íntimo en el que la trama negra era lo de menos porque la historia en sí apenas consistía en otra cosa que en una concatenación de diferentes anécdotas o peripecias, cada cual más rocambolesca, chunga, dramática incluso, y que servían para presentar a sus protagonistas en su medio natural, la delincuencia de baja intensidad en el Madrid de los barrios periféricos surgidos como setas durante la llegada de oleadas de emigrantes del entorno rural como consecuencia del desarrollismo franquista de los sesenta. Así pues, a mi juicio Yonqui tenía más de retablo que de relato, era más puesta en escena que simple escenario, más mirada retrospectiva sobre un entorno negro que una historia negra pura y dura como es Manguis.

Tan sólo son dos maneras diferentes de encarar el género y yo diría que hasta consecuentes. Porque no habría tenido sentido repetir el tono de la primera novela con personajes ahora adultos pero igual de marginales o incluso desclasados. Manguis es una novela negra de corte muy clásico, yo diría que hasta hammettianos, esto es, una historia que se debe sobre todo a su trama criminal. Y por eso corre, la historia se lee casi que a la carrera, como en el mejor episodio de una serie del mismo género. Luego ya la sensación que deja es muy subjetiva, en mi caso de haber pasado un buen rato leyéndola, sí, pero también de haber leído la misma historia mil veces antes, sobre todo hacia la segunda mitad de la novela que se centra de plena en el atraco y sus circunstancias. También tienes que reconocer que, aunque el género parece pedirlo y sobre todo el escenario, algunas descripciones de los personajes o del entorno te suenan ya a cliché, sobre todo en la relación del macho alfa y protagonista de la historia con sus putas y sicarios, en la elaboración del personaje del policía franquista. Quizás peco de injusto porque se trata de lo que pide la historia, y en realidad eso que llamo clichés no son sino las peculiaridades ineludibles de una época y un lugar, que lo que de verdad hubiera resultado artificial habría sido cualquier otro modo de abordar a los personajes. Entonces reflexionas y concluyes que puede que sea cierto eso que se dice de que el género negro está más que trillado, sobre todo ahora que vive en su propia burbuja, que quizás ni siquiera sea el estilo particular de cada cual el que lo salve de caer en la reiteración o la intrascendencia, incluso que puede que su encanto, las claves de su éxito, residan precisamente en su condición de género que no aspira más que a ofrecer un buen rato de entretenimiento.

Txema Arinas
Oviedo, 08/08/2016

  

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