martes, 18 de octubre de 2016

ALIGOTE



Así como la camarera de la cafetería donde desayuno desde hace un año es un cielo de persona, tanto que es verme llegar a través de la cristalera y tenerme preparado el descafeinado con leche de máquina mediano (viene a ser el grande en cualquier otra parte) para cuando entro, la pescatera del súper donde suelo comprar las cuatro cosas del día es sin lugar a dudas la tipa más antipática que ha parido madre, de esas que cuando se ven obligadas a devolverte el saludo lo hacen como si les estuvieran extrayendo el apéndice a pelo. Hoy había una clienta delante de mí. En realidad una abuela muy parlanchina, de esas que les gusta contar al dependiente de turno los pormenores de su existencia y ya de paso también la del resto de sus allegados por si pudiera ser de su interés, que nunca se sabe. Así que era todo un espectáculo escuchar a la "güela" en su precioso acento asturiano un sinfín de naderías sin cuento al mismo tiempo que pedía a la pescatera que le pusiera una rodaja de bonito; "pero non, meyor pónesme cóngaru abiertu, o non, que tien munchos escayos, merluza, dexa, dexa, que yá comimos el domingu, ¿a cuántu ta'l pixin?, bien caru, ¿y los bocartes?" Y así un buen rato ante la cara de acelga de la pescatera, cada vez más arrugada quiero decir, hasta que por fin se decide por una merluza, "que total, vida, si ye lo que més gustanos en casa, esi y el pixín, pero como tá mui caru todo y la pensión ye lo que ye..." Entonces va la pescatera, agarra la merluza por la cola, lo estampa contra la pila de madera donde prepara el pescado y procede a desescamarlo con una vehemencia, que no velocidad, que cualquiera diría que estaba un poco molesta la tía, como que cuando he llegado a casa tenía escamas hasta en el entrecejo, y eso que estaba a varios pasos detrás de la "güela". Y en eso que llega mi turno.

-Me pones dos doradas, por favor.
-Hasta mañana no hay doradas ni lubinas.
-¿Y qué puedo llevarme para asar?
-Tienes besuguines y aligotes.
.Pues, no sé, igual, puede que..., aligotes. Ya sabes, aligote, aligote el que no lo compre que no v...


Momento en el que he aprendido, por primera vez y ya de por vida, que de vez en cuando conviene callarse y no pasarse de gracioso.

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