miércoles, 10 de julio de 2019

VERANO DE REGUETÓN





De vuelta a casa de la caminata vespertina por el bosque de Armentia, empiezo a escuchar una música infernal. Un coche aparcado con los altavoces a todo volumen en el descampado que dicen Artetxo vomitan reguetón. Espero encontrarme a un grupo de latinos de farra con sus morenas. Los acentos y la fisonomía los delatan como nativos tirando a pálidos y todos ellos varones para no romper con el tópico. Al acercarme hasta donde están con el fin de desviarme por el camino que baja hacia mi casa, moderan el volumen. El que enseguida identifico como el machito del grupo les increpa por hacerlo con el argumento de que si han ido precisamente de botellón al bosque ha sido para poder poner la música a todo volumen porque en sus casas como que no. Al pasar delante del chaval me suelta un inesperado "arratsaldeon" (buenas tardes) al que yo respondo con un "berdin" (igualmente) y sigo mi camino como si nada. Creo que el chulito farfulla algo a mis espaldas. Vengo muy cansado como para perder el tiempo con provocaciones de niñatos en pleno proceso de cocción etílica. Por el camino reflexiono y no doy para otra cosa que no sean lugares comunes como el de que todos hemos sido jóvenes y además bastante gilipollas. Me acuerdo de las tardes de verano con el amigo Ptx en los billares del vecino pueblico de Lasarte con sus correspondientes kelers o botellas de sidra, las tardes del pantano en la playa nudista y los tragos a la vuelta en la Duna, la Zuyana o donde fuera, las escapadas hasta la sidrería de Mendiola o a cualquier otra por los alrededores de la ciudad. De chaval te tiras al campo con los colegas para beber en gozosa camaradería en lo que tarda en caer el sol. Hay como una deliciosa modorra estival que hace que parezca que el tiempo corre más lento y que la felicidad puede que se reduzca a momentos como el que nos ocupa. De ese modo colijo que todo está en su sitio así pasen mil años. Todo no, el reguetón a todo volumen no me cuadra, más bien me irrita, yo diría que hasta siento una infinita tristeza.

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