viernes, 14 de febrero de 2020

LO DE LA SEMANA


PESADILLA DE SAN VALENTÍN

He soñado que estaba en plena Batalla del Ebro. Lo sé porque sonaba todo el rato la famosa canción: "Si me quieres escribir, ya sabes mi paradero, si me quieres..., en el frente de Gandesa, primera línea de fuego". El caso es que le escribía una carta a mi mujer en la trinchera, y justo cuando se la iba a entregar al camarada que llevaba las cartas, atacaban los moros y tenía que salir por patas con la carta en la boca. Retrocedíamos hasta no sé que otra línea y allí seguía buscando al cartero, Pues también, justo cuando parecía haberlo localizado, volvían a atacar los fascistas, esta vez una división italiana, y otra vez por patas. Otra vez cediendo terreno y ya casi al lado del río. Vuelvo a buscar al cartero y resulta que ahora era una brigada de requetés navarros al mando del cabrón del general Solchaga que nos ponía prácticamente a todos al borde del río. Lo siguiente que recuerdo es que me ahogaba intentando cruzar el Ebro de vuelta adonde habíamos salido, con la carta todavía en la boca. Vamos, la angustia al uso en estas pesadillas. ¿Moraleja? Pues a saber, pero seguro que tiene que ver con la tensión esta del San Valentín y lo mucho que se devana uno los sesos para encontrar un puto regalo decente: "cien mil veces que lo tiren, cien mil veces que lo haremos..., tenemos cabeza dura los del Cuerpo de Ingenieros.




Hay gente a la que se le nota que ya eran funcionarios, contables, chupatintas, incluso antes de nacer. Gente con la que sabes que no compartes visión alguna de la vida, que su mundo no es el tuyo, que ni sientes como ellos ni viceversa, imposible encontrar la felicidad en una cifra, la resolución de un procedimiento de lo que sea, un archivo perfectamente ordenado. Gente que cuando la tienes delante, por lo general al otro lado de una ventanilla o de un escritorio, se le nota a la legua que todo lo que no está en números es siempre una molestia.




LOS LÍMITES DE LAS CONVICCIONES DE PIEDRA DE CADA CUAL


Estaba hoy como cada mañana, al frente de la tertulia con sus amigas, o lo que sean, esa señora de mediana edad, corpulencia brava y asertos como ladridos, la cual yo califico con toda mi poca vergüenza y falta de consideración como la vacaburra de Vox, o del PP si toca, supongo que según el pie con el que se levanta, cuando, nada más acabar la intervención de uno de los suyos en el debate sobre la eutanasia que echaban por el televishorror de la cafetería, comenta:

-Pues yo ya os digo que poca gente habrá más de derechas que yo; pero, antes que aguantar a mi suegra demenciada, me ofrezco yo voluntaria para aplicarle la eutanasia.

Pues eso, los límites de las convicciones de piedra de cada cual y así.






La carrera de la sucesora de Angela Merkel recién se ha ido al garete por culpa del fiasco de Turingia donde fue incapaz de meter en vereda a sus correligionarios conservadores para que no pactaran con la ultraderecha. Es evidente que en Alemania sus dirigentes se toman muy en serio su pasado. En España el ejército español ha sido uno de los grandes problemas de los últimos doscientos años; pronunciamientos, golpes de estado, sublevación armada... Un empecinamiento en querer imponer al conjunto de la ciudadanía su corta visión de lo que es y cómo debe ser España. Tanto como que ya es recurrente referirse a la Guerra Civil como la única guerra que han ganado los militares españoles en todo ese tiempo, esto es, contra sus propios compatriotas. Un cáncer que tras una larga metástasis en forma de 40 años de dictadura creíamos/creían haber superado; pero no, se ve que el "bicho" sigue ahí, como poco latente y dando de vez en cuando alarmantes coletazos, en forma de bravatas de generales retirados y otros, amén de la presencia de parásitos externos dispuestos a avivarlo como ese macarra posfalangista del Smith Ortega. Si no se hizo, o no se pudo, la limpieza que debió hacerse a la muerte del generalito gallego, ya es hora de planteársela en serio: tolerancia cero con el filofascismo en las fuerzas armadas. Algo habrá que hacer para protegernos, lo que sea pero ya y para siempre.





La publicación de un libro al poco de haber publicado otro solapa al primero quieras o no quieras. Eso es, me temo, lo que le ha pasado a HISTORIAS DE LA ALMENDRA con la aparición a los pocos meses de LOS TRES NUDOS. Tanto como han tenido que ser dos lectores quienes me recordaran que HISTORIAS DE LA ALMENDRA todavía está disponible en las librerías para el que quiera disfrutar de lo que alguien definió como:


"Un viaje por los ochenta en Vitoria-Gasteiz y el País Vasco en general, un retrato de la evolución-involución de la vida social hasta nuestros días. Libro inteligente y divertido, y muy oportuno."

Y como no hay dos sin tres, eso y que servidor siempre está a merced de los designios de las editoriales, anuncio que esté año me publicarán una novelica negra, la cual, sobre todo, pretende ser gamberra, irreverente, de las de levantar ampollas a los tentetiesos de lo políticamente correcto en especial, con mucha retranca, o acaso solo mala leche, tratando temas de actualidad como el animalismo, feminismo, veganismo y algún otro ismo que me dejo por ahí. Incluso de la "gastrotontería"... Vamos, que dudo que me venga ahora el capullo retorcido y malintencionado de turno con el cuento de "¿Pero a quién le puede interesar ahora una historia de judíos conversos...?" Pero, sobre todo una novela que poco o nada tiene que ver con lo que me han publicado últimamente, siquiera ya solo en el aspecto formal, pues, digamos que en esta última esas largas frases alambicadas que a unos envuelven y a otros adormecen, se tornan en diálogos y una acción que oscila entre lo trepidante y lo descacharrante. O al menos eso es lo que ha procurado el autor como correspondía al cambio de género y tono que requería la cosa. Iremos informando.





La vida es maravillosa, o no, a ratos, según cómo, cuándo y con quién. Con los amigos siempre. Y luego esas pequeñas cosas que todavía hacen mejor los momenticos en alegre camaradería y tal No, no suelo tener el mal gusto de subir fotos de todo lo que bebo porque no me dedicaría a otra cosa...; pero, a veces merece la pena hacer mención a vinos como este Landaluce de Laguardia, que anoche nos hizo una pizquita más felices si cabe. Un vino del año, ese de maderación carbónica al que está hecho el paladar babazorro por muy ricos y complejos que sean los crianzas, que si lo destaco es precisamente porque no los desmerece en nada. O dicho de otro modo, nada que ver con los cosecheros criminales que sirven en la plana mayor de las tascas de lo viejo. Que sepáis que hay más vida allá de los Zintzo, Muñarrate, R de Lanciego (no confundir con ese otro R del año extraordinario de Remírez de Ganuza; si bien que a precio de crianza de verdad) y pocos más tan habituales en los bares de lo viejo por obra y gracia exclusiva de las distribuidoras o de quién sea.




SOCIOLOGÍA DE CAMPO: LAS RUBIAS


Como soy incapaz de poner mi cabeza al servicio de cosas más inteligentes, llevo toda la semana haciendo sociología de campo, de barbecho más bien, durante mis caminatas por el bosque de Armentia, por lo que he sacado ya varias conclusiones que iré poco a poco desgranando en este muro, o puede que no. La primera de estas, y ya lo siento por lo poco políticamente correcto que pueda parecer en estos tiempos de empoderamiento femenino y bla, bla, bla, es que la inmensa mayoría de las rubias menores de setenta años con las que me suelo cruzar son unas putas bordes de cuidado, que ya no es que no saluden nunca, es que ni miran, no las vayas a desgastar o yo qué sé. Vamos, que van por el bosque, y se supone que por la vida en general, arrastrando el inmenso fastidio de creerse tan atractivas como para no necesitar perder el tiempo con las cosas de la educación y así. En cambio, por lo que respecta a las morenas, castañas y alguna que otra pelirroja, nada que objetar, la mayoría son un encanto.


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