Como desde hace ya varias jamadas y un par de borracheras de las de espanto ando con la tensión por las nubes y no hay pastilla que me la baje, llamo para concertar una cita con mi médico de cabecera.
- Tiene que escoger un número par o impar.
-¿Cómo que un número par o impar? -pregunto sorprendido a la operadora que me atiende al otro lado del hilo telefónico.
- Sí, para colocarle en la lista de un sorteo, si sale par será atendido presencialmente y si es impar por vía telemática.
- ¿Y no podría colocarme directamente en la telemática, que supongo que será la más rápida?
- No sé, las normas...., venga, por ser hoy viernes y ser usted; ¿elija un número de uno al diez?
- El cuatro,
- ¡Bingo! ¿Cómo lo ha adivinado?
- Es la nota media de la mayoría de los españoles en todo.
- Bueno, pues ha tenido una suerte increíble. Tome nota y en breve le atendará el doctor o la doctora por vía skype.
Estoy que no quepo de gozo, voy a ser atendido por un médico sin tener que esperar semanas para una cita, o ser regañado por vía telefónica una enfermera borde con voz cazallera; ¡y luego dicen que están desmontando la sanidad pública! ¡Comunistas! En fin, que voy a conectarme por skype con mi médico.
- Hola, doctor.
-...
- Doctor, ¿me escucha? Oiga, eso que tengo delante es una foto de un médico...
-...
- De acuerdo, espero un poco a que aparezca el doctor.
-...
- ¿Doctor? En serio, no le entiendo nada. ¿Habla usted español? No sé, parece de fuera...
- ...
- Mire -le comento a la persona que me atiende al otro lado del Skype ese- a mi no me engañan. La persona que tengo al otro lado de la pantalla es un mono disfrazado de médico.
-...
- No me hable de falta de médicos, acuerdos de colaboración con universidades africanas u hostias en vinagre. ¡Quiero que me atienda un médico en condiciones!
Tengo un cabreo del copón, así que lo único que se me ocurre es bajar la tapa del ordenador de golpe.
- A mí no me toma el pelo nadie -le comento a mi señora en plan macho alfa de los de toda la vida-. Ahora mismo me presento en el ambulatorio a que me atienda mi médico. Total, si está aquí al lado.
En efecto, el ambulatorio está a dos calles de la nuestra. Sin embargo, hacía tiempo ya que no había acudido porque los de la centralita de las citas que me las estaban retrasando de continuo. Así que cuando llego apenas reconozco la entrada, como si hubieran reformado el ambulatorio de arriba abajo. De hecho, me llama la atención que el interior esté medio a oscuras, apenas iluminado por una mortecina luz roja y la sala de espera con todas las persianas bajadas.
- Hola, guapo. ¿Tienes cita? -me pregunta una auxiliar en falda de cuero negro por encima de las rodillas, medias de rejilla hasta por encima de las rodillas y una bata corta con los botones abiertos desde el cuello hasta el ombligo que dejan ver un escotado body de encaje rojo. Sí, así en principio un atavío bastante alegre y sugerente para atender un ambulatorio; pero, como sé que las chicas de ahora no se cortan nada exhibiendo ombligo y pantorrilla todo lo que pueden, que ya era hora y además hoy es viernes, tampoco digo nada, no me vayan a tachar otra vez de señoro.
- Dice Madame Isabel que puede pasar cuando quiera; pero que tiene que pagar por adelantado.
- ¿Cómo, qué es lo que tengo que pagar?
- ¡Ah! Eso ya lo que usted vaya a pedir.
- Yo he venido por lo de la tensión...
- Pues tranquilo que en cuanto abra la boca la Madame se le va a poner por las nubes...
- Bueno, vale, habrá que pasar, sí, a ver qué me dice la Mada..., la doctora.
En eso que me despierta mi mujer de un codazo alarmada porque dice que me estoy frotando contra su trasero como un jabalí en celo, que a ver qué horas me creo que son para buscar jarana de esa, que mañana es viernes, hay que conducir hasta Vitoria desde Oviedo y no quiere hacerlo con la espalda reventada.
- ¿Oviedo? -pregunto a la vez que suspiro aliviado.
- Sí, claro. ¿Dónde te crees que estabas?
- En Madrid, he tenido una pesadilla terrible y pensaba que estaba en Madrid.
- De verdad, Txemita, vas a tener que dejar de ver las noticias por la noche.
- Y por el día...
No hay comentarios:
Publicar un comentario