miércoles, 30 de julio de 2025

CONVERSACIONES CONMIGO MISMO A LA SOMBRA INEXISTENTE DE UNA ESTATUA DE BRONCE


 

     De vuelta a casa tras la preceptiva visita anual a la cuñada paramos como de costumbre en Mondoñedo con la intención de meternos entre pecho y espalda un pulpito frito que hacen allí y que es una maravilla. No es posible porque hay que encargarlo de antemano. Vaya por Dios, antes no era así. Pues eso, ya volveremos cuando abran la cocina a ver qué nos echan en el plato. Si es que la vida es una mierda también maravillosa como me corroboraba, dos raciones de oreja antes, el mismo Cunqueiro desde su pedestal de bronce.


Ahora, yo a los escritores les miro y hablo siempre de lado porque sé que si lo haces de frente siempre fingen ser lo que no son; felices o como poco en paz consigo mismos. Eso cuando no te cuentan sus mierdas y ya puedes darte por jodido. De lo contrario, a qué vienen esas sonrisitas de foto de bodas y otros saraos en manada para la cámara, cuando es bien sabido, porque lo dejó escrito Larra antes de pegarse un tiro, que en España escribir es llorar. Claro que eso en el caso de que lo que pretenda hacer de verdad el escritor sea literatura o algo parecido, que ya es mucho pretender. Puede que al estilo del maestro de Mondoñedo con su propio territorio mítico fantástico-gastronómico-artúrico o no, y no eso otro de rellenar páginas con la única intención de ofrecer al lector un libro ya escrito mil veces antes y en el que sólo cambia la firma y acaso los escenarios. Un libro cuya principal y hasta única ambición es la de ser entretenido sin demasiadas pretensiones; pero, qué cosas oye, que sigue haciendo la delicias de eso que llamamos el gran público de lectores poco exigentes y sobre todo de ocasión. Cuando no de verano y poco más, porque los libros son para rellenar ratos en los que simple y llanamente no sabes que otra cosa hacer porque tienes mucho tiempo por delante entre una comida y otra, entre un chapuzón y otro. A ver si ahora la Dueñas no nos va a dejar opinar sobre la cosa editorial a los salvapatrias de la literatura; un millón de moscas no puede estar equivocado y tal y tal.

Así que mejor mirar de refilón a uno de mis "maestros antiguos", que diría un escritor austriaco gruñón e hiperbólico, por si al hacerlo de frente va y te escupe todo su desdén y hartazgo por ir a darle la murga en plena canícula de finales de julio como aspirante a juntaletras de tercena regional o peor, nunca se sabe. Además, estos escritores de relumbrón con más fama que lectores sólo se muestran tal como son cuando creen que nadie los ve. ¿Y cómo son los escritores que construyen territorios míticos en los que condensar el mundo a través de su propia mirada fabuladora más o menos deformada, divertida o desquiciada?

Pues, así en general y particular, los escritores de raza son seres sufrientes que sólo aligeran su pena en la convicción de ser también incomprendidos y hasta despreciados por la turba en bermudas y sandalias como la que abarrota la plaza de la catedral a los pies donde me encuentro con el maestro de bronce mientras me habla de la familia de Merlín o me cuenta la última del viejo Simbad si volviera a las islas. Yo, por supuesto, le dejo desbarrar a gusto, a ver si recojo algo que pueda luego aprovechar para mis propios desbarres por muy consciente que sea de que nunca estarán a la altura de la lírica del mindoniense por mi incapacidad congénita para escribir algo de verdadero fuste. Como mucho igual me saco alguna pesadilla apócrifa de esas en las que de repente aparezca Merlín y compañía en medio de la noche confirmándome mis sospechas largamente rumiadas y sin base alguna de que el obispo Mahiloc, Mailoch, Mailoc o Maelog de Britonia, aquí en el mismo sitio donde ahora nos encontramos tras la llegada en el siglo VI de los britones a la Mariña lucense huyendo de los invasores anglosajones como otros a la Armórica al mismo tiempo, no fue otro que el mismísimo Merlín bajo otro nombre harto ya de las melonadas de su pupilo Arturo y demás peña de la Mesa Redonda, poco más que una cuadrilla de borrachuzos al uso y para de contar, que mucho vamos a resistir ahora y siempre al invasor sajón y mira tú qué desastre, siempre nos quedará Cymru y una mijita de Cornualles.

Y todo esto sin llevarme todavía una sola gota de godello al gaznate. Espera que vuelva luego de comer y ya hablamos hasta de las crónicas del Sochantre ese. Porque ya se hace tarde y presiento que mi presencia a uno de sus costados empieza a molestar al maestro en bronce. Así que, con la excusa de que fue probablemente el gastrónomo que más fantasía le ha echado a la cosa, ríete tú del Dabiz con Z ese, no desaprovecha la ocasión para deslizarme un consejo, a ver si me las piro de una vez y dejo sitio a la brasileira celulítica que lleva ya un rato queriendo sacarse una foto a la sombra de su estatua por si se trata de la de algún preboste del lugar que tuvo mando en plaza, un Bolsonaro de entonces o por el estilo.

- Probaches o polbiño frito que fan no meu pobo?

- ¡Ande y váyase a tomar por culo un rato, maestro! 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

MUSEOA

        - B enetan txundigarria Yad Vashemeko Holokaustoaren museo hau, ezta? Hunkituta nago oso. - Bai, ikaragarri ondo azaltzen du nolakoa...