lunes, 17 de agosto de 2015

DEMOCRACIA MULTADA


Pues de eso va la cosa, de callar a golpe de multa, y con el eco mediático de éstas las voces contrarias, críticas, indignadas. Y cuidado con irte de la boca en las redes porque luego van sus esbirros, te denuncian y, mira qué curiosa la diligencia del juzgado de turno para estas cosas, curiosa, curiosa..., van y te multan también a ti como este paisano con 200€ por llamar sinvergüenza a su alcalde en el trascurso de una discusión. No era poco consciente el ofendido ni nada del respaldo que tenía por parte de la justicia contra sus conciudadanos; “majo, te van a caer 350 euros de multa”, le espetó a otro con el mismo desparpajo y prepotencia con los que antes los de su misma cuerda decían aquello de "no sabe usted con quién está hablando..." Les han puesto en la mano el poder amedrentar al ciudadano con coartadas tan de república bananera o paraíso soviético del tipo: "La Policía municipal considera que se alteró “la seguridad colectiva”, le impone una multa de 200 euros por desórdenes públicos". Toda la impunidad de una justicia posfranquista que añora los tiempos de la temerosa y obligada veneración a la autoridad, que confunde respeto entre gobernantes y gobernados con la sumisión sin rechistar de los segundos a los primeros, el ordeno y mando porque así les sale a ellos de sus santos cataplines y tú les vas con lo de ciudadano y democracia y ellos se parten el culo delante de tus narices porque te lo has creído. Una justicia que sentencia tras sentencia, instrucción tras instrucción con sus apaños de última hora tras la preceptiva visita del delincuente de turno al ministro amigo y correligionario, está demostrando que nunca ha dejado de considerar al ciudadano de al pie otra cosa que un lacayo, puede que hasta un peligro en potencia para las personas decentes que dirigen el cotarro o las que se quedan en casa a verlas venir, las que fruncen el ceño cuando oyen un "insulto" a un poderoso pero nunca se preguntan el motivo del mismo, ¿para qué si el que manda siempre tiene la razón? De modo que no se te ocurra llamar sinvergüenza a un político que aprovecha un problema concreto para soliviantar los ánimos de sus electores y crear un conflicto entre sus ciudadanos con el único fin de conseguir réditos electorales, alguien que hace bandera de la lucha contra el fraude a pequeña escala cuando en su momento puso su firma en un contrato que lo era con mayúsculas para favorecer a una persona en concreto en detrimento de la mayoría. ¡Por favor, a quién se le ocurre llamar sinvergüenza a un político que hace todo eso? 200€ es poco, lástima de picota y fusta, lástima de gulag a mano. No se puede permitir que se empañe de un modo tan gratuito, ni más ni menos como si estuviéramos en democracia y el ciudadano tuviera derecho de dirigirse a sus dirigentes para reprocharles lo que le venga en gana, el nombre de tanto demócrata sin tacha. No lo hagas, no se puede, está castigado, lo han conseguido, que multen al que lo hace y que a ti te entre el miedo. Pero luego eso sí, sigue llamándolo democracia porque, mira, sí, cada cuatro años todavía te dejan meter una papeleta en una urna. Ahora bien, menos mal que todavía también quedan personas de orden que entienden y comparten estas sentencias porque, para qué engañarnos, hay demasiado libertinaje y seguro que el tipo que llamó sinvergüenza a su alcalde era de la ETA o se lo hacia. Eso y que hay demasiado chorra bien comido despotricando contra la gente decente desde su teclado del ordenador en vez de subir fotos de gatitos, panorámicas desde sus lugares de vacaciones, borracheras en las fiestas de su pueblo y por el estilo. ¡Arriba España!

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