«Mi madre me dice que si quiero vivir sin hablar de política tengo que irme a Canadá, a una aldea bien fría donde vive gente que tala árboles y ni se entera ni le interesa el nombre del presidente que gobierna ese país. En Cuba, según ella, la política está en lo que te comes, en lo que te pones, en dónde vives, en lo que tienes y hasta en lo que no tienes. No hay solución posible para mi madre: “Si quieres escapar de la política tienes que escapar de Cuba”
Fascinado me ha tenido esta novela de la escritora cubana Wendy Humana, retazos de la cotidianidad de una niña y adolescente en forma de diario a lo largo de varias décadas. Una escritura tan lírica como tempestuosa, tan sucinta como explícita, ráfagas de inmensa y verdadera ternura entre no poca crudeza cotidiana e íntima. Y humor, también mucha y fina ironía con alguna que otra salpicadura de guasa caribeña. En cualquier caso, una delicia que recomiendo vivamente desde aquí y cuya lectura he ido compaginando con la relectura de 12ETAN BERMUTA de Jasone Osoro, obteniendo, creo yo, una perspectiva bastante curiosa de ambos relatos, digamos que complementarios, siquiera en mi ánimo. Y llegados a este punto, voy y recapitulo acerca de lo que llevo leído de autoras durante este año, puede que incluso el anterior: Marta Sanz, Irene Némirovsky, Lidia Jorge, Herta Müller, Belen Gopegui, Nerea Basabe, Eider Rogriguez, Katixa Agirre, Arantxa Urretabizkaia, Fraçoise Sagan, Doris Lessing, Margaret Atwood, Gioconda Belli, Clarice Linspector y otras tantas que ahora no recuerdo. Y no, lo sé, no son muchas, no todavía. Y no es algo determinado, no creo elegir el autor en función de su sexo sino de lo atractivo de la oferta; pero, insisto, me llama la atención que todavía sigan siendo menos en comparación. A ver ahpra esa Natalia Ginzburg y su Léxico Familiar que tenía por casa.
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