De vuelta del cole, voy a cruzar la calle y de repente, lo que hasta no hace mucho era para mí una "señora mayor" y ahora es una mujer de mi edad, que si le ayudo a cruzar. Lo hago y cuando estamos en la otra acera me vuelve a pedir que la ayude hasta la calle de enfrente.
-¿Qué te pasa?
-No aguanto las piernas.
-¿Y no usas muletas o silla de ruedas?
Me responde con una mirada de asco infinito, como si el solo hecho de sugerirle algo así fuera una ofensa en toda regla. Entonces, cuando por fin la dejo en la segunda acera que me pedía, me pregunta:
-¿Tienes que hacer algo a la mañana?
-Sí, un montón de cosas.
Me despido deseándola que se cuide y ella apenas me responde con una especie de rugido que he querido entender como un adíos casi que arrastrado. Así que la miro alejarse y no puedo evitar pensar:
-Ahí va la gratitud hecha persona.
En fin, que sí, que el ser humano es maravilloso.
*"El buen samaritano" del holandés pelirrojo que se cortó la oreja..
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