Hay días de plomo,
como el cielo que nos cubre.
Nada parece salir bien,
todo se nos va entre las manos.
Días que sobran,
como todo lo que nos pesa.
No damos pie con bola,
Desearíamos tirar la toalla.
No suena esa llamada,
vivo en una eterna insatisfacción.
Me tiraría por la ventana.
Ya veo que reboto en el toldo del vecino.
La mañana alcanza su cenit,
el hambre se abre paso entre las murrias.
Saco las vainas de la nevera,
bajo a comprar patatas de esas que sudan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario