UNA DE VAQUEROS




Zapeando después de comer doy con la peli de vaqueros de la autonómica asturiana, Tambores Apaches de 1951. Apenas echo un par de minutos para ver una escena en la que dos blancos se enfrentan a tiros contra media centena de apaches a caballo, suficientes para sacar dos conclusiones.

1.- No me extraña el cabreo de los llamados pueblos originarios de los EE.UU con la imagen que Hollywood ha transmitido históricamente de ellos: Los dos blancos, uno con un rifle y el otro con un revólver, consiguen repeler a tiros, y sin un rasguño, a la hueste apache tras derribar a media docena de ellos. ¿Que resulta que los guerreros apaches a caballo con un rifle cada uno son incapaces de dar en el blanco, o mejor dicho, en los blancos, a pesar de que básicamente, y siempre de acuerdo con el argumento de la peli, se dedican como profesión a saquear ranchos y matar blancos? ¿Será que los indios sufren de alguna tara genética que hace que cuando se enfrentan decenas de ellos a dos blancos de repente sean incapaces de acertar ni una maldita bala?

2.- Tras el tiroteo se establece la siguiente conversación entre los dos blancos, un reverendo de origen galés recién llegado al Far West y un vaquero de vida licenciosa, jugador y borrachín.

- Quién me iba a decir a mí, recién llegado de Gales, que acabaría tirado en pleno desierto junto a un individuo de dudosa reputación, tras repeler a tiros a media tribu apache.

-La vida da estas vueltas, reverendo -el vaquero le ofrece su mano y el otro se la rechaza.

-No pensará que voy a darle la mano a un hombre como usted, alguien que sólo piensa en el juego y la bebida, un ser egoísta y pendenciero que no teme la ira del Señor.

-...

Por lo que me pregunto: ¿Tirado como estaba el vaquero en pleno desierto tras el tiroteo con los apaches y sin nadie alrededor que pudiera desmentir su visión, tanto le habría costado meterle un tiro entre ceja y ceja a semejante capullo?

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