sábado, 24 de noviembre de 2012

ESPAÑOLES POR EL MUNDO...



Curioso criterio este de conceder la nacionalidad española por carta de naturaleza a los extranjeros sefardíes que así lo soliciten. Si en el ánimo del gobierno estuviera, de verdad, el reparo de una injusticia histórica, y no tanto una operación de imagen o un guiño ideológico, supongo que sería de justicia plantearse de inmediato hacer otro tanto con los también miles de ciudadanos de los países del norte de África, (muchos de ellos todavía con apellidos como Abril, Becerra, Carmona, Denia, Escalante, Federico, Galán, Hornachos, Jerezano, Luque, Maldonado, Orgaz, Padilla, Ríos, Segura, Turmo, Valenzuela, Zapata) descendientes de los moriscos expulsados de España un par de siglos después que los judíos. No olvidemos tampoco que los expulsados no son árabes hispanizados, son andalusíes (personas de esta tierra, íberos) que han abrazado la religión musulmana. Los apellidos demuestran que no son árabes ni bereberes, sino gente de la peninsula, en su mayoría andaluces, de toda la vida. Si hablaban el romance aljamiado es porque era el idioma de comunicación social que se usaba en el Al-Andalus (tanto los sefardíes, los mozárabes y los muladíes), el árabe sólo era la lengua del poder. El romance aljamiado, lengua familiar, convivía con el árabe, lengua cúlta, pero la lengua romance de Al-Andalus era sin duda el más utilizado. Un estudio genético poblacional de la Peninsula Ibérica, efectuado por la universidad británica de Leicester, revela que el 10,6% de los españoles tiene ascendencia norteafricana (bereber y otras poblaciones autóctona de esa zona) no árabe y un 19,8% viene de antepasados sefardíes.

Y ya puestos: ¿Qué pasa con los vándalos y los alanos, por qué no se acuerda ya nadie de ellos? ¡NACIONALIDAD ESPAÑOLA YA PARA SUS DESCENDIENTES, cualesquiera que sean estos...!

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