Un no sé qué para la revista multidisciplinar LETRALIA: https://tipealia.es/nosotros-los-bordes/
Suele reprocharme mi compañera cierta bordería en el trato. Yo no lo niego porque sé que puedo serlo, pero también es cierto que ni de lejos todo lo que me gustaría o de lo que podría ser capaz. A decir verdad, considero que ser borde es de obligado cumplimiento según con quién y en qué situaciones. Por eso admiraba tanto el sarcasmo con el que mi padre daba rienda suelta a su bordería para con todas aquellas personas que se le acercaban con el único propósito de meter el hocico en sus asuntos, esto es, con ánimo de fiscalizarle la existencia, decirle lo que tenía o no que hacer, enmendarle la plana por lo que fuera no teniendo autoridad alguna sobre él, o, ya en lo que mi juicio es el mayor acto de soberbia que se puede
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“Johannes Brams tuvo que acceder en cierta ocasión a recibir la visita de una cantante a la que él consideraba bastante mediocre.
La intención de la joven intérprete era que el genial músico le cediera una de sus composiciones para poder adjuntarla en su repertorio.
—En estos momentos ninguna de las que tengo escritas es apropiada para usted, por lo que deberá esperar un poco.
Ante la insistencia de si tendría que esperar mucho tiempo, Brahms contestó:
—No se lo puedo decir, pero las únicas canciones que le prestaría son mis canciones póstumas. Así tendré la seguridad de no oírselas cantar.”
© Txema Arinas 2019
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