viernes, 20 de diciembre de 2019

LO DE LA SEMANA



Españoooles! Una vez más: ¡puta Europa!

                  -¡Que inventen ellos!
  
                  -Eso también, Santiago, también...





-Pues yo he estado más de una vez en Tabórniga, el pueblo ese del que hablas en tus novelas, y te puedo decir que ni el arco de la entrada es como tú lo describes, la torre del palacio del conde del que hablas no tiene nada que ver como tú la describes, tampoco conozco a nadie en el pueblo que se apellide...


Y así un no parar de enterados que han estado más veces que tú, y sobre todo que conocen mejor que tú, un pueblo producto exclusivo de tu imaginación, oiga. Eso o lo mucho mucho por culo que da alguna gente, demasiada.







Conversación ficticia, a cuenta de la sentencia del caso De Miguel, con un antiguo amigo, o algo así, "egitxu" de toda la vida, esto es, de pote diario en el batzoki, bipolar según la priva, vamos, más o menos radical en razón de la ingesta etílica de turno y los consecuentes berridos a lo "Gora ta gora beti, ai gora LAPURdi...", "Euzkaland über alles in der Wert", y todo en ese plan tan de sentir siempre vergüenza ajena. .


-No te puedo negar que habéis sido rápidos saliendo a pedir perdón por partida doble, Urkullu como lehendakari y Ortuzar como cabezón del EBB. Ahí marcando la diferencia con otros en el tema de la corrupción.

-¡Reforma estatutaria, reforma estatutaria!

-Ahora, la verdad es que la sentencia demuestra la existencia de una trama de conseguidores en nombre del PNV que reparten dádivas y cobran comisiones de modo sistemático desde hace mucho, pero que mucho tiempo. Algo de lo que el caso De Miguel solo parece ser la punta del iceberg porque...

-¡Independentzia, independentzia!

-Sin embargo, menos da una piedra y también hay que reconocer que cuando Agirre llegó a la Dipu de Álava y Urkullu a la Lehendakaritza, hubo una limpieza, siquiera de las corruptelas más escandalosas y sangrantes. Un lavado de cara por llamarlo de...

-¡Nación foral, nación foral!





Así como por las mañanas en la cafetería suele entrar un matrimonio de profesores jubilados que inundan todo con su bonhomía, luciendo siempre un sonrisa en el semblante, siempre con el comentario justo y simpático, gente que ilumina allá por donde pasa, también suele entrar una rubia cincuentamuchera con cara de jabalí, o puede que sea un jabalí con peluca rubia, no sé, quejándose de que todo se va a la mierda cada mañana, no digamos ya si aparece en la pantalla del televisor un catalán y muy catalán. Una tipa que es sentarse a la mesa con sus compañeras de desayuno y cerrarles la poca a la mínima porque las pobres no saben dónde les pega el aire, tampoco de qué va la vida, sobre todo lo que hay que pensar según toque el día. Una verdadera tiparraca que provoca que el resto de los parroquianos hundamos la mirada en nuestros respectivos periódicos o iPhones, no vaya a ser que al levantarla tropecemos con la de ella y nos dé un telele o algo por el estilo. Una de esas personas con una capacidad innata para hacer de cualquier momento de la vida algo desagradable. Y como muestra el botón de hoy mismo. Y no precisamente porque servidor ande poniendo la oreja, que de qué, sino porque la interfecta habla siempre para que la oigan de aquí a la Antártida, siempre.


-Pues yo soy del Oviedo y también del Real Madrid, aunque no haya nacido en la Castellana, sino aquí en Oviedo, en pleno centro.

-El mio cuñau ye del Sporting y tampoco pasa nada.

-Tu cuñado no es de Oviedo como yo, vino de León cuando era chico con una mano por delante y otra por detrás.

-¿Y eso qué tie que ver, ho?

-Nadie que haya nacido en Oviedo como yo puede ser del Sporting por muy mal que esté de la cabeza.

-Muller, qué importa d´ónde seya un para que gustete un equipu u otru.

-Qué vas a decir tú si eres de Grao.

-De Grau y a muncha honra.

-Como que no se te nota poco, bonita.





Con el tiempo, no es que te des cuentas, sino que ya solo lo confirmas, que muchas de las personas entre las que has crecido, y de las que podrías esperar algo de afecto ya solo por el tiempo vividos juntos, solo te preguntan cómo te va la vida para descubrir que lo hace mal, o al menos no tan bien como esperabas, si pueden hasta para conjeturar con algún que otro dramón a tus espaldas, y esto por la insistencia en preguntarte por ciertos asuntos. Te das cuenta porque de repente ponen cara como de que les acabas de alegrar el día.





LA GENTE SENCILLA


500 personas se manifiestan en Aranda de Duero a favor de los violadores de una cría de quince años, en realidad señalándola a ella como culpable de lo que le pasó por buscona, y muchos nos escandalizamos con toda la razón del mundo. Entonces se impone intentar explicarnos cómo es posible que en pleno siglo XXI quinientas personas se pongan del lado de los verdugos y en contra de la víctima. En seguida empiezan los lugares comunes, que si la España profunda por tratarse de un pueblo de Burgos, como si en los barrios de las capitales no habitaran los mismos perfiles sociológicos que nos hielan el alma con su visión de la vida tan a la contra de todo lo que creemos el discurrir racional de nuestra época. Una evidencia que nos demuestra lo obvio, y de un tiempo a esta parte además con especial desvergüenza dada la cobertura moral y mediática que parte del sistema ha dado a aquellos que se han erigido en su "vox", que ese lugar común del "vamos hacia atrás" es una pamema y de las grandes porque en realidad nunca avanzamos tanto desde donde veníamos, en concreto de esa España gris y chata anclada en lo peor de su Historia y que en su momento poco o nada podía diferenciarse en cuanto a intolerancia y dogmatismo religioso del Irán de nuestros días. O al menos no avanzamos todos al mismo ritmo, sino que muchos, demasiados, se quedaron donde estaban. Y no solo ellos, sino que estos también trasmitieron a sus hijos y nietos los valores eternos de esa larga noche de piedra, y que no fue tanto la imperante durante los cuarenta años de dictadura como todos estos últimos siglos de resistencia a dejar atrás la España de Goya, Solana, Zuloaga y otros. Todavía peor, la mayoría de los hijos y nietos de los educados en el nacionalcatolicismo de su época no ha puesto en duda la concepción del mundo heredada de sus padres o abuelos tan al margen, siquiera en apariencia, de ese otro que se enseña, o debería, en las escuelas y en los medios. No, porque una gran mayoría de nuestros conciudadanos es impermeable a cualquier discurso que implique poner en tela de juicio los valores de sus mayores, o dicho de otra manera, asimilar los de eso que sus "voxeros" califican como "dictadura progre" y que viene a ser, así a grosso mod, no comportarse y/o pensar como cafres.

Y así, del mismo modo que oyes incluso en tu entorno a gente de edad ya provecta responsabilizar a la víctima de lo que le ocurrió por culpa de un comportamiento que ellos consideran inadecuado para una mujer, y eso al mismo tiempo que asumen que el hombre tiene derecho en determinadas circunstancias a comportarse como un animal porque está en su naturaleza y ya puede decir la ley misa porque eso así se lo han inculcado a ellos desde la cuna, también ves a ciertos políticos de la derecha que presumía de moderada, y hasta de moderna, ampararse en una supuesta reforma urbanística, en concreto aquí en Oviedo, para arrancar unos bancos con los colores de la bandera LGTBI dado que nunca les gustó que estuvieran ahí, se les hacía una provocación innecesaria a su modo de ver la vida, una cosa de maricones y desviados a los que debían tolerar porque creían que era lo que tocaba dados los tiempos y poco más, nunca por verdadera convicción. Por suerte para ellos, han descubierto que no estaban solos, que la gente que piensa, y sobre todo que odia, como ellos son más de los que creían, y que además ya no están acomplejados frente al discursito de los otros. Así que hasta se pueden permitir la desfachatez de seguir aparentando que son moderados porque ahora hay alguien peor que ellos, y con el que, faltaría, no dudan pactar para lo que haga falta. Siempre habrá un tecnicismo al que acogerse para hacer creer que no se hace lo que se hace pero se hace, en este caso que los colores de la bandera antisistema esa de los maricones y desviados -aquí utilizando su propio lenguaje, el que usan detrás de las cámaras y así- no casan con los nuevos bancos, supermodernos que te cagas, dicen ellos, que han encargado ya en sustitución de los anteriores; mira tú que casualidad, no combinan bien y tampoco se van a esforzar mucho, más bien nada, para que lo hagan.

Pues no, no habíamos avanzado tanto como creíamos. De hecho, eso que llamamos la gente sencilla, de la calle o del común, aquí a gusto del discurso del rojeras de turno que la idolatra por principio ideológico y con más paternalismo que otra cosa, no estaba del lado de los que hablaban en su nombre a la vez que lo hacían también de las grandes ideas inspiradas en la Ilustración, la democracia, la modernidad, y así todos los grandes palabros que nos queramos meter en la boca para presentarnos como individuos con una sensibilidad adaptada a los nuevos tiempos e incluso puede que hasta con estudios, gente que ama la libertad individual y ajena sobre todas las cosas. La gente del común que piensa como nosotros creemos que hay que pensar son cuatro gatos, el resto siguen siendo los mismos que en época de sus tatarabuelos gritaban "¡Vivan las cadenas!" y se echaban al monte en defensa siempre de lo viejo contra lo nuevo. Y eso porque no lo entienden y además sienten que se lo quieren imponer con calzador los de arriba, los listillos de universidad o los señoritos de traje o palestino al cuello. La gente auto titulada de sencilla es lo que tiene, un discurrir esencialmente sencillo.





Todavía hay gente que, más que preguntarte, te reprochan que ambientes tus novelas en tu entorno. Como si tu territorio literario fuera en realidad, o en todo, ese otro físico o geográfico por mucho que se le parezca o tomes de él. Son los que están convencidos de que para que un texto sea universal se tiene que ambientar a la fuerza en una gran ciudad o en un entorno sin atributos, que no remita a nada conocido porque lo local contamina el texto. Por lo general suelen ser los mismos que confunden provincia con provincianismo dado que creen que ser ciudadano del mundo es escribir una novela donde todos los protagonistas tengan nombres anglosajones y/o la historia se desarrolle en una gran ciudad de la que todo el mundo tenga alguna referencia por haber estado allí o del cine, la tele y para de contar. Desprecian lo inmediato por principio, esto es, por chato y por lo tanto poco digno de atención. Lo hacen además en la convicción de que mostrando su desprecio hacia lo propio, lo inmediato, lo que tienen delante de las narices, lo que mejor conocen incluso, eso les cataloga de inmediato como ciudadanos del mundo aunque apenas hayan salido de su pueblo y sean incapaces de manejarse en otra lengua que no sea la aprendida en casa. Para todos ellos dedico estos conocidos versos de Fernando Pessoa.


"Da minha aldeia vejo quanto da terra se pode ver do Universo...
Por isso a minha aldeia é tão grande como outra terra qualquer,
Porque eu sou do tamanho do que vejo
E não do tamanho da minha altura..."







El viernes tras la presen cometo el error de comentar a un colega lo de que ando cuidándome la tensión, que tuve que ir a urgencias y que de ahí lo de la birra sin alcohol. Total, que me confiesa que él también es de los míos y que me ande con ojo porque: "¿Te acuerdas de X?, pues le dio un ictus y lo tienen aparcado en el sanatorio de Mondra, ¿y de..., también le dio... o aquel que...?" Joder, qué bajona me entró, con lo bien que me encontraba desde que me dijo el matasanos que dieta, ejercicio y "pa'lante".


Al día siguiente por la mañana de poteo en lo viejo primeros zuritos sin (una gozada que casi todos los baretos tengan también surtidor de cerveza sin; cosas que solo descubres cuando te toca dado que parece que esto se lleva casi en secreto, siquiera ya solo para que el casta de turno no te la ponga como a mí al grito de "¡cinco cañas normales y una sin plomo...!) Así hasta que llegas a uno que anuncia Artadi del año y te dices; "Qué hostias, no exageres!" Luego te encuentras con un colega y cae otro, vienen más y el tercero, te despides, tropiezas con otro colega, otro vino porque ya te has subido a la ola enológica y tampoco te apetece dar la chapa con lo tuyo. Resultado: toda la tarde en la cama con dolor de cocorota y 17/18 en el tensiómetro. Luego toca cena con los amiguitos y, cómo te propones no volver a joderla, toda la cena a cerveza sin de nuevo. Entonces, y tras aguantar, estoica y hasta cristianamente, la retahíla de "no exageres" y "que no te vas a morir por unos tragos", y así toda la puta noche, llegas a varías conclusiones trascendentales acerca del sentido de la vida: 1.- Los abstemios sí que somos una minoría marginada y casi perseguida por una mayoría intolerante que no parece aceptar la disidencia. 2.- No eras solo tú; tus amigos también beben demasiado.

Por lo demás, también cuatro certezas: 1.- Beber leche con miel por la noche en el sofá de casa también proporciona un gran placer. 2.- En cuanto me ajusten la medicación cae una botella de lo mejor que tenga a mano, con moderación. 3.- El solomillo de ternera no necesita ni una pizca de sal para estar rico. 4.- Estamos rodeados de hijos de puta.

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