viernes, 24 de abril de 2020

LO DE LA CUARENTENA


-¿Qué estás haciendo Pablito?

-¿Yo?

-Sí, yo, me pregunto a mí mismo.


-Defender a España de un gobierno de felones.

-¿Acaso crees que tú lo hubieras hecho mejor?

-Supongo.

-¿Supones?

-¡No, estoy seguro! Yo siempre estoy seguro de todo, muy seguro; como que me saqué la carrera en menos de dos años y luego un máster...

-¿Contigo al mando no habría habido errores, improvisación, descoordinación, muertos a mansalva?

-Por supuesto, el Partido Popular es un partido serio, ya lo ha demostrado...

-¿Habrías escogido otro equipo técnico? Te recuerdo que la mayoría los eligió tu partido en su momento y que su currículo y experiencia los avalan.

-Al menos me habría dejado aconsejar por gente con experiencia.

-¿Como la de Rajoy durante la crisis?

-No, mucho mejor, por José Mari.

-¿En serio crees que una oposición tan destructiva, que no busca la crítica para ayudar a sacar al país sumida en la peor crisis sanitaria y económica en muchas décadas, sino la descalificación personal y el rédito electoral inmediato te dignifica como político? ¿No has visto hoy cómo la BBC News destacaba la diferencia de la oposición entre España y Portugal, que ponía a tu homólogo portugués como ejemplo de oposición seria y racional y a vosotros como de todo lo contrario?

-A mí lo que digan de fuera, yo me debo a Espaaaaaña.

-¿Te refieres, Pablito, a la España que está confinada en la seguridad de sus casas descalificando a los que, con todos sus aciertos y errores, e independientemente de su color político, están fuera dando la cara contra la pandemia, la España de los cuñados que sabía mejor que nadie lo que había que haber hecho para que el virus no se extendiera como se ha extendido, la España de los entrenadores de fútbol de sobremesa que de la noche a la mañana se han vuelto epidemiologos y saben mejor que nadie cómo hay que combartir al virus, la España que no perdona un fallo porque no distingue entre anécdota y categoría, la España cainita que jamás reconocerá acierto alguno a nadie que no sea de su cuerda, la España que en un bombardeo en plena II Guerra Mundial echaría la culpa de las víctimas y los destrozos antes a su gobierno que a los nazis, esa España que se comporta como un niño mimado que no entiende nada de lo que pasa a su alrededor, que ni siquiera está dispuesta a intentarlo, pero que se queja de todo porque lo único que le preocupa de verdad es lo que atañe a su propio ombligo en exclusiva?

-Sí, esa es mi España, qué le voy a hacer.

-La tuya y sobre todo la de Abascal.

-Me da igual. ¿A qué doy bien en la foto? Así todo preocupado, rabioso incluso: ¡Sánchez incompetente, los muertos pesarán sobre tu conciencia! ¡Iglesias, liberticida, quieres instalar una dictadura bolivariana que se haga cargo de los gastos de tu chalé de Galapagar!

-Sigue así, sigue, que Santi estará temblando...




Felicidades, sí, a todos los que hoy celebráis el Día del Libro y el último que leísteis fue el catálogo de Ikea... y por las fotos.



Para cuarentena también la opinión que los demás pueda tener de uno mismo, eso siempre. La misma persona que un día te dice todo ufana que le encantas porque eres ingenioso, sincero, divertido y sobre todo entrañable, al día siguiente, y solo con que le hayas llevado la contraria en lo que sea, siquiera que haya leído u oído algo de ti que no le haya gustado porque contradice su manera de ver la vida, te dirá con el mismo entusiasmo que eres un falso, un plasta, un engreído y antes que nada un tipo detestable. De modo que ni tanto ni tan calvo, opiniones tantas como culos. Eso y que, al contrario de lo que le gusta pensar a la mayoría de la peña en pro de una supuesta democratización de todo a la baja, no todas las opiniones merecen el mismo respeto, sobre todo las de los que hablan de lo que no saben más que de oídas o se acercan a las cosas con el mismo bagaje cultural e intelectual que Belén Esteban a la literatura o José Manuel Soto a lo que sea.


Y esto vale incluso para los editores que un día rechazan un libro porque dicen que adolece de tal y cual, y luego, tiempo después, ensalzan el mismo libro por todo lo contrario, porque destaca por todo lo que antes le faltaba, y, sobre todo, ahí está el truco, porque el nombre del autor es otro distinto de ese al que tienen entre ceja y ceja porque dicen, o les han dicho, que cojea de esto o de lo otro.

Animalicos todos.





Los obispos españoles están en contra del Ingreso mínimo vital, dicen que con ella grupos amplios de ciudadanos vivirían de manera subsidiada y que eso va contra la dignidad humana. Los obispos españoles parecen desconocer que esa renta mínima ya existe, no solo en la mayoría de los países de nuestro entorno, sino también en Euskadi, RGi. De hecho, cada país o región tiene su propio modelo y también sus mecanismos de control para evitar que se convierta en un subsidio de por vida (adjunto un articulo que hace un repaso somero de cada modelo:https://www.elindependiente.com/economia/2020/04/20/la-renta-minima-en-europa-los-modelos-que-pueden-inspirar-a-espana/ ).


En el caso de España habría que estudiar, por supuesto, la viabilidad económica de dicha renta, asunto ya de técnicos, o ya directamente de contables. Pero, negar de entrada la posibilidad incluso de estudiar el tema llama mucho la atención viniendo de una Iglesia, la española, que, casualidades de la vida, ya no es que se distinga de sus colegas europeas en su rechazo a la ayuda a los desfavorecidos, sino que hasta le enmienda la plana a su jefe, el Papa de Roma, pues no hace poco hasta el propio Bergoglio pidió “pensar en un salario universal” para hacer frente a los estragos de la "nueva peste" entre los más desfavorecidos.

Pues eso, la Iglesia Española, la misma que se beneficia de privilegios cuasi omnímodos en todos los órdenes sociales, políticos, económicos, jurídicos o educativos, como consecuencia de los acuerdos entre el Estado y la Santa Sede firmados el 3 de enero de 1979, apenas cinco días después de la ratificación de la Constitución (recordemos que había que amarrar a la iglesia, uno de los pilares fundamentales del régimen franquista, para que aceptara pasar de una dictadura a una democracia siquiera formal), demostrando que en España no es precisamente la iglesia de los pobres que dijo su fundador, sino más bien española y solo española, o sobre todo muy española al estilo de esos otros también muy españoles y la rehostia de españoles: "Banderita tú eres roja, banderita tú eres gualda..." Pues, para qué engañarse, los que puede que todavía quieran seguir engañados: la Iglesia Española siempre ha sido y es nacionalcatólica antes que cristiana: «Por el Imperio hacia Dios»

Lo que sí es cierto es que la Iglesia Española nunca defrauda, nunca.




-El silencio, cómo me da por culo el puto silencio.

-Otros días dice que le encanta.

-Yo soy así.

-Ya veo. Contradictorio, gruñón, sentencioso, mal hablado, arisco...

-Y misántropo, sobre todo misántropo.

-Yo, en cambio, me llevo bien con todo el mundo.

-No, eso no es verdad, con todo el mundo no...




-Y dice usted que es un romántico empedernido, un espíritu libre y no sé cuántas chorradas más..


-Le juro que he salido a pasear el perro y...



-Ya, ya, que se ha soltado y que andará por ahí persiguiendo ovejas.

-Vale, lo confieso, necesitaba ir a por tabaco.

-Al final me va a alegrar el día.

-¿Cómo?

-Que le voy a tener que suministrar una somanta de hostias. Ya sabe, de esas al amparo de la Ley Mordaza.

-Bendita libertad...

-Por cierto. ¿Cuándo es su cumple?





Ocho de la tarde, toca salir a la terraza para aplaudir a los sanitarios. Un rato ya largo como en un tablado flamenco y de repente, en la ventana del ático de la casa de enfrente, asoma un tipo con una ristra de letras de cartón recortadas y atadas con una cuerda, cuyo extremo intenta pasar hasta la ventana de al lado, donde unos niños procuran alcanzarlo estirando los brazos. Al principio me digo que serán unas palabras de ánimo o agradecimiento a los sanitarios, de recuerdo de los fallecidos o cualquier otra cosa por el estilo. Pues no, el pavo de enfrente no consigue desplegar del todo las letras, y los niños de la de ventana de al lado menos aun alcanzar el extremo de la cuerda; pero, sí lo suficiente para poder leer: "FELIZ CUMPLEA..." Me digo que la intención del interfecto es que que los vecinos aplaudamos al cumpleañero. Estoy por meterme en casa a todo correr. Puede que sí, que sea un estirado, un soseras, un puto sieso; pero, qué le voy a hacer, así me han educado y así lo siento: ¡Me la suda! No puedo evitar sentir vergüenza ajena. Sí, me la provoca la idea de que alguien quiera aprovechar el diario y sentido acto de agradecimiento a los sanitarios por su tesón en la primera línea del frente de la lucha contra el coronavirus para alegrarle el día a su nene, o nena, a cuenta de la complacencia mema de su vecindario. Dicho lo cual, ya estáis tardando en replicarme: "Es que los peques también lo están pasando mal tanto tiempo confinados y..." Me importa una puta mierda. De hecho, me importan los enfermos hospitalizados, los parientes de los fallecidos, los sanitarios y, en lo personal, mi ama septuagenaria y aislada en su casa del pueblo durante más de un mes. Pero, vuestros críos hipermimados y sobreprotegidos me traen sin cuidado. De hecho, también me la sudan los míos. Estoy hasta los mismísimos cojones de mis dos cabestros con sus caprichos, manías y peleas. Suerte que me puedo autoconfinar de ellos con mi música y mis libros; si no ya me habría tirado por la ventana. Nuestros críos son los grandes privilegiados del primer mundo, tienen de todo y más de lo que merecen, solo exigen o se quejan a todas horas y por todo. Así que bastante tengo con querer, proteger y hacer felices a los míos, si eso también a mis sobrinos que para algo llevan mi sangre. El resto cada vez me da más por culo, prefiero los perros, gatos, jabalíes, lobos, osos y por el estilo. Ahora bien, la "txanda" de los "txalos" se ha acabado y el tipo no ha conseguido desplegar el "Feliz Cumpleaños" porque, pedazo baldarra, se le han enganchado las letras en la repisa. Yo a eso le llamo justicia poética: ¡Anda y tira "pa" dentro, ridículo, y ya ahí, en la intimidad de tu casa, por favor aprende lo que es eso, le soplas unas velas a la niña si quieres!



Ayer se comentaba la declaración de la representante de Podemos en el ayuntamiento de Madrid ofreciendo todo su apoyo y comprensión al alcalde del PP como un verdadero hecho insólito. La propia Mestre declaraba que no estaba dispuesta a dar el mismo espectáculo que hemos visto en el Congreso de los Diputados, donde, en plena estado de excepción por el Covid19, los políticos se dedican a tirarse los trastos con fines exclusivamente electorales. Dan mucha grima y, si, una imagen lamentable que no inspira ninguna confianza en el gremio, que ofrece más bien la de un país como si fuera un pollo sin cabeza. Sí, siquiera por lo que respecta a ciertos líderes, tenemos la clase política menos preparada y moral y éticamente más deleznable desde la instauración del Régimen del 78.

Ahora, no salen de la nada, salen de una ciudadanía que, en medio de la crisis sanitaria, social y económica más grave desde hace décadas, se dedica a hacer los mismo que sus representantes, esto es, al politiqueo banderizo, sectario, de meme y poco más. Una ciudadanía abonada al pensamiento en corto, incapaz de mirar más allá de su ombligo, ya no te digo de nuestras fronteras para poder así ubicar la crisis que nos ocupa en su verdadera dimensión, para poder tener elementos de juicios de acuerdo con lo que es una pandemia y no un asunto exclusivamente local, que es lo que parece deducirse de ese empeño en responsabilizar a los gobernantes de todo lo malo que pasa, y va a pasar, incluso como si la parte de lo malo que nos corresponde fuera responsabilidad exclusiva de unos pocos recién llegados y no la consecuencia de las taras que arrastramos de atrás, y muy atrás.

Y conste que no propongo que se aparque el debate político y todavía menos aun que los partidos de la oposición dejen de hacer su trabajo. No, lo que pido es que remen juntos como han hecho en otros países. Ni siquiera espero una declaración de intenciones como la del líder de la oposición conservadora en Portugal o la de ayer de Podemos en el ayuntamiento de Madrid. No, solo que eleven el tono, que critiquen lo que haya criticar con el propósito de que el gobierno tome nota y rectifique si procediera. Acaso también que esperen a que todo pase para volver de lleno a la contienda política pura y dura. Sobre todo para hacer política con mayúscula, esto es, debatir asuntos tan esenciales cómo las razones por las que en Alemania con un número de infectados similar las cifras de muertos están lejos de parecerse a las nuestras. Eso o los motivos por los que la ratio de muertos por millón de habitantes es la más alta de Europa en Madrid, y, en cambio, si se toman las del resto de España sin la capital, están por detrás de la mayoría de los países de nuestro entorno. En resumen, habrá que mirar, no tanto si las cosas se han hecho mejor o peor en la vorágine del caos en el que estábamos inmersos, sino por qué no estuvimos todo lo preparados que deberíamos haber estado después de presumir durante años de tener la mejor sanidad pública del mundo porque en primaria éramos la hostia y con eso ya estaba todo hecho. Eso o cómo se han dedicado algunos con verdadero ahínco a desmantelar buena parte de lo que había de excelso con la excusa de que lo público es poco más o menos que comunismo disfrazado, eso y el objetivo apenas disimulado de beneficiar a unos pocos y sobre todo amigos, o financiadores , que para el caso.

Debatir para construir, para enmendarnos, para reorganizarnos, prepararnos para la siguiente, para lo que sea que no tenga que ver con el sainete diario de los políticos de mierda, o el de los ciudadanos de mierda que les siguen, incapaces de salir del bucle de la descalificación gruesa, sin contenido, esencialmente destructiva y fundada única y exclusivamente en las fobias y filias personales de cada cual. Ahora bien, ya sé que es demasiado pedir porque, insisto, tal grado de mezquindad y sectarismo político no resulta precisamente de una ciudadanía especialmente ilustrada, siquiera ya solo madura.

*Cirque" - circo - circus Pintura por Patou Deballon


Curiosa coincidencia. Revisando el Antimanual de Filosofía de Michel Onfray dirigido en principio a alumnos de instituto con el propósito de despertar en ellos la curiosidad por dicha disciplina, siquiera por demostrarles el lado más práctico y hasta lúdico de ésta (y doy fe que lo consigue, por lo menos con mi hijo adolescente, pues no por otra cosa estoy con ello), me encuentro con un texto de Gaston Bachelard donde, entre otras cosas, viene a decir:

"La ciencia, tanto en su principio como en su necesidad de coronamiento, se opone en absoluto a la opinión. Si en alguna cuestión particular debe legitimar la opinión, lo hace por razones distintas de las que fundamentan la opinión, de manera que la opinión, de derecho, jamás tiene razón."


La formación del espíritu científico (1938) - Gaston Bachelard

¿Que dónde está pues la coincidencia? Pues en que Onfray, así a grosso modo el filósofo de moda de los media en Francia (los gabachos siempre tienen varios en nómina a izquierda y derecha -Michel es de los primeros-; en España, cuando todavía llamaban a los filósofos a los debates porque los había, o les hacían entrevistas porque interesaba escuchar a gente que le diera al coco y no..., teníamos a Savater antes de pasarse al nacionalcatolicismo y a Javier Sádaba, también antes de que le colgaran el sambenito de ser de la ETA y en ese plan tan de bostezar en cuanto un patriota abre la boca; y en España ya se sabe que con sambenitos no vas a ninguna parte por muy falsos, interesados, que sean), hace unas semanas se explayó en el programa del que adjunto vídeo, contra del confinamiento en su país por lo del coronavirus, cuestionando las medidas del gobierno francés, y, así en general, reivindicando la libertad de expresión/opinión incluso en aquellos temas que escapan y con creces a la comprensión del ciudadano de a pie, esto es, la cosa de la ciencia que dice Bachelard. Y no digo que cantara y mucho la actitud de Onfray, cuestionando el confinamiento desde su residencia en la Martinica, por el hecho de cuestionarlo en sí, sino porque sus argumentos no respondían precisamente a criterios científicos sino más bien, insistía él: "a ver si no voy a poder decir lo que me venga en gana como ciudadano libre francés que soy y allons enfants de la Patrie. Le jour de gloire est arrivé. En fin, un día tonto lo tiene cualquiera; todos nosotros también.



Llevo ya varías noches que sueño con campos de txiribitas. En realidad me veo de pequeño en la campa de al lado de mi casa en la Avenida, donde está ahora el Palacio Europa, en la de Olarizu porque distingo el monte con la cruz a mis espaldas todo el rato, puede que también en el patio de la casa de mis abuelos en Labastida, en la rasa de Urbasa y así también en cualquiera de los parajes a los que nos llevaban de pequeños nuestros padres por los alrededores de Vitoria en plan domingueros; ya se sabe, tortilla de patatas, ensaladilla rusa, filetes empanados con pimientos de tiras, agua, cosechero, termo para el café y todo en ese plan de ir a arrasar la naturaleza como solo sabían hacerlo nuestros padres. Soy un crío que, mientras los mayores andan a lo suyo, juega con las txiribitas a hacer collares, apila los pétalos blancos no sé para qué que no sea para ocupar el tiempo al aire libre, y también, también, jugando al "me quiere o no me quiere, qué coño me va a querer esa z... zagala". Puede que también jugara con los dientes de león a la cosa esa de sacarles la leche, aunque creo recordar que aquello me daba un poco mucho de asco, que más bien lo hacían otros.


Creo que sueño que soy un crío en un campo de txiribitas porque esa es la imagen de la primavera grabada a fuego en mi subconsciente. No sólo me veo jugando con ellas, también las huelo y hasta diría que siento la brisa al final de la tarde que me las marchita entre las manos.

Ya lo sé, ya, no se me precipiten los "enmendadores compulsivos" del FB, sí, esos, los de "eso es no sé qué, eso será no sé cuántos... tú lo que, ya te digo yo que, si sabré yo mejor que tú lo que.., has escrito "gravar" por "grabar", aburridores. Pues eso, nada del otro mundo en tiempos de confinamiento con la primavera ahí fuera desenvolviéndose en todo su esplendor sin nosotros. Que sí, faltaría más, soy muy consciente del momento y sobre todo de la tragedia de tanta gente ahí fuera; pero, no quería empezar el día, o más bien antes de ponerme a limpiar la casa como toda actividad extraordinaria para un sábado por la mañana, sin escribir unas líneas que cuando las lea más tarde me recuerden la sensación agridulce, a mitad entre el recuerdo feliz de la infancia y la angustia de este presente fatalmente impredecible, que me provocan estos sueños confinados.

Por si fuera poco, también me puedo permitir ilustrar la entrada con esta maravillosa foto de mi prima Cristina Arinas: txiribitas y una copa de vino. Este mediodía echaré en falta las primeras cuando tenga la segunda en la mano. Vaya que sí; solo faltaría ya que también nos quitaran el vino.

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