No puedo esperar al viernes para contar este sueño, o pesadilla, porque, siendo como es totalmente fidedigno, puede que mañana ya no me acuerde la misa la media.
Sueño que estamos de vacaciones en Perú con una de las parejas de amigos con las que acostumbramos a hacer escapadas de finde o pequeñas vacaciones para ver sitios, probar la gastronomía local y ya luego, o entretanto, ponernos hasta el culo de líquidos elementos. En este caso estamos en Perú visitando las archiconocidas ruinas de Machú Picchú. Un palizón de ordago, sobre todo un calor asfixiantes. Así que cuando regresamos a Cuzco lo primero que hacemos es irnos a unas piscinas a tomar un baño. Una vez allí, y tras refrescarnos en el agua nos tumbamos sobre la hierba al sol acompañadas de nuestro guía peruano. Entonces vemos que Inés Arrimadas se mete a la piscina sobre una colchoneta enseñando todo el culo al aire. Un culo lechoso, inmenso y lleno de granos. Nosotros, faltaría, alucinamos en colores porque, además, no acertamos a imaginar qué está haciendo la Arrimadas en Perú. Luego ya nos coscamos de que igual ha cogido unas vacaciones después de dejar lo de Ciudadanos, eso y que se ha debido poner hasta el culo, y nunca mejor dicho, de txistorras y bollos de todo tipo para resarcirse de la tensión de sus años en la política o de lo que sea. Sin embargo, en ese momento siento que el guía peruano se está restregando sobre mi trasero. Me pilla tan de sorpresa que no sé qué hacer y solo se me ocurre preguntarle a mi mujer.
- ¿Qué que haces? ¿No decías que el guía era tan guapo que te recordaba al Túpac Amaru ese de las ilustraciones de época? Pues, coño, si te gusta, fóllatelo, que para algo estamos las chicas solas de vacaciones.
- ¿Las cuatro chicas?
¡Hostia, hostia! Que resulta que sí, que en este sueño soy una pava y, oye, tampoco estoy tan mal con el cambio, una MILF en toda regla. Así que me dejo llevar. Y me llevan, en concreto el guía a una sucursal del BBV en la ciudad, tal cual, donde, después de meterme dentro y bajar la persiana, me empotra por detrás con la furia de un Inca un pelín resentido por la cosa esa de la conquista y así, como que le oía que me susurraba a la oreja: "¿Te gusta, hija de Pizarro y todos los virreyes del Perú?" Eso y lo que he supuesto una sarta de cochinadas en quechua. No diré que ha sido el mejor polvo de mi vida, que de qué; pero, para serlo de chica supongo que, solo por las veces que me he corrido, ha debido de ser la hostia, no sé cómo no ha saltado la alarma del banco, tampoco qué cojones hacíamos allí; pero, bueno, los sueños... Creo que él también ha debido quedarse a gusto. De hecho, estaba tan exultante que me ha invitado a comer en el restaurante de unos amigos suyos en la parte vieja de la ciudad, un sitio al que no suele llevar a sus clientes porque decía que allí se prepara verdadera cocina peruana y no la bazofia esa que nos dan a los turistas en el resto. Y como la templadera ha sido tan intensa y ambos estamos exhaustos, mi Túpac Amaru decide invitarme a un asado de cuy, algo así como una rata; pero, qué coño, como para poner reparos con el hambre que tengo. Y en eso que veo que el camarero lleva una bandeja con un ceviche inmenso de cigalas a una de las mesas de la terraza donde veo sentadas a la mesa a mi mujer y... a nuestras dos amigas acompañadas por tres nativos.
- No sé si ir a... -intento comentar a mi Túpac Amaru.
- Déjalas, mujer, ellas también tienen derecho a su aventura andina.
- ¿No me estará saliendo un sueño muy heteronormativo?
- ¿Que me vas a chupar luego el qué...?
Y en eso que me despierto pegado al trasero de mi mujer para lo de entrar en calor dado el frío que ha hecho esta noche, y, faltaría más, empalmado, momento de doble alegría, por supuesto.
- Te tengo digo que entre semana por las mañanas no. Los niños se van a levantar enseguida para ir al colé y además recuerda que está tu madre en casa.
- Más se perdió en el Perú...
- ¿Qué, eso no fue en Cuba?
- ¡Qué más dará...!
*Por cierto, no hace falta que me deis las gracias por no haber mencionado en ningún momento a Vargas Llosa, o sí, eso ya para los muy letraheridos y así. Supongo que mi subconsciente sabe lo que se hace.
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