Nada que decir sobre el monstruo que no lo explique Xabier Maiza en su artículo del DIARIO VASCO perfectamente resumido y detallado: http://www.diariovasco.com/opini…/aio-20180503000908-nt.html.
O sí, algo de mirarse al ombligo. De pequeño admirábamos a los mayores que tomaron las armas contra la dictadura, eran nuestros héroes, sí, modelos a seguir, entonces y en nuestro entorno eran los nuestros, era legítimo y hasta obligado levantarse contra la tiranía. Puede que la violencia estuviera tan arraigada en nuestro mundo, ya fuera en el recuerdo de los mayores o en la época, que sólo supieron hacerlo como lo habían hecho antes otros. Seguimos haciéndolo cuando lo dejaron, aplaudimos el gesto, hicimos nuestros sus argumentos, incluso evolucionamos con ellos, vivimos en una continua autocrítica, empezamos a ponernos el la piel de las víctimas, y con todo siempre nos cuesta renegar del todo y de todo en lo que creíamos y creemos. También renegamos de los que siguieron convencidos de su fuerza, los aborrecimos a ellos y a su proyecto totalitario, padecimos su fanatismo, reconocimos al monstruo como lo que de verdad era. Durante mucho tiempo nos quedó la convicción de que había un abismo entre los jóvenes que se echaron al monte contra Franco y los que vinieron después. Seguimos reconociendo el gesto de aquellos jóvenes en su contexto, las circunstancias de la época en comparación con todo lo que vino después cuando ya no había sitio ni motivo para la violencia. Pero, ahora también sabemos que, incluso con Franco y todo lo que había que poner patas arriba para construir lo nuevo, no hubiera hecho falta derramar toda aquella sangre, haber hecho tanto daño, abrir la zanja que otros hicieron insalvable, que se podría haber luchado contra el tirano de otra manera, como hicieron en otros, que ojalá se hubiera hecho. Tanto como que remendar el pasado no tiene sentido, que la Historia es siempre una losa que con suerte va a parar a los libros en exclusiva, que todos tenemos nuestro propio relato. Mañana se escenifica la derrota de los que siguieron, de los milis y de todos los que los han ayudado, alentado y justificado durante los años de democracia por muy imperfecta que fuera. Hoy se ha acabado lo que no debió empezar nunca.
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