En mi sueño de anoche soy uno de los arqueros galeses que pusieron un antes y un después tras la batalla de Azincourt al derrotar con nuestros arcos largos al hasta entonces invencible ejército francés compuesto por caballeros en armadura. A partir de entonces los ingleses, o mejor dicho, el ejército socio-comunista proetarra e indepe, había hecho retroceder a los franceses, en realidad los españoles decentes que aman Francia, quiero decir España una, grande y libre, hasta Orleans-Madrid, donde teníamos asediado al delfín de Francia, un tal Pablo Casado, aspirante eterno al trono de Francia.
Entonces apareció ella, la Doncella de Chamberí, a caballo, vestida con armadura y portando en una mano la bandera de Madrid: “¡Liberemos Orleans-Madrid, liberemos al Delfín! ¡Por la libertad de tomar cañas, echemos a los amigos de la ETA, saqueemos lo público! ¡Sigamos enriqueciendo a los nuestros”
Isabel del Arco liberó Orleans-Madrid con mayoría absoluta y con ello infundió ánimos al maltrecho y desmotivado ejército francés de Casado. A partir de ese momento, la Doncella de Chamberí, convencida de que era Dios, o sea, España, quien hablaba a través de ella, no cesaba en sus críticas al Delfín, sobre todo a su estrategia para liberar al reino. Pero, lo peor de todo, es que Casado pretendía coronarse rey antes de liberar Paris e Isabel no estaba de acuerdo. Así pues, Casado y los miembros de su corte decidieron marginar a Isabel prohibiéndole tomar parte en las batallas contra el ejército socio-comunista proetarra e indepe. Sin embargo, Casado y los suyos sólo obtenían victorias pírricas sobre los ingleses, de modo que la posición de estos apenas se tambaleaba. De hecho, en más de una ocasión habían estado a punto de perder una batalla, cuando, en mitad del fragor de esta, aparecía Isabel por sorpresa y la suerte cambiaba de bando de repente. El pueblo llano y algunos nobles adoraban a Isabel, se diría que se habían creído el cuento de que era una enviada de la Divina Providencia para liberar a Fran… España del invasor socio-comunista proetarra e indepe. Casado y los suyos no la podían soportar, de modo que, llenos de envidia y rencor, decidieron traicionar a Isabel entregándola a los periodistas…, perdón, a los borgoñeses, los cuales a su vez la entregaron a los ingleses, vamos, a los socio…, para que fuera juzgada por brujería.
Y aquí estoy yo, en la plaza Vieux-Marché de Ruan donde Isabel va a ser ejecutada por bruja en la hoguera. Una ejecución de este tipo nunca es un espectáculo agradable, de hecho no concibo algo más atroz que ver morir a alguien en la hoguera. Con todo, todavía resulta más espeluznante escuchar los gritos de la condenada antes de morir abrasada: “Madrid es España. Madrid es España dentro de España. ¿Madrid qué es, si no es España? No es de nadie porque es de todos”. “La gente viene a Madrid porque no quiere estar subvencionada”. “Un día de estos os vais de vacaciones y cuando volváis, como consideran que la casa está vacía, se la dan a los amigos okupas”. “El concebido no nacido debería ser considerado un miembro más de la unidad familiar.” “Yo soy adicta al humo de los coches. El olor de la gasolina, el asfalto… Todo eso me encanta, me encanta”. “¿Cómo no voy a ser de extrema derecha si no nos dejan circular por el centro?”. “Hay familias enteras que se han vuelto gays solo porque pasó uno por ahí”. “Estoy deseando que me pregunten por los negros para ver qué digo”. “Mira, a mí Carmena me va a comer todo el chocho”...*
No soporto mi un segundo más semejante delirio, así que, motivado en exclusiva por la piedad cristiana que me embarga en este momento, decido coger mi arco galés, ese con el que he derribado ya un número indeterminado de caballeros en armadura, lo tenso y disparo una flecha que acabe de una vez por todas con el sufrimiento de esta pobre mujer, la Doncella de Chamberí.
• Frases textuales de la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso
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