- ¡Cómo te gusta venir a Vitoria para salir de potes por la mañana, eh!
Me reprocha una anciana arrugada y coja que, cuando le grito, "¡Quita de mi vista, fantasma de las Navidades pasadas!", resulta que es mi madre, o al menos eso me asegura Tintín, quiero decir, mi señora esposa. Vaya por Dios, resulta que no era un sueño. Para uno bueno que tengo. Y todavía queda la cena de esta noche con los colegas...
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