martes, 3 de abril de 2012
CONSEYU DE VIEYOS
Conversación cogida al vuelo hace un momento en la cafetería donde desayuno todos los días; hablaban dos de los "senadores" habituales por las mañanas, el uno suele ir siempre de traje y corbata a lo cuéntame, esto es, rancio de cojones, el otro de calle y poco más, sport, currela; hablaba el primero.
-Hablan cinco idiomas y din que ye ingenieru -el del traje gesticula su extraña mezcla de asombro e indignación con las manos alzadas- Pero pa qué quien tantu, si lo que fai falta ye paisanos que sepan cavar una zanja o poner un ladrillu, que sepan traballar, ho!
-Ties tó la razón, ho!, saben tantu que cuando tien traballu no lo quien porque ye pocu para ellos, por eso hay tantu paru, claro que sí, ho!
Como la conversación está en esa mistura castellano-asturiano que se habla en Oviedo, que ni es castellano puro ni asturiano otro tanto, sino más bien castellano salpicado de asturianismos, me tomo la molestia de resumir el meollo de la misma: "lo que me jode es que estos jóvenes de hoy en día sepan más que yo, estén más preparados, más estudiaus, para qué si luego no encuentran trabajo, no como yo, que a su edad no sabía hacer la o con un canuto pero ya estaba trabajando en la obra desde los quince años. Eso, eso es lo que hay que hacer para sacar el país adelante y no tanto libro ni tanta hostia..."
Luego de vuelta a mi lectura de la prensa diaria, una página entera dedicada al negro futuro que le espera a la investigación en España con los recortes inmediatos a los que se enfrenta, un sector que en los últimos años había dado un paso de gigante desde la nada absoluta a la creación de una red de centros de investigación y proyectos que poco a poco iban dando su fruto. Los profesionales se quejan de que la sociedad española no es consciente de la importancia del I+D para el progreso económico de un país, que desconocen que el éxito de la mayoría de nuestros vecinos del norte se basa precisamente en todo el dinero invertido en investigar, crear y producir, lo único que nos ayuda a mantener la distancia de las economías emergentes cuya producción consiste esencialmente en producir más barato lo que ya hay. No puedo evitar levantar la vista del periódico y esbozar una amarga sonrisa, como que casi me da ganas de unirme al coro de los viejales que despotrican contra la juventud y su soberbia académica y lanzar un unamuniano "¡eso, eso, que investiguen ellos, nosotros a cavar zanjas o a trabajar de camareros para los turistas del norte!
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