lunes, 9 de mayo de 2016

EL PEQUEÑO COMERCIO ESTÁ SOBRE VALORADO



Pues a ver si va ser que el comercio pequeño está sobre valorado.

En el barrio donde vivía antes, o más bien en la larga calle que estaba enfrente del Parque del Norte, sólo había una tienda donde abastecerse de las cosas del día a día. Estaba justo al lado de las esquina de debajo de nuestra casa y en los dos o tres años que vivimos allí pasó por tres manos. Apenas llegué a conocer a los primeros dueños. El segundo fue un camionero retirado con apenas cuarenta tacos, uno de esos tipos que en Asturias dicen "un asomau", vamos, más chulo que un ocho. Le habían traspasado un simple colmado de barrio y él se empeñó en convertirlo en una tienda de delicatessen. El caso es que un día, y delante de mí, una paisana le pidió un bote de alcachofas. El tendero ex-camionero le cuenta todo ufano que tiene unas alcachofas de la rivera navarra, de Tudela para más señas, pero no unas cualquiera, no, éstas eran bocata de cardinale, que se las traían a él en exclusiva porque tiene un...

-A mi qué coño impórtame d'ónde son les alcachofes. A mi ponme les más barates, que soi muyer d'obreru y tengo que faer malabares col sueltu del mio home pa llegar con cuenta de mes.

Así que el camionero reconvertido en tendero duró lo que duró porque para delicatessen, paisanu, la gente se va al centro, al Corte Inglés si eso. Luego traspasó el local a un chaval muy majo que puso una carnicería-charcutería. Al principio el chaval, que era del ramo porque le venía de familia y tal, apuntaba maneras. Con el tiempo, y a la vista de que la clientela iba menguando, empezó a sustituir la charcutería fina por paquetes de Campofrío. Tal como lo figo, me contaban que no le salía a cuenta lo otro. Al final también tuvo que cerrar. Si soy sincero, y a pesar de la simpatía del chaval y lo mucho que se esforzaba por ser cercano en el trato con la clientela, la verdad es que no creo que contribuyesen mucho a la buena marcha del negocio la mala pinta del género que exponía en el mostrador y la peste con la que de daba de bruces el cliente al entrar en la tienda. Así que a los de mi calle ya sólo nos quedaba el supermercado de una cadena con no demasiada buena fama al final de la calle; con decir que era atravesar la puerta del establecimiento y darte de narices con una peste parecida a la que hablaba antes de la carnicería ya está todo dicho. Eso y que si en algo destacaba dicho supermercado era por tener a los empleados más bordes, incompetentes y jetas -nunca estaba nadie en su sitio, siempre había que ir a buscarlos- de todo Oviedo.

Eso pasaba porque anteriormente vivíamos en un barrio nuevo, joven que le dicen, en los que el comercio pequeño necesita Dios y ayuda para poder prosperar dada la costumbre generalizada entre las generaciones más jóvenes de ir a las grandes superficies para hacer la compra de la semana. Ahora vivimos en el barrio que era de mis suegros y ya no tengo excusas para no acudir al comercio pequeño porque se trata de una zona repleta de ellos. Sin embargo, qué voy a contar, pues que el primer día en un colmado de la calle que va a mi casa me atendió una de las tías más desagradables que he conocido en mucho tiempo, que se ve que no se le podía preguntar por el género, y me cobró media docena de plátanos y otra de manzanas por el precio de un ojo de la cara. Otro día compré unos entrecots en la carnicería de la misma calle, estos por un precio de risa que enseguida me puso la mosca detrás de la oreja. Y en efecto, fue llegar a casa, echarlos a freír en la sartén y comprobar que la ternera podía pasar por pato porque nada en el agua igual de bien que un ánade cualquiera. Y en otra frutería más arriba ya no entro porque vi escrito "nectalinas" y se me ocurrió preguntarle a la dueña si las traían directamente de China; que siempre se me olvida que aquí en Oviedo, el sarcasmo como que..."

Pues eso, un pelín sobre valorado sí que puede estar, sí. Aunque eso sí, hoy he acudido a la carnicería donde compraba mi suegra en una calle paralela a la nuestra y el dueño encantador, que en lo que me ponía unos filetes de ternera, una costilla adobada y una punta de jamón serrano, me ha puesto al día de la problemática de los pequeños comerciantes; a ver luego cómo me salen los filetes...

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