-Es un niño que molesta a todo el mundo, que está jodiendo todo el rato.
-¿Y los profesores qué le dicen?
-Qué le van a decir, si le retorció la mano a uno de ellos y lo tuvieron que expulsar una semana del colegio.
-Pues qué bien. ¿Y no le han mandado al psicólogo del centro, no recibe ninguna ayuda?
-Qué ayuda va a recibir si hasta se enfrentó al director cuando lo mandaron a su despacho, que le amenazó con irle a buscar hasta su casa él y todos sus hermanos.
-Ese chico va a acabar muy mal. ¿No te da pena?
-¿También me tiene que dar pena cuando viene a quitarnos el hamaiketako y nadie hace nada?
-Pobre, eso es que quiere llamar la atención, que necesita que alguien le haga caso, alguien que le muestre un poco de afecto, de cariño.
-¿Quieres que le demuestre mi cariño cuando me pegue?
-¿A ti también te ha agredido?
-Dos veces.
-¿Y qué has hecho?
-Nada. No quiero que me castiguen también a mí por pegarme con alguien del colegio.
-Ah, no, un hijo mío no se deja pegar por nadie, en nuestra familia no hay cobardes. Te aguantas y cuando sea la hora de salir lo esperas fuera del colegio y te lías a hostias con él para que vea que contigo no le va a salir gratis. Vas a ver cómo así sí te respeta.
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