Llego a Oviedo desde Vitoria a eso del mediodía y me tengo que bajar del coche antes de subir a casa para pasar por el super a por la manduca de los miembros de mi familia, los cuales a esas horas deben estar ya subiéndose por las paredes o arañando el parqué de puro hambre. Tiene que ser algo rápido, de modo que cojo todo lo necesario para preparar unos tallarines a la carbonara con sus huevos, ajos, tocino, champiñones, una buena ración de sucedáneo de parmesano y albahaca fresca. No tardo nada en llenar el cesto, operación relámpago en toda regla. Sin embargo al llegar a la caja para pagar ya es otra cosa porque me encuentro a media docena de abueletes haciendo cola; no sé yo si es porque aprovechan la hora de comer para salir a hacer la compra y así evitar a los jóvenes o el qué.
- ¿Tiene puntos o vales?
- Mira, vida, llevo nesta bolsa tolos papelinos que me dais cada vez que faigo la compra y que voi atropando. Si eso mira tu cuálos te vienen bien y los que non les tires.
- Pero, señora, eso me va a llevar media vida y mire toda la gente que hay a la cola.
- Y qué quies que faiga yo si nun veo bien lo que pon nos papelines?
- ¡SIGUIENTE!
- ¡Ay, guajina! Nun sé ónde metí la tarjetina del super para lo de los puntos.
- Da igual, deme su DNI.
- ¿Lo cuálo?
- Nombre y apellidos.
- Pues no me acuerdo; como nel pueblín tos llamanme siempre El Babayu creo que se m´escacezo´l mio verdaderu nome.
- ¡SIGUIENTE!
- Mira, gustaríame camudar toos estos puntos pra unos chulliellos por delles caxes de sidra para una fiesta de prau que vamos faer esti finde los del llar del xubiláu.
- Ya veo, ya. Pero es que no puede cambiar los puntos por lo que le dé la gana; la oferta eran chuchillos, no jamones.
- Pero si yá temos toos cuchiellos en casa...
- ¡SIGUIENTE!
- ¡Ai, fía! Inda nun apañome con esto de les tarxetes. ¿Per ónde tengo que pasala
- A ser posible por el datáfono que tengo en la mano, señora. Deje de meter ruido con la botella de anís.
- Ya, ye que como nel mio pueblin tocábamos en fiestes...
- ¡SIGUIENTE!
Y así media docena de disidentes del siglo XXI, que digo yo que menuda gracia le va a hacer a mi familia cuando llegue a casa y le anuncie que la pasta ya mejor para la merienda. Entonces, por fin después de una eternidad, llega mi turno. Menos mal que lo mío son cuatro cosas que no llevan mucho tiempo, porque menudo careto de pocos amigos que tiene ya la cajera, que si ya de normal no es precisamente la alegría de la huerta, vamos, de las que ni saludan ni te miran a la cara para no rebajarse ante el populacho que la explota, no sé qué me comentó una vez una compañera suya de un master en económicas en Londres o algo así, no te digo yo después de...
- Marque el número de la tarjeta.
- Voy.
- Incorrecto. Marque de nuevo.
- Puuuf.
- ¿Pasa algo?
- Es que ahora no me acuerdo del número y no llevo suelto encima. Me he bloqueado. Si me dejas llamar a mi mujer que lo apunta todo...
- ¡SIGUIENTE!
No hay comentarios:
Publicar un comentario