miércoles, 9 de junio de 2010

DE COMO POCOS TODAVÍA PUEDEN CONSEGUIR MUCHO




Ayer al hilo de las movilizaciones de los funcionarios durante su indisimulado preaviso de huelga general, no sólo se pudo constatar una vez más lo patético que resulta darse de bruces con la realidad porque ésta no se adapta a lo que nos gustaría que fuese, me refiero al baile de porcentajes de participación de unos y otros, sino también la indiferencia o pasividad que reina en nuestra sociedad frente a una crisis cuyas causas, siquier sólo aquí en España, ahora todo el mundo coincide en señalar como el resultado de nuestra economía de nuevos ricos, la economía del cemento y el pelotazo, el engaño bancario hipoteca impagable mediante, la poca o nula productividad o innovación de la industria española en comparación con otros paises de nuestro entorno y otras tantas razones más que sólo evidencian que ni éramos tan ricos ni tan listos o modernos como nos creíamos, ni habíamos dejado atrás del todo la España del subdesarrollo de fatal vocación mediterránea, esto es, la del chiringuito playero, el negociante elevado a la categoría de emprendedor o el ilusionismo financiero como remedio para llenar bolsillos a cambio de aire. Ahora todo el mundo está a lo que le obliga la crisis de marras, a cargarse en la madre del dirigente del turno porque se ha quedado en el paro o su empresa, casi siempre pequeña o mediana, se ha ido al garete, y exigirle que le saque las castañas del fuego como si los políticos, ahora meros correveidiles de los poderes fácticos-financieros, tuvieran toda la culpa de lo que pasa. En fin, como cualquier hijo de vecino uno esta a verlas venir, cruzando los dedos para que todo pase lo más rápido posible, de refilón, para que los daños sean los menos posibles, siquiera tan sólo a que alguien nos explique las cosas de forma que no tengamos que hacernos más preguntas que las que pretendíamos aclarar.

Así que buscando entre las noticias que pueden levantarle el ánimo a uno me encuentro una local, la de que la polémica línea de alta tensión de 400 kV propuesta por Red Eléctrica Española (REE) entre Castejón, Muruarte (ambas en Navarra) y Vitoria a través de la Montaña alavesa ya es pasado. Habrá una nueva alternativa y con ella, la satisfacción de las miles de personas que se han movilizado en estos últimos meses en contra del proyecto. Se trata de un proyecto que tenía soliviantado a todos los pueblos de la Montaña Alavesa, parte de la Rioja Alavesa oriental y los pueblos vecinos y hermanos de Navarra, una línea de torres de alta tensión que venía a romper la armonía paisajísta y ecológica de una zona que gracias a su poca densidad demográfica y también a cierto abandono económico-administrativo, se ha conservado impoluta de tanta mandanga industrial o de la simple y pura, dura, especulación del ladrillo, una zona de montes, bosques, pequeñas aldeas y villas medievales por la que siento un especial cariño y atractivo tanto en su parte alavesa como navarra.

Pues bien, los hechos son que a la publicación del proyecto de las torres de marras los lugareños de la zona se levantaron en cagüendioses varios y se empezaron a organizar en coordinadoras para lo de meter bulla y darles el aviso pertinente a los políticos, que no tragaban, no sólo porque querían mantener intacta su riqueza paisajística y ambiental, sino porque la que les querían imponer tampoco era la única alternativa, sólo era la más barata, esto es, aquella por la que los de Red Eléctrica se ahorraban unos euros tirando el cable a las bravas, monte arriba, debían pensar que caía en terreno vacío o algo parecido.

Pues resulta que tras meses de manifiestos, carteles y manifas por todas partes y a casi todas horas, algún que otro desacuerdo entre alaveses y navarros para no variar la cosa esta tribal que nos caracteriza, los políticos de turno, del PSOE sería más exacto, han corrido a Madrid para pedir que se revise la cosa, no la vayan a cagar en las próximas elecciones, porque si bien es cierto que en la Montana Alavesa viven cuatro gatos, el impacto familiar y sentimental en la capital alavesa no es poco ni nada, ¿o hay que recordar que el voto alavés en las autonómicas vale por tres giputzis y casi el doble de vizcainos?; tiembla Patxi. Pues eso, que de repente todos los partidos de la provincia estaban de acuerdo en exigir una alternativa a la escabechina esa que querían llevar a cabo en la montaña, arrasando ya no sólo bosques, matorrales, trigos y viñedos, sino también la voluntad popular de una gente que además se manifestó en referendo abrumadoramente en contra.

Lo precioso de esta victoria no es sólo la constatación de que todavía la movilización popular sirve para algo, sino también la de cuánto y cómo ha cambiado el páís desde los tiempos en que cada vez que surgía un conflicto de este tipo todo se teñía, se enmierdaba, con intereses que no tenían tanto que ver con el conflicto en sí como con el ambiente viciado de ese otro Conflicto ya con mayúsculas y que todos sabemos. Me refiero episodios como el de Lemoniz o la autopista de Leizaran y el apoyo criminal de los de siempre a los que se oponían a ellos por verdaderos motivos ecológicos. Aquel fue el ejemplo más palpable de cómo la izquierda abertzale y sus comilitones armados desligitimaban de continuo cualquier iniciativa popular por mor de querer ponerse al frente de ella a toda costa, y cuando digo a toda costa digo bien; si no conseguían infiltrar a los suyos hasta hacerse con el control de la coordinadora o plataforma de turno, iban y creaban la suya propia, la más jatorra y borroka para no variar. De hecho, esta tendencia vampírica de la izquierda abertzale llevó a que cada vez que la gente procuraba desentenderse de ellos y sus intereses bastardos en la medida que les era posible, y siempre que surgía un grupo de lo que fuera, ecologista, pacifista, antitaurino, pro derechos gays o en contra de la incineradora de turno, fueran ellos y sacaran otro, ya he dicho que más jatorra y borroka que nadie; simplemente patético. El resultado de este despropósito, o simple y llanamente parasitismo político, no fue otro que el descredito generalizado de las iniciativas populares, tanto delante de la opinión pública como en boca de unas autoridades que no dudaban en aprovechar la ocasión para aplicar la doctrina israelí, esto es, todo palestino que se mueva o alce la voz es un terrorista , leáse, toda protesta popular en Euskal Herria está al servicio de ETA.

Eso se ha acabado, y el antecedente inmediato de lo las torres de alta tensión no ha sido que el frustrado intento de reeditar lo de Leizaran no hace mucho con las obras del Tren de Alta Velocidad. Lo tenían todo, la coartada ecologista, una geografía en la que los suyos abundaban como caracoles en primavera y una coyuntura mediática en la que las garzonadas de turno animaban a los desanimados desde hacía tiempo a la jarana subversiva tras años de sequía. No ha pasado nada, ETA ya no mete tanto miedo, sus acólitos menos, la mayoría se van con sus polares de fin de semana a esquiar a Jaca o Francia y la línea del frente como que para el más tonto del pueblo. Los políticos, sin embargo, seguían con su mantra de que si la democracia patatín y patatán, no cederemos al chantaje terrorista y demás mandangas; a algunos sólo les faltaba la guitarra.

Pues bien, en lo tocante a la Montaña Alavesa el tiro les ha salido por la culata, a falta de radicales en una población donde abundan los abueletes, debieron pensar que les iban a poder meter la línea de marras con calzador, que no se iban ni a enterar: ¿ánde ha salio esa torrecica, majaaa?. A joderse toca, señores de Red Eléctrica, a gastar lo que haga falta para recolocar la nueva línea que discurrirá en parte navarra por Orkoien y Dicastillo, aprovechando el corredor de infraestructuras ya existente que discurre por la autovía A-12. Faltaría más, sobre todo ahora que han declarado parque natural los Montes de Vitoria bajo cuya sombra he dormido durante años, sólo faltaría subir al Palogan entre cables o plantar un pino junto a una de esas torres...

He dicho que la noticia no sólo es local, o al menos lo es en la medida de que siéndolo también sirve de acicate a cualquiera de los múltiples conflictos ecológicos que hay por ahí y a cuya denuncia sólo se dedican cuatro gatos, porque cuando lo hacen unos cuantos más a nadie le importa dado que, ni la prensa da cuenta de ello, ni los políticos se dan por aludidos, melenudos, que son todos unos melenudos. Lo dicho, hay que montarla, pacíficamente pero a base de bien, petardos al aire incluidos, al aire, subrayo, porsiascaso, recordar a los mandamases que no gobiernan masas de siervos sino conjuntos de ciudadanos, nunca tan tontos o sumisos como a ellos les gustaría, qué se le va a hacer.

Y como es de ley darle al Cesar lo que es del Cesar, no vaya ahora a ir el señor Txarly Prieto del PSOE, el constructor Txarly Prieto, de ecologista inveterado a dárselas de yo paré la línea de alta tensión en una cena que tuve en Madrid..., recordar que el primer y casi único político que apoyó las movilizaciones de los vecinos de la Montaña desde el principio no fue otro que ese raro especimen, casi siempre en partidos marginales o en vía de extinción, llamado Mikel Mintegi de EA, que cuando no es una línea de torres de alta tensión lo es un proyecto de nueva cárcel en Nanclares, el campo de pelotazos..., perdón, de golf de Labastida o lo que sea, pero siempre dando el callo, comme il faut.

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