Chacón, a las tropas españolas en Afganistán: 'Sentimos orgullo y admiración por vosotros'

Bueno, ya he producido bastante por la mañana. Mil gracias por los elogios B/P, me abrumo. Esto del blog es poco más que una válvula de escape de la supuesta seriedad de las traducciones y los libros, un ventanuco a lo cotidiano y sobre todo hacer un relajo mientras escucho música y me trasiego una birrica junto al ordenata mientras el nuevo mama y el otro juega. En fin, a ver si nos animamos todos, con lo bien q sienta quejarse.

Pues bien, como apenas he salido de casa para llevar al nene, comprar la presa y tomar el café con leche, de lo único q me puedo quejar es de lo que veo o leo, entre otras cosas lo del lío q tienen montado con los piratas y el Alakrana ese gallego-bermeano. Uno puede entender lo de la familia porque es del todo humano: "que les rescaten, pero no a las bravas", pero es que lo de las autoridades españoles con su ejército empieza a parecerse a lo que salia en un reportaje sobre la actividad de las tropas españolas en Afganistá, que poco más que se iban de farra con los talibanes y todo en plan la guerra de Gila, contentico salía un mando de los americanos acerca del papel de los españoles, los cuales, entre otras hazañas, habían perdido el control de más de las tres cuartas partes del territorio q tenían asignado por eso de, coño, "semos soldados en una guerra, pero es no significa que tengamos q disparar a naide". Pues joder de los joderes, si tan buenistas somos, si no queremos hacer pupa a nadie y caer supersimpáticos a todo quisque, eeeeeehhh, maaaaacarena, para qué hostias jugamos a potencia militar, no bastaba con el ridículo q hizo Aznar yendo a una guerra ilegal pero sólo un poquico. Es que eso de ser pacifistas con ministra superbuenista al cargo haciéndose la picha q no tiene un lío para no decir la palabrita, guerra, guerra, guerra de los americanos contra los talibanes que ellos mismos armaron y adiestraron, empieza a resultar de un patético a lo no vamos a hacer como los franceses q sí son una potencia militar media y pueden mandar una fragata para repartir estopa a los pitatas de los cojones, mejor pagar como la primera vez y si se resiten a cobrar mandamos a Moratinos alahu akbar, q ya, ya veremos como al final sueltan a los arrantzales (por qué no manda el PNV una fragata con los Berezis??, ah, perdón, porque ya mandar ya no mandan nada, pobrecicos...) Y.... me he perdido, pues eso, con lo q cuesta jugar a los soldaditos a un país que, mira tú crisis mediante, no era tan octava potencia ni por el forro, el último en salir de la crisis por detrás de Grecia y Portugal, malditos constructores. Pero qué cojones hacemos en plan tercios de Flandes por el tercer mundo, para qué irse tan lejos con lo bien q se le da al ejército español conquistar la cumbre del Gorbea para colgar banderitas y no olvidemos Perejil, con viento de Levante y toda la hostia. En fin, grimita daba oirle al comandante español en Afganistan contar con ese lenguaje de licenciado en soplapolleces la estrategia del ejército: basicamente construir instalaciones para q luego las ocupen los talibanes y si hace falta conminarles a rendirse apuntándoles con una flor en el culo... Y encima va la ministra pacifista y dice que el que quiera protección en el Índico que contrate porteros de discoteca..., eso cuando la participación del EE en la operación Atalanta europea de vigilancia cuesta 75 millones de euros. Eso sí, no toda van a ser críticas, cuando se hace algo bien es justo reconocerlo, por eso celebro esa nueva estrategia disausoria de mostrar a la Concha Velasco, el Del Bosque y el Adría, mira que los envíamos palláaaa. Por eso propongo para la próxima campara que protagonicen los spots de propaganda del ejército gente como Coto Matamoros, Belen Esteban o el Risitas, se van a cagar los piratas, los talibanes, hasta las cabras de Perejil...

Adjunto chiste de Chacón... digo de Gila:

Una pareja de soldados se acercan a una trinchera y dicen a sus ocupantes: Que somos del ejército enemigo. Dice nuestro capitán que por favor hagan el favor de dejarnos unas balas, hasta que recibamos un pedido que tenemos hecho.