viernes, 30 de abril de 2010

40 AÑOS DE IMPUNIDAD PARA LOS CARNICEROS Y 70 DE OLVIDO PARA SUS VÍCTIMAS




Toca terminar esta semana monográfica dedicada a la historia de la represión franquista de Álava dejándome en el teclado un montón de pequeños dramas que jalonan el libro de los hermanos Martínez Mendiluze. Un montón de relatos de asesinatos como el del médico de Añastro, la represión del partido comunista en Amurrio, los asesinatos de Elciego, la historia increiblemente cruel del portugués Claudino Rego Pereiras en la montañas alavesa, y en general, todo lo relacionado con los años posteriores al alzamiento donde todavía se siguió persiguiendo a los vencidos. También sería digna de una entrada aparte la historia de los alaveses asesinados en otras provincias como los cenetistas Tomás Mardones Llorente, Jorge de Vicuña, Ángel Santamaria, Ricardo López de Lacalle García y Nicomedes Luna. Una entrada en la que habría que hacer un apartado a los asesinados en el aciago penal del Fuerte de San Cristobal de Pamplona en los que se mataron a cientos. El apartado estaría relacionado con la fuda de 797 presos del 22 de Mayo de 1938, de la cual sólo 3 consiguieron cruzar la frontera. El resto fue masacrado en los montes, entre ellos los alaveses Emilio Ibisate, Joaquin Arroyabe, Segundo Hernández, Alejandro Mardones Llorente y Máximo Sainz, todos de la CNT. En ese mismo penal murieron como consecuencia de las condiciones infrahumanas Rafael Viyuela, Mateo Atxa y Lucas Mezkorta.

Ahora bien, dentro de la locura homicida del momento también hay que destacar la actitud de algunos particulares que, arriesgando su propia vida, se opusieron a los desmanes de los suyos. Me refiero a gente como el alcalde de San Román en la Llanada Orienta, Lucas García de Albeniz, carlista que se negó a molestar a sus vecinos de izquierdo y sobre todo a entregarlos a la partida de requetés que pasó por el pueblo a buscarlos para llevárselos hasta el famoso alcantilado de Urbasa donde despeñaron a cientos de personas de la Sakana. Asímismo, el alcalde de Berantevilla, Esteban Sáenz de Ugarte, también se opuso a las órdenes de los suyos para eliminar a varios destacados republicanos del pueblo, declaró que en su juridisción no se mataba a nadie, y así fue.

Por desgracia, frente a estas manifestaciones de humanidad por encima de las ideologías, también hay que subrayar el ansía homicida de algunos personajes con alma de carniceros, me refiero al monstruo llamado Bruno Ruíz de Apodaca, cabecilla de la más activa de las partidas que iban por los pueblos a la caza de republicanos.
Esta alimaña se jactaba de haber matado él solo a 108 personas o en compañía del guarda vitoriano Anuncibay, entre ellos todos los del puerto de Azazeta y el mismo Isaac Puente. Del pujo asesino del tal Bruno Ruiz de Apodaca da cuenta lo sucedido en Elciego, adonde acudió con su partida de requetés y falangistas el 29 de agosto del 36 para llevarse de sus casas a 7 vecinos. Torturó a cuatro barbaramente en un paraje próximo denominado La Paloma, entre Elciego y Navaridas. Una vez arrojados a una cuneta llevaron al resto hasta Salinillas de Buradon donde los asesinaron; uno de ellos Daniel Palacios, fue alcanzado cuando intentaba huir cruzando el Ebro.
Por si fuera poco, el tal Ruiz de Apodaca regresó siete semanas después al pueblo para llevarse hasta el terreno conocido como La Pilastra, en Zambrana, a los paisanos del Elciego Guillermo Bauza, Fidel y Adrían Uribe, Pablo Cañas, Germán Cornes y Miguel Sáez, a los que asesinó allí mismo. Lo más horrible de este caso es que las víctimas habían sido detenidas tras ser convocadas en el ayuntamiento con motivo de la vendimia. Una vez allí se encontraron que el tal Ruiz de Apodaca y sus secuaces los aguardaban en el vestíbulo, acompañados de un clérigo. A medida que entraban las víctimas eran maniatadas y conducidas a un local para subirlos más tarde a una furgoneta en dirección a Zambrana. Uno de los vecinos de Elciego, Pedro Osés, consiguió huir y cruzar el Ebro, pero al intentar tomar un tren en marcha se hirió y tuvo que ser ingresado en el hospital de Cenicero, La Rioja, adonde fueron a buscarlo para matarlo un día antes de que le fueran a dar el alta. Con todo, sólo se trata de uno de los cientos de carniceros que abundaron en ambos lados durante la guerra.

Sólo he querido rendir un pequeño homenaje a las víctimas republicanas, las otras, muertas del mismo modo infame y cruel, ya lo tuvieron durante cuarenta años. En algunos casos como en Elosu incluso de un modo harto torticero, pues las autoridades franquistas hicieron pasar por una matanza de los rojos durante décadas lo que sólo fue un crimen particular relacionado con las tierras y envidias de un paisano de las víctimas, el cual, con su compinche portugués, incluso fue perseguido por las autoridades repúblicanas al poco de cometer los asesinatos de dieciesiete campesinos.
El régimen franquista persiguió a los criminales del bando rojo y también a los que no lo eran, honró a sus víctimas levantando monumentos por todo el territorio. Víctimas de los crímenes de los exaltados rojos y simples caídos en batalla como el caso del abuelo del antiguo diputado general de Álava del PP, Ramón Rabanera, el cual tiene su placa conmemorativa nada más y nada menos que en la Calle Santa Engracia de Laguardia y reza así en un texto que nos ilustra más de lo que ellos quisieran acerca de la mentalidad de los de su bando:

Para honor y memoria del heroico coronel Don Luis Rabanera y Almite-Zarrobe muerto gloriosamente el 20 de abril de 1937 por Dios y por la Patria en el frente de Vizcaya. La villa de Laguardia, que le adoptó por hijo predilecto, le dedica esta lápida grabando las siguientes memorables palabras de una carta a su familia al iniciarse el Salvador Alzamiento Nacional: Mi mujer, mis hijos, mis nietos, mis hermanas son en estos momentos cosas secundarias ante lo que significa este movimiento, ¡Todo por Dios y por la Patria!

Porque, en contra de unas declaraciones hechas por el mismo insigne político alavés, el tal Rabanera, no todos fueron iguales, no da lo mismo los de un lado o de otro más allá del drama personal o humano. Entre los muertos de un lado y otro hay más de un matiz, el que va de los crímenes perpetrados por unos desalmados a espaldas de las autoridades republicanas, si bien éstas se vieron impotentes para reprimir las matanzas e imponer la legalidad republicana como reconoció y lamentó Azaña, todo lo contrario de lo que sucedía en el bando sublevado, donde el orden y la ley estaban garantizados por sus autoridades militares, claro que en éste la ley era la del asesinato sistemático, alentado y amparado por el propio sistema judicial del régimen franquista, el cual se dedicó a perseguir y asesinar a sus oponentes durante y muchos años después de la guerra civil. Lo hizo con un sólo propósito, eliminar cualquier conato de oposición interior, y eso, exterminar al contrario con un plan determinado, veanse las instrucciones de Mola o de Queipo de Llano, Yagüe, las penas de muerte firmadas por Franco, las matanzas de Bajadoz, Malaga, Sevilla... se llama según el Diccionario de la Real Academia: genocidio, el cual, por mucho que les joda a todos los jueces, cargos y presidentes autonómicos del PP, que se siguen negando a autorizar y ayudar a exhumar los cadáveres de las víctimas, tal y como establece el derecho internacional, no prescribe ¡¡¡NUNCA!!!!

QUE SI, QUE NO, Y AL FINAL AL PAREDON




Si el furor asesino de los sublevados se cebó especialmente sobre las raquíticas fuerzas de izquierda de la provincias, y más en concreto en sus líderes o figuras destacadas, la tercera corriente ideológica en liza de la época, el nacionalismo vasco, el PNV para ser justos (la histórica ANV como fuerza laica y de izquierda siempre lo tuvo claro), ha pasado a la historia de la guerra cívil por su doble rasero, su indecisíón inicial y sobre todo por la infamia de haber pretendido lavar su imagen, ocultar sus puntos oscuros y resalzar los otros hasta el punto de hacer creer a muchas generaciones de vascos poco más que ellos fueron los únicos que se opusieron al franquismo, que éste fue un ataque exterior contra los vascos y no una guerra entre vascos,¿de dónde coño eran pues los carlistas que avanzaron inexorablemente hasta Bilbao desde Navarra y Álava. Ello sin olvidar el hecho, comentado por tantos testigos de la época,de que en las trincheras del frente cantábrico se escuchaba hablar en euskera a ambos lados de la misma, ¿de dónde eran si no gran parte de los requetés navarros, si no de la zona de Navarra todavía vascoparlante? Décadas de hegemonía nacionalista y ETB a merced de su propaganda han extendido una imagen absolutamente idealizada e interesada de su participación en la guerra civil. Una imagen en la se resalta de continuo su papel como moderadores de los arrebatos justicieros republicanos, caso del asalto a la cárcel de Bilbao tras un bombardeo en el que la primitiva ertzaintza evitó la masacre de miles de presos trasladándolos a un barco, pero que al mismo omite el hecho de protagonizara una de las infamias más grandes de esa guerra, la traición al gobierno de la república tras la toma de Bilbao por los nacionales, esto es, la tan famosa como ignominiosa rendición de sus tan laureados y mistificados gudaris en Santoña mientras otros miles de vascos huían despavoridos hacia Asturias; pero claro, esos tampoco debían ser tan vascos cuando no eran del PNV, todo lo más chusma roja.

El caso es que el Alzamiento Nacional pilló al PNV a desmano, incapaz de decantarse por un lado u otro en función de su clericalismo y clasismo pequeño-burgués, el cual lo enfrentaba a los republicanos y a la izquierda en general, y sobre todo de su antiespañolismo, el cual, claro está, le maldisponía con los otros. Con todo, llegó a la solución de proclamarse a favor del bando que dominara en cada provincia. De ese modo el lehendakari Agirre y compañía se declaró leal a la República en Vizcaya y las comarcas vecinas de Gipuzkoa de fuerte implantación obrera, a destacar la muy republicana y socialista Eibar. También es cierto que la concesión apresurada por parte del gobierno republicano de la autonomía falicitó dicha adhesión.

En Álava y Navarra las cosas fueron muy distintas. Cómo no iban a serlo cuando socio-culturamente los del PNV siempre estuvieron más cercanos de sus primos-hermanos carlistas, con los que pergueñaron el fracasado estatuto de Estella en el que Navarra formaba parte junto a sus provincias hermanas de una especie de isla vaticana, Azaña dixit, que de los movimientos obreros o esa pequeña clase media culta y liberal que representaba la República en sus estado más puro. Por lo que atañe a Álava, hay que recordar que el territorio quedó dividido en dos tras el Alzamiento. Por una lado las tres cuartas partes de la provincia en manos de los sublevados, y por el otro, la zona cantábrica de Amurrio, Ayala y Llodio y Aramayona, más vinculadas socio-económicamente a Bilbao y al Alto Deba que al resto de Álava.

La actitud de los jelkides alaveses en la Álava ocupada no pudo ser más cobarde. Dudaron desde el primer momento -si bien es cierto que algunas acciones personales de militantes amagaron con oponerse a los sublevados-, de ese modo el ABB, Landaburu, Agirre, Fernández de Trokoniz, Ibarrondo..., publicaron varios bandos en los que destaca la ambigüedad del partido. Entre tanto los dirigentes nacionalistas Abaitua, Julián Agirre, Pablo Fernández de Trokoniz, Leandro Arregi, eran puestos en libertad tras ser detenidos (todo lo contrario de los de ANV, Ignacio Laskarai, Angel Mendi, Luís Villanueva, Félix Lorente..., que siguieron la suerte de otros izquierdistas) y parece que se doblegaron a las exigencias de los sublevados para que dirigieran cartas a sus correligionarios de Vizcaya y Guipuzcoa en las que les exhortaban a pasarse a su bando como era de esperar entre gente tan de orden y religión.

Como nacionalistas vascos nos dirigimos a todos los alaveses y particularmente a nuestros correligionarios para decirles, para recordarles, que nacionalismo vasco no significa separatismo, nunca lo significó en labios de Arana-Goiri (¡¡¡!!!); nacionalismo vasco es y quiere decir reintegración de los fueros, reorganización de las ejemplares instituciones que hicieron feliz a esta tierra durante siglos, democracia y pacífica convivencia...... Por tan fundadas razones, esencia de nuestra vida católica y vasca, obligados por la visión trágica de los actuales momentos, exhortamos a nuestros amigos nacionalistas a no impedir y a coadyudar al éxito inminente de quienes van redimir tan preciosos tesoro y gritar con ellos: ¡VIVA ESPAÑA! ¡VIVA EL PAIS VASCO! ¡VIVA ÁLAVA!

Más claro agua, otra cosa es que sus piadosos "primos-hermanos", tan nacionalistas como ellos pero de otro signo, no les creyeran, o por si acaso, de modo que fue rendirse, retractarse y colaborar para luego ser perseguidos, encarcelados, proscritos y en algunos casos muy contados, pero mucho en comparación con republicanos, también asesinados, 13 militantes, de ellos cuatro jelkides (y tres no eran alaveses, sólo el vitoriano y concejal José Abaitua) de un total hasta el momento de 170 alaveses. En realidad se lo esperaban y de ahí la estampida junto con los republicanos a la zona roja o el exilio. También es verdad que luego fueron fusilados otros nacionalistas alaveses fuera de la provincia como el llodiano Marcos Orueta o el aramaioarra José María Azkarate.

En el caso de ANV, partido con apenas implantación fuera de Vitoria por su perfil izquierdista y republicano vasco, fue asesinado José Plácer Martínez de Lezea tras ser capturado en el frente vizcaino. En cuanto a la famosa persecución del clero vasco por los franquistas, en Álava fue condenado a muerte y luego indultado el sacerdote Manuel Ortuzar por "hacer propaganda política e impulsar la apertura del batzoki de Oyón" (con todo se cifra en 130 sacerdotes alaveses de tendencia nacionalista exiliados en Francia).

Evidentemente la represíón que siguió a la victoria franquista también se cebó en los militantes nacionalistas, de hecho eran periódicamente encarcelados y soltados, así como requisados muchos de sus bienes. Sin embargo, la furia asesina de los franquistas sólo pareció afectar a casos aislados de militantes esparcidos por la provincia como los ya citados urkabustaiztarras Gerardo Murga, Luis y Gregorio Pinedo, Santiago Urrutikoetxea, los hermanos Florencio y Felipe Otxoa, el zigoitiarra Marcelino Iduya y el vitoriano Primitivo Estavillo Puelles, los cuales fueron asesinados en los primeros momentos del Alzamiento.

Tema aparte es la represión y persecución de la cultura vasca y más en concreto de la lengua, la cual si bien se encontraba en un estrado de postración absoluta en sus últimos territorios fronterizos (Aramaio, Legutiano, Zigoitia, Barambio) todavía recibió un empujón más grande en su largo e histórico proceso de postergación en la provincia. Ejemplo de ello, para memoria de todos esos alaveses que todavía ven -y verán, porque el que no quiere ver...- en el euskera un elemento alógeno, importado, y junto con ello un peligro y hasta una excentricidad ridícula el deseo de miles de sus paisanos en recuperarlo, es la historia del sacerdote guipuzcoano Txomin Jakakortaxarena, destinado al pueblo alavés de Nafarrate, a menos de 15 km de Vitoria, donde percibió que los mayores hablaban perfectamente la lengua vasca, pero los jóvenes la tenían medio olvidadoay los niños hablaban en castellano. Siendo así él trató de cambiar la situación e impulsar la lengua vasca introduciéndola en la labor pastoral y la vida cotidiana. Según sus palabras el euskera iba recuperándo su posición gracias al entusiasmo de los lugareños que volvían a hablarlo entre ellos y lo enseñaban a los jóvenes. No obstante, al estallar la Guerra el sacerdote fue detenido y acusado de haber fomentado el vascuence, a lo que respondió. "he procurado que hablen su lengua materna, el euskera, usando el derecho natural". Sus captores lo dejaron claro: "En adelante, aquí ninguna otra lengua tiene derecho para hablar fuera del castellano". Ni euskera, ni txistu ni nada que oliera a vasco, a mí me da que no hay pocos ni nada que añoran aquellos tiempos, y mira tú por dónde, coincide que en muchos casos también simpatizan con los que se oponen a la apertura de las fosas de las víctimas del franquismo...

*en la imagen el vitoriano Francisco de Landaburu Fernández de Betoño, presidente de ABB durante la II República y vicelehendakari del Gobierno Vasco en el exilio a la muerte de Agirre.

jueves, 29 de abril de 2010

ISAAC PUENTE AMESTOY: EL PUENTE SOBRE EL CARRASCAL




La figura de Isaac Puente Amestoy transciende con mucho las fronteras de la provincia e incluso de España. Se trata de uno de esos personaje excepcionales cuyo ejemplo no sólo es modelo para las generaciones venideras, sino también motivo de odio ilimitado por aquellos que siempre están del lado de lo viejo contra nuevo, del privilegio contra la justicia, del poderoso contra el débil. Tomo sus datos biográficos del blog de Iñaki Egana: MEMORIA


Isaac Puente fue Isaac Puente Amestoy nació el 3 de junio de 1896 en Las Carreras (municipio de Abanto y Ciérvana), en el seno de una familia carlista. El padre Lucas Puente García, montañés, nativo de Bustasur, pueblo próximo a Reinosa, fue oficial en el Ejército de don Carlos y hubo de pasar la frontera en 1876 como consecuencia de la derrota; la madre, Josefa Amestoy Hermoso de Mendoza, era natural de Lanciego (Rioja Alavesa). En 1911 los Puente se afincaron en Vitoria, donde primero Lucas, el padre, y luego el hijo mayor, Federico, ejercieron de farmacéuticos.

Isaac Puente cursó en el colegio de los Jesuitas de Orduña los cuatro primeros años del bachillerato como alumno externo, hospedándose en casa de su padrino, el notario Isaac Uriarte. Los dos últimos años de bachiller los hizo en el Instituto de Vitoria. En 1913 - 1914 preparó primero de Medicina en Santiago de Compostela; los cursos siguientes en Valladolid, donde acabó la carrera en 1918. Llamado al servicio militar, fue licenciado anticipadamente. Comenzó a ejercer de médico en Cirueña (Logroño), pero, al poco tiempo, en enero de 1919, obtuvo la plaza de médico titular del partido de Maestu, en Alava. Desde 1919 hasta su muerte, en 1936, ejercerá de médico rural en Maestu y los veinte pueblos de su comarca. El 12 de mayo de 1919 Isaac Puente casó con Luisa García de Andoin; del matrimonio nacieron dos hijas, Emeria y Araceli.

Su interés por el anarquismo, como tal, parece provenir de dos encuentros: el primero con el poeta vitoriano Alfredo Donnay, a cuya esposa atendió en el pueblo de Birgara. El segundo encuentro fue con Daniel Orille, miembro destacado de la CNT de Gasteiz, el cual visitó Maeztu con el propósito de repartir propaganda entre los trabajadores que construían el ferrocarril vasco-navarro. A partir de ese momento entró en contacto con la CNT y comenzó a colaborar en revistas anarquistas como Generación consciente y Estudios, donde estableció un consultorio sexológico por correspondencia. También escribió en diversas publicaciones médicas como La medicina íbera, La medicina argentina, La revista de medicina de Alava y Alava médico-farmacéutica. Su mayor actividad política y militante la desarrolló entre los años 1930 y 1936. En 1930 y tras el final de la dictadura de Primo de Rivera, Isaac Puente fue nombrado diputado provincial de Araba, al haber sido elegido por el Colegio de médicos de Araba. Dentro de su cargo, fue elegido miembro de las comisiones de Montes y Caminos, de Instrucción Pública, de las Juntas de Ferrovías Alavesas, de la Lucha Antituberculosa, del Instituto Provincial de Higiene y de la Comisión Provincial de Sanidad. Dos meses después dimitía de su cargo aduciendo escrúpulos de conciencia para colaborar con un gobierno dictatorial que no había cumplido sus promesas de restituir los derechos constitucionales y mantenía la censura de la prensa. Asimismo, achacó a la Diputación el recibir influencias exteriores en sus decisiones. Isaac Puente fue detenido por primera vez en Maeztu el 16 de abril de 1932. La detención fue debida a la decisión de la CNT de boicotear los actos públicos organizados para celebrar el aniversario de la República, hecho que provocó incidentes en los que murió en Gasteiz un guardia municipal afiliado a la UGT que trataba de arrestar a un joven. Tras éstos sucesos la represión fue grande, siendo clausurada la sede del sindicato y detenidos sus dirigentes y despedidos todos los afiliados a la CNT que trabajaban en obras dependientes del Ayuntamiento de la capital alavesa. Ante su injusta detención, Puente se declaró en huelga de hambre el día 2 de mayo, siendo liberado diez días más tarde. Su segunda detención y encarcelamiento se produjo en Zaragoza el día 16 de diciembre de 1933. Unas semanas antes los partidos de derecha habían ganado las elecciones y Puente se incorporó al comité revolucionario de la FAI para preparar el movimiento anarcosindicalista regional de Aragón, Rioja y Nafarroa. Ante la dura represión ejercida, Puente escribió desde la cárcel de Burgos, a donde fue trasladado en enero de 1934:


Aprovechando éste estado de opinión que la prensa contribuye sin escrúpulo a formar, se cometen impunemente y ante la indiferencia y encanallamiento de las gentes los mayores excesos gubernamentales, los más repugnantes abusos de poder y mando. Los atropellos que ocurrían en la monarquía ya han vuelto a ocurrir en la República porque son consustanciales con el Estado e independientes de la forma de gobierno.

Isaac Puente fue puesto en libertad en mayo de 1934 al afectarle una ley de amnistía y debido a la desaparición del sumario judicial, que había sido robado a mano armada el día 24 de enero de 1934 por un comando anarquista que penetró en los Juzgados de Zaragoza y lo hizo desaparecer. Su tercera y última detención de produjo el 28 de julio de 1936 en su casa de Maeztu. Puente, ante el cariz que estaba tomando la situación, decidió esconderse en el monte Arboro, cercano al pueblo, pero tuvo que volver a su casa, avisado por su mujer, para atender a un muchacho herido de bala. Una vez curado el muchacho, decidió quedarse en casa. A las tres de la madrugada la casa fue rodeada por guardias civiles y falangistas al mando del sargento del puesto de la Guardia civil, los cuales procedieron a su detención. Fue trasladado a la prisión de la calle La Paz en Gasteiz y obligado a construir trincheras en el frente del monte Gorbeia. Existieron dos intentos de liberar a Puente, ambos por parte de la CNT. El primero fue la formación de un comando que se encargaría de sacarlo de su pueblo. Esta acción fue frustrada por su detención. El segundo consistía en canjearlo por los industriales Arangiz y Ajuria, detenidos en Donostia. Todo ello fue en vano ya que la intención de los militares era suprimirlo físicamente. Días antes de su desaparición se incrementaron las medidas represivas para con los encarcelados, como la supresión de comidas, de comunicaciones y de correspondencia. Finalmente, en la madrugada del día 2 de setiembre de 1936, el oficial de prisiones Galo Zabalza se presentó con uniforme falangista en su celda y le obligó a ponerse la gabardina encima del pijama. Fue subido a un camión y desapareció. Probablemente fue asesinado en las cercanías de Pancorbo (Burgos). Casi un año después, su compañera recibió una carta desde Barcelona, imitando la letra de Isaac, lo que produjo cierta confusión sobre la muerte del médico anarquista, cuyo cadáver jamás fue recuperado. Es de señalar que el sargento de la Guardia civil que lo detuvo, un tal Vitorino, odiaba profundamente a Puente ya que se da la circunstancia de que los obreros de las minas de asfalto del cercano pueblo de Corres se declararon en huelga, de la cual la Guardia civil le hacía responsable a él, sin ningún motivo. Durante esta huelga, la hija del tal Vitorino se fracturó un hombro y acudió a Puente para que se lo curase. Este le cobró trescientas pesetas por su trabajo, una cifra, a todas luces, desorbitada. Una vez el dinero en su poder, lo entregó el sindicato para mantener la huelga y acto seguido le comunicó al guardia civil: Yo no he tenido parte en éste conflicto, que es producido por el hambre y las pésimas condiciones de trabajo de esos obreros, mas puesto que usted quiere hacerme responsable, hágalo con razón. Sus trescientas pesetas han servido para mantener la huelga un día más.

El día 2 de septiembre de 1936 la compañera de Puente fue a llevarle comida a la prisión y le dijeron que no estaba, que se había marchado. Al día siguiente, el cura Primitivo Ibáñez les dijo que había muerto y que tenían prohibido celebrar los funerales. Incluso después de muerto, sus propiedades fueron confiscadas, su familia tuvo que pagar multas y fue condenado a muerte por el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas de Burgos. Tras el fusilamiento, su compañera recibió una notificación firmada por Rafael Aparicio prohibiéndole su vuelta a Maeztu.


Su fama de buen médico se extendió rápidamente. Un día llegaron a su puerta dos autobuses repletos de enfermos. Después de enterarse de sus intenciones, Puente les despidió sin atenderles diciéndoles: Yo sabré curar, lo que no sé ni puedo es hacer milagros, soy un médico, no un mago. Para ir en procesión a curarse, vayan a la ermita de cualquier santo, que les será tan beneficioso como la visita en procesión al mago más grande de la medicina.

El pensamiento de Isaac Puente, reflejado en sus escritos, abarcó una serie de temas, tales como política, medicina, educación, naturismo, etc. En cuanto a su pensamiento médico, su programa consistía en la educación sexual, abolición de la prostitución, lucha antivenérea, matrimonio en compañía, divorcio, libertad sexual de la mujer, control de la natalidad, desintoxicación religiosa del sexo y medicina naturista y preventiva.


La labor profesional e ideológica llevada a cabo desde su casa de Maestu no sólo le granjeó el respeto y el cariño de la gente y el recelo de los de la boina roja, sino también la adhesión a su causa de varios vecinos de la zona que colaboraban con él en la extensión del ideario anarquista. A partir del Alzamiento Isaac y otros izquierdistas de Maestu marcharon a ocultarse al bosque, en concreto en el monte Arboro, lo que no fue óbice para que Isaac acudiera de tapadillo a socorrer a gente como un joven de Los Arcos, Navarra, que al ir a buscarle fue disparado por unos falangistas. Entre tanto, sus correligionarios Daniel García de Albeniz Azazeta y Manuel Ibisate Martínez de Apellaniz intentaban conectar con las milicias anarquistas de la zona roja. Por desgracia, el primero fue interceptado a la altura de Elguea y llevado a la cárcel de Vitoria para ser asesinado poco después en la matanza de Azazeta. Manuel fue detenido en Vitoria y fusilado cerca de Salinillas de Buradón.

Dos semanas después del arresto de Isaac, arribaron a Maestu dos camionetas de falangistas que detuvieron a diez o doce vecinos, entre ellos Patricio Dorronsoro Mtz. de Estibariz, José Dorronsoro Viana y Bernardino López Hernando, camaradas de Isaac. En Apellaniz hacian otro tanto con Francisco Garrido Sáez de Ugarte. Todos ellos serían asesinados más tarde.

Fructuoso Vecino Bravo y otros libertarios que coincidieron con Isaac en la carcel afirman que éste fue ejecutado por un grupo de requetés dirigidos por el tristemente conocido carnicero alavés Bruno Ruiz de Apodaca, en un paraje de la carretera de Vitoria a Miranda correspondiente a la aldea treviñesa de Pangua.

Después de su muerte, el Tribunal de Responsabilidades Políticas decidió matarlo dos veces condenándolo a la pena máxima después de muerto.

El cura de Apellaniz, Germán Aldama, afirmó un cuarto de siglo después que Isaac era "un hombre bueno entre los buenos".

Isaac Puente firmaba algunos de sus artículos con el seudónimo de Zubi Carrascal, traducción del castellano al euskera y a la inversa de sus apellidos.

Existe un libro escrito por el maestuarra Patxi Fernández de Mendiola que aparece en las imágenes que ilustran esta entrada.

LABASTIDA: ENTRE LA REVOLUCIÓN Y LA REACCIÓN


Como bien indica el libro de los hermanos Martínez Mendiluze, de entre todos los pueblos de Álava que sufrieron la represión de los sublevados, Labastida ocupa el primer puesto con un balance de 19 víctimas mortales, de las que diez eran cenetistas y las demás republicanas. De cómo y por qué una pequeña localidad de poco más de 1000 habitantes sufrió semejante sangría es lo que voy a tratar en esta entrada, y no sólo por lo que pueda tener de particular e incluso personal, sino sobre todo porque lo sucedido en Labastida refleja a las claras cómo la verdadera voluntad de los franquistas no era tanto restablecer el orden supuestamente perdido o en peligro, como eliminar de cuajo a todos los disidentes, esto es, el genocidio.

Antes de nada, y con el único fin de comprender por que en el año 36 una villa tan pequeña vivía en un estado de confrontación política tan grande, creo conveniente hacer una somera introducción histórica sin la que no se puede entender el clima o la sicología de las gentes de aquel momento, para ello, sobre todo para no liarme, recurro al resumen histórico de la web del ayuntamiento, la cual transcribo más o menos íntegra.

Labastida en la Alta Edad Media fue importante plaza de armas, quedan restos de la antigua fortaleza situada sobre el monte al que se le llamó Tolonio hoy Toloño.
Labastida como población en la historia fue consecuencia directa de la existencia del castillo de Toloño.
Según Julio Caro Baroja Labastida se fundó como Villa entre el siglo XII y el XIV de la mano de los monarcas navarros.
LA BAJA EDAD MEDIA:

Labastida continúa bajo la tutela de los monarcas navarros hasta el siglo XIII. Sancho "El sabio" fundó el templo-fortaleza hoy conocido como la ermita del Santo Cristo. Labastida pasó de pertenecer a Navarra a serlo de Castilla hacia 1.200 como consecuencia de las invasiones castellanas bajo Alfonso VIII por tierras navarras y alavesas. Fernando III concedió el Fuero de la Bastida en 1.242. En 1.379 Enrique II de Castilla donó a Diego Gómez Sarmiento la villa de Labastida la cual tras haber sido durante siglos villa de realengo pasó a ser "señorío".

LA EDAD MODERNA

Los primeros años de la Edad Moderna bastidarra van a estar marcados por el ingreso de Labastida en las tierras de Álava (entre 1.463 y 1.5.2) y la sucesión del dominio de la Villa por parte del ducado de Híjar.
Labastida entro a formar parte en Las Cuadrillas en las cuales se distribuyen las Hermandades pasó por diferentes Cuadrillas acabando en 1.567 en la cuarta Cuadrilla.

LOS SIGLOS DE ORO DE LA VILLA (XVII Y XVIII)

En el siglo XVII Labastida va a disfrutar de los años más relevantes y gloriosos de su existencia, comienza en 1.602 con la inauguración de la Iglesia parroquial Nuestra Señora de la Asunción, en 1.606 se trasladan a la Villa las reliquias de los Santos Mártires de Cárdena.
Es una época marcada por el desarrollo económico de la Villa; se mejoran los accesos, se empedran calles y plazas, se construyen fuentes, se adereza el reloj , se reparan arcos, se hace molino nuevo, se crea un mercado en la plaza...; que es un reflejo de la sociedad española de la época: clasista y presuntuosa.
En el siglo XVIII tras la "Guerra de Sucesión" y la instauración de la casa de Borbón en España, Labastida continúa su época de esplendor y se recrea con sus obras y embellecimiento: se construye la nueva sacristía, el Ayuntamiento, se arregla la plaza, la cárcel , el arco de Larrazuría... .
A finales del siglo se inicia el principio del declinar bastidiense influenciado por la lucha contra la Revolución francesa de la sociedad española.

LA EDAD CONTEMPORÁNEA

En el siglo XIX la Villa sufre una progresiva y profunda decadencia influenciada por la hegemonía francesa en Europa por tierra, el dominio marítimo inglés y por la guerra de la Independencia .
Las arcas de la Villa van enflaqueciendo y la situación financiera se va minando por completo debido al descenso del precio de venta del vino y la manutención de la tropa francesa acantonada en Labastida durante la guerra de la Independencia. La Villa se ve obligada a vender mucho de su patrimonio, es la desamortización de 1.816.
En la primera guerra carlista (1.833-1.840) Labastida deja entrever su simpatía por el carlismo debido al poder del campesinado, lo cual va a traer funestas consecuencias para la Villa al final de la guerra, a lo cual se le unió un azote de peste y un saqueo de la Villa por los liberales.
En 1.855 sufrió la desamortización de Madoz afectando gravemente a la institución eclesiástica.
En 1.870 vuelve a sufrir la tercera guerra carlista y tras ella una plaga en los viñedos conocida como filoxera que les arruinó y comenzó la emigración.
A final del siglo la economía descendió en proporciones alarmantes ofreciendo Labastida una imagen de pueblo hacinado y moribundo.

El siglo XX empezó como acabó el XIX, las cosechas destruidas por la filoxera, se arranca el viñedo y se dedican parte de sus fincas al cereal, los jóvenes se van a las ciudades industriales y la población desciende .
En la guerra civil Labastida se decanta a favor de Franco por lo cual estuvo tomada por tropas italianas aliadas con Franco.
El despertar de Labastida surgió con el turismo lo cual influyó en el sector servicios, hizo desaparecer la ganadería y apareció la moderna maquinaria agrícola. En las últimas décadas el sector del vino ha adquirido gran importancia económica.


Esta introducción histórica nos habla de una villa fronteriza y por lo tanto fuertemente señorial, esto es, poblada en su origen por linajes que debían defenderla tal y como deja constancia el hecho de que sea de entre todas las villas de la zona la que más escudos heráldicos presenta en sus fachadas. Por otro lado, a ese carácter señorial de la mayoría de sus habitantes se le une la riqueza agrícola que con el tiempo se fue decantando por la producción vinícola. Esta actividad vinícola enriqueció no tanto a sus habitantes como a los hidalgos que poseían la mayoría de las tierras. No obstante, tras ese periodo de esplendor centrado en la venta de la producción vinícola a las provincias costeras a través de Vitoria, la villa entró en decadencia a partir de la Guerra de Independencia,y sobre todo con la abolición del régimen foral que protegía dicha producción de la competencia del vino de Haro y alrededores. Al abolirse las aduanas el vino bastidense ya no puede hacer frente al precio y calidad de sus vecinos del otro lado del Ebro, con lo que no sólo se reducen los ingresos de esa pequeña oligarquía de terratenientes con blasones, sino que estos se decantan irremediablemente por la causa carlista. Al mismo tiempo, surge un pequeño proletariado de bastidenses sin recursos y emigrantes venidos de otras partes de la península que habían acudido al reclamo de la prosperidad pretérita. Es entre este grupo de jornaleros o pequeños propietarios sin recursos que surge un movimiento de inspiración anarquista que con la proclamación de la Segunda Républica arrecia sus reivindicaciones sociales ante el espanto de la mayoría tradicionalista.

El 8 de diciembre de 1933 se produce un hecho insólito. Militantes de la FAI y afiliados de la CNT, tanto del mismo pueblo como de los alrededores, incluso de Zaragoza, se sublevan contra el orden legalmente constituido al igual que otros muchos lugares de España. En Labastida los congregados en la sede del Sindicato Único, anarquista, se echan a la calle portando armas, se dirigen al ayuntamiento donde obligan al aguacil, Felipe Ochoa, que les entregue las llaves, al negarse los insurrectos asaltan el ayuntamiento, vacían el archivo con los documentos de propiedad y la estadística gráfica de las fincas urbanas y rústicas y les prenden fuego en los soportales. A continuación los libertarios intentan asaltar el cuartel de la Guardia Civil, allí hay un intecambio de tiros del que sale herido de muerte un guardia civil, Pedro Garrido. También es herido de un tiro el concejal carlista Alejandro Amurrio. Más tarde, a las ocho de la mañana hace presencia en el pueblo una sección de la Guardia de Asalto desplazada desde Vitoria. La mayoría de los insurrectos, 38, son detenidos y condenados a penas de cárcel hasta la ley de amnistía del 21 de abril de 1934. En el 36 no tuvieron tanta suerte.

En el 36, al poco de cometerse el Alzamiento, los carlistas de Labastida dieron muerte al aguacil que se negó a darles las llaves a los anarquistas por republicano, Felipe Ochoa, al guarda jurado Jerónimo Rodriguez Garona junto al Ebro -le echaron al río atado a una piedra-. En la Puebla de Arganzón ejecutaron a Agapito Vadillo y su hijo Serapio al poco de ser arrebatados de su domicilio.

Sorprendidos en Haro durante el estallido de la guerra, Ponciano Quintana y su hijo Laureano fueron llevados a la cárcel de la que salieron para ser ejecutados en una de las muchas sacas que se hicieron en aquella cárcel. Otros doce vecinos de la villa fueron asesinados en fechas posteriores tras ser arrebatados del vestíbulo de la prisión provincial de Alava al ser puestos en "libertad".

En los años posteriores otros vecinos de Labastida que habían participado en la algarada anarquista fueron arrancados de sus escondrijos años después y ejecutados.

Con todo, se dieron algunos casos dramáticos como el de Sixto Barrón, famoso libertario, que tras haber huído a Francia regresó hasta Vitoria donde vivían sus hijos con sus abuelos maternos para llevarlos con él al exilio. Una vez allí cometió el craso error de pasearse por el parque de El Prado, donde fue reconocido por unos paisanos suyos que en ese momento viajaban presos en una furgoneta. Al advertir la presencia de Sixto los guardias procedieron al arresto, conduciéndolo hasta el seminario viejo de Vitoria, donde fue ejecutado junto con su hermano y otros vecinos de Labastida.

Algunos abandonaron el pueblo para esconderse en el monte, Angel y Esteban Manzanos, pero enseguida fueron capturados y llevados al mismo convento de las carmelitas de Vitoria donde los asesinaron.

Junto con los asesinatos de 19 personas hubo también muchas detenciones y actos de escarnio popular por parte de los carlistas de la villa como el que sufrieron las hermanas Avelina y María Barrio Mauri, las cuales fueron arrastradas de los pelos por el pueblo mientras las pinchaban con una aguja de coser antes de conducirlas al hospital de Vitoria y poco después a la cárcel de mujeres. Otra mujeres de "topos" o republicanos escondidos o huídos, fueron encerradas en la misma cárcel, Fernanda Quintana, Florencia Manzanos, Honorata y Paulina Corcuera.

De la saña con la que fue perseguida esta gente por sus propios vecinos da fe el hecho de que una vecina, Felisa Iñigo, denunciara a los requetes la presencia del republicano Nicolas Ortego en su casa al mirar por el ojo de la cerradura de su casa. Los carlistas le reventaron la tapa de los sesos con la tapa que cubría el agujero donde se escondía. El caso de la denuciante Felisa Iñigo, no fue un caso aislado de colaboración con los asesinos, de hecho, y aunque por lo general los verdugos procedían de fuera, en Labastida está documentada la participación en las persecuciones y asesinatos de personas cuyos apellidos no dejan duda de su raigambre bastidense: García, Arteaga, Oribe, Barrón...

Esta saña y la persecución durante años de los republicanos por el resto de sus vecinos nos demuestra hasta qué punto el verdadero objetivo de los franquistas y sus aliados no fue otro que el exterminio del adversario, el genocidio por razones ideológicas.

miércoles, 28 de abril de 2010

EN LA RATONERA




No obstante la última reseña,en los momentos previos al triunfo del Alzamiento en Álava, los que realmente pagaron la furia ultraderechista, intolerante, fanática, sanguinaria, aniquiladora y despiadada fueron personas de origen humilde por las que muy pocos "poderosos" habrían tenido incluso la opción de interceder ante sus verdugos. Según las investigaciones realizadas hasta enero de 1994, el número de asesinados en la provincia fue de 175, 48 de ellas residentes en la capital, una cifra mínima en comparación con lo sucedido en Navarra o La Rioja -sólo en Calahorra mataron a 169 y en Miranda de Ebro, donde hubo un campo de prisioneros republicanos,300-, pero que dado la pequeñez del territorio y el predominio absoluto de la derecha en el mismo, resultan bastante significativos e ilustrativos de lo que fue el genocidio al que nos referimos. Claro que también había que añadir a esta lista de muertos la de los encarcelados durante años, los represaliados o los castigos físicos de muchos republicanos tras la guerra.

Sea como fuera, lo que ahora me preocupa es señalar que las muertes de las tres personas citadas en la entrada anterior fueron una excepción entre las víctimas, las cuales fueron en gran parte gente de la clase trabajadora y colectivos muy destacados como el de los maestros, representantes de una ilustración que a los sublevados y sus acólitos poco más que les ponía los pelo de punta: como que les hablaban a sus vástagos de libertad, igualdad y fraternidad. ¿Era o no para matarlos a todos?

Entre las muertes violentas los hermanos Martínez Mendiluze citan la de los militantes de las Juventudes Socialistas Unificadas, Luis Rivero, y "Acero", anarquista de la CNT, capturado en las inmediaciones de Zambrana por los requetés, pescando en el Ebro con otros compañeros, todos asesinados. También hubo una mujer (en Navarra 30 y el La Rioja 17) Columba Fernández Doyague, llamada la "Chamorra" que fue ejecutada en las Conchas de Haro junto con los reclusos Casto Guzmán, Manuel Azcona, Ricardo Ibañez y Benedicto Luna. Parece ser que era simpatizante de la FAi y CNT y que había osado hacer proselitismo, además de muy idealista también debió serlo valiente pues consta haberse enfrentado a un guardia civil a caballo durante una carga contra una manifa. Igualmente asesinados fueron los dirigentes comunistas provinciales Daniel Diaz de Arcaya, Jesús Estrada Abalos, Manuel López García, David Mendizabal Ruiz y Victor Gutierrez González.

Fuera de la capital, adquiere especial rango de drama la situación de los maestros del campo alavés, pues siendo blanco destacado de la represión de los sublevados, los maestros alaveses se encontraron de repente en medio de un entorno que les era absolutamente hostil dada la hegemonía prácticamente absoluta del carlismo entre el campesinado y a merced por lo tanto del Requeté. De ese modo fueron asesinados durante los primeros días del Alzamiento los maestros de Zalduendo, Galarreta y Gordoa, Miguel Gil, Bernadino Domingo y Mauricio Rodríguez respectivamente. Los requetés de la comarca los condujeron a la sierra de Urbasa donde sus camaradas navarros habían empezado ya a dar matarile a centenas de alsasuarras y de otras localidades con fuerte implantación republicana con la saña especialmente cruel que caracterizó a la represión en Navarra. También sufrieron la misma suerte los maestros de Añastro y Santurde.

En Dordoniz, pequeña aldea treviñesa, fueron asesinados Jerónimo Ortiz, Jesús Velasco, Angel Corcuera Puelles y su hijo, parece ser que tras ser señalados por el cura del pueblo a una partida de requetés. También en Treviño los requetés mataron a los hermanos Ricardo y Alejandro Landa, y a otros dos hermanos, Fausto y Fortunato Arrieta. En Añastro y Treviño capital cayeron Vicente López y Luis Velasco Ortiz.

De la cárcel de Vitoria fueron sacados para matarlos los vecinos de Naclares de oCa Claudio Ruiz de Austri Pinedo y su hijo Domingo (el alcalde de Nanclares, ultraderechista era padre de la mujer de Claudio y hermano del padre de éste, esto es, Claudio era yerno y sobrino del alcalde que lo mandó detener), Aurelio Rodríguez, Deogracias Franco, Hipólito Ajamil, Francisco López Murga, Bonifacio Somaloma.

En Artomaña (Amurrio) los requetés mataron a Luis Pinedo Arberas y su hijo Gregorio, y a Gerardo Murga Larrakoetxea. De Zaitegi (Zigoitia) era Marcelino Iduya al que asesinaron por haber regresado de la zona roja adonde se había trasladado a comprar unas vacas. Lo mataton en un patio de convento. El padre Bores, superior del convento, protestó no por la muerte sino por el lugar en el que había sido perpetrada.

En Uzkiano de Urkabustaiz fue asesinado el deficiente Santiago Urrutikoetxea, todo un peligro. En el mismo ayuntamiento lo fueron Felipe y Florencio Otxoa Celaa de Oiardo.

Estas fueron sólo una pequeña porción de las víctimas esparcidas por el territorio que han sido identificadas, muchas no han podido serlo todavía. Por otro lado, se tratan de personas que al estallido de la guerra se vieron de repente solos y aislados en medio de un terreno hostil, incapaces de recurrir a la ayuda de sus correligionarios o amigos como en caso de muchos republicanos de Vitoria o de las villas más pobladas. Con todo, donde más se sintió el furor asesino de los franquistas fueron en lugares muy concretos de Álava donde antes de la guerra se habían destacado ciertas personalidades izquierdistas. Me refiero a Labastida y Maestu donde el anarquismo consiguió tener cierto predicamento en medio de un entorno absolutamente hostil, carlista para más señas. Merecen entrada aparte por varios motivos.

LAS ORDAS NI TAN ROJAS NI TAN PROLETARIAS



Como ya he indicado, la represión fascista en Álava no fue tan feroz como en otras partes -Badajoz, Sevilla, Málaga, etc., o Navarra, La Rioja). La razón de ello no fue otra que la falta de resistencia armada a la rebelión y la escasa implantación del movimiento obrero en una provincia esencialmente agrícola y conservadora a machamartillo, por no hablar de la hegemonia casi total del carlismo en el campo alavés y lo que esto signigicaba, la existencia -a diferencia de otros territorios como Castilla en los que la Falange sólo empezó a ser mayoritaria a partir de la guerra- de un ejército en la sombra, el Requeté, el cual llevaba largo tiempo preparándose para la siguiente asonada armada siguiendo la estela de sus antepasados.

Otra cosa muy distinta es el caso de Vitoria, en la que existía una incipiente industria que empleaba una abundante mano de obra, sin tener que ver nada con el gran desarrollo industrial de los años sesenta y la afluencia de trabajadores de todas partes de España. Fue sobre los líderes sindicales o destacados izquierdistas de esa modesta clase obrera vitoriana que los facciosos se cebaron principalmente. Sin embargo, y en contraste con el tópico al uso que nutre el imaginario de la gente corriente sobre la Guerra Civil, los franquistas no sólo se emplearon contra la masa trabajadora en la que veían el potencial revolucionario que les había inducido a sublevarse contra el gobierno democráticamente elegido de la Republica. Los franquistas la emprendieron también, e incluso con más saña por ello, contra los de su propia clase, si entendemos a esta como la de los acomodados, que tampoco, y menos aún en nuestras latitudes, donde las verdaderas masas humildes, esto es, la de los campesinos, eran mayoritaria y devotamente carlistas. De ese modo se explica los asesinatos a los pocos días de Alzamiento y su triunfo en Álava, no podía ser para menos dado la alianza ente las clases burguesas conservadoras de la capital y el campesinado tradicionalista, de las autoridades republicanas más importantes de la Provincia: el alcalde Teodoro González de Zarate y el diputado general Teodoro Olarte Aizpuru, así como de destacados miembros de esas familias burguesas que se decían de toda la vida (aunquee casi todas procedieran de cualquier otro punto del globo como es ley en la evolución histórica de lo urbano y más aún en la conformación de la clase media mercantil, rentista o por el estilo).

Al alcalde, destacado empresario alavés miembro de Izquierda Republicana, el partido de Azaña al que solían pertenecer las clases medias más progresistas y cultas de España, lo asesinaron junto con otros quince presos de la cárcel de Vitoria, un comando de requetés, falangistas y guardias civiles en el puerto de Azazeta el 31-03-1937. Los cadáveres fueron semienterrdos en una fosa cavada por los propios reos. Entre los cadáveres se encontraron destacadas personalidades de la política de la época en la ciudad, en concreto los del concejal socialista Juan Francisco Diaz de Arcaya, el peneuvista José Luís Abaitua Pérez, los comunistas Jesús Estrada Ábalos y Daniel García de Albeniz Azazeta.

En el caso del diputado general, Teodoro Olarte, el 16-09-36 fue detenido en su domicilio y trasladado a comisaría, donde los Guardias de Asalto le propinaron una brutal paliza, con el resultado de fractura tres costillas rotas y brazo derecho. En la madrugada del día siguiente, unos requetés asesinaban al primer diputado de la corporación foral en el término de Bayas, localidad burgalesa próxima a Miranda de Ebro. El hijo, que se acercó a la prisión provincial a interesarse por su padre sufrió dos años de cárcel.

Podría parecer que ambos mandatarios pagaron la osadía de haber representado las más altas dignidades provinciales, que eso las hizo culpables a ojos del bando al que pertenecían la mayoría de los condición, que su cargo los "desclasó" en opinión de sus asesinos. Pero no, no fueron las únicas víctimas de extracción burguesa que pagaron sus veleidades repúblicanas. Otro conocido vástago de esa oligarquía provincial, Alberto Martínez de Aragón Carrión, ingeniero agrónomo y empleado del ayuntamiento, fue asesinado en el parque de la Florida de un modo especialmente brutal. Resulta que de paso por el citado parque fue reconocido por requeté llamado Domingo, alías "El Tuerto de la Meta" (por haber perdido un ojo en la metalúrgica Ajuria). Tras un bombardeo republicano sobre Vitoria, Alberto, que permanecía escondido en el chalé que hoy ocupa la Casa de Cultura, sale a dar una vuelta de reconocimiento. En ese momento es reconocido y detenido a punta de pistola por el tal Domingo para conducirlo hasta comisaría. A 50 metros del Gobierno Civil de entonces, junto a la calle Cadena y Eleta, Domingo dispara a bocajarro sobre la nuca de Alberto. El fallecido era miembro de la familia Martínez de Aragón, de ideas muy liberales y perteneciente a la alta burguesía vitoriana, con lo que dado el origen obrero del asesino se da la paradoja de que en esta ocasión el llamado resentimiento social que llevó a muchos rojos a matar a los que creían privilegiados fue de signo contrario.

Con todo, lo verdaderamente reseñable en esta ocasión es el hecho de que a pesar de lo que decía la propaganda franquista acerca de la necesidad de exterminar el llamado peligro rojo para evitar una revolución socialista en España, las víctimas como las arriba citadas distaban mucho de simpatizar con el mismo, ni su clase ni su alternativa política las hacía susceptibles de apoyar revoluciones marxista-leninistas o apoyar el terror contra el clero o los poderosos a los que pertenecían por cuna. Tanto es así que no me cabe duda de que si se hubiera producido la situación contraria, si los fallecidos hubieran estado en zona roja, en concreto aquella en la que campaban a sus anchas las bandas de incontrolados dado que la legalidad republicana brillaba por su ausencia, es más que probable que también hubieran acabado en una checa o por el estilo.

martes, 27 de abril de 2010

UNA ENTRE MILES Y OTRAS TANTAS MÁS


El alcance de la desvergüenza e impiedad de la derecha espeñola, del PP para no andarnos por las ramas, ese partido al que incluso los periódicos conservadores de medio mundo le preguntan a qué viene tanta reticencia a querer investigar los crímenes del Franquismo, es tanta que da debida cuenta el hecho de que hace poco se tiraran de los pelos por la presencia de un secretario del estado, Gaspar Zarrias, en el homenaje al juez Garzón celebrado en la Computense, ese en el que al decir de Esperancita y demás camada de los que vivieron a la sopa boba del anterior régimen reunió viejos resentidos y rojos trasnochados. Resulta que el tal Zarrias acudió a titulo personal al acto movido por el recuerdo de una abuelo al que asesinaron los sublevados en un ejemplo de la cruedad a la que eran tan dados, pues el abuelo se encontraba en compañía del hijo, el padre de Zarrias, y cuando fueron a buscarlo para darle matarile, los verdugos llamaron "¡ZARRIAS!", a lo que preguntaron ellos "¿CUÁL, EL PADRE O EL HIJO?", siendo la respuesta de los asesinos "NO IMPORTA, UNO DE ELLOS". Ni qué decir que fue el padre quien se presentó. Pues bien, según Rajoy y compañía este tal Zarrias se tiene que comer con patatas sus sentimientos, ¿no lo hizo durante cuarenta años?, ¡pues que se joda lo que dure de secretario del estado! Esa es la piedad de tan devotos y probos próceres de la derecha española.

Otra cosa es que la historia de los Zarrias, con toda su crudeza, sólo sea una de tantas, pero aún así una de las que Rajoy (cuyo abuelo fue represaliado por Galleguista, él, tan poco de eso...) y compañía parecen empeñados que no se conozcan, sobre todo que no lo hagan porque podrían manchar el legado de los suyos de una derecha que parece juzgar el Estado y sus instituciones poco más que un coto privado, de ahí que cuando ellos nos la controlan estén convencidos que los otros las usan en su contra, ya se sabe, advenedizos, como que hasta la policía, quién lo diría, ellos tan de orden, les tiene manía o por el estilo.

Y como ya digo que la historia de los Zarrias, sólo es una de tantas, creo que merece la pena perder el tiempo trasladando a este ignoto blog el testimonio de esos crímenes, aunque sólo lo sea en lo que atañe a mi terruño, libre siquiera en su aspecto externo, callejero, de los recuerdos del franquismo, pero cuyos crímenes mucho me temo que no han sido lo suficientemente publicitados como merecían. De hecho, la descripción de estos ha quedado circunscrita durante mucho tiempo a trabajos como la de los hermanos José Antonio y Luis Martínez Mendiluze, un repaso de la represión franquista en Álava que publicó la editorial vasca Txertoa en el año 1998 y que me temó que pasó sin pena ni gloria para la gran mayoría, que es como suelen pasar estas cosas. Aunque luego no haya que ir muy lejos para echar la vista y darse cuenta que en otras provincias vecinas y hermanas como La Rioja y Navarra, donde a diferencia de la mía la represión en la retaguardía fue de una magnitud monstruosa si tenemos en cuenta el número de muertos en relación al de habitantes, ya hablaremos, ya, hace ya décadas que se han publicado todo tipo de trabajos y levantado más de un monolito en homenaje a las víctimas republicanas. En Álava los homenajes se han hecho hace muy poco, con algún que otro monumento o lo que sea eso de los condones de detrás del palacio de la Diputación Foral, y, cómo no, siempre a regañadientes de los de siempre, los que tuvieron el cuajo de reinvindicar el más que merecido recuerdo a las víctimas del terrorismo mientras en las paredes del palacio de marras faltaba de entre todos los retratos de los diputados generales alaveses el de Teodoro Olarte, diputado general republicano al que los papas de algunos que luego ocuparon ese mismo palacio al grito de libertad y democracia, abajo el nacionalismo vasco, sólo ese, dieron el consabido "paseo".

Por eso, porque de lo particular a lo general sólo dista el ejemplo, me voy a dedicar en los próximos días a desgranar el contenido del citado libro como ejemplo de que, siquiera en la pequeña escala de una provincia tan pequeña y casi siempre insignificante como Álava, la represión franquista no sólo no fue expontanea o incontrolada, sino bien que sistematizada y sobre todo duradera, durante y después de la guerra, y siempre con un sólo objetivo, eliminar al enemigo, esto es, puro genocidio.

CAUSA JUSTA


Imposible seguir rehuyendo la blogreflexión sobre los crímenes de la Guerra Civil, el Franquismo y la canallada jurídica a Garzón, personaje en el que la apariencia parece serlo todo, abanderado de lo que ha venido a ser entre nosotros el término "juez mediático" y reconocido chapucero en lo suyo, pero al que aún así hay que reconocer el valor de la oportunidad, el haberse hecho cargo de casos que antes se creian intocables como lo de Pinochet. Es evidente que el juez que lo ha encausado, ese tal Varela, nada más se aprovecha de la querella presentada contra su enemigo íntimo por dos asociaciones ultras, la que denunció a TVE por transmitir una boda gay de los Teletubbies y esa otra de tan funesto recuerdo histórico que siempre se pone de cara al sol porque le sobra para dar y tomar. Sin embargo, dicho juez Varela, de ya más que dudosa reputación progresista, y movido sólo por su rencor y mala baba, ha levantado una polvareda a cuenta del recuerdo del Franquismo y sus víctimas que pocos se esperamos y otros todavía habrían deseado menos. Porque de repente parecen haber resultado todos los fantasmas de un pasado nunca enterrado, todo lo más escondido bajo la alfombra de una amnistia de circustancias, sin ir más lejos las que marcó una Transición bajo la tutela de los poderes fácticos del franquismo. De ese modo nunca se dijo nada de los miles de desaparecidos durante y después de la guerra, de las sacas, las fosas comunes, los campos de concetración para republicanos, la represión sistemática y cruel de toda disidencia. No estaba la transición de marras para esos bollos, urgía restaurar una democracia que los mismos que la ahora la autorizaban se la habían cargado en su tiempo y, claro, ni iban a pedir perdón por ello, ni todavía menos a rendir cuentas ante los ahora y siempre vencidos. Como mucho toleraron el advenimiento de gobiernos socialistas y el cambio progresivo de la sociedad española a patrones europeos o casi. Pero de rendir cuentas nada de nada, no se gana una guerra, se gobierna cuarenta años manu militari y se concede una democracia para que luego los hijos o los nietos de los vencidos vengan a tocar los cojones con preguntas del tipo "¿dónde está enterrado mi padre?". Pero como lo sucedido fue de tal magnitud que los documentos escritos y personales no dejan lugar a la duda, pues entonces tocaba, si no echar todavía más tierra encima con la coda de que eso ya no interesa a nadie, sí al menos intentar relativizarlo todo con la matraca de que muertos hubo en los dos bandos, como también asesinos despiadados y barbaridades sin cuento. Luego basta confiar en que las legiones de indocumentados que caracteriza las sociedades modernas traguen el anzuelo para que si por casualidad les toca posicionarse puedan despachar pronto y rápido con latiguillos del tipo: "eso ya no interesa a nadie" o al más puro estilo de el bocazas perdonavidas de Arturo Perez Reverte, "hijos de puta hubo en los dos bandos".

Menos mal que de vez en cuando sale algún artículo poniendo, no ya la cordura, si los necesarios puntos sobre las íes, al estilo del que escribió el domingo Andrés Trapiello en el País, donde le explica al autor de Alatriste que:

Pocos dudan ya de que se cometieron crímenes parecidos en ambos bandos, pero tampoco nadie debería dudar de que las ideas por las que se combatió en uno y otro lado no pudieron ser más diferentes, en el de la República por los principios de la Ilustración (libertad, igualdad y fraternidad), fundamento de las democracias modernas, y en el de los sublevados por la conculcación de esos mismos principios, con la participación decisiva de curas, militares y capitalistas, aunque con frecuencia muchos republicanos no fuesen demócratas ni todos los que se pusieron junto a los fascistas fuesen fascistas. Podrán discutirse otras cuestiones (y llevan discutiéndose setenta años), pero esos son los hechos que hacen imposible toda simetría y que no tienen que ver ni con la lógica de la venganza en la que parece que algunos todavía están presos (sobre todo hablistas hertzianos y políticos) ni con esa equidistancia de la indiferencia.

Porque en los matices está la verdad, y en su ausencia la demagogía y el populismo. Pero el artículo de Trapiello todavía ahonda más en lo que realmente importa de todo este debate sobre los crímenes de la Guerra Civil, esto es, en que la verdadera razón de que todavía estemos hablando de los muertos no es otra que ausencia de una segunda Causa General a semejanza de esa otra que el régimen franquista se encargó de promover al final de la contienda. Me refiero al largo informe en el que se recogen todo tipo de atrocidades cometidas en el bando republicano, si bien no con todo el rigor de una verdadera causa judicial o un estudio histórico, y sí en cambio con un evidente propósito propagandista. El resultado de la primera Causa General fue no sólo la condena unánime de todos los encausados, sino también cierta justificación de la posterior e implacable represión del régimen contra los republicanos en general, además de la rendición de todo tipo de honores a las víctimas del bando sublevado, así como la restauración de un culto a la memoria que se dio en llamar a "los caídos" y del que su máxima expresión no fue otro que ese monstruoso mausoleo que todos tenemos en mente.

Trapiello propugna una segunda causa general adaptado a nuestros tiempos, con rigor histórico y sin parafernalias propagandistas, en el que los descendientes de las víctimas republicanas no sólo puedan rendirles homenaje sino también transmitir su recuerdo a las generaciones venideras, y muy en especial el del verdadero motivo por el que fueron asesinadas. El problema, claro está, que hay una mitad de España que no está en ello, bien porque no le interesa que les saquen los colores desvelando dónde estuvieron ellos durante cuarenta años, o simplemente porque todo esto se la sopla, son historias de viejos y hay cosas más importantes en las que preocuparse, al fin yal cabo el modelo hacia el que vamos no es tanto una sociedad de ciudadanos como de borregos. Menos mal que a falta de un verdadero interés por parte de todos los gobiernos democráticos hasta el presente, con especial ingnominia por parte de de Felipe y los suyos, y muy por encima de las zancadillas de los jueces, pese a la oposición de la derecha española, digna heredera de los suyos o al menos eso es lo que se empeñan en hacer ver al resto negándose a condenar el Franquismo u oponiéndose a que se puedan abrir fosas, en los últimos años la memoria histórica ha sido cultivada y dignificada gracias al trabajo concienzodo de historiadores, arqueólogos y particulares que han aportado su granito de arena para que el genocidio franquista no caíga del todo en el olvido. Otra cosa es que esto haya sido para uso exclusivo de los cuatro enterados de turno, a destacar ratas de biblioteca o bibliofilos empedernidos, o unica y exclusivamente en zonas, ciudades o pueblos muy concretos de España. En otros, como esta ciudad desde la que escribo, todavía sale uno a la calle y se tiene que dar de bruces con calle División Azul, General Elorza, La Gesta,

jueves, 22 de abril de 2010

CERVEZAR LA VIDA


De vuelta de media docena de largos en las piscina (el cuerpo no da para más hoy), veinte minutos de sauna a lo salmón noruego y la imprescindible visita al L´Esperteyu, una de las cervecerías de la zona de Jovellanos en plan astur-alternativo, esto es, a lo céltico-reivindicativo-asturianista, junto al Ca Beleño, el Triskel y demás cervecerías en donde en lugar de sidra corre la cerveza (la marca asturiana por excelencia se llana Belenos, dios celta de no sé qúé... de la cebada, para entendernos). Yo me estoy aficionando a la Newcastle, una cervecica inglesa, brown ape, color castaño, corta de espuma y bastante fizzy que se dice, refrescante. Una gozada, lástima que la señora me controle la ingesta de pintas, más que nada por el bolsillo, y es que es salir de la piscina y entrarme ganas de beber la misma cantidad de lúpulo que agua había en la piscina. Y joder cómo entra la condenada, la cerveza, no Tereza. A veces, como ayer, me da un no sé qué frívolo y adúltero y le echo los tejos a la de trigo, weissebier, que decimos por Baviera. Pero qué hostias, nun ye lo mismo, ande vas tú. Y es que es tiempo de rubias, la guinness para el frío, gris y triste invierno, a lo masticar la turba líquida mientras ojeo las tetas del Interviu. Pero hoy no, hoy tras un par de días asturlluviesos, de una tristeza que ya estaba con el ánimo de un nostágico-deprimido que era ponerme junto a la ventana y decirme me tiro, no me tiro., el sol ha salido como de repente y la gente a echarse a la calle, venga sidrina en la terreza o pinta en más de lo mismo. Pues eso, a cervezar la vida, que no celebrarla. Otra cosa es que mi resistencia a la música céltica cada vez sea menor con los años, que a los quince minutos de tachuntachintachon empiezan las jaquecas, o será el lúpulo. En fin, que eso, que lo mejor del ejercicio que luego apetece el berbecio.

Por cierto, miro en el diccionario para ver qué coño significa esperteyu y veo que es "murciélago", bonito. El diccionario pone el siguiente ejemplo: Ñon me lles tires tan altes que lleguen a les estrelles, que ñon so esperteyu que pueda esñalar per illes

NOLA HAINBESTE


Sortu egin zait poema bat ia ustekabean, hain izorratuta nago-ta, barka diezadatela benetako musek.

Nola hainbeste okertu nintzen
Ez baitzegoen nora begiratu
Ezer ez balego bezala
Gauzak desbideratu ziren
Inork ez zekien helbidea
Inora ez garamatzan itzala
Inongo bidezidor laburretan
Betiere galbidean
Inora ez doazen ametsak
Inon ez sortutako gogoak
Gero dena izaten zen okerra
Baina beste behin atzera
Topatzeko goazen malkorra
Aspaldian nekienaren antzera
Edonola ere garaiz iritsi gara
Inoiz ez asmatutako helmugara

TA ZER EZ DA BERDIN...


Banabil berriro ere etsita, ez lur jota, oraindio ez hainbesterako, orandiokan ez buruaz beste egiteko adina, oraingoz abaildurik eta oraingoz kitxo ere bai, de bajona edo, eztakidala aurrera nola egin, hara noala noraezian bezala. Edonola ere, atzaldeko ordu petralenak bakarka bazkalostekoak, ezertarako gogorik ez, eskuartean dudana behintzat ikutu ere ezin det, gero eta etsiago uzten nauen musika entzunez, beharko, baina bai piskat ere izorratuta betikoagatxik, zer da betikoa, auskalo, baneki, banaka sendabidia beti gogotsu egotearren, baina ez baldin badixot esaten eztakadan, inoiz tratatu eta tratatuko ez nauen sikoanalistai ez dixot ere hamen idatzita lagako, baezpada, ze gero suertatzen zaizkit sikoanista pila nagoena baino hamaika aldiz gehixo izorrau nahian. Baleike eguraldi bapateko aldaketa, hemen ikaragarrixa dana, goizian eguzkia, atzaldian ordia hodeiak nagusi, eta tarteka-marteka ere eguzkia hor nonbait agertzen dana ziztuan ezkutatzeko, alua. Baina, ordenagailuan aurrian, Gariren bizitzak kantari adi-adi, honekin batera ere Hertzainaren aspaldiko kantuen bertsio ezin pottoloagoak, Garik egindakoak, esanaiet, dana izaten da lasaiago, ez alderikan orduko garaiekin, dana pasautuagoa, eztiagoa, behingoan lokartzeko modukoa ere, baina tira, eztakitx zergatxik, baina gaur atzaldian inoiz baino etsiago somatzen det nire burua, baleike behar bezela ez erabiltzia eta horrek eragitea hain bapateko etsialdiak, etxean bakarrikan nagoela, familia osoa T.ren gurasoenian, eta ni hamen ordenaguan aurrian arima zein gogoa izorratzen dizkidaten kantuak aitzen.

Bestalde, ba ote du zentzurikan blog hau idaztiak, gogoeta egiten dut eta dakusat hain garbi, badirudi denbora alperrikan galtzekoa bidea dala bakar-bakarrik, ezertan ez pentsatzeko aitxakia edarra, aproposa, eginbeharreko guztia alde batera lagata, lana beti astolana, huskerietan galtzekoa, gogoeta hutsaletan, ze idatzitakoa berrirakurri eta atoan konturatzen naiz zer nolako txorakeriak idazten ditudan. Blogau idaztia ihesbide dut bakarrik, orduotan norekin hitzegin edo falta somatzen detala oso lehio aproposa zuri gainean beltz jartzeko gogoan dakadana. Baina berriro diot, ez diot zentzurik ikusten, ez deritzot zentzunezkoa, gero eta ergelkeria gehio asmatzen dut, gero eta gehio aspertzen naiz lehiotikan zehar kale eguzki eta jendetsura begira, bi dena eta ez dena, dana dala, ta zer ezta berdin pitilin, dio kantuak, esan dezala nik pentsa bezala: ez dago ilusio faltsurik. Garik dio ere ez dela ezer hemen loratzen, ezin zuzenagoa larrusendo alu horren esana! Hain zaila al da bizirik sentitzea! Tk agindu dit gaur atzaldia, gurasoenetik bueltan eta semeak han lagata, piszinara eramango nindula, hamen zain nauka, eta bera etorri baino lehenago nire gogoeta ilunotan itotzen naizen.

sábado, 17 de abril de 2010

CON FLORES A MARIA


Un día se descuelga el portavoz del Papa conque lo de que la pederastia dentro de la Iglesia es culpa de los homosexuales que son peores que el diablo. Otro que si levante la mano el alemán que no le han dado por culo en un colegio religioso. Hoy que si un cargo de la Gran Puta, que dice Fernando Vallejo, felicitó a otro por ocultar los abusos de nueve sacerdotes, En fin, ni que estuviéramos descubriendo la cuadratura del círculo. Siempre ha sido así desde los Borgias y más atrás. Abusos de poder, pedofilia, hipocresia a raudales, la Historia de la Iglesia no es precisamente como para beatificarla. Claro que no por ello uno deja de partirse el culo cuando tras la burrada de turno escucha al desmentidor oficial decir que se le ha malinterpretado, que no quiso decir lo que dijo, que lo que realmente... Curioso, muy curioso, que personas tan ilustradas y sobre todo avezadas en la cosa de ponerse delante de un micrófono, a ver de qué si no le nombran a uno portavoz de nada, siempre se equivoquen o los malinterpreten. El día que digan algo y sea exactamente eso lo que querían decir va haber que erigirles un monumento o por el estilo.

Con todo, lo verdaderamente patético sigue pareciéndome la grey que los apoya, disculpa o ensalza. Y no precisamente la de los devotos al uso, los de la fe del carbonero, que pobrecicos, qué van a hacer si el disco duro no les da para más. Los que realmente me sorprenden y abochornan son esos otros que todavía siguen disculpando, bien que a regañadientes, a la Iglesia y sus exégetas, que dicen que ellos del Papa y otros pederastas o amigos de, pues que no, que su fe va por libre, a lo protestante o así. Pero luego bien que sostienen el negocio del Gran Encubridor y companía cuando les toca la hora de casarse, llevar de comunión al nene o enterrar a los suyos. Entonces ya no somos tan herejes como nos gustaría, entonces amen y hostia al buche, viva la farfolla con su coro, sus ramos de flores, sus vestidos de largo y toda la hostia. Entonces ya nos sinceramos con uno mismo, si en el fondo tiene que haber algo, un no sé qué, y qué mejor que los profesionales de toda la vida para aleccionarnos en la fe verdadera, que veo una sotana y me arrojo a sus pies, no nos vayamos a morir y luego no "hayga" nada, que resulta que nos detectan esto o lo otro y de repente descubrimos que no teníamos la cabeza tan amueblada como creíamos, más bien nos damos de bruces con un montón de prejuicios, miedos y atavismos que creíamos olvidados, pero ahí están para recordarnos que en el fondo somos humanos, demasiados humanos que decìa el filósofo alemán. Y sobre todo, jamás reconocer que si no nos podemos quitar de encima el peso de la irracionalidad, la tontería de años de educación religiosa, si no podemos escapar de nuestra ignorancia, no es por otra cosa que porque en realidad estamos más cerca del carbonero que del filósofo, que somos de un débil de espíritu que te cagas. Y qué más da mientras seamos felices en nuesta estupidez, vivan las cadenas, abajo la razón que sólo da quebraderos de coco, a nosotros nos van a venir con informes científicos, que la fe es de tontos, si tenemos el graudado y algunos hasta una ingenería técnica. Pasando de ensayos como ese de Richard Dawkinsek, “The God Delusion”, en que demuestra con todo lujo de detalles que la creencia religoso tiene muy poco que ver con la inteligencia, más bien todo lo contrario, es el resultado de la falta de entendimiento y conocimiento de lo que nos rodea y de lo que realmente somos, limitados. Tampoco importa que al hilo de este informe vayan más tarde, como quien dice hace un rato, en 2008, dos lumbreras británicos, R. Lynn y J. Harvey y un danés H. Nyborg, y corroboren las conclusiones del otro en un nuevo estudio científico publciado por la reputada revista del ramo Inteligence,: “Average intelligence predicts atheism rates across 137 nations” (el cual, por cierto, está online al alcance del que quiera). El informe saca cuatro conclusiones principales:

1) La correlación estadística negativa entre 14.000 jóvenes americanos, según la cual el índice de entendimiento general entre los muy religiosos era de un 97,14, entre los religiosos era de un 98,28, los algo religiosos un 99,34, y los ateos un 103,09.

2) El porcentaje de personas religiosas es siempre menor en aquellos sectores de la población con mayor nivel cultural.

3) La religiosidad entre los jóvenes de todas las partes del mundo suele bajar inexorablemente a medida que estos van adquiriendo más nivel de instrucción.

4) A lo largo del siglo XX el porcentaje de personas religiosas fue descendiendo a medida que aumentaba el nivel de instrucción, la investigación y la aplicación directa de los conocimientos científicos.

Las conclusiones parecen de cajón, pero claro, alguien tenía que ponerlas negro sobre blanco tras muchos estudios sesudos y las estádísticas al uso, en gráficos to bonicos y así. Claro que todo esto a quíén le importa, a los que seguirán disculpando al Gran Inquisidor y su encubridores desde luego que no, la gente corriente no tiene tiempo para perderlo con cosillas de listillos, la vida real es otra, es bautizar al niño, hacer la comunión, casarse por la iglesia, un bonito funeral, el ciclo de la vida adocenada y sobre todo irle con flores a Maria por mayo...

martes, 13 de abril de 2010

SI SUPIERAN LOS CURAS Y LOS....JUECES


Artículo 1. España es una República democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de Libertad y de Justicia.
Los poderes de todos sus órganos emanan del pueblo.
La República constituye un Estado integral, compatible con la autonomía de los Municipios y las Regiones.
La bandera de la República española es roja, amarilla y morada.


14 DE ABRIL

Con la que está cayendo como para resistirse a la bobería nostálgico-mistificadora de la efeméride. Será cosa del juez Varela y su empeño en demostrar que la justicia española no es sólo un cachondeo, sino además un coto privado donde campean a sus anchas señores como el Divar y compañía que ya en su momento juraron lealtad eterna a los principios del Movimiento, mucha gente o sus descendientes bien situada entonces y ahora en los entresijos del poder judicial, gente que no quiere que se remueva en la mierda del franquismo, gente que tiene mucho que ocultar, si no es un pasado cunetero propio acaso sí el del padre o el del abuelo. Prece una bobada, cosas de otro tiempo, naderías historicistas, pero entre ciertas clases, ciertas castas para ser más exacto, la togada sin ir más lejos, esto de los pasados de supuesto relumbrón se estilan que es una barbaridad, todos quieren poder sacar pecho diciendo mi padre fue presidente del tribunal tal, mi abuelo promulgo tal ley o se sacó de la chistera cual norma. Hemos contribuído a la Historia de España, somos la elite del copón, habría que besar por donde pisamos, tenernos en palmitas todo el día, que tiemble el personal a una voz nuestra. Cualquier cosa antes de tirar de memoria y que se sepa que si hemos estado en el ajo todo este tiempo fue porque juramos amor eterno al Caudillo, porque campábamos a nuestras anchas porque no hay como firmar una setencia de muerte para que la plebe se incline a nuestro paso y cierra España, cuarenta años no son nada, será por lo que nos queda todavía echando tierra, sentencias si se quiere, sobre nuestro pasado. Pobre del incauto que se ponga a la faena de devolver la dignidad a los vencidos, a exhumar cadáveres en mitad de la nada, sin una mala lápida. No vayamos recordar a las nuevas generaciones de indocumentados indiferentes que hubo un tiempo en el que los españoles les dio por matarse entre ellos y la parte que venció a la otra, no sólo no se conformó con ello, sino que además se empeñó en exterminar a los vencidos. Este país no es que sea triste en lo esencial, muchos faralaes y feria de abril pero en lo esencial gris como pocos, es que además es mezquino de necesidad con sus semejantes, cruel hasta la nausea con el adversario, palabra que parece desconocer a sabiendas y de ahí que se pirre por la de enemigo. En fin, la República no fue la panacea de nada, fue un experimimento fallido desde sus inicios aún estando cargado de buenas intenciones. Parecía que por un momento España se ponía a la cabeza de los nuevos tiempos como en 1812 con la Pepa, los más demócratas y modernos de nuestro entorno, de repente en pleno siglo XX como un país verdaderamente avanzado, incluso serio. Todo fue un espejismo, los herederos directos de los que arroparon al peor rey, el más infame de todos que ya es decir, de la Historia de España, Fernando VII, volvieron a abortar el sueño por las bravas como volverían a hacerlo cien años más tarde sus descendientes directos, esa parte de España eternamente de espaldas al progreso y la justicia, siempre al lado de la reacción y del oscurantismo en su versión católica, la que va siempre bajo el palio de la Iglesia y se escuda en las esencias patrías para imponer una determinada y exclusiva manera de ser español, y a todo el que no encaje con ésta matarile. Décadas más tarde ya se encargan sus descendientes actuales en procurar que nadie les saque los colores a papa o al abuelo, en recordar que en contra de lo que ellos prentenden hacer creer a todo el mundo con la ayuda inestimable de sus medios afines y del principio, "calumnia, miente, tergiversa, que algo quedaª, por ahí anda un tal Pio Moa reescribiendo la Historia con el fin de convencer al personal de que los sublevados del 36 poco mas que salvaron al mundo de Stalin y el comunismo, que fue lo mismo la barbarie asesina de los más fanáticos del lado republicano, los mismos que tanto hicieron por socavar la autoridad de los gobernantes republicanos elegidos democráticamente, los que aprovechando que el Pisuerga pasaba por Valladolid se pusieron a hacer la revolución por su cuenta, que el genocidio sistematizado del estado franquista antes y sobre todo después de la guerra. Algunos, en concreto ese jauntxo guipuzcoano, o remedo de, llamado Mayor Oreja, incluso se permiten el lujo de afirmar que tampoco se vivía tan mal bajo el franquismo, al menos ellos no, nos ha jodido, si tuvieron el acierto de estar en el lado correcto, ni siquiera en el de los que apretaban el gatillo delante de sus hermanos, no, todo lo mas en el de que les mandaba hacerlo, ¡se van a manchar ellos las manos! todavia hay clases y entre ellos ya te digo. Por eso y con todo el patetismo del mundo, asqueado de esta monarquia impuesta por los vencedores, de esta Transicion tramposa, de tanto melindre y mueca en cuanto se saca el tema, me llena de orgullo y satisfacción poder escribir: ¡¡¡¡¡VIVA LA III REPUBLICA ESPAÑOLA!!!!

lunes, 12 de abril de 2010

ALDEZ AURRETIK ERRUGABE ETA ORAIN ERABAT LIBRE


En la sentencia, al margen del relato de las bochornosas diligencias de investigación y de la firme descalificación de las pruebas acusatorias, impropias de un estado de derecho, hay dos detalles a mi juicio extraordinariamente relevantes:
El primero es que la sentencia reconoce de forma explícita-implícita que hubo malos tratos y torturas (Fundamentos de Derecho 4.1). Todo un hito.
Y el segundo es que la sentencia (Fundamentos de Derecho 0) establece que no solamente el cierre temporal de un medio de comunicación impreso es de difícil encaje en nuestro ordenamiento jurídico, sino que el cierre no tenía cobertura constitucional ni, en el fondo, justificación alguna.
La pregunta que queda en el aire, es ¿quién responde de los muy cuantificables daños causados?




Nik uste bagenekiela denok ebazpena antzekoa ala berdina izango zena, ezin zela bestelakorik izan Egunkaria ixteko erabakiak ez baitzuen buru buztanik, inondik ere, are gutxiago delako zientzia juridikoaren aldetik, denok somatzen genuen zerbait ustel hau guztiaren atzean, egiazko justiziarik zerikusi zuzena ez zuena, oso gorenetik zetorren agindu politiko batekin baino, bazela mendeku gose omen zegoen Estatu baten estrategia guztiz okerra eta guztiontzat kaltegarria. Denak lapiko berean sartu nahi zituena aldez edo moldez, inolako xehetasun legal edo prozedimenduzkorik aintzat hartu nahi zuena betiere Espainiako ustego publikoaren aurrean itxurak egiteko asmoz, ETAren erruz gori-gori, nazka-nazka eginda, zegoen biztanlego bati lasaitzeko bazka ematearren, ustezko eta ez hain ustezko inpunitate bati nola edo hala eta beti oso modu zakar eta oker batez aurre egiteko, erdarazko "matar moscas a cañonazos". Azkenean dena bere bidera bueltatu da, ustezko errudunak libre eta Egunkariaren inguruko sumario osoa bertan behera, ezerezean. Hori bai, pasa badira urte mordoa itxi zutenetik, kalteak, moralak zein ekonomikoak, nork konponduko, Estatuak gain hartuko al ditu?, eta egindako kaltea euskalgintzari? Euskaraz idatzita zegoelako susmagarria ote zen? Euskaraz ari direnak berdin ala?
Ba al dago baliabiderik euskalgintza libre gara dadin printzipioz euskaldunak susmagarri dituen estutu batean, ala agian bakan batzuen erabaki ezin okerragoa izan zen soil-soilik. Auskalo, nik ez dut erantzunik, ez eta gogorik ere, aspertuta nago handik datozen berri guztiekin, gogoan dudan EH bakarra literarioa edo da, ez zait bestelakorik interesatzen, denak baitu bukatzen ez den sokaren itxura, entzun besterik ez dago egin behar honen harira, aukeraz baliatuz, aldarrika ari diren betiko ahotsak, orain gure txanda da, jotake denok aspertu arte. Badago beste euskarazko egunkari bat bidean aurrera, oso antzekoa gainera, baina hala eta guztiz bidean ere gizabanako asko geratu dira benetan jipoituak edo laidotuak.

domingo, 11 de abril de 2010

NIK BAI HARTU NUELA ESKARMENTUA LIBURU HAU IRAKURTZERAKOAN


Uste nuen hor nonbait azpimarraturrik nuela, oker nengoen, ez dut ezer azpimarratu, ohitura galdu dut ez bainion zentzu handirik. Baina, tira, bilaka hasi eta irakurri berri dudan Anjel Lertxundiren ESKARMENTUAREN PAPERAK liburuan berriro topatu dut aipua edo biapua: "Albert Camusen esaldi bat iltzatu zitzaidan buruan. "Gizakiarengan gauza on gehiago dago txarra baino". Ikaragarri eskatzen duen esaldi bat da, bizitzari kreditu handia eman beharra baitago gizakiaren alde ona txarraren gainetik jartzeko". Ezin naiz adosago egon, egia esan gauza bera zerabilkidan buruan Camusen hau entzun edo leitu nuen aurrenekoan.

Nolabait, kontura ateratzen dut aipu hau Anjel Lertxundiren oroitzapen edo egutegi moduko liburu honen zentzurik gabeko iruzkina egin beharrean, bertan topa genezakena adierazteko, benetako perlak gogoeta egiteko modukoak, xamur-xamurrak hausnarrean luze egiteko bazka ematen digutenak. Literatura, bizitza, euskara, kultura, adina, herioa, denetarik jorratzen du Lertxundik eguneko burutazioak ematen dituen liburu honetan, euskaraz -ia gehienekin gertatu bezala- oso bakanetan idazten den jenero bat, oso mamitsua, idazlea bertan biluzten da eta horretarako gorputzaz oso seguro edo harro egon behar da. Lertxundik badu motibo frankoa idatzitakoaz idazteko, idatzi ohi duen guztiak baduelako aldez aurretik bere ukitu pertsonala, benetan iaioa, eta ezta harritzekoa, Lertxundi baita euskalgintzan ditugun egiazko maisu bakanetakoa.

UN POLVO MAYESTÁTICO

        Sueño que soy Jose I de Portugal y que después de pasarme la noche en vela cortejando a la soprano más famosa de mi época, Francesca...